El tiempo es sólo la medida relativa de la sucesión de cosas transitorias. Galileo
No es cuestión de cuánto se hace sino de cuánto amor se pone en los actos. Madre Teresa
No hay nada más valioso que el tiempo, ya que él es el precio de la eternidad. Bourdaloue
Que felices nos sentiríamos al final de cada día, si supiéramos los peligros de los que nos salvamos durante esas veinticuatro horas. E.Werheimer
La verdad del hombre está en su corazón silencioso, nunca en su mente habladora. Khalil Gibran
Todo lo que es humano dura poco tiempo. G.Leopardi
Libertad significa responsabilidad, por eso le tienen tanto miedo los hombres. B.Shaw
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OCIO CREATIVO
El ocio no es un simple resultado de la acción de factores externos – tiempo libre, fin de semana, vacaciones – sino una actitud mental y espiritual profunda, una condición del alma, opuesta al ideal del trabajo como actividad, como esfuerzo y como función social útil.
Estar ociosos implica elegir activamente la inactividad, la calma interior, el silencio mental; significa que estamos des-ocupados y dejamos que en nuestras vidas pase todo lo que tiene que pasar. Esta actitud es pre requisito fundamental para aprehender y conocer la realidad: quienes no saben callar tampoco escuchan. Callarnos no equivale a carecer de opiniones inteligentes o a tener miedo a expresarnos, sino a determinar que nuestro poder de respuesta permanezca imperturbable.
El ocio como actitud espiritual no es accesible a todo el mundo. No es para quienes prefieren intervenir y participar, sino para aquellos abiertos y receptivos frente a todas las cosas; no para quienes se apoderan y aferran a algo, sino para los que sueltan las riendas y controles y se van a dormir tranquilos.
El insomnio y la incapacidad de estar ociosos suelen estar estrechamente relacionados; así como también el ocio sabe darse la mano con el sueño.
Comparado con el ideal de trabajo, el ocio parece ser una especie de celebración contemplativa. Dios - dicen las Escrituras – completó su obra, descansó y luego "miró y vio que era buena". Del mismo modo, el ser humano agradece y celebra el acto de creación en una postura de descanso, acompañado por una ociosa visión interior.
En tales condiciones, el ocio no puede considerarse solamente una preparación y un juntar fuerzas para volver a trabajar, sino una actitud que es una reserva del crecimiento humano y del proceso de creación universal.
Por cierto que el descanso continúa subordinado al trabajo. Disponemos de juegos, diversiones... pero ningún entretenimientos masivo puede ser equiparado a la genuina celebración del ocio. El mundo del trabajo, tan rico en bienes materiales, es un mundo espiritualmente empobrecido. Todo aquello que está edificado sobre bases utilitarias y de cosificación no puede generar más que riquezas superfluas e innecesarias.
Adoptar el ocio como actitud espiritual es casi como convertirse a una nueva religión. Nuestras vidas pueden sufrir una alteración permanente. El ocio nos da la oportunidad y la capacidad de sumergirnos por entero en el proceso de la creación.