La vida no es el mayor de los
bienes si el fundamento de la moral estriba en que hay muchas cosas que deben
preferirse a la misma vida; la muerte no es el mayor de los males, si merecen
con mayor derecho el título de hombres,
los que se sobreponen al miedo de la muerte. . . Brunetière
El
miedo se quita fijando la mirada en lo que nos asusta.
El miedo es el más ignorante,
injusto y cruel de los consejeros .
. . Burke
Cuando uno tiene que cuidar a
alguien más desvalido que uno, no hay miedos, surge toda la valentía.
El
amor está hecho de temores. Miedo a
perder a aquel que consideramos indispensable para nuestra vida. Miedo a no poder existir sin él. miedo a hacer alguna cosa que pueda inducir
al desamor, miedo, miedo, miedo.
El miedo es natural en el
prudente, y el saberlo vencer es ser valiente.
. . Ercilla
La vida es tan obvia que no la
advertimos hasta que estamos en riesgo de perderla. Si hemos vivido siempre con miedo, postergando, sin
experimentarla plena y libremente, en el momento de partir de este mundo es
seguro que buscaremos como aferrarnos.
El miedo del peligro es diez
mil veces mas terrorífico que el peligro mismo. . . Depoe
El
miedo y el amor son parecidos porque nos hacen creer cualquier cosa.
Lo único
que tenemos que temer es al miedo.
. . F.Roosevelt
El
pánico, o sea la desesperación cansada por el miedo, tiene por causa
fundamental el excesivo apego a la vida humana.
El
valiente tiene miedo del contrario; el cobarde tiene miedo de su propio
temor. . . Quevedo
La
cobardía es el miedo consentido; el valor es el miedo dominado . .
. Legouvi
El
amor perfecto vence nuestro miedo porque no tiene deseos, exigencias ni
ansiedades. Simplemente es . . . A. De
Mello
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Para poder experimentar la valentía, es
necesario vivenciar el miedo. La esencia de la cobardía consiste en no
reconocer la realidad del miedo. El
miedo puede asumir muchas formas.
Lógicamente, sabemos que no podemos
vivir eternamente; sabemos que vamos a morir, y tenemos miedo. Nuestra muerte
nos petrifica de miedo.
A otro nivel, tenemos miedo de no ser
capaces de arreglárnoslas con las exigencias del mundo, un miedo que se expresa
en la forma de un sentimiento de incapacidad. Podemos sentir que nuestra propia
vida es abrumadora, y que enfrentar al resto del mundo, es más abrumador
todavía.
Está también el miedo brusco, el
pánico, que surge cuando súbitamente en la vida se nos presenta una situación
nueva. Cuando sentimos que no podemos hacer frente a estas situaciones, nos
sobresaltamos, nos crispamos.
A veces, el miedo asume la forma de
agitación: garabatos en un cuaderno de apuntes, tamborileo de los dedos, no
poder estar quieto en nuestro asiento. Sentimos como si tuviéramos que
mantenernos continuamente en movimiento,
como el motor de un coche. Los pistones suben y bajan, suben y bajan, y
mientras sigan moviéndose, nos sentimos a salvo. Tememos que, si dejan de
moverse moriremos allí mismo.
Innumerables son las estrategias utilizadas para apartar nuestros pensamientos del miedo. Existen los que toman tranquilizantes, los que hacen yoga. Algunos miran la televisión, o leen revistas, o se van a un bar a beber una cerveza. Desde el punto de vista del cobarde, el aburrimiento es algo que hay que evitar, porque cuando nos invade empezamos a angustiarnos. Nos estamos acercando a nuestro miedo. Hay que buscar diversiones y evitar cualquier pensamiento relacionado con la muerte. La cobardía es, pues, el intento de vivir nuestra vida como si no se conociera la muerte. Ha habido épocas en la historia en las que mucha gente ha partido en busca de un elixir que le diera longevidad. Si tal cosa existiera, para la mayoría de la gente sería horroroso. Si tuviéramos que vivir mil años en este mundo, sin morirnos, muchos nos suicidaríamos, sin duda, bastante antes de cumplir los mil años. Incluso si pudiéramos vivir eternamente, no podríamos evitar la realidad de la muerte y del sufrimiento rodeándonos...