El secreto de la felicidad no es hacer siempre lo que se quiere, sino en querer siempre lo que se hace.
Todas las noches deberíamos pedirnos cuentas. ¿Qué debilidad dominé el día de hoy? ¿Qué pasión controlé? ¿Qué tentación resistí? ¿Qué virtudes adquirí? Nuestros vicios cederán todos si los cuestionamos todos los días. . . Séneca
El secreto del triunfo consiste en la constancia del propósito. . . Disraelï
La mujer es como una lira, que no entrega sus secretos sino a quien sabe tocar bien.
No confíes tu secreto a ninguno para conseguir que no lo sepan todos. . .Catulo
El secreto más difícil de mantener para un hombre es la opinión que tiene de sí mismo.
No se puede llegar al alba sino por el sendero de la noche. . . Khalil Gibran
Perdonar sinceramente y de buena fe, perdonar sin reservas, he aquí la prueba más dura a que puede ser sometido el amor. . . Luis Bourdalone
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SECRETOS
Cada vez que ocultamos la verdad de lo que pensamos y sentimos, estamos negando a los demás la oportunidad de cambiar y nos estamos privando a nosotros mismos de revelarnos como realmente somos.
Ningún hombre ni mujer puede esperar jamás llegar a autoestimarse si no está satisfecho de ser quien es. Sin artificios. Sin engaños. Esto implica que tendrá que desistir de sus más obvias mentiras, si es que las tiene, y sobre todo, exponer sus secretos. Los secretos vienen en todos los tamaños, maneras y formas. Un amigo nos cuenta algo y nos pide que lo mantengamos ''en secreto''. Tenemos ciertas cosas acerca de nosotros mismos que jamás confiaríamos a otra persona. Y tenemos también opiniones formadas sobre los demás, que difícilmente compartiríamos con otros.
Los secretos son una forma de mentira y, en su mayoría, sumamente nocivos al individuo que los posee. Aunque casi todo el mundo está motivado para desistir de las mentiras, ya que nos disgusta la falsedad manifiesta en nosotros y en los demás, los secretos a menudo se nos presentan como actos "necesarios" o "decentes". Ocultamos algo acerca de nosotros mismos porque se nos antoja que ese algo es "bajo", "horrible" u "odioso". Otras veces, guardamos un secreto "por proteger a la otra persona'', porque ésta ''no podría resistir la verdad", porque decir a otro lo que pensamos de él, si se trata de algo no halagüeño, resultaría "cruel". Consideramos que las mentiras son negras o malas, mientras que los secretos son blancos o buenos. En realidad, los secretos son simplemente mentiras por omisión.
Muchas personas justifican su política de guardar los secretos con el clásico argumento de que lo que la otra persona no sepa, no puede hacerle daño. Esto es verdad. Lo que no comprende la persona que guarda el secreto es el daño que, en ese proceso, está haciéndose a sí misma.
Hay muchas formas en las que los secretos oprimen a quien los guarda. Todos los secretos personales, cosas que yo no quiero que los demás sepan acerca de mi, invariablemente se relacionan con algún aspecto de vergüenza o culpa. Cuando al fin nos resolvemos a compartirlos con alguien, normalmente experimentamos una sensación inmediata de alivio. Si la persona no nos rechaza, si nos acepta a pesar del secreto que le hemos revelado, nos sentimos purificados, refrescados, y listos para proseguir nuestra vida sin la carga de vergüenza y de culpa que nos producía el guardar un secreto durante tanto tiempo. Es como si nos hubiéramos quitado un peso de encima.
El tiempo, la energía y la concentración que antes debíamos invertir en guardar el secreto, ya no son necesarios y, en cambio, ahora podemos invertirlos en algún trabajo creativo.
Nadie puede comunicarse claramente si tiene montones de cosas que desea esconder.
Hay otras formas, además, en que los secretos pueden hacer daño. En especial, en esos secretos que guardamos ''para proteger a otros''. Un análisis más minucioso de la cuestión casi siempre revela que es nuestro propio pellejo el que estamos protegiendo. De todos los secretos que se guardan para ''proteger a otros'', probablemente los que más prevalezcan sean los concernientes a la infidelidad.
Muchas veces, la gente opta por mantener sus aventuras en secreto por que descubrirlas sería "cruel" para el otro cónyuge. Y un secreto mayor que ocultan, mayor aun que el del hecho de la infidelidad en sí, es que ya han dejado de amar al otro.
Todos estos aspectos negativos de la costumbre de guardar secretos llevan a postular una primera regla básica de autoaceptación, para vivir libres de vergüenza y con salud mental: "No haga nada que no pueda comunicar, y esté preparado para poder hablar sobre todo lo que haga". ¿Cuáles son los efectos nocivos de revelar nuestros secretos? Nunca he visto un caso de daño perpetuado durante largo tiempo causado por el hecho de haber sido sincero. Al contrario: las ventajas de la franqueza superan ampliamente a las del secreto. Es cierto que la decisión de ser franco y honrado puede, al principio, causar ciertos inconvenientes, pero rara vez produce las catástrofes que se imaginan.
La honradez es una conducta, y es también algo que se puede elegir o no elegir. Yo no puedo decidir que voy a amar o a confiar, pero sí puedo resolver ser o no honrado. Y cuando elijo ser realmente honrado y digo lo que experimento y lo que siento, estoy demostrando que se puede confiar en mi. Para lograr esto, primero tengo que ser honrado conmigo mismo, contactar con mi experiencia y hacerme responsable de ella, expresándola. Esta es la única clase de conducta que puede producir una reacción de confianza. . .