Deja entrar sin golpear...
A donde el corazón se inclina, el pie camina.
Aprende que la capacidad de amar y de conocer la intimidad, la capacidad de tener el corazón abierto, es tan importante para ser feliz como para sobrevivir. Y esto en todo tipo de relaciones, no sólo en las de amor.
Aquello que sale del corazón, lleva el matiz y el calor de su lugar de origen.
A veces en la vida hay esos momentos de satisfacción inexpresable que no puede ser explicada con esos símbolos llamados "palabras". Sus significados sólo pueden ser articulados por el lenguaje inaudible del corazón. Martin Luther King
Si la naturaleza nos hace generosos, nuestras manos nacen abiertas, y también nuestro corazón. Y aunque muchas veces tendremos las manos vacías, el corazón estará siempre rebosante y podremos tomar de él para dar.
La sabiduría tiene su origen tanto en la razón como en el corazón.
La Tierra yace desolada porque nadie reflexiona dentro de su corazón.
El amor que ama de corazón es riquísimo, se da; el que habla de sacrificio, no es ya verdadero amor. Geibel
El corazón y no la razón es quien siente a Dios; eso es la fe: Dios es sensible al corazón y no a la razón. Pascal
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La puerta de nuestro corazón nunca debe estar cerrada con llave, sino por el contrario, entre-abierta y con un letrero bien visible que diga: "Entrar sin Golpear". .
Dejemos entrar sin golpear a quienes mueren de frío, más por falta de amor que por falta de ropa abrigada.
Dejemos entrar sin golpear a quienes perdieron el rumbo en los complicados caminos de la existencia... tal vez hallen un cielo en nuestro brazo.
Dejemos entrar sin golpear a quienes sufren más hambre de cariño que de pan. Compartamos con ellos nuestra vida, que vale más que todo el dinero del mundo.
Dejemos entrar sin golpear a quienes llegan a pie, llenos de polvo y cansados, porque el precio del pasaje del destino era demasiado caro y nadie les pagó el boleto en el tren de la felicidad.
Dejemos entrar sin golpear a los abandonados desde el principio: los hijos del placer delictivo y egoísta. Que conozcan que existe otro mundo que no es el que creyeron que era el suyo.
Dejemos entrar sin golpear a los abandonados de la etapa final, los viejos y las viejitas que perdieron los pétalos de la vida en favor de los frutos, sus hijos, y que ahora son dejados marchitarse en el fondo de los geriátricos.
Dejemos entrar sin golpear a los olvidados que no pudieron dar más caricias porque sus manos quedaron duras de callos y heridas del trabajo y cuyos cariños parecen herir el rostro de quienes los rechazan.
Dejemos entrar sin golpear, como si la casa fuese de ellos a quienes no tuvieron tiempo de ser niños, porque la vida les impuso duros trabajos en el tiempo en que debía darles juguetes. .
Dejemos entrar sin golpear a quienes nunca tuvieron una sonrisa en los labios, porque las lágrimas llegaban siempre primero, entrando a su boca por la comisura de los labios, destruyendo con su sal, la dulzura de una posible alegría.
Y no teman que les pueda faltar espacio en su corazón, ¡porque en un corazón siempre cabe uno más! ¡Hasta miles, hasta el infinito!
Y luego, cuando tengas la sala de tu corazón repleta de seres que no son felices, tendrás la sorpresa mayor al ver la cara de tantos desafortunados transformándose de repente en el rostro luminoso de Dios, que te dirá: "Hijo mío, ahora es tu turno. Entra tú también. La casa es tuya y todo el cielo también".