La buena acción que nos proponemos hacer mañana no cuenta hoy.

Bienaventurados los que tienen la dicha de creer: es un poco el paraíso sobre la Tierra.

El ser libre elige aprender y no ser enseñado. Enseñar es poner marcas hacia un camino. Aprender es saber quitar esas marcas hallando por sí solo el camino.

Al final de nuestra vida sólo nos queda lo que hemos dado, no lo que hemos atesorado. . . G.Shandry

Nadie puede por naturaleza ser superior a sus semejantes. . . Juan XXIII

La felicidad es un trabajo interno. . . Horace Brown

Lo mejor que podemos hacer en este mundo es bendecir a nuestros semejantes.

Bondad con el dolor ajeno y coraje con nuestro propio dolor.

Recuerda que lo que das, te proporcionará más placer que lo que recibes.

El amor es fuente de felicidad; en cambio el desamor conduce siempre al dolor y la destrucción.

Al grado en que estés dispuesto a ayudar a los demás, a ese grado serás feliz.

 

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Bendecir

¿Las buenas obras conducen al conocimiento de Dios, o es que el conocimiento de Dios nos lleva a realizar buenas obras? Finalmente, una cosa u otra llevan a la unión con el Infinito Bien.

Quien esparce el bien sin esperar recompensa alguna, imita a Dios, que nos da a manos llenas sin esperar siquiera un pensamiento de gratitud.

Las buenas obras han de derramarse con profundo desinterés, con amorosa espontaneidad, y entregarlas a Dios, como un regalo. Cuando cumplimos una buena acción sin expectativa de compensación alguna, estamos manifestando a Dios.

Hay quien realiza obras valiosas, confiando obtener con ellas la gloria y la bienaventuranza, el cielo y la salvación. El que actúa así, está demostrando que es interesado y egoísta. No cumple el acto de bien por amor al prójimo y por el bien mismo. No es dador de la buena dádiva. Esta se haya ensombrecida por el egoísmo y tal egoísmo no es palabra de pase para entrar por las puertas del cielo y de la felicidad.

La ley es dar. Quien no da, no recibe. Nada se recibe de la Vida sin haberle ofrecido antes una buena acción, una palabra edificante, un pensamiento constructivo y alentador, un gesto o una actitud de amor, compasión o sabiduría.

Una limosna en metálico tiene su valor, pero más valor tiene la entrega de sí, o una bendición. Aquel que derrama silenciosamente bendiciones a su paso, dondequiera que esté y sin importar a quienes haga objeto de aquéllas, recibirá con creces los dones de la Fuente de todo Infinito Bien.

Cuando mentalmente, en el silencio de nuestra alma, decimos a una persona: "Bendita seas", estamos bendiciendo a la Chispa Divina que hay en ella, estamos bendiciendo al Cristo refulgente que reside en el centro de su Ser, nos estamos bendiciendo a nosotros mismos, porque, quien bendice amorosamente a otro, se está bendiciendo a si mismo. Porque solamente existe un Alma, un solo Espíritu, un solo Ser, porque somos parte del TODO.

Y la Vida nos colmará derramando su plenitud sobre nosotros como una lluvia de pétalos de rosas. .

 

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