Te recomiendo visitar la página oficial de la escritora inglesa Jeanette Winterson. Una página muy bellamente armada y muy cálida. Jeanette está en cada uno de los detalles. Incluye unas columnas mensuales escritas por ella especialmente para el site.
Podés conocer todos sus libros y hasta leer una parte de ellos. El último se llama "The.Powerbook".
Aquí comparto con vos un fragmento de "Escrito en el cuerpo" (Written on body), que fue editado en español por la editorial Anagrama:
".... ¿Es sexy la comida? Playboy
publica regularmente relatos sobre espárragos y plátanos y
puerros y calabacines, o sobre untarse con miel o helado de chocolate. Una
vez compré un aceite erótico, con sabor a auténtica
piña colada, pero a mi amante le salió una erupción
en la lengua.
Y hay cenas a la luz de las velas y esos camareros de mirada impúdica
con chaleco y pimenteros gigantescos. Y hay, también, sencillas meriendas
en la playa que sólo funcionan cuando se está enamorado, porque
si no, no habría quien aguantase la arena en el Brie. El contexto
lo es todo, o eso pensaba yo hasta que empecé a comer con Louise.
Cómo deseé ser aquella inocente pieza de acero inoxidable
cuando se llevó la cucharada de sopa a los labios. Habría
cambiado toda la sangre de mi cuerpo por medio litro de caldo vegetal. Déjame
ser un taco de zanahoria o un fideo para que me metas en tu boca. Tuve envidia
del panecillo. La miré partir y untar cada trocito con mantequilla,
empaparlo lentamente en el tazón, dejar que se volviera grueso y
grávido, que se hundiese bajo el peso rojo oscuro y que resucitara
al glorioso placer de sus dientes.
Las patatas, el apio, los tomates, todo había pasado por sus manos.
Cuando me tomé la sopa la filtré para saborear su piel. Había
estado allí, debía quedar algo de ella. La encontraría
en el aceite y las cebollas, la detectaría a través del ajo.
Sabía que había escupido en la sartén para ver si el
aceite estaba a punto. Es un viejo truco, todos los chefs lo hacen, o lo
hacían. Y supe, cuando le pregunté qué había
en la sopa, que había suprimido el ingrediente fundamental. Te saborearé,
aunque sea a través de tu cocina." (págs. 44-45).