: "Cosas de Hombres es un tratado de poesía gay. Sus versos, manejados por el autor de una manera sencilla, son un ejemplo de profundo deseo homoerótico. La pasión, el deseo y el erotismo se plasman en cada una de sus letras de una manera clara, siempre en total abandono, la transgresión no es un límite. No hay más intención por parte del autor que la de compartir estas letras con tod@s aquell@s amantes de la poesía, más allá, pero mucho más allá, de toda preferencia sexual".
Everest es Mexicano y un gran amigo que conocí a través de Internet. Considero su trabajo excelente e inspirador, fue tan amable que me permitió reproducir su trabajo para el deleite de los que visiten la Gay Page. Gracias Everest!!! Que el deseo permanezca fluyendo en nuestros escritos!!!! Puedes escribirle a: Everest
VOLTERETA
Un deseo mancomunado
de pasiones compartidas
y un silencio resignado
suplicándome la entrega;
con la vida por delante
te has hincado de rodillas,
satisfecho en la erección
que has logrado con tu espera.
Ya se yergue majestuoso
con su estirpe de guerrero,
el campeón de mil batallas
con sus fálicos encantos.
le bastó la sumisión
que dibuja tu trasero,
que en completa seducción
le dejaron tus quebrantos.
Te has propuesto de antemano
someterte a su grandeza
y acabar de un solo golpe
con tu ansia y con la mía.
En un baño de pasión
ya se inclina mi cabeza,
acertándo en su embestida
con certera puntería.
Barrenando lentamente
en lo profundo de tu espacio,
la medida del castigo
la ha iniciado una pulgada;
seductor del sentimiento,
va de timido a despacio,
en la magia del momento
que ya enciende con su entrada.
Soportando la agresión
que disfrazo con ternura,
dos pulgadas penetraron
recelosas de tu calma.
Oquedad que se ha tornado
sospechosa y más obscura
porque en ella has entregado
la grandeza de tu alma.
Ya se intuyen movimientos
que coadyuvan la faena
de dejar en tus entrañas
mis complejos y temores;
tres pulgadas ya aparecen
como actores en escena
de una obra que reestrena
renovando a sus actores.
A horcajadas en tus lomos
me he montado por completo,
cabalgando en equilibrio
por tus nalgas ya sudadas.
En tu cuerpo se ha erigido,
por armónico y perfecto,
un santuario mancillado
porque ya hay cuatro pulgadas.
No cediendo ante mi embate
ya es estóica tu postura
que creciéndose al castigo
me ha aceptado ya mi resto
y en perfecta sincronía
te debates con bravura,
exigiendo suplicante
que concluya todo esto.
Y bañado en fortaleza
de emoción y de verdad,
te dejé mi vida entera
cuando todo concluyó.
Tu sonrisa contrastante
me cimbró en mi vanidad
cuando firme te anunciaste:
"Pués ahora... ¡sigo yo!".
Al
Borde de la Inconciencia
Fuí robándome todas,
una a una las estrellas,
sin importar que la noche
se quedara sin respuesta...
y quize bordarle todo
en chaquira y lentejuelas
lo más negro del silencio
reflejado en su chaqueta.
Al borde de la inconciencia
después me robé la luna,
dejando a mi vida entera
en la total oscuridad;
en mi afán por que luciera
como no lució ninguna...
en mi afán por conquistar
su orgullosa vanidad.
Después de ponerla al centro
del bordado que buscaba
y de quedarme sin aliento,
como no quedé jamás,
mil estrellas y diez lunas
me dí cuenta que faltaban.
Y después de todo aquello...
me faltaba mucho más.
Ahí estabas tu
Ahí estabas tu,
en tu cuerpo adolescente,
dibujando fantasías
que golpeaban mis entrañas;
inventando violaciones
por rincones de mi mente,
como algo impertinente
de mis cosas más extrañas.
Ahí estabas tu,
encendiendo mil matices
de pasiones escondidas
por tu cuerpo en armonía.
Y reabriendo mil heridas
de otras tantas cicatrices,
me dejabas, sin saberlo,
consumido en mi agonía.
Ahí estabas tu,
tan seguro de tí mismo,
provocando marejadas
de pasión y de deseo.
Y quedaron hechos trizas
vanidades y egoísmo,
en mitad del hedonismo
de lo poco que poseo.
Con tus aires de inocente,
desbordando ingenuidad,
delineaste contra el mar
tu silueta tan perfecta.
Ahí estabas tu,
seduciendo mi verdad...
ahí estabas tu,
en mitad de mi tormenta.
TAN LEJOS DE TI
Te tuve tan cerca
casi de la mano,
que pude tocarte,
de haberlo querido;
y pude decirte
mil veces... te amo,
como si desearte
fuera ya un motivo.
Pude tantas cosas
en ese momento
que no acabaría
nunca de pensarlas...
Pude hasta embriagarme
dentro de tu aliento
y pensar incluso
que también temblabas.
Y ensayando frases
de un sinfín de versos
me quedé tan solo
con la madrugada...
y te ví de pronto
cada vez más lejos,
que me dí la vuelta...
sin decirte nada.
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