Dressed as I am in jeans and a sweater, I have no idea to which sex the policeman will suppose me to belong, and must prepare my responses for either decision. I feel their silent appraisal down the corridor as I approach them, and as they search my sling bag I listen hard for a "Sir" or a "Ma'am" to decide my court of conduct. Jan Morris, Conundrum: an extraordinary Narrative of Transsexualism
Tina fue la primera travesti que conocí. Era negra, alta, esbelta, hermosa, sus labios sensuales, pulposos, destacados siempre por colores brillantes, sus tetas eran inmensas, preciosas, imponentes, toda ella se imponía cuando caminaba por la Ashford, de día para comprarse ropa, de noche buscando clientes, después de todo, "las hormonas cuestan, papa",como me aseguraba ella le respingaba a los clientes que cuestionaban sus tarifas.
Recién escapado de mi casa, trabajé en un prostíbulo masculino, un "after hours" donde conocí a Tina, a otras travestis. Siempre estuve fascinado por ellas, su lenguaje incisivo, su vestir, su sentido de humor sádico, cínico, y con total desprecio por "lo moral", "lo social" , por"la ley".
Siempre romanticé el travestismo, o las travestis, en mi visión, yo tenía que demostrarles que las aceptaba y que las quería así cómo eran, o peor aún que "ellas" me lo agradecerían. Pero yo era un adolescente que acababa de descubrir que era homosexual y todavía las miraba con ojos "heterosexuales" a través de un lente binomial, blanco-negro; bueno-malo, travesti-heterosexual.
Tan pronto junté dinero para irme pal carajo de esta isla a poder ser maricón en otra tierra, me fui a Nueva York. Allí descubrí entre muchas otras cosas el famoso G.G.'s Barnum Room, un complejo discoteco con múltiples niveles y salones, trapecio, redes, pista de baile, un pequeño teatro, cada esquina un ambiente diferente, música diferente. Todas las noches llenas de hombres y mujeres, ¿Dije mujeres?, ¡no! todas aquellas mujeres eran hombres vestidos de mujeres y déjenme decirles no hay fenómeno mas democrático que el travestismo, allí conocí negras, latinas, blancas, chinas y japonesas, altas, flacas, viejas, gordas, enanas, feas y bonitas, homosexuales y heterosexuales, todas re-unidas en el G.G.'s (yiyis, le decíamos los(as) latinos(as)). Allí aprendí que no podía depender de la vista para "ver" la verdad.
Eran tantas y tan diversas las travestis que ya no podía establecer un patrón. Me volaba la cabeza, conocer un travesti que su novia era una chica, o el travesti que siempre iba con su esposa y no le interesaban los hombres, me tripiaba la pareja donde ambos eran travestis, la operada que era una lesbiana o la travesti que su compañera era una mujer travesti , ¿Donde, "falló" la sociedad que no pudo construirles su género a esta gente? Aquella no se había operado, aquella se iba a operar, la mayoría no quería operarse. Algunas detestaban su falo, la mayoría lo adoraba, algunas nunca lo utilizaban y otras le sacaban muchísimo dinero. Esta trabajaba en Macy's la otra robaba ropa en la quinta avenida, aquella su familia rica la mantenía, a otras las mantenía su pargo, su esposo, su amiga, muchas se mantenían ellas mismas. Casi todas josiaban , muchas de ellas daban "shows".
¡Cuántas caracterizaciones he visto! En Puerto Rico, en New York, en Hawai, en California uno de los entretenimientos preferidos de las discotecas Gay son las caracterizaciones, algunas brillantes, otras absurdas. En mi vida he visto 1,300 Diana Ross (algunas de ellas blancas), 765 Barbara Streissand (algunas de ellas negras), 525 Iris Chacón (la mayoría con rellenos o silicón), 495 Madonnas, 423 Donna Summers, 301 Judy Garlands, 100 Liza Minnellis, 125 yolanditas, 98 Chers (algunas de ellas gordísimas), 22 Marilyn Monroe, 7 Carmita Jiménez, 4 La Lupes, 2 Grace Jones (¡ambas magníficas!) 2 Olga Tañón, y una Olga Guillot.
Con ellas aprendí a detectar cirugías, "mama, te hiciste los pómulos", "nena, esas caderas nuevas", "puta, te hiciste la nariz de nuevo" y aprendí a detectar postizos "mama ese foam" "Que bello ese pelucón puta"o a detectar barba y bigote debajo del maquillaje. Las de fin de semana o las que no desean hacer cambios permanentes a su cuerpo, o todavía no han juntado para hacerlo dependen exclusivamente del maquillaje para re-crearse a la imagen y semejanza de la mujer que quieren ser.
Siempre me he parado en "la esquina" con las muchachas. En Nueva York me terminaron de criar, era yo tan joven. Pero nadie se metía conmigo, quien lo hizo se las tuvo que ver con Lulu o con Nicole (dos de mis muchas madres) y créanme no salieron nada bien. Eso aprendí tempranito a no subestimar a las travestis su vida en la calle es violenta, porque es violento transgredir, "profanar" el comportamiento que "lo social" ha asignado al sujeto de acuerdo al género. "Mataron a la geisha", "encontraron muerta a la Mara", "le dieron una pela a Natasha", muchas veces el agresor era un borracho que no soportó ver un hombre vestido de mujer, un grupo de jóvenes que odian los homosexuales, vecinos que no quieren maricones en su vecindario o "clientes" que no quieren pagar, "maridos" que re-producían patrones de violencia doméstica que no son exclusivos de la comunidad heterosexual, policías en busca de diversión.. Así que muchas veces cuando las muchachas pelean saben que lo hacen por su vida.
Claro que la sociedad ha encontrado muchas mas formas de decirle a las travestis que están excluidas del "orden" social. Formas violentas de excluir, de des-humanizar.
No pretendo hablar por el otro ni sentirme seguro en el espacio de "nos" cuando hablamos de "ellas". Tampoco estoy hablando de víctimas y opresores, un poco mi visión ha cambiado y ya no disfruto de la conveniencia de ver todo en blanco y negro. Pero siempre he dicho que hay una travesti aprisionada y encadenada en este cuerpo de hombre y aunque muchas veces ellas no me dejen sentirme como parte de su comunidad, muchas veces al pararme con ellas "en la esquina" he sentido tacos imaginarios marcar mis pasos. Después de todo yo también hice la calle, con la diferencia de que no tuve que estoquearme .
Recientemente realicé un estudio o medición sobre el conocimiento de Derechos Civiles en la 15, precisamente entre las trabajadoras sexuales travestis que por allí trabajan, pues porque me conocen, me han visto y tengo a veces alguna credibilidad o confianza, pues yo si me voy a dar un trago, prefiero dármelo en la quince que en una discoteca. En la quince no hay pretensión, los códigos son claros, son mas fáciles de leer y de una vez saco a pasear la travesti en mi. No solamente la gran mayoría desconocía sus derechos civiles (esto no las hace diferentes de muchas otras comunidades en Puerto Rico) sino que tienen la certeza de que conocerlos no les ayudaría, después de todo los mismos todavía no se le han extendido a homosexuales y lesbianas, mucho menos a las travestis. Así me enteré que cuando las arrestan por prostitución el juez les pone una multa mucho mayor que a las mujeres "verdaderas". Así me enteré que el guardia solo llega y te monta y te arresta ilegalmente porque asume que te estas prostituyendo y en la corte no tendrás credibilidad, aprendí que algunas de las muchachas tienen un bachillerato, que algunas tienen otros trabajos de día y algunas no necesitan prostituirse pero lo hacen pues, eso es lo que hacen las demás allí. Allí vi al policía que le dicen "El chino" subir su carro a la acera y correrlas y vi a dos o tres asaltar sus prospectos clientes. Clientes que por la circunstancia no reportarán el asalto o lo reportarán en otro sitio, lejos del área maldita donde después de unos palos acudieron a satisfacer su sed de travesti, su hambre de bicho y teta en un solo "package".
Hay una noción de comunidad entre las travestis sobre todo las que trabajan la calle, "mira ese no paga", "ese paga bueno", "ten cuidao con esos, que parecen policías." Los carros pasan y pasan y pasan y muchas veces puedo ver claramente como la línea se asemeja a una cadena de ensamblaje, la fábrica ha invadido todo, el trabajo aquí tampoco se acaba porque siempre vendrá ese otro carro, porque siempre pasará ese otro cliente aquí la cadena de ensamblaje se siente igual tan cruel e imparable y violenta como la de la fábrica. Mirar para el lado, sentarte un rato puede causar la perdida de un "buen cliente". Juntos pasan en la línea los señores que salieron de Nuestro Nuevo Teatro, enseñándole a sus familias los patos vestidos de mujer, los muchachos en grupo pocas veces insultando, muchas veces buscando sexo gratis, muchas veces con algún dinero buscando descuento, que si es guapo y cariñoso, puede conseguir, o si promete quedarse toda la noche. Pasa también la policía, la estatal, la municipal, mirándonos mal, serios, recordándonos que el Estado omnipotente nos vigila y de que somos "ilegales". Pasan los carros los borrachos, los no borrachos, los mas jóvenes, los viejos, los gordos y los flaquitos, los casados y los solteros, los padres y los hijos, pasan los carros y a veces ellas se montan y hacen su trabajo, ¿Cómo decirle que no a un cliente que te pide que lo hagas sin condón y te dará $30 0 $40 dólares más?, si mañana tienes que pagar la renta, si son las 2:00 a.m. y sólo has hecho cuarenta pesos, eso influye en la decisión. Si la policía vino, hizo un show y espantó los clientes con que carajo vas a comer mañana, pasado.
Los carros pasan y te gritan pato, tu les contestas y sigues mirando los carros, a aquel le enseñas las tetas, el otro te pide que te levantes la falda, "a mi me gusta chichar, no me hace falta el dinero pues soy enfermero graduado pero si encima de chichar me pagan y me pagan mejor que en el hospital...", "yo tengo dos bachilleratos, ¿ tu crees que voy a conseguir trabajo vestido de mujer?" Siguen los carros pasando.
A veces recuerdan a la compañera que mataron en la esquina, un ingeniero puertorriqueño que increpaba a otra que se había sentado en el bonete de su lujoso carro, decidir matar el pato le tomó medio segundo. Esta travesti universitaria estaba organizando a las demás travestis, estaba haciendo denuncia pública, con ella murieron sus ideas. Los carros siguen pasando, "loca metieron presa a Bella Bertha porque peleó con el pargo", siguen los carros pasando, "La nelly se está metiendo cápsulas", "Geva , ¿ya llenaste los cuestionarios', aquella no te ha llenado vente pa'presentártela." El "marido" de la alemana me entrega un formulario que el le ayudó a llenar pues ella solo habla español. Ninguna cree que el cuestionario las ayudará, yuo tampoco, pero no rechazan la oportunidad de expresarse a través del mismo.
"The name Drag Queen is well used, because it... defines what we think we are; in fact, we know we are not women, and we do not want to be called faggot, or maricón".
Todavía recuerdo el día que en la biblioteca de Sociales se me sentó al frente un muchacho bastante guapo que yo no conocía, me dijo "si tienes los cuestionarios ahí te lleno uno, anoche no pude porque tenía que hacer chavos", El/ella se gufeó mi cara de sorpresa y me pidió que no se lo dijera a nadie. Recuerdo también cuando Cloé fue descubierta josiando por su esposo quien le da todo lo que ella le pide, el lloró y peleó, luego ella me dijo, "el a veces trabaja de noche mi'jo, estas son mis amigas, este es mi sitio de relajarme, de gufear y joder". Los carros siguen pasando, cuando los carros no pasan, la cadena se invierte, son ellas las que pasan, caminan Ponce de León o Fernández Juncos aunque la diferencia de Avenida afecta la tarifa. "¿Fuiste a Krash?, me pregunta una de las mas jóvenes. La comunidad Gay no ha sido muy solidaria con las "dragas" (proviene de "drag queen") cómo se le dice a las travestis, dragae-fobia podría describir esta situación pero los miedos son tan diversos; "no quiero que piensen que yo soy como ellas", "Le hacen daño a la comunidad", "Porqué no se visten de hombres, cómo los demás", "Si no se vistieran de mujer, no las hubieran corrido". Es jodío oír a personas que reclaman tolerancia y derechos ser intolerantes con otra gente. Hay un grupo de travestis generalmente "aceptadas" porque nos entretienen con sus shows, con su talento, de lo contrario pal carajo "a mí no me van a ver en la calle con una de ellas".
"¿Geva, cómo estás?, salí ayer, estaba presa." "Qué pasó?, le pregunto, "pues, el policía me montó un caso", ¿porqué no te declaraste inocente?, "ay geva, el abogado me cobraba $400, la multa era de $150, en la carcel tengo techo, comida, cama y bicho, me fuí pa'dentro, te juro que lloré cuando salí".
Llegan "los niños" de Arecibo, hermosos, jóvenes, atentos y cariñosos, el dueño del carro los trae con la condición de que se "comporten". Por algún momento algunas muchachas se olvidan del trabajo, bailan con ellos, se besan, se abrazan, una de ellas se lleva a uno para su apartamento después de unas dos horas ´"los niños" se han ido, ellas de nuevo paradas en la esquina, los carros siguen pasando, ellas siguen trabajando, después de todo, "las hormonas cuestan, papa".
...le digo "agarrame la verga" y el chavo este, así, medio asustado, medio encabronado que me contesta "no, si el puto es usté." Luis Zapata, El vampiro de la colonia Roma
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