"El nacimiento de Paulina Benedetty"

 

Escrita por Karina Prestinoni,

producida por Sara León

Copyright © 1997 by TRANS FICTION /TRANS NORD

All trademarks or product names mentioned here in are the property of their respective owners.

 

Episodio4

CAPITULO VI

LA RECUPERACIÓN

 

Me sentía muy bien, no sentía ningún malestar ni molestia, soñaba con un lugar cálido y apacible cuando de pronto volví en mi; abrí los ojos volví a ver las lámparas del techo pasando a toda velocidad, sentí frío. Por unos instantes no sabía lo que estaba ocurriendo, no me acordé de mi operación, me sumergí en un laberinto de inconsciencia.

Esos instantes fueron muy angustiosos, pero poco a poco recuperé la calma y recordé que es lo que había pasado. Poco a poco ese sentimiento de angustia fue reemplazándolo uno de felicidad y dicha y en mi mente solo se repetía ..

.. Ya soy mujer

.. Por fin soy mujer

.. Que felicidad por fin soy mujer

Me trasladaron a mi habitación y al colocarme en mi cama volví a caer en un sueño profundo, así duré hasta la tarde de ese día . Cuando desperté, lo primero que hice fue ponerme mi peluca y algo de maquillaje, me arreglé para lucir bonita aunque estaba muy adolorida; me encontraba vendada de la cintura hasta el pubis, me habían colocado unas vendas muy firmes en el zona perineal (zona que se encuentra exactamente entre las dos piernas) para mentenerme las piernas muy abiertas y más elásticas hacia la cintura. Además tenía una sonda vesical para eliminar automáticamente la orina y una aguja en el brazo por donde me administraban suero y medicamentos. Entró la enfermera ...

- Buenas tardes, me saludó

- Ahum, buenas Tardes, ¿que hora es ?

- Son las 16:30 hrs., es hora de que coma algo

Me puso la charola en la cama, levantándome la parte superior del colchón, observé la comida que había en la charola, era lo que llamaban dieta de líquidos; constaba de un consomé de color amarillento y bastante insaboro, un té negro y un refresco de manzana.

No me sentía muy bien, todavía estaba muy mareada e inapetente por la operación así que la comida no me importó en lo más mínimo. Le di un sorbo al refresco de manzana y le dije a la enfermera ..

- Señorita, ¿tiene usted la carta que le di ?

- Si y no me llame señorita soy Margarita a sus órdenes

Tomó la carta y me la entregó ..

- Aquí esta la carta

- Gracias a dios que todo salió bien, le dije tomando la carta.

- Solo necesita tocar el timbre si se le ofrece algo, me dijo dirigiéndose a la puerta.

- Gracias Margarita, le respondí.

Como a las 19:00 Horas se presentó el doctor Kristensen

- ¿Paulina ?

- ¿Cómo está doctor

- ¿Cómo te sientes ?

- Muy adolorida doctor

- Bueno eso es natural después de la operación por la que pasaste, pero he de decirte que todo fue un éxito ha sido una de mis mejores operaciones. Ahora descansa, voy a revisarte diariamente para controlar tu evolución, buenas noches, me dijo en su tono paternal acostumbrado.

- Buenas noches doctor

El doctor Krinstensen me revisaba dos veces diarias, una en la mañana y otra en la noche; veía mis heridas que poco a poco iban sanando me prescribía analgésicos y antibióticos principalmente, Margarita procuraba de que nada me faltara y sobre todo trataba de hacerme compañía y apoyarme pues ya había notado que nadie me visitaba, que estaba sola ..

- Hola Paulina, ¿como te sientes ?

- Muy bien Margarita, creo que pronto el doctor me va a dar de alta.

- Eso es una magnífica noticia, espero que cuando salgas vengas a visitarme.

- Claro ! no te preocupes ..

Y así pasábamos mucho tiempo platicando, me contó de porque había estudiado enfermería, de como había entrado al hospital, de que era recién casada y de como se llevaba con su marido. Siempre me contaba algo y yo no tenía nada que contarle pues no tenía pasado como Paulina, ella nunca me presionó fue muy discreta al respecto.

Laura me hablaba diariamente en la noche como a las 22:00 horas me mantenía al tanto de lo que pasaba en Durango y se enteraba de mi estado físico y emocional ..

- ¿Hola Paulina ?

- Hola Laura ¿cómo estás ?

- Yo bien, tu ¿como te sientes?

- Me siento muy bien, todavía me duele bastante pero me siento en las nubes. Sabes hoy una enfermera me preguntó que si me acababa de aliviar; puedes creerlo ? eso quiere decir que no me veo tan mal; no crees ?. Y como esta mi mamá y mi abuelita ?

- Todos están muy preocupados por tu desaparición

- Lo siento mucho pero es la única alternativa, tu finge que estas muy preocupada por mí y que no has sabido nada. Dale un beso a los niños y cuídate mucho.

Pasé siete días en el hospital, en las noches sentía un dolor cortante insoportable, llamaba a la enfermera en turno para pedir analgésicos. Poco a poco fueron reduciendo los analgésicos, mejorando mis heridas y mi estado físico, ya casi no sentía dolor y podía caminar casi normalmente. El doctor había quitado las vendas firmes y ahora controlaba el sangrado con toallas femeninas; como si fuera menstruación. Yo me sentía rara pero a la vez contenta de poder ponerme una toalla femenina como cualquier mujer. La noche anterior a salir del hospital el doctor Kristensen llegó en su esperada visita vespertina ..

- Pues bien Paulina, ya te voy a dar de alta.

- Muy bien doctor.

- Mañana podrás comenzar tu nueva vida.

- Si doctor, estoy muy contenta.

- Mañana vendré temprano a revisarte y quitarte la sonda, hasta mañana.

- Hasta mañana doctor.

A la mañana siguiente Paulina se despertó de excelente humor aunque estaba todavía adolorida, el doctor Kristensen la revisó muy temprano, le quitó la sonda vesical, le examinó la herida y le dijo ..

- Necesito que regreses a hacerte curaciones.

- Si doctor claro, lo que pasa es que tengo un asunto que arreglar en Hermosillo y urge mi presencia allá pero después de eso regresaré para las curaciones.

- No vayas a faltar pues tu vagina se puede cerrar sin las curaciones

- No se preocupe doctor aquí estaré

- Llámame para saber como estas orinando

- Si doctor y gracias

Paulina se arreglo con todo cuidado, se puso una blusa de algodón con flores rosas y azules, unos pantalones de mezclilla, los mocasines cafés de piso y un suéter blanco trató de arreglarse lo mejor posible pero todavía se le notaba el rostro convalecenciente, situación normal después de una operación tan traumática y haber disminuido por lo menos cinco kilos de peso con la dieta del hospital. Arregló su neceser y su maleta de mano, salió del cuarto, liquidó la cuenta del hospital y se dirigió de nuevo al hotel Kalinda asumiendo con placer y gusto su nuevo físico y su nueva personalidad.

 

Espero te haya gustado esta historia si tienes alguna para compartir, por favor mandame un mail.

 

Sinceramente tuya, Rocío

Indice de Capitulos

1