Para que vean lo tonta y distraída que
soy, hace un tiempo Amanda me había enviado esta fantasía en la
que imaginaba como podíamos festejar mi cumpleaños, y yo no
hago otra cosa que olvidarme de publicarlo (la única disculpa
que tengo es que me excitó tanto que me transtornó demasiado),
sin embargo aquí está:
Luego de la reunión que tuvieron en casa de Ana Raquel, Georgina
y Amanda quedaron como muy buenas amigas y también un poco
picaditas por la broma que les había hecho en esa oportunidad su
anfitriona.
Pronto se dio una nueva oportunidad para que las tres se
reunieran: el cumpleaños de Ana Raquel. El encuentro se
realizaría en su casa.
Demás está en describir lo diosas que se pusieron Georgina y
Ana Raquel, pero la que más sorprendió fue Amanda que se
presentó en un vestido largo sin mangas color celeste con un
rico brocato en la pechera, guantes de seda largos al tono y
cuando caminaba se veía que usaba unos zapatos blancos de taco
alto.
Para el maquillaje (había logrado la hazaña de hacerlo sola)
combinó una serie de tonos pastel que le daban a su cara una
apariencia de mujer cuidada. Hasta se había depilado debajo de
los brazos (cosa que no le gustaba hacer a la muy desprolija !)
para esa ocasión.
Su peluca era rubia con el pelo lacio y lograba que con un
pequeño gesto de su cabeza se moviese acompasado de un lado a
otro.
Haciendo juego con el collar de tres vueltas de perlas que lucía
en el escote, usaba pendientes que simulaban una cadenita
terminando en perla. En la mano traía un cartera pequeña de
cuero color celeste y en una muñeca lucía un brazalete,
también de perlas (aunque más tarde Amanda confesó que no eran
auténticas, lucían como tales).
Georgina y Ana Raquel se miraron y aplaudieron la entrada de
Amanda, le comentaron que parecía que iba a ir alguna función
de gala del Teatro Colón, sonrojándose Amanda dijo que pensaba
que era lo menos que se podía poner para el cumpleaños de su
entrañable amiga Ana Raquel.
Muy animadas estaban platicando sobre las cosas que hicieron y
las que les faltaba hacer; una materia pendiente era salir a la
calle así vestidas. A Georgina le pareció que lo mejor era
hacer las cosas lentamente y que un primer paso sería salir a
dar una vuelta en auto. Ana Raquel se entusiasmó con la idea y
trataba de convencer a Amanda para que las acompañara. Pero
Amanda se resistió a todo intento, les dijo que si querían
fueran ellas, que ella las esperaría en el departamento.
Georgina y Ana Raquel se escabulleron por el ascensor, como dos
colegialas que se hacen la rabona. A hurtadillas llegaron al auto
de Georgina que tenía vidrios polarizados (lo veían como la
opción más segura).
Arrancaron el auto y salieron del garaje a dar vueltas por la
enorme ciudad de Buenos Aires; miraban por las ventanas del auto
a la gente como corría por las veredas, y le hacían ojitos a
algunos intrépidos que les hacían señas a través de los
cristales. Se reían de buena gana y chismorroteaban a más no
poder. Ana Raquel estaba feliz.
Siguiendo un recorrido zigzagueante. Georgina paró el auto en
una calle poco transitada, bajo una luz de mercurio. Ana Raquel
le preguntó que pasaba, porqué no seguía. Refunfuñando
Georgina le contestaba que el motor no le respondía. De pronto
se abrió la puerta trasera y un individuo encapuchado saltó
dentro del auto esgrimiendo algo en la mano y casi sin mirarlas
les gritó:
- Vamos, la plata, la plata -
Ana Raquel se sobresaltó y comenzó a buscar en su cartera,
sacó un billete de 20 pesos y se los dio al asaltante; este
miró el billete como diciendo nada más que esto tenés ?;
Georgina, peor !! sacó solo unas monedas de 25 y 50 centavos y
un cospel de subte. El asaltante se enfureció, les gritó
algunas barbaridades, hasta que empezó a mirarlas con
detenimiento y viendo el atuendo que llevaban les dijo:
- Así que las dos cabareteras solo tienen 20 pesos; yo en cambio
tengo unos amigos muy necesitados - y les ordenó - Vamos a bajar
del auto !! -
A Ana Raquel le pareció que la presión le bajaba a cero,
sentía que su sangre se congelaba y se le iba a los pies.
Georgina un poco más dueña de si misma le dijo a su compañera:
- Ana esto no es joda, mejor bajamos y después Dios dirá - Por
lo bajo Ana Raquel puteaba de lo lindo.
Se bajaron del auto y el asaltante las entró justo a la casa que
estaba frente a ellas:
- Para que después no hablen de a quién vi y a quién no, les
voy a vendar los ojos - les dijo desde atrás, y tomando un
pañuelo de seda negro le vendó los ojos a Ana Raquel.
Como se podrán imaginar el asaltante no era otro que Amanda
vestido de hombre, que junto a Georgina habían planificado todo
para "devolverle el favor" de la primer reunión a su
amiga. Ahora las dos se reían tapándose la boca y viendo como a
la pobre Ana, con los ojos vendados, le temblequeaban las
rodillas.
Georgina y Amanda se pusieron guantes de cuero para que al tocar
a Ana Raquel esta no pudiera reconocerlas por el roce con su
piel.
Las dos complotadas tomaron a Ana Raquel una de cada brazo y la
acostaron boca abajo sobre una frazada que estaba sobre una cama.
Le sacaron la pollera y la bombacha, de tal forma que su culito y
su clítoris quedaron al aire; le extendieron los brazos y las
piernas y, por las muñecas y los tobillos, la encadenaron en
cruz a cada una de los extremos de la cama. Ana Raquel a pesar
del susto que tenía, comenzaba a excitarse.
Amanda comenzó a tirar de un manojo de sogas que pendía del
techo y por medio de las seis cuerdas (tres de cada lado) que
estaban cocidas en las puntas y al medio de la frazada, y las
poleas que estaban fijas al techo, hicieron que el cuerpo de Ana
Raquel quedara suspendido en el aire y sujeto a las cuatro puntas
de la cama por medio de las cadenas que tenía en muñecas y
tobillos. Para que no le colgara la cabeza, Georgina le puso una
vincha que estaba fija desde el techo por medio de dos sogas.
El espectáculo era magnífico. Ana Raquel, con sus ojos
vendados, pendía unos centímetros sobre la cama. Con su corset
de cuero negro, los portaligas sosteniendo las medias caladas
negras y los zapatos tacón de aguja puestos en sus pies apenas
colgando. Parecía una araña a punto de cazar a su presa y por
lo que podían observar las complotadas, no lo estaba pasando
mal: su clítoris se estaba hinchando y su ano comenzaba a
dilatarse.
Amanda decidió ir al ataque, con los guantes de cuero empezó a
masajearle las nalgas a la prisionera, pasando sus, ahora,
ásperas manos sobre los portaligas de Ana Raquel. Lentamente le
separó bien los dos cachetes y le empezó a lamer los bordes del
ano. A Ana Raquel parecía encantarle el tratamiento, su
clítoris se hinchaba y su ano se dilataba, más y más.
Georgina no pudo esperar y se metió por debajo de Ana Raquel
quedando su cabeza mirando hacia los pies de esta. Con una mano
le tomó el clítoris y con la otra se empezó a meter un
vibrador en su propio ano. Quedaron perfectas las dos bocas
frente a los dos miembros erguidos. La excitación de las dos iba
en aumento, a Ana Raquel ya no le importaba que la tuviesen
raptada, estaba disfrutando el momento al máximo. A los pocos
minutos cada una empezó a besarle el clítoris a la otra.
Amanda se abrió el cierre del jean y sacó a relucir su
clítoris, que a esa altura ya estaba cargadito. Se puso en la
cintura una prótesis a la que cuidadosamente le encremó el
consolador y se lo comenzó a introducir a Ana Raquel.
Ana Raquel gozaba con el roce que se producía entre el jean de
su hipotético violador y sus medias caladas, otra sensación que
la llevaba al paroxismo era el roce que producía la lana del
burdo pullover y sobre la fina piel de sus nalgas. Cuando
comenzó a sentir que su agujerito se llenaba lanzó un
grito-gemido de placer.
Amanda cada vez se movía más rápido y disfrutaba al máximo el
roce que se producía entre su miembro y las piernas de Ana
Raquel. Sus manos enguantadas, ahora, se paseaban por el corset
de cuero de Ana Raquel. El consolador de la prótesis entraba y
salía del ano de Ana Raquel en un delicioso ritmo.
Desde abajo Georgina tomó un consolador y bajándole un poco
más el pantalón a Amanda, se lo metió en el ano (que tenía
bastante dilatado) lo más que pudo.
El cuadro estaba completo. Todo se movía rítmicamente y cada
una disfrutaba de todos los goces que se pueden tener.
Amanda fue la primera en llegar al orgasmo; eyaculó contra la
pierna de Ana Raquel y algunas gotas cayeron en la cara de
Georgina, que al sentirlas se estremeció y sus chorritos mojaron
los labios a Ana Raquel. Ana Raquel no aguantó más y también
acabó sobre la cara de Georgina.
Amanda se sacó el cinturón, dejando el consolador bastante
hundido en el trasero de la supuesta prisionera. Georgina le
sacó la venda de los ojos a Ana Raquel y junto con Amanda
empezaron a cantarle el cumpleaños feliz. Las tres con sus
consoladores clavados rieron a más no poder. Realmente fue el
mejor regalo de cumpleaños que le hicieron a Ana Raquel en toda
su vida.
Luego mientras tomaban una copa de champan las tres se pusieron a
pensar que maldad le podrían hacer a Cristina, la falsa mujer
policía ... "
Amanda Wells.
Han visto las cosas que piensan hacerme para
festejar mi cumpleaños, a ustedes les parece, a mi por supuesto
que sí !!, de hecho me muero de ganas por tener una fiestita
así, tanto que he imaginado como podría ser y creo que el
dibujo muestra como me sentiría con estas chicas
Anímate tu también y
cuentame las cosas que te gustaría hacerme