Después de haber desaparecido por un tiempo,
Giselle me ha enviado un nuevo relato de una experiencia que
asegura es totalmente real, te puedo asegurar una cosa, se ha
divertido mucho en ella:
"En una ocasión, mi ama me ofreció a su amiga Julia, con quien habiamos estado en varias ocasiones. Julia debia ofrecer una cena a sus clientes y necesitaba mucamas.
La idea me agradaba muchisimo, y ademas tendria ocasion de ver
otra vez a Catalina, la esclava de Julia. Una vez en presencia de
Julia, me explico la situación. La invitación a sus clientes
era obviamente, por motivos profesionales. Intentaría concretar
un ventajoso negocio.
Habia averiguado algo sobre sus "gustitos", y creia que
nuestros servicios serian un detalle importante para ellas.
Catalina me acompaño a la habitación, donde estaba la ropa que
Julia había seleccionado para mí. Un vestido negro muy
ajustado, medias negras, con puños de encaje y costuras; la
pollerita era tan corta que se veían los enganches del
portaligas. Tacos altos, también rojos, maquillaje cargado y
uñas postizas larguisimas, como garras. Una peluca larga estilo
wet´n´wild me daba un look muy sensual y me excitaba verme
frente al espejo.
El detalle, delantal blanco de encaje y cofia. Desfile para
catalina, quien me halagaba, y me acariciaba la cola al pasar.
Baje para que Julia me diera su aprobación, y al no encontrarla,
la busqué y la encontré, o debiera decir sorprendí muy
"atareada".
Había llegado su socio, y Julia estaba sobre la mesa, con sus
enormes pechos descubiertos, devorando su generoso miembro.
Cuando se dio cuenta de mi presencia, se incorporó y procedio a
la revisación.
Tanteó mi entrepierna, y notó que me había esforzado por
disimular mi clitoris. No le gusto para nada, y me ordenó
quitarme la ajustadísima bombachita, dejando mi erección al
descubierto. Me dijo que era parte del "encanto" que
sus invitadas debían notar.
Su socio, mientras tanto, se había recostado en un sillón e
invitaba a Julia a continuar su tarea, al tiempo que le ofrecía
su miembro. Julia notó lo tarde que se había hecho, y con una
sonrisa dio a entender que luego se ocuparía de el.
Pero, me dijo, podrías ser útil y entretener a un hombre de
verdad. Del modo en que lo dijo, me hizo sentir al mismo tiempo,
muy humillada, muy caliente y excitada. Así que, el me hizo
arrodillar a sus pies, y me hizo lamerle todo primero, para luego
hacerme rogar por más.
Yo debía pedirle "la mema" y el me la negaba, luego me
hacía pedírselo de rodillas, mientras me la frotaba por la
cara. Luego me hizo acostar sobre el sillon, colita para arriba;
se paró detrás de mi, y comenzó a levantarme el vestido...
Empecé a relamerme de gusto mientras me imaginaba lo que
vendría, su duro miembro apretándose contra mi cola... pero de
pronto, recibí un fuerte azote que me hizo ver las estrellas...
Me golpeó las nalgas con su cinturón una y otra vez al tiempo
que me explicaba las cosas que podrían suceder si esa noche
fallaba alguna cosa...
Cuando ya tuve la cola bien roja, me dejó, y por fin, en cuatro
patas, me hizo chuparle la pija. Mientras me arreglaba un poco la
ropa y el maquillaje, sentí que Julia volvía y se despedía de
su socio.
Me alivió el saber que no se quedaría, no podría soportar otra
sesión de latigazos. Al poco rato, llegaron las invitadas. Se
trataba de dos señoras muy elegantes en vestidos de noche con
altos tacos. Si bien no eran tan jovenes como Julia, lucían
espléndidas.
Con una ligera inclinación respondimos a las presentaciones. Las
señoras Ana y Sandra, dijo Julia. Tomamos los abrigos de las
damas y las seguimos a la sala. Durante toda la cena, atendimos
como dos perfectas mucamas, generando elogios y felicitaciones a
Julia por nuestro excelente entrenamiento.
Servimos el cognac en la otra sala. Momentos despues nos llamó
Julia, y en privado nos hizo quitarnos los vestidos, quedando en
ropa interior. Nos puso en cuatro patas, y nos ató collares
dorados con correa al cuello.
"De aquí en más, serán mis gatitas, entendido ?"
Volvimos a la sala, caminando una a cada lado de Julia. Luego nos
ofreció a sus invitadas. Ana se había quitado la ropa, quedando
sólo en medias.
Se recostó en el sillón y me ordenó besarle los pies,
recorriendo con mi lengua sus hermosas piernas. Mientras tanto,
Sandra metía su mano dentro de la bombachita de cati, quien se
retorcía de gusto.
Después, mi lengua recorrió una y otra vez la cola de Ana,
sentada en mi cara. Te gusta ser putita, verdad ? preguntaba.
Sandra se calzó una protesis, que Catalina comenzó a chupar
inmediatamente. Ana hizo lo mismo, y me ordenó chuparla.
Sandrá comenzó a dar suaves bofetones a Catalina, para que
trabajara mejor; en eso, Julia nos toma una foto, para souvenir
de sus invitadas. Cuando los consoladores estuvieron bien
húmedos, Ana y Sandra los introdujeron en sus vaginas, mientras
se mecían provocativamente.
Julia nos sujetó por las correas y nos obligo a masturbarnos
mientras contemplabamos la escena. Exploté, no pude más, y fui
obligada a lamer mi crema del piso mientras recibía palmadas de
las demás damas.
Hicieron sentar a Catalina sobre la protesis mas grande, y yo
tuve que lamerla, (gustosamente). el clitoris de cati estaba a
punto de estallar, y con unas poquitas pasadas de mi lengua,
derramó su calentura en mi cara... Despues de esta experiencia,
considero seriamente el "trabajar" tiempo completo para
Julia, atendiendo a sus clientas..."
Les ha gustado el cuento, verdaderamente fantástico, lo único
que se me ocurre es que a Giselle le encanta que la traten como a
una putita, y además me ha pedido que busque para ella un
travesti dominante, acaso quieres transformarla en tu esclava?,
genial, ella se pondrá muy contenta, envíame un mail y las
pondré en contacto.