Amanda me ha enviado un nuevo cuento corto,
verás que en el su imaginación nos sorprende nuevamente:
Era una coincidencia extraordinaria, Georgina y Giselle estaban
las dos en Buenos Aires al mismo tiempo!
Cuando Amanda invitó por e-mail a las dos junto a Ana Raquel y
Debora a una reunión a su casa, todas estaban exultantes;
ninguna de las que fueron a la inauguración del sótano podían
olvidar aquella tarde y las que no habían ido soñaban con
conocer el lugar.
Además estaban contentas de volver a ver a su vieja amiga
Amanda, que había estado desaparecida los últimos meses.
Como siempre Amanda resultaba misteriosa en sus mensajes, ella
llegaría un rato tarde (curioso porque era su casa), serían
recibidas por la empleada doméstica que si bien conocía sobre
las actividades de las chicas no participaba en los juegos.
Así que las instrucciones eran precisas, se debían cambiar y
esperarla; la únicas actividades que les estaban permitidas eran
charlar y tomar el té hasta que ella apareciera.
Llegó el momento tan ansiado, de a una fueron llegando a la
casa. La empleada las recibía y les indicaba donde podían
cambiarse; luego las llevaba al living donde había una mesa
preparada con masitas y sandwiches y les servía una taza de té.
A los quince minutos de que estuviesen las cuatro reunidas, se
escuchó en el pasillo la voz de Amanda que despedía por el
resto del día a la empleada. Al fin sabrían cual era la
sorpresa que les había preparado !
Amanda apareció en el vano de la puerta, estaba irreconocible,
tenía puesto un vestido futura mamá, sus senos se veían
hinchados, sus pies enfundados en unas pantuflas rosa también
estaban hinchados y tenía una enorme panza.
Dio unos pasos esforzados, sus manos estaban en la cintura y
trataban de equilibrar su cuerpo, caminaba como orgullosa de su
panza.
Era indudable: Amanda estaba embarazada !
Y así se lo hizo saber a sus amigas. Y señalándolas a todas y
cada una de ellas con el dedo índice como si quisiera cortarles
el cuello con su uña pintada de un rojo sangre profundo, les
dijo:
- Y la culpable de mi estado es alguna de Ustedes cuatro; así
que ahora haré un estudio de ADN para saber de quién es al que
llevo aquí dentro.
Quedaron heladas, sintieron como si un gigantesco flash las
hubiese encandilado. Las cuatro abrieron los ojos a más no poder
y parecían ocho huevos duros sobre la mesa de té.
Inmediatamente las hizo poner en fila contra una pared; como en
las películas de policía, parecían los reos que van a ser
reconocidos por los testigos de un delito.
Las puso en orden de sospecha: primero Ana Raquel, luego
Georgina, después Giselle y por último Debora.
Le sacó el vestido de terciopelo marrón a Ana Raquel, le
desabrochó el body, su clítoris en ese momento pequeño por los
nervios por los que estaba pasando su dueña, vio la luz. Amanda
metió la mano por debajo de las pantimedias que tenía puestas y
le sacó el consolador que llevaba:
- Ajá, ni siquiera en los momentos más dramáticos de mi vida
podés dejar de ser viciosa vos - le dijo con un tono acongojado
y casi lagrimeando.
- Perdoname, es que yo no sabía - trató de disculparse Ana
Raquel.
Amanda empezó a acariciar el clítoris de Ana Raquel y este
comenzó a reaccionar al estímulo de su lengua profesional.
Tomó un preservativo y con la boca lo fue desenrollando sobre
todo el largo. Las otras miraban como actuaba Amanda y, a pesar
del momento dramático, comenzaban a excitarse.
Amanda se hamacaba con el clítoris de Ana Raquel en la boca,
sosteniéndose de los portaligas de Ana, hasta que esta no pudo
resistir y tuvo un orgasmo. Con transpiración en la frente,
Amanda quitó prolijamente el preservativo, le hizo un nudito,
con un marcador indeleble le puso un número uno y lo puso sobre
la mesa.
Le tocaba el turno a Georgina, ella trataba de recordar que era
lo que había pasado en su visita a Buenos Aires de enero
último. La imagen que le venía a la mente era el trasero de
Amanda y goteando de él su semen haciéndose dulces bolitas
sobre las medias de lycra roja de la que ahora acusaba. Podía
ser tanta mala suerte ?
Amanda subió la mini tubo por los costados de sus hermosas
piernas hasta dejar al descubierto su bombachita. Le sacó por un
costado su algo excitado miembro y al igual que con Ana, le
desenrolló el preservativo con su boca y con la lengua comenzó
a martillarle dulcemente la punta de su clítoris. Sus fuerzas
comenzaron a flaquear y sus rodillas la dejaron en cuclillas
cuando dejó escapar su líquido dentro del preservativo. Un
enorme número dos, marcaba su preservativo.
Era el turno de Giselle, que también se devanaba los sesos
tratando de recordar que había pasado en Río cuando Amanda
estuvo con ella. No sería Mara la culpable de las quejas de la
futura mamá ?. Amanda le respondió que no, que con ella se
había cuidado y dicho esto le subió la pollera rosa de mucama,
le bajó hasta las rodillas la bombacha y poniéndole el
preservativo le succionaba el clítoris y con una mano le metía
un dedo por su trasero. El trato aplicado resultó más que
efectivo porque descargó muy rápidamente. Un número tres
lapidario se encontraba sobre el preservativo usado y atado
correctamente.
Debora estaba temblando, sus rodillas se entrechocaban; acaso
ella podía ser la culpable por haber compartido aquella tarde
los consoladores ? Someramente recordaba que había tenido su
clímax sobre el trasero de Amanda, pero no adentro. Por eso tal
vez era la menos sospechosa !. No se salvó, Amanda le quitó la
mini escocesa y de debajo de la bombacha y entre medio de las
pantimedias le tomó con la mano su clítoris, suavemente con la
otra introducía un consolador pequeño en su cola; despacio
comenzó a excitarse, fue en ese momento que Amanda le puso el
preservativo. Si no hubiese sido por lo dramático del momento lo
hubiese disfrutado; pero por el susto que había pasado, eyaculó
rápidamente.
Cuando Amanda tuvo los cuatro cuerpos del delito (como ella los
llamaba), comenzó a reírse a más no poder de sus amigas y se
quitaba las prótesis que la habían convertido en futura mamá.
- Que la inocencia les valga - les dijo
- Pero estúpida si hoy es cinco de mayo, y el día de los
inocentes es el 28 de diciembre - le recriminaron las amigas
- Sí, pero yo empecé a pensar en esta broma el 28 de diciembre
del año pasado. Estuve de viaje por el mundo árabe hasta antes
de ayer, se imaginan que no podía aparecer como quien soy
realmente frente a esa gente sin estar tapada de arriba hasta
abajo. Así que hasta ahora me tuve que aguantar y no se me
ocurrió mejor idea para tener los mejores clítoris de
Sudamérica a mi entera disposición que realizar la broma de los
inocentes hoy. -
Primero voló una masita en un ojo de Amanda, luego fue un pedazo
de pan que dio contra su cabeza, comenzó a correr y no se le
ocurrió mejor idea que refugiarse en su sótano. Las cuatro
amigas se miraron cómplices, tenían que vengarse de la cruel
broma que habían sufrido. Despacio comenzaron a bajar los
escalones.
Pero, como siempre cuando la cosa se pone buena, lo dejamos para
otro relato.
Aunque ya haya pasado el día de los inocentes, a mis amigas: que
la inocencia les valga !
Amanda Wells.
Has visto, cada vez me enloquecen mas las cosas
que pasan en ese sótano, realmente creo que en algún momento
deberemos encontrarnos todas para cumplir alguna de sus
fantasías: