Alfa me envió la continuación de su relato, lo
único que puedo decirte es que es sencillamente encantador y que
me encantaría poder vivir una situación de este tipo (ocupando
el lugar de Rosa).
Estuve por un lapso no menor a 30 minutos, atado a
una silla, mis manos atadas por detrás, mis pies y rodillas
sujetos entre si y a su vez asegurados a la silla, con una
bombacha por mordaza sujetada atrás de mi cabeza por un pañuelo
de seda, mis ojos vendados con otro pañuelo y con otra bombacha
que hacía las veces de capucha.
En eso viene Rosa y me quita la capucha y el pañuelo de los ojos.
Me mira fijamente y yo la miro a ella. Está vestida como a la
antigua, con una faja con portaligas y un corpiño armado
parecido al que me había puesto a mi, llevaba además un pañuelo
tipo gitana en la cabeza.
-Ahora esclavito te vamos a soltar, no todo por supuesto, pero si
lo suficiente como para que hagas alguna tareas.
Dicho esto me empezó a desatar las rodilla y luego los tobillos.
En cuanto terminó, con el mismo pedazo de cuerda, me volvió a
atar pero dejando 10 cm de longitud de soga entre mis pierna,
cosa de que pueda caminar pero con mucha dificultad. Luego
desataron mi cuerpo de la silla y me soltaron las manos.
Inmediatamente me volvieron a atar las manos pero esta vez por
delante con un par de medias negras. Luego me quitaron la
bombacha de la boca pero me volvieron a poner el pañuelo a modo
de mordaza, lo que me daba mas comodidad.
-Queremos que nos cocines algo, tenemos hambre. Y mejor que esté
rico, sino, ya sabés lo que te espera.
-Vení, seguime que te muestro la cocina.
La segui como pude por la limitación de mis piernas, encima con
las medias de seda que me habían puesto y el piso super lustroso
me resbalaba mucho.
Al entrar en la cocina me colocan un delantal de raso blanco y me
dejan solo.
Encontré unos huevos y fiambre así que me dispuse a prepara
unos omelettes que son mi especialidad. Realmente fue una tortura
prepararlos con las manos atadas, pero me las arreglé bastante
bien y debo confesar que el jueguito ya me estaba gustando.
En cuanto terminé, llevé la comida a la mesa. Las dos se habían
cambiado de ropa, estaban muy recatadas, con saltos de cama de
raso ambas y sus infaltables pañuelos en la cabeza.
Les dejo la comida en sus platos y, por suerte, me invitan a
sentarme.
Alba se levanta, me quita la mordaza y me invita a comer con
ellas pero sin desatarme las manos. Fue muy complicado comer con
las manos atadas. Terminamos de comer, me convidaron un
cigarrillo y me empezaron a contar que simempre hacían esto, que
yo no era el primero y que les gustaba hacerlo porque asi le enseñaban
al hombre la fascinación de la ropa femenina, de la dominación,
de la servidumbre, de la esclavitud. Dijeron que ya se lo habían
hecho a unos 10 muchachos y a unas 10 chicas. Terminado el
cigarrillo, Rosa se pone de pie y se acerca a mi, me empieza a
acariciar mi pene a travez de la bombacha, me acaricia el pecho,
mi cuerpo se estremecía al sentir el corpiño contra mi pecho
frotado por ella, Alba también se levantó pero se fue a la
habitación. Mientras Rosa me seguía franeleando, Alba vuelve
con una gran prótesis. Ahí empezé a protestar
Dicho esto me colocó la base de la prótesis, que era como una
pelota, en mi boca. Esta pelota tenía en sus dos costados unas
correas que fueron sujetadas a mi nuca a modo de mordaza. Me
pararon y me llevaron a la habitación. Allí, Rosa se sentó en
la cama y se abrio de piernas, mi función era introducirle la prótesis
y moverme hasta que acabe. Esto lo tuve que hacer con las dos por
espacio de 30 minutos, me dolían las rodillas y mi boca ya no
resistía esa pelota. Ellas gozaron como locas, sus gemidos me
exitaban de una manera tremenda......y yo sin poder acabar.
Comenzé a moverme un poco a ver si podía lograr que con el roce
de mi pija con la lycra de la bombacha pudiera satisfacerme de
una vez. En ese momento, en cuanto se dieron cuenta de mis
intenciones, Rosa me dice al oido
En ese momento paré con mis intenciones.
Una vez que acabaron ambas, me sacaron la bola de la boca, me
colocaron una bombacha en la boca, me la sujetaron con un pañuelo,
me vendaron los ojos con tres pares de medias y me tiraron en la
cama. Ahí Rosa le cuenta a Alba.
-A, si?. Entonces tendremos que sujetarlo bien.
Dicho esto me arrastraron hasta el centro de la habitación, me
sentaron en una silla y me ataron totalmente el cuerpo a esta,
con gran cantidad de sogas.
-Si querés masturbarte, soltate.
Escuché que las dos salieron de la habitación y comenzé en
vano a tratar de soltar mis ligaduras, tiré y tiré pero estaba
muy bien atado, era imposible.
Casi enseguida, siento que alguien entra nuevamente. Se me acerca
y me quita las medias que cubrían mis ojos. Era Rosa. Traía un
cuchillo en sus manos.
Me empezó a acariciar el pene a travez de la bombacha, luego con
el cuchillo rompió las medias y por el costado de la bombacha
sacó mi erecta pija y me la empezó a sacudir, me empezó a
besar frenéticamente, me lamia el cuello, me mordía los pezones
por sobre el corpiño......de pronto paro de hacer todo eso y
comenzó a desatar mi cuerpo de la silla, en ese momento entró
también Alba que la empezó a ayudar. Una vez separado de la
silla fui acostado en la cama boca arriba, todavía tenía mis
manos atadas a la espalda, los tobillos y las rodillas unidos con
medias y una mordaza me impedía hablar, solo gemir.
Continuaron besándome las dos en una forma apasionada, me
manosearon por todos lados y me seguían masturbando, pero mas
entrecortado, cosa que tardara mucho en acabar. Cuando ya estaba
por terminar me envolvieron el pito con un pañuelo y mi semen se
desparramó por toda la seda.
Me dejaron acostado y ambas se marcharon al living. Volvieron
como a los 20 minutos. Me desataron las manos, las piernas,
quitaron la bombacha y el pañuelo de mi boca y me llevaron al baño.
Me dieron entre las dos una ducha inolvidable. Luego me colocaron
una bata de seda y me llevaron al living.
Me sentaron en el sofá donde había comenzado la entrevista y me
sirvieron un delicioso café con masas. Mientras tomaba el café
me empezó a hablar Alba.
Quise decir algo y Rosa que estaba atrás me coloca un pañuelo
de mordaza.
Acto seguido me llevaron al dormitorio y me vistieron con mi ropa,
me llevaron a la puerta, me sacaron el pañuelo de la boca y me
dijeron:
-Chau, hasta nunca.
Cerraron de un portazo. Empezé a tocar el timbre pero no
funcionaba, golpee la puerta pero nadie abrió, y me fui porque
no quería armar mas escándalo.
Como a la semana, vuelvo a pasar por el edificio y voy
directamente al departamento "G", en cuanto llego, la
puerta estaba abierta, un hombre adentro que resultó ser el
encargado del edificio. Le pregunto:
-¿Las ocupantes del departamento?, es para hacerles una encuesta
-¿Alba y Rosa?,
-Si, exacto.
Mi boca se comenzó a secar, mi piel se puso blanca como un papel
y las piernas me empezaron a temblar.
Me fui de ese edificio y no volví nunca mas. Ahora, todas las
noches, me cuesta dormirme, pero cuando uso mi camisón de seda y
mi pañuelo en la cabeza, soy feliz y me duermo y sueño con
ellas.
Alfa
Has visto que la historia es sensacional, por
supuesto yo no desaparecería así, sino que por el contrario
gozaría con el placer de amarrar a Alfa en varias oportunidades
y de diferentes maneras. Espero que en un tiempo se convierta en
realidad