Esta historia es una fantasía que me inspiraron Amanda
y Debora a partir de nuestras experiencias y de los mails que intercambiamos,
es tal como verás producto de mi imaginación y también
es una historia de magia, pero, tal como podrás ver se encuentra
adaptada a los tiempos que corren.
Al fin y al cabo ten en cuenta una cosa: la magia existe,
los encantamientos nos rodean y son algo cotiniano, pero, para que hagan
su efecto debemos estar receptivas a ellos, debemos ir a su encuentro y
buscarlos, esa es la verdadera magia, crear nuestro propio mundo, disfrutarlo
tal como somos y encontrar gente con la que compartir este mundo que hemos
creado.
He seguido el ejemplo de Amanda y al principio del relato
tan solo indico las iniciales de los nombres:
"Tanto J. como H. como L. eran amigos desde hacía
tiempo, no sabían como había surgido la costumbre pero era
ya una tradición para ellos el encontrarse al menos una vez en la
semana en algún lugar en el que pudieran conversar tranquilos, a
veces era la casa de alguno de ellos, otras tan solo un bar apartado, el
hecho es que disfrutaban de las horas en las cuales se alejaban de la rutina
diaria e intercambiaban opiniones acerca de casi todo. Por supuesto, el
sexo era una de las cosas sobre las cuales discutían.
Tal es así que sintiendo la comprensión de
sus amigos, L. decidió sincerarse con ellos pues de alguna manera
intuía que sería comprendido, así, un jueves por la
tarde, luego de muchas dudas pero con la convicción de que su amistad
seguiría adelante solo a través de la confianza mutua, les
confesó que uno de sus mas grandes placeres en la vida era dejar
de lado su faceta masculina y transformarse en una mujer sensual.
- Les juro que en mi vida diaria soy completamente heterosexual,
ustedes pueden verlo, pero es como si fuera una especie de doble personalidad
y dentro mío llevara una mujer que se esfuerza por salir al exterior,
finalmente el impulso es irresistible y debo dejarla en libertad.
- En esos momentos (continuó L. ante la atenta mirada
de sus amigos) me transformo por completo en una mujer y actúo como
tal, aunque mas bien lo correcto es decir que me transformo en una lesbiana
ya que lo que mas me atraen son precisamente otros travestis en la intimidad
o incluso mujeres.
- Pero, quiere decir que vos llegás a tu casa y te
cambiás de ropa? Preguntaron casi al unísono tanto H. como
J.
- No, no me estás escuchando, yo no quiero asumir
una identidad femenina, pero Ana, tal es mi nombre de mujer, necesita cada
tanto salir a dar una vuelta por así decirlo, me encanta transformarme
en una mujer sensual y fetichista, sentir como un par de medias se ajusta
a mis piernas, un corset me estrecha la figura y caminar sobre un par de
zapatos de taco aguja me excita terriblemente, mas aún si tengo
un espejo delante mío y contemplo la mujer en la que me he transformado.
Cada vez mas interesados sus amigos lo dejaron hablar y casi
sin darse cuenta comenzaron a imaginarse a L. transformado en Ana y sintieron
como una erección crecía entre sus piernas.
- Y sos así como nosotros te conocemos?
- No, para nada, es como si una segunda personalidad se apoderara
de mi, a veces se trata de una mujer dominante, otras de una sierva extremadamente
sumisa, siempre sumamente fetichista y cuidadosa del detalle.
- Miren, vamos a hacer una cosa, ustedes tienen internet,
no? Bueno, visiten esta dirección y allí verán una
página, no es ni mas ni menos que aquella que mi alter ego ha desarrollado
para contar las cosas que le pasan. Veanla, miren las fotos, lean las historias
y después charlamos.
Así finalizaron su encuentro, L. ya sospechaba que
había perdido la amistad de J. y H., y se dirigió la semana
siguiente al bar de costumbre, con la secreta convicción que estaría
esperando solo durante una hora para terminar retirándose.
Cual sería su sorpresa cuando los encontró
esperándolo, eso significaba que no les molestaba su pequeña
idiosincracia y que no censuraban sus gustos.
Muy por el contrario, en cuanto se sentó, J. le dijo:
- Mirá, nos parece bárbaro que vos seas quien
sos, pero la verdad que no tenías derecho de guardarte el secreto,
vi tus fotos y la verdad que me encantaron.
- Y ni que decir de los relatos tanto los tuyos como de tus
amigas, me excité terriblemente leyéndolos. Comentó
H.
- Es mas, durante la semana estuvimos hablando y llegamos
a una decisión, queremos que nos guíes en el camino que estás
recorriendo y nos ayudes a dejar salir a la mujer que nosotros también
llevamos dentro.
- Como?, preguntó L. casi no entendía nada.
- Si, después de ver tu página hemos visto
que nos encantaría pasar por experiencias similares, que dentro
nuestro también existe una mujer y que hasta ahora se encontraba
prisionera.
- Pero la excitación que sentimos cuando vimos tus
fotos, leímos las historias de tus amigas, y nos imaginamos a nosotros
mismos totalmente transformados en dos señoras, nos decidió
a pedirte que nos ayudes.
Con una sonrisa de alegría L. les dijo:
- No hay inconveniente, de hecho la idea me encanta, pero
lo primero que tienen que hacer es comprar algunas cositas.
Así, sobre una servilleta comenzó a escribir
una lista de las cosas que necesitaría para transformar a sus amigos
en (ya las estaba imaginando) dos prostitutas a su servicio, al fin y al
cabo, ellos no lo sabían pero habían despertado la dominatriz
que existía dentro de ella.
- Cuando consigan estas cosas, arreglamos un día que
estemos tranquilos para el debut.
Así pasó el tiempo hasta que finalmente llamaron
a L., este les respondió simplemente dandoles una dirección
a la que debían concurrir con los elementos que habían comprado.
Cuando finalmente llegó el momento, J. y H. tocaron
el timbre de un departamento en el segundo piso del centro de Buenos Aires,
parados frente a la puerta escucharon el ruido de un para de tacos acercarse
hasta que finalmente se abrió la puerta.
En ese momento contemplaron a una rubia totalmente desconocida
para ellos que estaba vistiendo una blusa de manga larga, de seda blanca
y brillante, luego una pollera tubo de cuero que llegaba unos diez centímetros
por encima de la rodilla, dejaba ver al mismo tiempo un par de piernas
enfundadas en medias de lycra color carne y extremadamente brillantes y
finalmente, el orígen de los ruidos que habían escuchado
era producto de los zapatos que utilizaba, un modelo de taco aguja por
supuesto, con una delicada pulsera sobre el tobillo.
Completaba el atuendo un maquillaje bastante cargado que
le daba un aspecto de prostituta.
- Pasen, la Señora Ana se está cambiando en
este momento, yo soy su asistente Georgina. Dijo la rubia arreglandose
de alguna manera para que se notaran las mayúsculas al hablar de
quien hasta ahora conocían como L.
- Acomódense en los sillones, dentro de poco la Señora
les indicará que es lo que desea de ustedes.
Extrañados ante la manera de expresarse, los dos amigos
dejaron sus bolsos en el piso y se sentaron a esperar.
Al poco tiempo se abre la puerta de una de las habitaciones
y surge Ana, poco quedaba de quien pensaban que conocían. Su atuendo
comenzaba con una peluca negra, larga hasta los hombros, su maquillaje
sin dejar de parecer el de una prostituta, le daba un aspecto sumamente
femenino, los ojos resaltados con dos colores de sombras, los labios rojos
parecían invitar a mil y una fantasías.
Luego tenía puesta una especie de bata de seda negra
que le cubría casi hasta los tobillos, de mangas amplias, con los
puños rojos, pero que al hallarse atada con un lazo sobre el busto
solamente, dejaba entrever al caminar la ropa que tenía por debajo.
En primer lugar un corset negro, extremadamente ajustado
en la cintura, de manera tal que le daba una figura que mas bien parecía
un reloj de arena, por algún extraño efecto, sin llegar a
ser voluptuosa, parecía que tenía unas deliciosas tetas que
asomaban por encima del corpiño media taza.
Del corset se extendía un portaligas que sujetaba
un par de medias negras con costura, un par de botas con un taco aguja
de por lo menos 12 centímetros que les hizo preguntarse como haría
para caminar con ellas, las botas además llegaban casi hasta el
muslo y eran acordonadas en toda su extensión.
El atuendo estaba completado con un par de guantes que luego
se enterarían, llegaba casi hasta las axilas de nuestra domina y
un camafeo ajustado con un lazo sobre el cuello.
- Bueno, veo que tenemos dos discípulas nuevas. Pero,
que es lo que hacen vestidas así todavía. Dijo Ana dirigiéndose
a Georgina.
- Las quiero ver desnudas inmediatamente, y que ni se les
ocurra de aquí en adelante estar vestidas como hombes delante mío,
olvídense de lo que alguna vez fueron, hoy nacerán nuevamente
y verán que pálidas que eran sus vidas hasta ahora.
- Bueno, si, ya nos cambiamos. Dijo J.
- Como?, acaso escuché bien, de ahora en adelante
las dos se dirigirán a mi tan solo cuando yo les pregunte algo,
y cuando me contesten, deberán siempre referirse a mi como Ama o
Señora, está claro?
- Si señora, respondió J.
- Y vos?, dijo Ana dirigiéndose a H.
H. todavía no sabiendo que decir, dudó al responder.
- A ver Geo, enseñale un poco de modales mientras
veo que puedo hacer con esta otra puta y después vení a ayudarme.
Georgina entonces se dirigió sin decir palabra hasta
una bolsa que había sobre uno de los sofá, y de ella tomó
varios metros de cuerda de nylon, con una sonrisa en los labios pues le
encantan estas cosas, se acercó a H. y procedió a atarlo
a la silla, cuando terminó estaba completamente inmovilizado, los
pies amarrados a las patas de la silla, sus brazos a la espalda estaban
fírmemente sujetos por las muñecas y su torso (por las dudas,
Geo es muy responsable), había sido amarrado también al respaldo
de la silla.
Viendose en tal situación, H. no sabía que
hacer, su cuerpo en cambio sí y estimulado por el roce de las cuerdas
y las piernas de Geo mientras lo ataba (Geo lo había hecho a propósito,
buscando estimularlo), estaba obteniendo una hermosa erección. Pero,
imposibilitado de hacer cualquier cosa, comenzó a gemir y a pedir
que lo desataran (con la esperanza de así comenzar a acariciar la
cola de Georgina).
Georgina, inmutable al escucharlo le dijo:
- Bueno, por lo menos ahora ya estás lloriqueando
como una señorita, pero yo te voy a arreglar enseguida.
Tomó entonces un penis - gag, el cual amarró
por supuesto a la boca de H. pasando las correas por su nuca, cuando hubo
finalizado, este era incapaz de emitir cualquier sonido.
Georgina abandonó entonces la habitación y
se dirigió a la otra donde estaban Ana y J., en ese momento, Ana
se desabrochaba la cinta que sujetaba su capa y dejaba ver un cuerpo espectacular,
el corset le hacía una figura excelente y cual sería la sorpresa
de J. además cuando de pronto ve que lo que le habían parecido
un excelente par de pechos, realmente lo eran !!
- Pero, pero, tenés pechos !!
Exclamó casi sin entender nada, Ana mostraba un corpiño
media taza, que le daba una imagen totalmente voluptuosa. Comenzó
a sospechar si no se trataba de una broma, buscó en las facciones
de Ana reconocer a quien antes fuera L. y si bien encontró algún
rasgo familiar, tampoco pudo estar seguro, empezaba a sospechar que se
trataba todo de una gigantesca broma, que hubieran elegido a alguna mujer
para engañarlos y que en cualquier momento apareciera su amigo por
una puerta, muerto de risa.
Plaff, una cachetada de su mano enguantada lo devolvió
a la realidad.
- Como te dirigíste a mi?
Intimidado, H. respondió: - Perdón Señora,
es que no puedo entender lo que está pasando.
- Ah, magia, pero no te preocupés, vos también
vas a probar un poquito de ella.
Y mientras decía esto, pasaba su mano por el cuerpo
de H., casi instantáneamente este pudo ver como desaparecía
todo el pelo de este.
- No te preocupés, el efecto de mis rituales dura
apenas un par de horas, hoy por la noche volverás a ser la misma
persona que eras hoy por la mañana.
- Ahora veamos que podemos hacer con tu rostro.
Y diciendo esto tomó un estuche de maquillaje, comenzó
a aplicar primero la base, luego la sombra en los ojos, delineo los labios,
rimmel, un poco de corrector de ojeras, delineo las cejas mientras sus
manos parecían bailar sobre el rostro de H.
Mientras tanto, Georgina acomodaba el cabello de H., recogiéndolo
y escondiéndolo para colocar finalmente una peluca castaño
oscuro, que le llegaba hasta los hombros.
El próximo paso por supuesto fue el cambio de ropa,
primero un corset esta vez de color blanco que le produjo una exhalación
cuando Georgina con firmeza ajustó la espalda, luego un corpiño
también media taza, después un portaligas y finalmente un
par de medias blancas con costura.
Georgina volvió entonces con un par de zapatos blancos
de taco aguja, H. se preguntó como podría caminar sobre ellos,
pero sus preguntas desaparecieron cuando, tomando una cada uno se los colocaron
y sintió una sensación indescriptible de placer al sentir
sus piernas enfundadas en las medias y ver sus pies con los zapatos puestos.
La hicieron parar y ambas contemplaron su obra.
- Bueno, que te parece Geo, preguntó Ana.
- Está bien, pero creo que tendría que llenar
con algo ese corpiño, y además ese bulto en la bombacha me
parece horrible.
- Tenés razón, enseguida lo corregimos.
Y mientras decía esto se acercaba a H. y pasaba una
vez mas su mano por sobre su torax, cuando terminó, este vio como
un par de pechos rellenaba el corpiño y sobresalía hacia
arriba.
Cuando terminó con su busto, Ana se dirigió
a su entrepierna y mientras decía: - Ya no vas a necesitar esto
por hoy, acariciaba sus genitales.
Cuando retiró su mano, H. vio que el bulto entre sus
piernas había desaparecido, inmediatamente dirigió su mano
hacia allí y no encontró nada, en su lugar había una
vagina !!!
- Hoy serás toda una mujer, y las mujeres no tienen
pito verdad?
- H. todavía no sabía que decir, abría
y cerraba la boca, no podía creer que esto estuviera pasando.
- Tranquila, después aparecerá nuevamente,
pero por hoy, tan solo Geo y yo tendremos pito y ustedes verán que
agradable es ser toda una putita.
- Ahora está mejor?, preguntó a Georgina.
- Si, incluso te digo que me está excitando a mi,
me muero de ganas por que me bese el clítoris.
- Bueno, tranquila, ya se va a cansar de hacerlo, pero ahora
tenemos que buscarle un nombre, mirá la pinta de puta que tiene,
no podemos llamarla H.
En ese momento, Ana la tomó por el brazo y la hizo
girar para contemplarla, la estudiaba buscando un nombre que congeniera
con su nuevo cuerpo, hasta que finalmente lo encontró.
- Ya se, vos te vas a llamar Amanda, de aquí en adelante
solo responderás a ese nombre, está claro?
- Si señora, respondió Amanda, ya completamente
excitada con las experiencias que estaba viviendo.
- Geo, empezá a preparar a la otra putita mientras
yo termino de vestir a esta.
Georgina se alejó taconeando mientras Ana buscaba
un vestido adecuado, finalmente volvió con uno negro que le dió
a Amanda.
Cuando Amanda se lo puso le quedaba realmente sensacional,
era bastante ajustado y con un escote cuadrado que dejaba entrever su nuevo
busto, la pollera llegaba unos quince centímetros por encima de
la rodilla y al ser ajustada también le hacía lucir una hermosa
cola, que Ana acarició con suavidad anticipando el momento en que
perdería su virginidad en sus manos.
Amanda por fin pudo verse en el espejo y quedó sin
habla una vez mas, la imágen que este le devolvía era la
de una mujer tremendamente sensual, ansiosa por sexo. Y de alguna manera
sabía que esa ansiedad sería calmada dentro de muy poco.
Ana la tomó de un brazo y la guió hasta el
living del departamento donde Georgina ya había comenzado su tarea,
J. continuaba sentado en la silla, pero ahora tenía el cabello recogido
y dispuesto a recibir una peluca, cuando vió a Amanda no lo podía
creer, el hombre que había entrado con el se había transformado
en una mujer espectacular. Casi inmediatamente sintió crecer una
erección y comenzó a fantasear con tenerla ante sí
y penetrarla.
Cuando vió la reacción de J. Georgina exclamó
enseguida:
- Pero mirá vos esta mina, ve otra mujer y se calienta
enseguida.
- Ya vamos a arreglar eso. Respondió Ana
Se sucedió nuevamente el ritual del maquillaje, la
peluca, que en esta oportunidad era negra hasta los hombros, la ropa que
en este caso constaba de un body negro sumamente erótico, con una
abertura para los pechos, pantys negras también, un par de zapatos
negros de taco aguja por supuesto y un vestido de mangas largas, cerrado
hasta el cuello pero con una abertura en el escote, un poco mas largo que
el de Amanda pero con un revelador tajo a un costado, que hacía
que al sentarse revelara su pierna casi hasta el muslo. Completaron el
atuendo con un juego completo de uñas, las que además al
ser bastante largas y de un color rojo intenso, daban a sus manos un aspecto
sumamente sensual.
- Casi listo, ahora falta transformarte en una verdadera
señorita, exclamó Ana.
J. no sabía a que se refería, pero Amanda que
ya conocía algunas cosas que la magia podía hacer, sonreía
mientras Ana pasaba una vez mas su guante por el busto y acariciaba la
entrepierna de quien hasta hacía un rato era todo un hombre.
Cuando terminó, otra vez mas un par de senos asomaban
por el escote y J. sentía un vacío donde antes había
una presión producto de su excitación.
- Listo, y ahora tenemos que buscarte un nombre a vos también.
- Vos elegiste el nombre de Amanda, dejame bautizarla a ella.
Que te parece Debora?, dijo Georgina.
- Bien, es un lindo nombre, de ahora en adelante, vos sos
Debora y te presento a tu amiga Amanda.
Ambas se quedaron mirando, aún sin saber que hacer,
todavía estaban impactadas con las cosas que habían sucedido,
la imagen de las dos dominatrices a las cuales estaban sometidas, sus cambios
físicos y la excitante apariencia que se devolvían una a
la otra.
- Bueno, ahora quiero ver como se comportan como dos mujercitas,
paseen un poco por la sala lo mas sensualmente posible, mientras Georgina
y yo nos sentamos a contemplarlas.
Inmediatamente, ambas se pusieron a caminar, casi sin darse
cuenta se estaban comportando como dos mujeres, los zapatos de taco aguja
cambiaron completamente su manera de caminar, incentivaron el contoneo
de sus caderas y la sensación de la ropa y especialmente las medias
rozando contra su cuerpo, les produjo una nueva excitación hasta
ahora desconocida por ambas.
- Muy bien, ahora vengan aquí, que todavía
son muy nenas y tienen que alimentarse. Y diciendo esto, Ana señalaba
el sofá a ambos lados de su cuerpo, cuando ellas se sentaron donde
les había indicado, se quitó el corpiño dejando totalmente
descubiertos un par de pechos bastante grandes, a una señal de ella,
comenzaron a succionarlos.
De pronto no pudieron salir de su asombro nuevamente, sus
bocas se habían llenado de leche, de los pechos de Ana estaba saliendo
leche !!, esto era increíble y realmente la magia estaba operando
efectos espectaculares.
Dedicadas a su tarea, Debora y Amanda no percibieron que
Georgina se había levantado y volvía en ese momento con un
vibrador en cada mano, procedió entonces a levantarle la pollera
a cada una de ellas y con suavidad, encremó las colas e introdujo
lentamente los aparatos dentro del cuerpo de nuestras amigas.
Estas, luego de un primer momento de aprensión, se
relajaron y comenzaron a gozar espectacularmente, este era un regalo de
los dioses, habían sido transformadas en dos mujeres y ahora, mientras
bebían la leche de su Ama, estaban siendo penetradas analmente.
Cuando Georgina hubo colocado los vibradores por completo
dentro de nuestras amigas, subió la bombacha de ambas a fin de que
se mantuvieran en su lugar y fue nuevamente hasta su bolso a buscar mas
elementos.
Al regresar, traía dos pequeños huevos que
parecían vibrar en sus manos, primero tomó a Debora, y haciendo
que esta se diera vuelta, recostada sobre el sofá, introdujo uno
de ellos dentro de su aún no estrenada vagina, inemediatamente comenzó
a gemir como resultado de la excitación que le producía tener
su cola llena y el huevo vibrando dentro de ella.
Una vez que terminó con Debora, realizó la
misma operación con Amanda, y entonces las hizo ponerse de pié.
Ambas parecían extremadamente inquietas, posaban sus manos sucesivamente
en sus nalgas y en su entrepierna, casi al borde del orgasmo.
Ana les ordenó entonces que caminaran nuevamente por
la sala, si antes lo habían hecho sensualmente, ahora cada paso
parecía desencadenar un orgasmo, a cada movimiento el vibrador dentro
de su cola se mecía también y el huevo dentro de ellas parecía
hacer otro tanto, ahora, para placer de Ana y Georgina, caminaban como
dos verdaderas prostitutas.
Decidida a buscar ellas también un poco de satisfacción,
Ana se acercó a Georgina y mientras sus manos acariciaban sus cuerpos,
comenzó a retirar primero la blusa y luego la pollera, dejando ver
que debajo de ellas tenía un body blanco de lycra, sumamente ajustado
también.
Amanda y Debora se excitaron aún mas al contemplar
como sus dominatrices se comportaban como dos lesbianas, finalmente, Ana
introdujo su mano por debajo del body de Georgina y dejó asomar
sus genitales, otro tanto hizo Georgina con nuestra hechicera, ambos genitales
estaban completamente inflamados y casi sin darse cuenta las nuevas señoritas
comenzaron a desear tenerlos en sus bocas.
Ana y Georgina se sentaron entonces en el sofá con
las piernas abiertas y entonces Ana les dijo: - Vengan chicas, es hora
de que prueben un poquito.
Casi se abalanzan sobre ellas, al poco tiempo Amanda tenía
en su boca por completo los genitales de Georgina, su cara era de un indescriptible
placer, y mientras tanto, Debora jugaba con el miembro de Ana pasando su
lengua todo a su largo, mientras con sus manos arañaba levemente
las bolsitas de su nueva Ama.
Así enfrascadas de pronto sintieron como llegaba su
primer orgasmo femenino y casi sin darse cuenta, este les recorrió
por completo su nuevo cuerpo, mientras se encontraban sumidas disfrutando
de estas nuevas sensaciones, Ana y Georgina comenzaron a masturbarse frenéticamente
una a la otra hasta que finalmente, ellas también alcanzaron su
orgasmo, vertiendo el contenido del mismo sobre el rostro de nuestras amigas.
Ya relajadas todas y viendo como poco a poco sus cuerpos
retornaban a lo que antes habían sido, Ana les preguntó:
- Y, les gustó, tienen ganas de repetirlo o se arrepienten
de haber venido?
- Jamás, - Ha sido espectacular, respondieron ambas.
Bueno, entonces la semana que viene nos encontraremos nuevamente,
pero esta vez realizaremos un exámen médico, que les parece?
Tengo que contarles que aceptaron? Pero lo que pasó
durante el exámen es otro encantamiento.
Te ha gustado el relato?, si es así genial, yo disfruté
mucho escribiéndolo y dejando volar mi imaginación, espero
que algún día podamos reunirnos las cuatro y convertirlo
en una realidad (quizá los trucos de magia no resulten, pero bueno,
no importa mucho), ganas no nos faltan, así que, quien sabe?, probablemente
en el futuro termine reescribiéndolo pero para adaptarlo a lo que
realmente pasó.
Pero ten en cuenta una cosa, la magia de este relato no es
la que esperas, no se trata de que a Ana le surgiera un par de pechos o
que desaparecieran los genitales de nuestras amigas. No, la magia opera
donde menos se la espera, y aquí la verdadera magia se refiere a
haber encontrado un lugar donde expresar mis fantasías y a través
de el conocer a gente genial como todas mis amigas.
Y por supuesto, no podían faltar las ilustraciones
que encontré para graficar el relato
Y para alegría de todas, aquí hay un dibujo
de Debora sobre el relato