Aquí Amanda se puso un poquito puerquita, pero de igual manera
el relato es espectacular, comprueba por ti mismo:
"Cada vez que Georgina viajaba a Buenos Aires no perdía la
oportunidad de encontrarse con sus amigas del alma. Por supuesto
que esto era festejado por ellas y planificaban el encuentro para
que nada fallara.
Para fines de diciembre un negocio en ciernes, hizo que Georgina
viajase a la megalópolis; todo estaba arreglado para el próximo
encuentro, ella haría de domina, Ana Raquel de colegiala y
Amanda de mucama. Eso si se juramentaron a no realizar ninguna
sorpresa extraña como había sucedido en otras oportunidades.
A las cuatro en punto todas estaban en la casa de Ana Raquel y en
pocos minutos cambiadas según sus roles.
Ana Raquel vestía una blusa blanca con una corbata escocesa de
nudo ancho que hacía juego con la mini cruzada; cuando caminaba
con sus zapatos tipo guillermina de taco cuadrado, se le veía
los portaligas que sostenían sus medias blancas lisas. El pelo
lo tenía recogido y atado con dos moños que le formaban dos
colitas que le salían a cada lado de su cabeza. Unas pecas en la
nariz y un chupetín que sorbía sensualmente, le daban un
aspecto de inocencia, que nadie que la conociera, le hubiese
creído.
Amanda con su peluca rubia de grandes rulos se había puesto su
mejor uniforme de mucama: cofia blanca, vestido negro con
infinidad de enaguas blancas que apenas dejaban ver los
portaligas cuando hacía movimientos rápidos, delantal blanco de
ancho moño en la espalda, sandalias blancas de taco alto. Como
toque sensual se había pintado un lunar muy cerca de la comisura
de la boca.
Georgina estaba suprema, donde había conseguido esas enormes
prótesis de senos y glúteos (jamás se lo reveló a sus amigas
aunque estas se lo imploraban luego) que le daban un aspecto de
matrona alemana de los años treinta ?. Su caracterización de
profesora severa era impecable, pelo negro recogido en rodete,
blusa blanca y saco negro cruzado que apenas podía retener los
enormes senos que empujaban toda la tela intentando escapar.
Amanda de solo pensar en el corset que tendría puesto para darle
esa cintura se excitó.
Completaba su atuendo una falda negra recta hasta las rodillas,
abrochada al frente por grandes botones; medias negras caladas y
botitas acordonadas de taco aguja. El maquillaje, la varita en la
mano y los anteojos le daba un aspecto de ferocidad tremenda.
En seguida empezaron las acciones; Georgina tomó el mando (como
correspondía) y comenzó a ordenar:
- A ver Amanda, a la cocina y traiga rápido algo para comer que
estoy hambrienta; y Ud. señorita a sentarse en el taburete del
piano y a tocar, vamos rápido -
Ana Raquel dejó el chupetín y se sentó al piano. Amanda salió
corriendo hacia la cocina (tenía todavía fresca en su memoria
lo que había sucedido en la reunión anterior) y empezó a
preparar panqueques. De vez en cuando espiaba por la puerta
entreabierta y veía como mientras Ana Raquel trataba en vano de
tocar Para Elisa, Georgina pasaba sus manos por sus muslos hasta
la entrepierna alcanzando su clítoris y cuando por la
excitación que sentía dejaba de tocar: slap ! un fustazo en la
cola y a seguir tocando.
Amanda seguía cocinando los panqueques, cuando se volvió a
asomar vio que Ana Raquel estaba sentada al borde del taburete,
la bombacha caída y un consolador de buenas dimensiones metido
en su ano. Seguía tocando y Georgina le daba fustazos sobre sus
manos recriminándole lo mal que lo hacía. La visión excitó
terriblemente a Amanda que buscó un consolador para ir calmando
su ansiedad.
Con el consolador a medio entrar en su ano, salió de la cocina
con un plato lleno de panqueques, estaban prolijamente acomodados
y una ramita de menta le daba un toque de color. Amanda se
excitaba a cada paso que daba, el consolador se le movía
lentamente adentro y afuera.
Las amigas hicieron un alto en la lección de piano atraídas por
el aroma que venía desde la cocina. Acordaron hacer un recreo
para deleitar su paladar. Se sentaron a la mesa y le pidieron a
Amanda que trajera más dulce de leche. Esta solícita cumplió
las ordenes y luego de llevárselo, se fue a fregar las cacerolas
a la cocina. Al rato sintió que la llamaban:
- Amanda, rápido, la nena se hizo encima, vení a limpiarla -
vociferaba Georgina.
Amanda entró con unos paños de cocina en la mano.
- No, no ! con los paños no, la vas a limpiar con la lengua,
mucamita inútil - le gritaba la profesora recostando a Ana
Raquel sobre el respaldo de un sillón. Le levantó la mini
escocesa y le sacó la bombacha; el culo estaba completamente
embadurnado de una substancia marrón.
- Vamos vamos, a limpiar la caquita de la nena - le ordenaba a
Amanda mientras le daba fustazos en la cola.
Amanda comenzó a lamerle los glúteos a Ana Raquel que comenzaba
a excitarse con el suave contacto de la lengua. Cuando Georgina
levantándole las faldas a Amanda, le quiso colocar un vibrador,
descubrió que ya tenía un consolador colocado:
- A la muy cochina se estaba divirtiendo sola en la cocina - se
lo movió un poco y le dio algunos fustazos sobre la cola. - Que
sea la última vez que no comparte las cosas con las otras -
A Ana Raquel se le dilató el ano cuando Amanda comenzó a
introducirle la lengua. Georgina al ver la feliz cara de Amanda
con todos sus cachetes manchados de dulce de leche y
relamiéndose los labios sensualmente, se excitó; a tal punto
que se desabrochó su pollera y sacando su clítoris hinchado lo
puso en la boca de Ana Raquel que gustosa empezó a besarlo.
Amanda desesperada buscaba con su lengua restos de
"caquita" por la cola de Ana Raquel; introducía su
lengua en el ano, bajaba chupeteando la membrana que une el ano
con el clítoris y al que comenzó a acariciar con sus manos.
Ana Raquel no dio mas, excitada al máximo porque estaba siendo
dominada por la profesora por un lado y recibiendo los favores de
la mucama por otro dejó escapar sus líquidos sobre el sillón.
La profesora se enojó mucho por la suciedad que había hecho y
decidió castigarla. Le dijo a Amanda que se pusiera de pie y que
se levantara las enaguas. Sobre un plato puso el hinchado
clítoris de la mucama y lo comenzó a untar con el poco dulce de
leche que quedaba.
- Ahora te vas a comer el último panqueque y aunque no te guste
te lo tragás todo - le ordenó sin dejar lugar a la
desobediencia.
Arrodillada frente a la mucama Ana Raquel tomó el miembro
endulzado con las dos manos y comenzó a succionarlo. Georgina
que trataba de seguir su rol, no resistió y comenzó a
masturbarse. Amanda no tardó en llegar al orgasmo y manchó toda
la camisa de la colegiala; por el rabillo del ojo vio como en un
rincón, la adusta profesora hacía lo mismo ensuciando toda la
alfombra.
Refunfuñando porque le tocaba limpiar, Amanda se fue a la cocina
a buscar un balde. Mientras la profesora y su alumna comenzaban
la segunda lección de piano ... "
Amanda Wells.
Tal como te había dicho, este relato es un poco mas atrevido que
los anteriores, sin embargo, cuando me pongo a pensar, siempre me
digo a mi misma, que delicioso recibir una lección de piano de
esta manera, con un dildo dentro de mi colita y Georgina
dominándome mientras aprendo, a la par que Amanda me atiende.
Este dibujo me hace pensar en Georgina y Ana
obligando a Amanda a escribir las experiencias de esa tarde