La Peluquería


Esta es una fantasía, lamentablemente no se trata de una experiencia real, aunque como podrás adivinar al terminar de leer el relato, me muero de ganas por encontrar una peluquería así (y creo que ustedes también).


"Esta historia comienza con mi visita a una conocida mía, ella había sido una de mis pasiones desde el primer momento en que la vi, una mujer alta, voluptuosa e imponente, de anchas caderas, hermosas piernas y sin tener un gramo de mas o de menos, un poco diferente al modelo de mujer que hoy en día se ve en la televisión, un tipo físico parecido al que podíamos encontrar en los años cincuenta o sesenta.


El hecho es que a pesar de mis insinuaciones, de haber desplegado toda mi habilidad, nunca respondió a ellas, debo reconocer además que como Casanova soy un fracaso, como hombre soy tímido y siempre supuse que esta era la causa de que ella no me correspondiera ya que hasta donde sabía yo, no tenía pareja en ese momento y vivía sola.


Pero, en fin, para hacer corta esta historia, si bien no respondió a mis insinuaciones y nuestra relación nunca llegó al plano sexual, se inició entre nosotros una amistad, tal como les decía antes, ella tenía una peluquería en Buenos Aires, la que atendía junto con otras dos amigas. Era frecuente entonces que yo pasara por allí al menos una vez a la semana y estuviera un par de horas charlando con ellas entre cliente y cliente.


Sin embargo, Laura (tal es su nombre) no dejaba de atraerme, casi siempre me sorprendía mirando sus piernas que asomaban por entre el guardapolvo, y si no era a ella, me sucedía lo mismo con Patricia o Guillermina, sus dos socias. En varias oportunidades me llamó la atención diciéndome: - Hola, estoy acá, cuando descubría que mi mirada se desviaba hacia la cola o los pechos de sus amigas.


Tal es así que un jueves por la noche, cuando ya casi estaban por cerrar, me sorprendió una vez mas examinando atentamente el escote de Patricia (para mi, lo estaba haciendo discretamente, creo que en realidad mi desesperación era evidente). Entonces me dice:


- Te gustan Patricia y Guillermina?


- Por supuesto, le respondí, pero ya sabés que vos me gustás mas todavía


- Entonces si te animás a probar algo diferente, puede ser que alguna de las tres salga con vos, que te parece?


- Con tal de salir con ustedes hago cualquier cosa. Pero no me van a meter en problemas no?


- Quedate tranquilo, vas a ver que será divertido, ahora no podemos, pero volvé mañana a la una de la tarde, cuando cerramos y te prometo que te va a encantar.


- Ya vas a ver como mañana estoy aquí. A partir de allí continuamos charlando, aunque no podía evitar el imaginarme que sería lo que tendría que hacer, de cualquier manera, pasé el resto de la tarde desvistiendo sucesivamente a mis tres amigas e imaginándolas con todas las ropas fetichistas posibles.


Finalmente me despedí de ellas con un - Hasta mañana, y vi que en las tres se asomaba una sonrisa cómplice.


No sabía que pensar, cual sería la propuesta de ellas? Sin embargo, de una cosa estaba seguro, cualquiera que fuese, estaría dispuesto a cumplir con lo que me pidieran, la sola idea de estar con alguna de ellas, especialmente con Laura, hacía que mi imaginación comenzara a volar y mi excitación apareciera casi de inmediato.


Casi no pude esperar hasta el día siguiente al mediodía, momento en el que por fin el misterio sería develado. Como puedes imaginar, llegué cinco minutos antes de lo previsto (en realidad había llegado quince minutos antes, pero decidí hacer un poco de tiempo para no parecer tan desesperado).


El negocio estaba vacío y ellas ya estaban cerrando en el momento que llegué, por lo visto estaban tan entusiasmadas como yo y una vez mas me pregunté que era lo que me aguardaba.


Llegué, las saludé, y luego que terminaron de cerrar, se sentaron Laura en un sillón y me indicó que me sentara en un diván de tres cuerpos que estaba dispuesto en el salón para las clientas que aguardaban su turno, Patricia y Guillermina se sentaron cada una a un lado mío.


- Bueno, por lo visto estás intrigado. Me dijo Laura


- Intrigado pero además dispuesto a hacer cualquier cosa, ya saben bien que a pesar de nuestra amistad, siempre fue un sueño mio estar con alguna de ustedes.


- Genial, pero recordá que tenés que hacer lo que nosotras te indiquemos, sin preguntar, ya vas a ver que te va a encantar y que será una experiencia inolvidable. Me dijo Guillermina


- Si, ya les dije que estoy dispuesto a hacer lo que ustedes me pidan.


- Bueno, entonces vamos a empezar ahora, desnudate.


Sabiendo que pocos momentos antes ellas habían enunciado las reglas y que una de ellas era que no preguntara, inmediatamente quedé desnudo frente a ellas.


- Ahora andá arriba, al baño, vas a encontrar con que ya está preparada la bañera con sales, tomá un baño de inmersión, lavate bien todo el cuerpo pero acordate de que no tenés que lavarte la cabeza. Me dijo Patricia.


Estas instrucciones me intrigaron mas todavía, pero, sin decir palabra, subí la escalera en caracol que había en el local, arriba existía antes un depósito que las chicas habían transformado en un departamento en el que yo sospechaba que no solo descansaban.


Había un baño, una pequeña salita con dos sillones y varios espejos de cuerpo entero y finalmente un dormitorio con un armario, una cama de dos plazas y dos mesitas de luz a sus costados.


Bueno, pensé para mi mismo, es mejor que dejes de preguntarte que pasará y te dediques a vivir el momento, al fin y al cabo hace cuanto tiempo que venís esperando esto?


Me introduje en la bañera y el agua cálida mas las sales me relajaron casi inmediatamente, comencé a enjabonar mi cuerpo y a fregarlo con el jabón que ellas habían dejado y cuando terminé, me dispuse a enjuagarme, abrí la ducha y retiré los restos de jabón de mi cuerpo.


Cuando salí de la ducha, tomé un toallón y empecé a secarme, sin embargo, no pude dejar de notar que todos los pelos de mi cuerpo iban cayendo en cuanto me secaba con la toalla, ahora entendí porqué me aclararon que no me lavara la cabeza, pero, que era lo que había en el agua?


Terminé de secarme y salí del baño, estaba ahora no solo completamente desnudo sino que además, en mi cuerpo no quedaba un solo cabello excepto los de la cabeza. Ellas estaban aún con su uniforme de la peluquería sentadas en los sillones de la sala, me miraron y una vez mas sonrieron.


- Que tenía el agua?, fue lo único que atiné a decir.


- Quedate tranquilo, lo único que tenía era una loción depilatoria y el jabón también era depilatorio, para lo que tenemos en mente necesitábamos que no tuvieras un solo pelo en el cuerpo. Además, me gustás mas ahora, en serio, te queda muy bonito. Me dijo Laura quien parecía llevar la voz cantante del grupo.


- Ahora, sentate que te vamos a contar que es lo que tenemos planeado, después que lo hallamos hecho, podés decir que sí o que no, pero va a ser la última oportunidad de arrepentirte.


- Bueno, adelante, las escucho, pero ya les dije que estoy dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de estar con alguna de ustedes.


- Primero escuchanos, después, decidí que es lo que querés hacer, si tomar la ropa e irte o aceptar nuestra propuesta y descubrir nuevas cosas. Pero antes debés saber que ayer después que te fuiste estuvimos charlando y decidimos que si querés quedarte, vamos a darte un premio y estaremos las tres con vos.


Me quedé mirandola sorprendido, era increíble, estar con las tres juntas, era la mejor de las fantasías, no le respondí, era ella quien debía aclararme ahora que debía hacer, pero cada vez estaba mas seguro de una cosa: sea lo que sea que me pidieran, lo haría sin dudar, mas todavía con semejante premio por delante.


Mientras Laura me hablaba, Patricia y Guillermina se sentaron una vez mas a mi lado y mientras una me acariciaba la pierna, otra lo hacía sobre mi pecho. Casi inmediatamente comenzó a surgir una tremenda erección, esto era increíble. Estaba con esas dos diosas que durante tanto tiempo había deseado, y además, la falta de pelos en mi cuerpo había cambiado por completo la sensibilidad de mi piel, esta parecía haberse incrementado, o estas nuevas sensaciones eran producto de mi excitación.


- La cosa es la siguiente, con Patricia y Guillermina hemos hecho una pequeña apuesta, que conseguimos vestirte y transformar tu apariencia en la de una mujer y que podrás pasar una tarde en la peluquería sin que ninguna de nuestras clientas se de cuenta.


- Esperá que termine, yo sostengo que podremos hacerlo, mientras que Patricia dice que no y Guillermina en realidad está dudando y no está muy segura. Nos decidimos a hacerlo también porque nos parece que es un reto interesante a nosotras como estilistas y además, las tres somos bisexuales y tengo que confesarte que ahora estás mucho mas lindo que antes, nos excita mucho la idea de transformarte en una mujer. Por eso fue que decidimos que estaríamos las tres con vos.


- Bueno, ahora que sabés lo que pretendemos hacer, que decidís?


Que podía decir, por un lado no imaginaba que esta era la propuesta que me harían, me sorprendió pero no pude negar tampoco que me atrajo, ya en una oportunidad para una fiesta de disfraces me había vestido de mujer y me había resultado agradable sentir sobre mi cuerpo el roce de las prendas femeninas, medias, lencería, etc.


- Si por supuesto, ya les dije que haría cualquier cosa.


- Genial, me dijo Patricia, sabía que aceptarías.


- Que lindo, ya te imagino de mujer y me está empezando a excitar cada vez mas la idea. Me dijo a su vez Guillermina mientras me acariciaba el cuerpo.


Laura sonreía y mientras lo hacía me arrojó un beso.


- Bueno, manos a la obra entonces, sentate en esta silla mientras nosotras preparamos todo.


Me senté en la silla que ellas me indicaron y mientras tanto, las tres comenzaron a ir y venir una fue hasta la habitación y trajo algo de ropa, las otras dos fueron hasta el salón abajo y volvieron con varios estuches de maquillaje y toda una serie de elementos.


- Una señorita debe tener manos delicadas y femeninas, así que yo me voy a encargar de eso. Dijo Patricia.


- Mientras tanto, yo me encargo de ver con Laura que hacemos con tu cara. Así que ahora quedate quietito, relajate y dejanos trabajar. Me dijo Guillermina.


Patricia entonces comenzó a hacerme las manos, con cuidado y habilidad limó mis uñas, retiró la cutícula y cuando hubo terminado, se dedicó a colocarme un juego de uñas esculpidas.


Mientras tanto Guillermina y Laura discutían sobre cual sería el estilo de mi maquillaje, finalmente decidieron usar una serie de tonos marrones ya que decían sería el que mejor combinaba con mi tipo de piel, los labios delineados, dos tonos de sombras en mis ojos, pestañas postizas y una serie de cosas que no comprendí completamente para que eran.


Así, sentado me dejé relajar y creo que terminé adormeciéndome, parece mentira, pero estaba completamente relajado, sentir a Patricia trabajar en mis manos dulcemente, mientras Laura y Guillermina me hacían cerrar los ojos y acariciaban mi cara al ir aplicando el maquillaje.


Después de un buen rato, ambos grupos de trabajo terminaron, no pude verme ya que me habían hecho sentar de manera tal que no quedara frente a ningún espejo, pero inmediatamente noté como mis manos habían sido transformadas, las largas uñas les daban un aspecto totalmente diferente, mas estilizado y femenino.


Se pararon entonces frente a mi y contemplaron su obra.


- Está bastante bien, pero todavía faltan un montón de detalles. Decía Laura.


Guillermina entretanto volvía con una peluca negra azabache tipo melena que llegaba hasta la mitad de mi cuello, que sostenía era la que mejor me quedaría. Me colocó entonces una especie de media sobre mi cabeza para sostener mi pelo, luego acomodó la peluca, la peinó y se alejó un paso para contemplar como estaba quedando.


- Vastante mejor, le dijo Laura, ya va tomando otro color.


- Esperen que faltan los accesorios.


Patricia se acercó entonces con un par de aros de broche, que colocó en mis orejas, luego un collar de varias vueltas con la intención de tapar mi cuello con el.


Una vez que ya tenía los accesorios puestos, Laura dijo:


- Está bien, ahora parate que hay que empezar a vestirte.


Me paré y entonces Laura pasó por detrás mío y me colocó un corset en la cintura.


- Esto es para darte una figura mas femenina, vos no tenés pancita pero tenemos que acentuar tu cintura.


Y mientras decía esto, junto con Patricia iban abrochando el corset en mi espalda, mientras una me sostenía, la otra iba tirando de las correas ajustando cada vez mas.


- Ahora inspirá profundo y meté el estómago hacia adentro.


Lo hice y ellas dieron el tirón final, y ataron el corset. La sensación era extraña, me ajustaba bastante y debía respirar con inspiraciones cortas, pero empezaba a tener la intuición de como me estaba transformando.


Guillermina fue entonces hasta la habitación y volvió con un corpiño y un par de senos postizos. Me lo puso e inmediatamente noté una sensación agradable, no pude evitar el subir mis ahora femeninas manos y posarlas sobre mis nuevos pechos, eran increíbles, cuidaba hasta el mínimo detalle, incluso se notaba la forma del pezón por debajo del corpiño.


- No te parecen muy grandes esos pechos?, le dijo Patricia


- No, creo que no, a mi me gusta así, le respondió Guillermina.


- Dejalo así, sabés a mi también me encantan las mujeres de pechos grandes. Además creo que a el también le gustan, mirá como se está franeleando las nuevas tetitas. Decía Laura mientras me contemplaba.


Toda esta situación fue demasiado para mí, y de pronto noté que estaba teniendo una vez mas una erección como pocas veces había tenido antes.


- Ah, no, eso no queda muy femenino no te parece?, preguntó Patricia


- Dejá que lo arreglamos enseguida, le dijo Laura


Tomó entonces una cinta de embalar bastante gruesa y con la ayuda de Guillermina, estiraron mi pene hacia atrás y lo fijaron con la cinta. Cuando terminaron, miraba extrañado mi entrepierna, lo único que se veía era una zona totalmente lisa.


- Así está mucho mejor, ahora sí que parece una señorita.


Patricia volvió entonces con una bombacha, un portaligas y un par de medias, todos ellos negros. Que me ayudó a colocarme, primero la bombacha, luego el portaligas y finalmente las medias, las que después se encargaron de enganchar con el portaligas.


Laura entonces fué a buscar los zapatos. Cuando volvió con ellos pensé dos cosas, la primera de ellas que me encantaban, eran negros como el resto de mi atuendo, terminaban en punta y tenían un taco aguja de por lo menos doce centímetros, la otra cosa que pensé fue: - Como voy a hacer para mantenerme de pie con ellos puestos?


- No te parecen muy altos?, le preguntó Guillermina haciéndose la misma pregunta que yo.


- Primero vamos a tratar un poco y le vamos a enseñar a caminar, sabés que me encanta como estiliza las piernas el taco aguja.


Me los colocaron y tomandome una de ellas de cada mano, me ayudaron a dar un par de inseguros pasos, realmente no creí que pudiera hacerlo sola.


Al avanzar un poco quedé frente al espejo, la imagen de este me cortó la respiración mas que el corset. Lo que veía era toda una mujer, el maquillaje que habían hecho era perfecto, mi busto era espectacular, el corset me hacía una cintura diminuta y la sensualidad de los portaligas, las medias y los zapatos me dió la certeza de que si no hubiera tenido mi pene atrapado entre mis piernas, en ese mismo momento me estaría masturbando con mi imagen.


- Que linda, ahora sí que parece toda una mujercita. Dijo Patricia


- Te dije que le quedaría bien, comentó Guillermina.


- La verdad que a mi ya me está excitando,
dijo Laura, mientras se acercaba a mi, acariciaba mi cola y me daba un beso de lengua cuidando de no arruinar mi maquillaje.


En ese momento contemplé una vez mas mi imagen en el espejo, Laura estaba detrás mío, ahora tenía una de sus manos en mi busto, la otra mano descansaba en mi entrepierna, donde en otro tiempo se encontraba mi pene. Nuestra apariencia era la de dos mujeres, y no puedo decirles como me excitaba esto a mi también, jamás hubiera pensado esa mañana cuando me dirigía al local que ahora me encontraría en esta situación.


- Que fuerte que estás, ahora si que me calentás, me tenés loca por estar juntas haciendo el amor. Me decía Laura al oído mientras sus manos continuaban acariciando mi entrepierna y mi busto.


Estas nuevas sensaciones eran indescriptibles y a mi también me estaban excitando.


- Ahora debemos elegirle un nombre que haga honor a su nueva imagen.


- Dejemos que ella lo elija, al fin y al cabo tiene que gustarle. Propuso Patricia.


Yo no decía nada, estaba como hipnotizada contemplándome en el espejo, hasta que finalmente volví a la realidad y me di cuenta que las tres estaban esperando que les dijera como me llamaría. En un primer momento no supe que decir, y así, pronuncié el primer nombre que me vino a la cabeza.


- Ana me gustaría, que les parece.


- Lindo nombre, me gusta, mucho gusto Anita, dijo Patricia dandome un beso de bienvenida.


- Me gusta, hace juego con vos, decía Guillermina mientras me daba otro beso.


- Bueno, Ana será entonces nuestra nueva amiga, y así, quedé bautizada con mi nueva identidad femenina.


- Ahora tenés que vestirte. Y Guillermina fue por el resto de la ropa, mientras que Patricia fue hasta un alhajero, trayendo una serie de anillos, pulseras y un reloj de mujer. Luego de ponermelos mis manos se veían mas femeninas todavía.


Guillermina trajo entonces una blusa blanca de seda y de mangas largas, que al ponermela me encantó el tacto que producía, y una pollera tubo negra que caía unos diez centímetros por encima de mis rodillas, el vestuario quedó completo con un cinturón no muy ancho que marcaba mi cintura por encima de la ropa acentuando la figura que me proporcionaba el corset.


Miré mi nuevo reloj, eran ya las dos menos cuarto de la tarde, casi habíamos pasado dos horas en mi transformación, pero al verme una vez mas en el espejo recuerdo haber pensado que habían sido bien aprovechadas, entré al local como un hombre y ahora casi no me reconocía a mi misma en la imágen de Ana.


- Ahora viene la parte mas difícil, tenés que aprender a comportarte como una mujer, tu apariencia es sensacional, pero no podés moverte como un camionero. Me dijo Laura.


Así, a continuación pasamos casi hasta las cuatro de la tarde (hora en que la peluquería abriría sus puertas nuevamente) en una interminable sesión de aprendizaje, desde como caminar con los tacos aguja que tenía, pasando por sentarme una y mil veces en diferentes posiciones, tanto en una silla como en un sillón, como recostarme sobre una mesa, como permanecer parada, etc.


Tal como te decía, fue agotador, incluso me hicieron subir y bajar la escalera caracol varias veces (esta fue quizá la experiencia mas difícil con los zapatos que tenía), hasta que pude hacerlo con confianza y naturalidad.


Sentarme con las piernas juntas, apoyar mis manos en el regazo, acomodar las medias de manera sensual exhibiendo mis piernas, todos pequeños detalles que tuve que aprender a realizarlos como una mujer. Incluso me hicieron ir varias veces al baño y allí retocar mi maquillaje, repintar mis labios, etc.


Todas estas cosas en realidad tenían también un efecto secundario, y era que mi excitación iba en aumento, el roce de las medias una contra la otra cuando me sentaba y cruzaba las piernas, el ver mis manos ahora femeninas, con las uñas largas y rojas apoyadas sobre mis rodillas, el sentir el roce de la blusa de seda contra mi busto, eran todas sensaciones nuevas que me hacían adorar las ropas que estaba luciendo y que incrementaban mi excitación.


Finalmente, cuando ya casi eran las cuatro de la tarde, mis tres compañeras consideraron que dominaba la técnica de comportarme como una mujer y que estaba apta para mi presentación en sociedad.


- Les parece, no terminaré haciendo un papelón? Les pregunté


- Quedate tranquila, yo se lo que te digo, confiá en mi y tené la seguridad de que no solo estás bonita sino que además sos toda una mujercita. Además, pensá en el premio que te espera. Me tranquilizó Laura.


Así bajamos al salón y ayudé a las chicas a abrir el negocio. En ese momento me indicaron que la explicación que darían a las clientas habituales sobre mi presencia allí sería que decidieron contratar a una secretaria que les ayudara en la reserva de turnos, atención a las clientas, etc., me aconsejaron que hablara con voz suave y baja, disculpándome por tener la garganta inflamada a causa de un virus.


Me mostraron el escritorio que se encontraba en la entrada del salón, haciendo las veces de recepción, el funcionamiento de la agenda y me indicaron cuales eran mis tareas, recibir a las clientas que tenían una hora fijada, acompañarlas hasta el interior del local, ofrecerles bebidas mientras esperaban, en fin las tareas de cualquier recepcionista en un comercio de este tipo.


Finalmente, Guillermina fue quien me alcanzó un paquete diciéndome:


- Tomá, este es el regalo de bienvenida de nosotras, vas a ver que durante la tarde te será útil.


Lo abrí y contenía una cartera que hacía juego con mis zapatos, en su interior había un juego completo de maquillaje, sombras, rimmel, lapiz de labios, etc.


- Así, te será mas fácil tomar tu cartera, ir al baño y retocarte el maquillaje como lo hace cualquier mujer. Dijo Patricia.


- Portate bien, que si gano la apuesta ya sabés que vas a tener un premio. Me recordó Laura.


En ese momento ingresó la primer clienta de la tarde, una mujer bien parecida de unos cuarenta años, vestida informalmente, yo, sentada en mi escritorio - ya estaba pensando en mi misma como en una mujer, completamente compenetrada con el papel que las chicas me estaban haciendo jugar -, la recibí, consulté la agenda y la acompañé hasta donde la esperaba Patricia para hacerle la manicure.


A partir de ese momento me vi sumergida casi sin darme cuenta en el ritmo de la peluquería, tomar nota en la agenda de las reservas de horarios, recibir a las clientas, atenderlas y ocasionalmente ayudar a alguna de las chicas, recorrí innumerables veces el salón, no recuerdo en cuantas ocasiones subí y bajé la escalera buscando algo para las chicas que se encontraba arriba. Cada tanto, iba al baño y examinaba mi maquillaje, temerosa de que se corriera y delatara mi verdadera naturaleza, sin embargo, esto no sucedió.


Finalmente, me tranquilicé y comencé a disfrutar de mi papel, caminaba cada vez con mas seguridad, adoraba el roce de la ropa e imaginaba que Laura estaba por ganar su apuesta, y con ello, anticipaba el premio que recibiría.


Cuando se hicieron las nueve de la noche y se retiró la última clienta, sentí una especie de melancolía ya que pensaba que la experiencia estaba llegando a su fin, fue la tarde mas espectacular de mi vida y estoy segura de que ninguna de las clientas sospechó nada.


Ayudé entonces a mis amigas a ordenar el local y una vez que lo cerramos, Laura dijo:


- En fin, parece que gané, no les parece?


Patricia y Guillermina no pudieron hacer otra cosa que aceptar y yo no pude evitar dejar escapar una sonrisa, ahora estaría con las tres juntas, yo también transformada en una mujer y todas mis fantasías se harían realidad. Laura entonces me dijo:


- Nosotras vamos a prepararnos para darte tu premio, vos terminá de acomodar aquí y subí que te esperamos en la salita de arriba.


Se retiraron y yo quedé sola en el salón, terminé de acomodar algunas cosas, arreglé el escritorio, guardé las cosas en los cajones y me dirigí hacia la escalera, mis pasos resonaron en el local vacío y recuerdo que pensé: Curioso, si ayer hubiera escuchado estos pasos, me habría dado vuelta para ver a la mujer que los producía, hoy soy yo quien camina con tacos aguja.


Subí la escalera y en la salita estaban las tres esperándome sentadas Patricia y Guillermina juntas en un sillón, mientras que Laura estaba de pié en el centro. Me hizo señas de que me acercara y luego me abrazó y me dió un beso con su lengua, sus manos recorrían mi cuerpo acariciando mi cola y mi busto, la sensación era una vez mas extremadamente agradable.


Yo también comencé a acariciar su busto, era una experiencia nueva, sentir como mis uñas se introducían por debajo de su guardapolvo y exploraban sus senos. Luego, comencé a desabrochar su ropa buscando su entrepierna y cuando llegué a ella no entendí muy bien el mensaje que mis manos me enviaban y retirándome un poco miré hacia abajo.


Laura tenía puesta una prótesis de cintura que simulaba un pene de generosas dimensiones. No supe que hacer hasta que ella me aclaró todo.


- Bueno, que pensabas, hoy te comportaste como toda una mujer y pasaste como tal frente a bastante gente, la última lección es justamente aprender a hacer el amor como una mujer, ese es tu premio.


Al principio me resistí a la idea, no era eso justamente lo que había pensado yo que sería mi premio, pero mi excitación era increíble, jamás había estado así en mi vida, estaba dispuesta a cualquier cosa en materia de sexo en ese momento, además, vi que Patricia y Guillermina se habían quitado también sus guardapolvos y ambas tenían prótesis similares.


Continuaban sentadas pero ahora cada una de ellas masturbaba la prótesis de la otra mientras se besaban. Curiosamente, esto me excitó mas todavía y cuando Laura tomó mi mano mientras decía:


- Vamos de a poco, primero masturbame un poquito que me encanta.


Tomé entonces su pene con mi mano y comencé a moverla como si estuviera masturbándola, al mismo tiempo, ella comenzó a acariciarme una vez mas los pechos mientras decía:


- Que bien, así, haceme la pajita.


- Ahora dale unos besitos.


Y mientras decía esto, apoyó sus manos en mis hombros indicándome que me agachara y luego tomó mi cabeza guiándola hasta la cabeza de su pene.


En ese momento, comenzó a darme instrucciones de lo que debía hacer, - Así, pasá la lengua por la cabecita, - Muy bien, ahora abrí la boca y dejá que entre despacito, - Ay que lindo que bien que chupás.


Yo estaba a esta altura totalmente enloquecida y cuando Patricia y Guillermina dijeron que les encantaría recibir igual atención, me puse de pié, Laura entonces me ayudó a quitarme la blusa y la pollera y fuí hasta el sillón donde estaban ellas.


Allí comencé alternativamente a masturbar el pene artificial de una de ellas mientras introducía el otro en mi boca, primero uno y luego el otro.


De pronto me había olvidado de Laura hasta que sentí que corrían mi bombacha hacia un costado, luego, una mano que encremaba mi cola con suavidad, pero también dilatándola con sus dedos. Me di vuelta entonces y vi que Laura se disponía a introducir su pene dentro mío.


- Por favor, me va a doler, no se si quiero.


- Si, quedate tranquila que vas a ver que te va a gustar, además, hoy sos una mujer y ni sueñes que vas a tocarte tus genitales, si querés llegar a tener un orgasmo esta es tu única oportunidad.


Y mientras decía esto, se acomodaba y apoyaba la punta de su miembro en la entrada de mi cola, la dejó ahí, ejerciendo presión y esperando que mi esfinter se dilatara y recibiera por si mismo y por primera vez un organo masculino.


Al poco tiempo, esta sensación de tener algo pujando para entrar comenzó a resultarme agradable, y continué besando y masturbando a Patricia y Guillermina.


Poco a poco, el pene de Laura fue penetrando hasta que estuvo por completo dentro mío, en ese momento, ella comenzó a cabalgarme, primero con lentitud y luego cada vez con mas energías.


- Que lindo, hace rato que quería hacerte esto.


Mi Dios, de haber sabido de lo que me estaba perdiendo le hubiera rogado que me lo hiciera.


Era delicioso, tenía dos hermosos penes de latex frente a mi y otro dentro mío, sentía a Laura dentro mío y al mismo tiempo sus pechos contra mi espalda, mientras sus manos se tomaban de mis pechos. No sé cuanto tiempo estuvimos así, deseaba que no terminara nunca y paradójicamente, también estaba desesperada por llegar al orgasmo.


Finalmente lo conseguí cuando Patricia se retiró y dejándome que besara el pene de Guillermina, comenzó a frotar su mano contra mi entrepierna, como si estuviera acariciando el clítoris de una mujer, al poco rato de hacer esto, sentí que una onda de placer como nunca antes había sentido recorría mi cuerpo y que la bombacha se humedecía por debajo de su mano.


Luego de esto, las tres se sentaron en el sillón y abriéndose de piernas, hicieron que las besara hasta llevarlas al orgasmo con mi lengua.


Esa noche fue sencillamente espectacular, cuando yo creía que no podía mas, me tomaron de la mano y me llevaron hasta el dormitorio, allí, Patricia y Guillermina reclamaron su derecho de cabalgarme, y sucesivamente recibí dentro mío a una y otra mientras besaba al pene de las otras dos.


Cuando finalmente, las cuatro terminamos extenuadas no pude menos que confesarles que la experiencia había superado con creces mis mas locas expectativas y les agradecí por haberme hecho conocer un aspecto insospechado de mi sexualidad.


Un mes ha pasado desde esta experiencia, ahora de lunes a viernes vivo como hombre, pero siempre esperando el sábado, día en el que Ana vuelve a la vida y ayuda a mis tres amigas en la atención del local.


Mi vestuario es ahora mucho mas extenso, en parte por los regalos que mis novias me han hecho y en parte por la ropa que yo misma he comprado, me gusta sorprenderlas con alguna lencería erótica que se que les encanta.


En este momento tengo puestos un par de zapatos de taco aguja, medias negras con costura y portaligas, por supuesto un corset bien ajustado y las prótesis mamarias que tanto le gustan a Laura. Un vestido de lycra bien ajustado y decidí sorprender a mis amigas con una nueva bombacha, esta está abierta en la cola y se que entenderán rápidamente la invitación que les estoy haciendo.


Bueno, disculpenme pero tengo que irme, es hora de abrir el local y además, las chicas me contaron que consiguieron unas prótesis nuevas con eyaculador y me prometieron que hoy me enseñarían a tragar la leche.


Y bien, que te ha parecido esta fantasía, te juro que se me ocurrió estando de vacaciones y el solo imaginarla me ha excitado terriblemente, lástima que no existan peluquerías así en mi barrio (si así fuera, seguro que me encontrarías allí los sábados por la tarde).


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