La Promesa.


Bueno, tal como puedes ver esta chica Amanda se las trae y escribe unas fantasías que realmente me enloquecen, debo confesarte que incluso con esta me he masturbado hasta tener un orgasmo mientras me imaginaba en la situación que describe (adivina quien me gustaría ser):


Ese día Luis estaba exhausto; estuvo toda la mañana en una calurosa oficina de Buenos Aires realizando la presentación de la campaña de un nuevo jabón y el cliente se fue muy contento; todo un éxito. Así que le dieron la tarde libre.


Salió como a las tres de la tarde a caminar por la calle Florida. Se metió en una de esas lujosas confiterías con su natural don de conquistador. Y de pronto, en una mesa, casi junto a la ventana la vio; una hermosa mujer, los cabellos negros y lacios caían con una gracia inusual sobre los hombros; el enorme escote de su vestido dejaba entrever unos preciosos senos, ni grandes ni pequeños, sencillamente perfectos, unas redondeces de luna exquisitas.


Las miradas se cruzaron por un instante; sintió como que era transparente, que todo conocía de esa extraña y que ella todo lo conocía de él, su corazón palpitaba a toda marcha...


No supo como hizo, pero allí estaba, sentado con ella tomando un café, y contándose cosas que parecían conocer.


- Haría cualquier cosa por estar contigo una noche - le dijo Luis


- Cualquier cosa ?- le preguntó ella.


- Si, si, cualquier cosa, te prometo que cualquier cosa - afirmó sinceramente Luis


- Mirá que las promesas se deben cumplir a raja tabla, pensalo bien - le dijo ella con un tono intrigante.


- Seré muchas cosas pero por sobre todo soy hombre de palabra, lo que prometo: cumplo - le dijo tajante Luis.


Se levantaron de la mesa y se fueron caminando por Florida. La mano con un hermoso guante de encaje pasó por la cintura de Luis y él sintió que tocaba el cielo con las manos.


Subieron a un ascensor, en el tercer piso se abrió la puerta tijera y los dos se escabulleron a un departamento.


La excitación de Luis no tenía límites, no podía creer la suerte que tenía cuando ella le dijo:


- Ponete lo más cómodo que puedas, yo voy a hacer lo mismo y ya vengo -


Realmente hacía calor esa tarde. Luis primero se sacó el saco, la corbata que le apretaba la garganta inútilmente. Al rato los zapatos y la camisa blanca; y finalmente se quedó en calzoncillos.


Y de pronto apareció ella con un lindísimo "negliyé" negro, todo con transparencias que la cubrían de los hombros hasta los pies y resaltaban aún más sus curvas perfectas. El cabello, negro azabache, suelto ondulaba con sus pasos dibujando volutas de placer por el aire.


Luis se quedó hipnotizado mirándola acerarse. Era una visión angelical, sacada de un libro de cuentos de hada.


Se sentó al lado de él y acercó un pequeño bolsito.


- No me vas a decir nada ?- le preguntó pícaramente.


- No, ... no, ... nnno ppuedo decir nada - farfulló Luis con un nudo en la garganta que no lo dejaba hablar.


Con sus suaves manos y casi acariciando sus piernas le quitó la última prenda que le quedaba puesta; su miembro estaba enorme, hinchado, rojo, el calor le subió a la cara. Del bolso ella sacó una bombacha blanca toda llena de volados y unos pequeños moñitos color rosa.


- Se bueno y ponete esto - le dijo ella.


- Pero, no, no, ...- intentó negarse Luis


- Y la promesa ?- le preguntó ella dibujando una enorme sonrisa en su cara, que dejaban entrever sus dientes blancos como perlas.


- Claro si, si, la promesa es promesa - dijo Luis y se calzó la bombacha.


Mientras ella sacaba unas medias blancas de lycra del bolso y se las fue calzando de a poco, primero los pies, las manos que iban recorriendo las pantorrillas hasta llegar a la entrepierna y quedar perfectamente calzadas. La excitación de Luis era enorme, parecía que su corazón se le iba a salir por los oídos.


Los zapatos tipo guillermina de charol negro le entraron perfectamente, ella se los abotonó y el empeine le quedó cubierto con la tirita de cuero negro.


Ya cuando le ponía un corpiño con una pequeña prótesis no dijo nada, solo disfrutaba del momento. El portaligas blanco le calzaba perfectamente y ella realmente sabía lo que hacía cuando abrochaba lentamente cada uno de los pequeños botones. Los roces con la piel de las medias de lycra casi lo enloquecen.


- Bueno y ahora se una buena niñita y ponete este guardapolvo blanco todo tableado - no se resistió estaba en otra parte, su cabeza le daba vueltas de placer. Cuando ella le puso la peluca rubia con trenzas y ese enorme moño que tenía en la parte superior , y luego lo maquilló con rubor en los cachetes y pintó la carita con unas pecas de colegiala, enloqueció y sin poder contenerse eyaculó.


- A nenita mala - le dijo ella - te ensuciastes la bombachita, bueno mamita te va a limpiar, quedate quietita, sentadita en el sillón, ya vengo -. Con el cariño de una madre le quitó la bombacha sucia de esperma y se fue por una puerta.


Luis estaba cansado, se levantó y fue hasta el bar. Se sirvió un whisky y vio reflejada en el espejo su figura de colegiala, realmente le quedaba muy bien el maquillaje, las tablas del delantal estaban impecablemente planchadas, el lazo azul en el cuellito le daba ese toque especial, la prótesis con el corpiño le daban una figura voluptuosa muy especial, pero lo mejor era la peluca rubia con esas trenzas y ese moño que le daba un aire angelical; dio medio giro y se miró por detrás, los botones del delantal prolijamente cerrados y por debajo del moño blanco que entallaba su cintura se entreveía su colita desnuda. Los zapatos negros de charol tipo guillermina con un poco de taco le daban un poco más de altura.


Con esta visión se excitó terriblemente y cuando comenzó a tocarse sus genitales, sintió un grito detrás de él.


- Nena mala !!!, eso no se hace!!!, como va a tomar alcohol y a manosearse así frente al espejo, le dije que se quedara en el sillón portándose bien -


Asustado se dio vuelta y allí la vio a ella, totalmente cambiada. Su pelo estaba peinado hacia atrás y fuertemente atado en una cola de caballo. Su maquillaje había cambiado, todo hacía que su cara fuera como la de un águila. Llevaba un corset negro, con muchos lazos y pequeñas cadenitas colgando por todas partes que tenía dos preciosos agujeros que dejaban ver sus pezones. Botas negras altas le cubrían hasta las rodillas y las medias caladas que aparecían por debajo se unían al corset con unos enormes portaligas; y entre medio de los portaligas colgaba un hermoso clítoris largo e hinchado.


Ella tomó a Luis de una oreja, como si fuera la directora del colegio y lo llevó a otra habitación. Cuando Luis entró solo atinó a ver hacia la derecha un potro estilo medieval y hacia la izquierda una cama de clavos, como las usadas por los faquires; sobre las paredes colgaban látigos, ball gags, esposas de cuero, ...


Pronto estuvo metido en un cepo que le inmovilizaba las manos y la cabeza. Sintió como le levantaban la falda tableada y sobre su cola desnuda cruzada por los portaligas blancos con encaje, le caían unos golpecitos dados con un rebenque de cuero. Sintió como se dilataba su ano, y ella comenzó a masajearlo con crema, primero con un dedo, luego con dos, finalmente le calzó un vibrador que se movía acompasando sus movimientos.


Su excitación parecía que no tenía límites y comenzó a gemir, entonces ella se puso frente a su cabeza inmovilizada por el cepo y le puso su clítoris en la boca. Comenzó a lamer y succionar como nunca pensó que lo podría hacer y finalmente enloqueció cuando la leche le inundó la boca. Tragó, tragó con enorme placer.


Ella se puso entonces detrás de Luis, le sacó el vibrador y comenzó a lamerle los genitales y a acariciarle el pene. No pudo más, volvió a eyacular.


- Pero, pero, ... nena chancha !!!, ahora ensuciastes el guardapolvo, esto es intolerable - Lo sacó del cepo y le dijo que se fuera. Luis estaba avergonzado, se cambió lo más rápido que pudo y salió del departamento. Se vio en el espejo del pasillo con los cachetes pintados y las pecas de colegiala, corrió para que nadie lo viera.


Cuando llegó a su casa, no pudo dormir en toda la noche, recordando todas las vivencias que había tenido. Pero se dio cuenta que en el apuro no se fijó donde vivía ella, y si ni siquiera sabía su nombre .... Todavía se lo puede ver a Luis recorriendo todas las tardes la calle Florida, tratando de encontrarla , para hacerle otra promesa - haría cualquier cosa para estar otra tarde con ella -...


Amanda Wells.


Ya has adivinado quien desearía ser, y acaso, quien desearías ser tu?

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Vamos, estoy esperando tus relatos

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