Por suerte Amanda ha decidido transformar
la historia de Raquel Montoya y Roberto en casi una novela, así
que continuemos deleitándonos con las cosas que sucedieron
durante la entrevista de trabajo:
"Roberto descansó esa noche como hacía tiempo no lo
hacía. Pasó del odio extremo a un cariño en ciernes con la
doctora Raquel Montoya.
Cómo no la iba a apreciar si era la única que se preocupaba por
él, le había llamado por teléfono a última hora del día
anterior anunciándole que efectivamente había conseguido la
entrevista con el presidente de la compañía.
Se pasó como una hora explicándole por teléfono, como le
convenía vestirse y como comportarse frente al presidente. Y si
bien no le agradaba la idea de ir vestida como mujer a la
oficina, ganaría más plata como secretaria ejecutiva del
presidente que en su puesto anterior y trabajaría menos. Y si
había que hacerle algún favorcito al jefe todo estaba bien,
después de todo le estaba empezando a gustar su nuevo rol.
Cuando sonó el despertador a las 6:30 se levantó de un salto.
Tomó una ducha, se iba a afeitar pero notó que no le había
crecido la barba por el tratamiento depilatorio electrolítico
que le había aplicado la doctora el día anterior (- realmente
los productos y tratamientos Miss Valón son excelentes -
pensó).
Se vistió como le indicara Raquel, peluca negra, corpiño de
encajes con una pequeña prótesis para acentuar las curvas,
bombacha alta para contener el clítoris, portaligas de tiras
anchas con encajes, medias blancas de lycra. Sobre la ropa
interior se puso un solero fondo blanco con pequeñas florcitas,
acorde al calor del verano de Buenos Aires. En los pies sandalias
marrones con un pequeño taco y en la mano una cartera mediana de
ese mismo color, que atiborró de cajitas con polvo facial,
espejitos, peines, rush, y mil cosas más. Demás está decir que
eran productos de Miss Valón !
El maquillaje sencillo: apenas sombras de ojos celeste, un poco
de rubor en los cachetes, rimmel negro para que sus ojos
resaltaran, rush rosa pálido sobre los labios. La bijouterí le
daba un toque extra de sensualidad: aros colgantes con una
minúscula perla y un collar de dos vueltas también de perlas.
Así salió Roberto, sin pensar que caminaba por las calles de
Buenos Aires. Cuando se dio cuenta ya estaba bajando por la
entrada del subte, le dio como un escalofrío, se puso rojo de
vergüenza, quiso volver a su casa, eran las 7:45 hs y la
esperaban para la entrevista a las 8:30. No había tiempo para
dudar, siguió bajando las escaleras.
El subte como todas las mañanas estaba lleno de gente. Nunca
antes se había percatado de lo mal que viajan las mujeres en ese
medio de transporte. Un viejo pelado se la pasaba de un lado para
otro a sus espaldas y de vez en cuando le tocaba la cola y a
pesar que le dijo que se corriera, el viejo seguía ahí.
Cuando se bajó en la terminal del subte, notó que tenía una
mancha amarilla en el costado del vestido, la tocó y por la
consistencia y olor, estalló de indignación: - Viejo pajero de
mierda, se hizo la paja en el subte tocándome la cola, y encima
me manchó el vestido! si lo agarro otro día le pego una patada
en los huevos que lo dejo mirando al norte !! - pensó puteando.
Enojada por el suceso del subte, entró al edificio donde la
estaban esperando. Se dirigió a los baños para limpiarse el
vestido, frente a las puertas dudó un instante y entró en el
que tenía una silueta femenina dibujada en la puerta. Allí la
mujer de la limpieza la ayudó a quitar la mancha y a secar el
vestido.
Con el vestido limpio se dirigió al hall de espera del
consultorio médico. Ya Raquel le había informado que le tenían
que realizar un chequeo previo. A las 8:30 en punto salió la
doctora Montoya y se sonrió al ver a Roberto esperando para el
chequeo. Lo hizo pasar al consultorio y le dijo:
- Bueno, ... veo que has progresado en todo. Te ves divina ! - la
aduló un momento y siguió - En la ficha de personal no podemos
poner tu verdadero nombre, porque no iría con el de una
secretaria ejecutiva, ... desde ahora te llamarás Rocío López.
Así que Rocío sacate el solero y arriba de la camilla para que
te revise. -
Rocío (ex-Roberto) siguió las instrucciones. Una vez más las
suaves manos de Raquel paseándose sobre su piel hicieron que su
clítoris se hinchara; Raquel notándolo y no resistiendo la
tentación, le bajó la bombacha y lo empezó besar.
Raquel se subió el delantal dejando ver que aparte de los
portaligas y medias, no tenía nada debajo; se apoyó de frente
sobre el escritorio. Rocío la tomó por la espalda, con sus
manos enganchadas en los portaligas gozaron desaforadamente,
hasta que Rocío llegó al orgasmo.
Raquel apenas pudo recuperar la compostura para terminar el
examen médico. Agitada como estaba llevó a Rocío detrás de un
biombo para el test de la secretaria. Allí había una silla
anatómica con un falo en medio del asiento; no hizo falta mucha
crema para que, excitada como estaba Rocío, pudiese sentarse
cómodamente en ella.
Ambas estaban muy contentas. El legajo de Rocío ya tenía el
sello de: Clínicamente Apta.
Pero faltaba la entrevista con el presidente.
- Tomá esta pastilla para la entrevista - le dijo Raquel a
Rocío - te va a ayudar mucho y vas a estar tranquila. - Rocío
tragó de una vez la pastilla y se fue a la sala de recepción de
la presidencia.
Mientras esperaba en la sala Rocío pensaba que mientras
trabajaba como Roberto al presidente lo había visto solo para
las fiestas de fin de año. Y ahora, si todo salía bien, lo
vería todos los días. Casi nadie hablaba de él en la oficina,
pero se comentaba que era muy exigente y de mal carácter.
Ya había pasado una hora y todavía no la habían atendido,
cuando para su espanto empezó a sentir que su miembro (y sin
razón aparente) comenzaba a erguirse. Se acordó de la pastilla
que le había dado Raquel, no era para calmar los nervios como
ella pensara, si no que era igual a las que estaban en el frasco
de Viagra del consultorio.
En el mismo instante que se levantaba para salir corriendo se
abrió la puerta de presidencia y un señor de unos cincuenta y
tantos, de excelente presencia le indicó:
- Adelante señorita Rocío, disculpe que la haya hecho esperar
tanto; ya la puedo atender, pase por favor -
Incómoda por la situación entró a la oficina y se sentó sobre
un taburete frente a la PC. El presidente le empezó a dictar:
Señores del Ministerio, De nuestra consideración, atento a la
crisis ...bla bla - Rocío escribía sin parar y su miembro
seguía erecto.
En un determinado instante se percató que el presidente se
paraba detrás de ella y se apoyaba lentamente sobre su espalda.
Sintió uno por uno los botones de la bragueta, que le
transmitían el calor de algo que se movía detrás de ellos.
- Hay no se si puedo seguir - exclamó Rocío, haciéndose un
poco la timorata e inocente.
- Claro que puede seguir, en esta Empresa nadie deja una tarea a
medio hacer - le respondió el presidente y sus manos comenzaron
a bajar desde los hombros hacia los senos. Rocío quedó atrapada
entre los brazos y el tronco del presidente.
El presidente le besó el cuello y sus manos siguieron bajando
hasta que se toparon con el miembro erguido de Rocío; en ese
instante Rocío pensó que se acababa el mundo, que la iban a
tirar por la ventana del piso 13 en que estaban (y ella que era
tan supersticiosa !), que los gritos de furia e insultos se
escucharían hasta el polo Norte, quiso que la tierra se abriera
y la tragara, pensó - que papelón y todo por culpa de la
doctora Montoya, ella con sus ideas y después encima me da una
pastilla de Viagra, me quiere matar ! -.
- Sabés que me calentás mucho!!, vení sobre el escritorio - le
dijo sorprendiéndola el presidente. Quien se bajó los
pantalones y apoyándose en el escritorio dejó su cola al aire
invitando a Rocío a que lo penetrara.
Rocío se calmó al instante y no dudó un momento, se levantó
la falda dejando su miembro erecto libre y de un empellón metió
la mitad en el ano del presidente; al cabo de unos pocos segundos
estaban sacudiéndose desenfrenadamente. Esta vez Rocío tardó
varios minutos en llegar al orgasmo al cabo de lo que se
relajaron en el sillón . Finalmente Rocío comenzó a
succionarle el miembro al presidente hasta que la leche llenó su
boca.
Muy circunspecto, el presidente se acicaló (lo propio hizo
Rocío) y abriendo una puerta le dijo a la doctora Montoya:
- Buen manejo de PC, y de todas las tareas generales de la
oficina. Doctora Montoya complete los trámites de personal; la
señorita López a partir de mañana será mi nueva secretaria
ejecutiva ! -
Rocío y Raquel se tomaron de las manos y contentas se fueron a
festejar el nuevo empleo. "
Amanda Wells.
No podemos menos que estar de acuerdo con que
Rocío aprobó la entrevista con una nota máxima, además me
hace sentir cierta envidia ya que en ninguna de mis entrevistas
laborales he pasado un momento tan bueno. Esperemos que Amanda
continúe dejando volar a su imaginación y que su musa
inspiradora siga presente.