¿SIRVEN LOS CONDONES? |
¿pueden los condones salvar vidas? |
Claro que sí. A pesar de la controversia que aún persiste, respecto si los condones son una forma efectiva de prevenir la transmisión del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), tener fácil acceso a los condones, promocionándolos de manera eficaz y usándolos correctamente, juega un papel importante en el área de salud pública y en la prevención del vih-sida.
La abstinencia o las relaciones sexuales entre una pareja mutuamente fiel es lo más efectivo para prevenir la infección del vih. Sin embargo, en una encuesta nacional de jóvenes, el 63% entre las edades de 14 a 21 años de edad reportaron haber tenido relaciones sexuales. Usar condones reduce el riesgo de contraer enfermedades venéreas o Enfermedades Transmitidas Sexualmente (ETS), incluyendo el vih en aquellas personas que no practican abstinencia.
No hay estrategia de salud pública que pueda garantizar la protección total. Por ejemplo, la vacuna de la influenza es efectiva "solamente" de un 60 a un 80 % previniendo la influenza, sin embargo miles de muertes podrían prevenirse anualmente a través del uso más amplio de esta vacuna "imperfecta". La verdadera pregunta de salud pública no es si los condones son 100% efectivos, más bien debería ser: ¿Cómo podemos usar el condón de forma más eficaz para ayudar a prevenir la transmisión de enfermedades?
¿Son los condones barreras efectivas? |
Sí. En el laboratorio, los condones de látex son efectivos bloqueando la entrada del virus del vih ya que los poros del látex son tan pequeños que no permiten su entrada. Los condones no sólo han demostrado ser una barrera efectiva contra el vih, el virus que causa el sida, también para el Herpes, CMY, la hepatitis "B", la clamidiosis y la gonorrea.
Fuera del laboratorio, la efectividad de condón disminuye al introducirse el "factor humano". La razón por la cual las personas no usan el condón correctamente es porque la educación con respecto al condón no se ha hecho como es debido. La falla de condón se debe más que a una falla del producto, a una falla por parte de quienes lo usan. Los usuarios pueden fallar al:
El uso del alcohol puede también impedir tanto el buen juicio como el uso apropiado del condón.
Para una mayor eficacia del condón, se debe evitar lo siguiente: el uso de lubricantes a base de aceites (vaselina, manteca, cremas) esto debilita el látex, guardar los condones en contacto muy directo con el calor o con el sol, usar condones que han estado en paquetes rotos o dañados o con muestra de ser viejos (arrugados, pegajosos, descoloridos).
¿Por qué las personas no usan los condones? |
Principalmente por reacciones emocionales o malas interpretaciones. Los resultados de una encuesta telefónica entre heterosexuales en 23 áreas urbanas con alta incidencia en sida, descubrió que la desconfianza asociada con el uso del condón se ve más acentuada entre los varones, afroamericanos y los que tienen un bajo nivel de educación. De los que respondieron a la encuesta el 54% creyeron que los condones podían fallar durante el acto coital, el 41% se quejó de una reducción en la sensación del acto coital, el 35% se sentían incómodos al comprarlos y el 21% se sentían incómodos al ponérselos.
Los jóvenes que pedían ayuda al comprar condones, en una encuesta realizada en 1988 en tiendas del área de Washington, DC, encontraron cierta resistencia y sesaprovación por parte del cajero/a un 40% del tiempo.
En un estudio a los estudiantes de un colegio canadiense, los factores asociados al no uso del condón incluyeron pena o vergüenza al comprar condones, dificultad en discutir el uso del condón con la pareja, el uso anticonceptivos orales, falta de conocimiento sobre el vih y de las Enfermedades Sexualmente Transmitidas y la creencia de que los condones interfieren con el placer sexual. La vergüenza se puede contrarrestar con la educación, las pláticas francas acerca de la sexualidad, y un mejor mercadeo y distribución de condones.
¿Se puede promover el condón de manera efectiva? |
Definitivamente. Las barreras que impiden un mayor uso del condón apenas se están empezando a tratar. Por ejemplo en Suecia, el programa "STOP AIDS" (Pare el SIDA), envió un panfleto en cada hogar en 1986, esto seguido por una campaña masiva de televisión promoviendo el uso del condón. Las personas sexualmente activas entre las edades de 17 a 30 años de edad, reportaron un incremento de 8 a un 50% en el uso del condón al tener contacto sexual casual en 1991. Para el grupo más joven, entre las edades de 17 a 20 años de edad, el uso del condón se incrementó de un 19% en 1987 a un 73% en 1990.
Los esfuerzos del mercadeo social del condón han incrementado dramáticamente las ventas de los condones. En Zaire, por ejemplo, después de un cuidadoso estudio el consumidor se produjo "Prudence" o Prudente, un condón diseñado y evaluado de manera que fuera culturalmente sensible, atractivo y económico. La venta total de "Prudence" se incrementó hasta un 443% de 1988 a 1989, y en muchas regiones de Zaire, "Prudence" ha sustituido a la palabra condón.
La televisión es uno de los medios de comunicación más populares en los E.U.A., sin embargo, la mayoría de los canales de televisión continúan prohibiendo la promoción del condón en horarios claves. Una encuesta a los usuarios de drogas intravenosas de Baltimore demostró que el 47% aprendieron más acerca del sida a través de la televisión, la cantidad de horas que una persona mira en una semana es de 28 horas. La televisión podría alcanzar a millones de norteamericanos con mensajes de cómo prevenir el vih-sida.
Cada vez más, los estudiantes de primaria como de secundaria ponen a la disposición condones en las escuelas a través de programas especiales. En la escuela "Ropewr" llevada a cabo en 1991 se descubrió que dos de cada tres adultos (64%) dijeron que debieran de tener condones disponibles en las escuelas secundarias; el 47% estuvo a favor de que debieran haber condones en las escuelas primarias.
La forma en la que los condones se ponen a disposición tienen un impacto enorme en cuanto a la adquisición. En un a clínica para el tratamiento del abuso de drogas se dejaron condones tanto en los baños como en la sala de espera. En total, el 31% de los condones fueron tomado del baño.
¿Son los condones a prueba de fallas? |
No. Como tampoco lo son los cinturones de seguridad, los cascos, las vacunas o las personas. Pero en el mundo real manejamos para ir al trabajo, vacunamos a nuestros hijos y esperamos llegar al final del día sin ningún inconveniente. Ninguna estrategia para la prevención de enfermedades es perfecta, y toda estrategia, incluyendo la abstinencia, depende de la habilidad y el conocimiento de quien la efectúa. Una amplia estrategia para la prevención del vih utiliza muchos elementos para proteger a cuantas personas sea posible.
La abstinencia y la monogamia mutua forman parte de esa estrategia, tanto como la promoción adecuada y un correcto uso del condón.
En un estudio a 245 parejas heterosexuales de donde una de las parejas estaba infectada con vih y la otra no, ninguno de entre 123 o mujeres que en la pareja usaron un condón cada vez que tenían relaciones coitales se infectó con el vih. En contraste con 12 de los 122 hombres o mujeres que sí se infectaron ya que usaron condones algunas veces o no lo usaron del todo.
El uso adecuado y consistente del condón puede en forma muy amplia reducir el riesgo de transmisión del vih y las ETS. Con miles de personas actualmente infectadas con vih, la mayoría de las infecciones que se transmiten sexualmente, la promoción del condón es un elemento crucial en cualquier estrategia de salud pública.
Para obtener más información contcta al grupo con trabajo en vih-sida sida más cercano, o a:
Iglesia de la Comunidad Metropolitana
"Reconciliación"
Norte 77 # 3218
Col Obrero Popular
C.P. 02840, México, DF.
Tel/Fax 396-7768
Horario de Oficina: Lunes a Viernes
De 10 am a 2 pm y de 6 a 9 pm
Una publicación de HIV Prevention: Loking Back, Loking Ahead, un proyecto del Centro de Estudios para la Prevención del SIDA (CAPS), la Universidad de California en San Francisco y el Instituto del SIDA en Harvad. Thomas J. Coates, Dr. en Salud Pública y Harver J. Makadon, Dr. en Medicina. Co–directores de Investigación.
Preparado por Pamela DeCarlo
Traducción Romy Bernard Rodriguez.