Miccaotli 1 de noviembre: día de la llegada de los niños difuntos 2 de noviembre: Día de muertos |
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¡QUE COSTUMBRE TAN SALVAJE esta de
enterrar a los muertos!, ¡de matarlos, de aniquilarlos, de borrarlos de la faz de la tierra! Es tratarlos alevosamente, es negarles la posibilidad de revivir. Yo siempre estoy esperando que los muertos se levanten, que rompan el ataúd y digan alegremente: ¿por qué lloras? Por eso me sobrecoge el entierro. Aseguran las tapas de la caja, la introducen, le ponen lajas encima, y luego tierra, tras, tras, tras, paletada tras paletada, terrones, polvo, pie- dras, apisonando, amacizando, ahí te quedas, de aquí ya no sales. Me dan risa, luego, las coronas, las flores, el llanto, los besos derramados. Es una burla: ¿para qué lo enterraron?, ¿por qué no lo dejaron fuera hasta secarse, hasta que nos habla- ran sus huesos de su muerte? ¿O por qué no quemarlo, o darlo a los animales, o tirarlo a un río? Habría que tener una casa de reposo para los muertos, ventilada, limpia, con música y con agua corriente. Lo me- nos dos o tres, cada día, se levantarían a vivir. Jaime Sabines |