Artículos sobre Autechre para dar y vender. Juro y perjuro que colgaré aquí todo lo que encuentre sobre los geniecillos de Manchester. O sea: en permanente construcción, como toda la web.
 
        1.   "AUTECHRE" Catálogo Sónar´96.
        2.   "ORGANICIDAD INDUSTRIAL" A Barna (Junio´96 - num.33).
        3.   "AUTECHRE" Dance De Luxe (Junio´96 - num.1).
        4.   "AUTECHRE (WARP)" Undersounds (´96 - num.6).
        5.   "EXPLORADORES" El País de las Tentaciones (29´Nov´96).
        6.   "CHIASTIC SLIDE (crítica)" A Barna (Junio´97 - num.44).
        7.   "AUTECHRE, 5º ÁLBUM" Self (Junio´98 - num.12-13).
        8.   "AUTECHRE: LP5" Undersounds (Verano´98 - num. 12).
        9.   "EL QUINTO ELEMENTO" Future Music (Agosto´98 - num.18).
        10. "LP5 (crítica)" Disco 2000 (Otoño´98 - num.6).
        11. "GESCOM" Florida Dance Magazine (Sep/Nov´98 - num.7).
        12. "MÁQUINAS CON... AUTECHRE" Florida Dance Magazine (Sep/Nov´98 - num.7).
 

 
1. "AUTECHRE" Catálogo Sónar´96.

     La unión  de Sean  Booth  y  Rob Brown a comienzos  de los ´90,  en Manchester,  ha  dado  origen  a uno  de los núcleos creativos  más interesantes  del  techno británico.  Autechre  crean  en sus  discos perfectas arquitecturas sonoras en contínua evolución. Su primer álbum, "Incunabula" (´93), constituyó  un tratado de  emociones sintéticas, plácidos paisajes electrónicos y  cyberdelia ensoñadora.  "Amber" (´94),  optó por la estética ambient.  "Tri Repetae" (´95) supone un recorrido por los free electrónicos. En directo su música se endurece y adopta nuevos  ritmos (dub, jungle, hip-hop). Fieles al espíritu Warp, Autechre anticipan la Inteligencia Artificial, Techno Lógica.
 

 
 
2. "ORGANICIDAD INDUSTRIAL" A Barna (Junio´96 - num.33).

Sus vídeos musican la vida de imposibles insectos mecánicos. Sus sonidos evocan trenes, fábricas o fotocopiadoras: Autechre.

    Han  transcurrido  ya  nueve  años desde  que uno  conoció al  otro.  Nueve años  de evolución contínua que les ha llevado  de  sus  primeras  incursiones en el  hardcore y el electro,  plasmadas  en  irrecuperables  maxis,  al tapiz de sonidos industriales y atmosféricos del excelente Tri Repetae (Warp, 95). Una evolución en la que Rob Brown y Sean Booth han sabido eludir  inteligentemente  la obtusa  pluma de la prensa.  Porque los de  Manchester han pasado de abanderados  del techno inteligente  a continuadores  del post-rock,  de hippies  remezclados  a piedra  angular de la abstracción vanguardista.  "Autechre es la música  que yo hago,  la música que yo quiero escuchar  - reflexiona Sean. No me importa como me  etiqueten mientras se disfrute.  Pienso que  todo es relativo:  para nosotros  Zoviet France son abstractos y hay gente a la que Phil Collins le puede parecer abstracto. Yo no me describiría como nada: es algo personal. Llámanos como quieras, para nosotros no hay diferencia".
    Con el recopilatorio  Artificial Intelligence  (Warp, 93)  y el disperso  pero atractivo Incunabula (Warp, 93) cerraron una primera época ténuemente influenciada por el electro, el acid y Detroit.  "Empecé robándole discos a mi padre. Y lo primero que me entusiasmó fueron probablemente los Beatles o los Beach Boys.  Pero cuando conocí a Rob en el 87, los dos empezamos a meternos en el electro.  No conocíamos a nadie más que le interesase.  Fue cuando Meat Beat Manifesto sacaron su gran álbum y todo lo demás era mainstream".
    Aunque  para ellos  "desde aquella etapa  sólo han cambiado  la fecha  y algunos  hábitos" , su  propuesta  se  verá reformulada en un Amber (Warp, 94) de frágiles y oscuros ambientes, muy lejano ya de aquel boceto inicial de lo que iba a ser el sonido Autechre.  Un sonido que se irá  puliendo en sus posteriores Anti (94), Garbage (95) y Anvil Vapre (95)  y en  numerosas  remezclas,  hasta llegar  a su magistral  Tri Repetae,  el álbum  que  definitivamente  traza  su preciosa  organicidad industrial.  "La verdad es que no intentamos  hacer música industrial,  pero  lo cierto es  que la palabra  industrial  es  perfecta  para definir  lo que  hacemos.  Muchos  de nuestros  sonidos son  producidos por el hombre.  En general intentamos fijarnos en los ruidos que escuchamos cotidianamente, como la vibración de las vías al rozar  con las ruedas  del tren  cuando  estás  en una  estación,  o la  fricción  de una  piedra contra una superfície helada: sonidos orgánicos sobre materiales hechos por el hombre".

Anna Ramos / Roc Jiménez
 
 
3. "AUTECHRE" Dance De Luxe (Junio´96 - num.1).

    Sean Booth  y Rob Brown  se conocieron  gracias a su pasión  común por sonidos como el electro y el acid house, en un colegio de Rochdale,  cerca de Manchester.  Pronto comenzaron  a elaborar sus primeros temas, construidos con precisión casi  matemática,  dos de los cuales aparecerían  en la recopilación  Artificial Intelligence de Warp,  en 1992,  un vehículo  ideal para sus sugestivas exploraciones  del espacio sonoro.  "Incunabula" (Warp, 93), su primer álbum, era un viaje a los soundscapes más evocadores, una revelación inmediata. Después llegarían "Amber" (Warp, 94), una aproximación al ambient y el onirismo electrónico, y "Tri Repetae" (Warp, 95),  una apuesta  por ritmos más duros y sonidos abstractos, que muestra la contínua evolución de uno  de los proyectos  a los que mejor le cuadra la etiqueta de "techno inteligente",  como corroboraba ese "Flutter" polirrítmico,  sin repetir un solo beat,  que se incluía en "Anti EP" (94), su maxi anti-Criminal Justice Bill.
 

 
4. "AUTECHRE (WARP)" Undersounds (´96 - num.6).

    Autechre son Rob Brown y Sean Booth, dos ingleses que irrumpieron en el campo del  Intelligent Techno de forma inevitable, debido a su  originalidad y  buen gusto.  Su obra maestra,  el LP  "Incunabula",  todavía insuperada por ellos mismos  te deja pasmado  desde el primer al último tema,  una mezcla entre el Ambient más puro al estilo Namlook, melodías techno de toda la vida, Techno Detroit, y su inconfundible programación de percusiones que roza los límites de la perfección  (Para más información escuchar su último LP  "Tri Repetae").  Como ellos mismos declaran:  "En un panorama  en  la  música  electrónica  en  el  que  unos  se  copian  a  otros,  emerge  un  tipo  de  música  donde  la creatividad y la originalidad son lo más importante".
 

 
5. "EXPLORADORES" El País de las Tentaciones (29-Nov´96).

¿Qué pasaría si convirtiéramos un cuadro abstracto en una partitura? Pues tendríamos un disco de Autechre. El grupo abandera el "techno" de vanguardia, la gran aventura del sonido.

    Cuando  el prestigioso  sello de  música  techno  Warp  inauguró,  en  1992,  su  serie  Artificial  Intelligence,  con  el subtítulo de Música electrónica para escuchar,  nadie se  podía imaginar el alcance que tal etiqueta iba a tener en el  futuro.   Desde  entonces,  exploradores  sonoros  e  impostores se  han apropiado  por igual del término   techno inteligente  para  crear  todo  un  caudal  de  emociones  sintéticas,  listas  para  ser  degustadas en el sofá de casa. Melancolía y rabia, introspección y viaje. Todo ello  expresado a través del  fascinante lenguaje  de las máquinas,  con nostalgia del futuro y pasión innovadora.

    Warp,  que fue creado en  1989 por  Rob Mitchell y  Steve Beckett en la ciudad  británica de  Sheffield,  ha sabido convertir  el  techno  en un  excitante  campo de  pruebas,  atrayendo hacia sí a los grandes  experimentadores de la música electrónica, de Aphex Twin a  Sabres Of Paradise,  pasando por LFO, Autechre, Nightmares On Wax o Kenny Larkin.  Warp es sinónimo de calidad,  y son muchos los technoheads que compran sus discos  nada más avistar su nombre mágico en la portada. Pero,  a pesar de que  posee uno de los catálogos  más sólidos del  panorama techno internacional,  Warp ha tenido  que esperar ocho años para poder hacer la presentación oficial en nuestro país. esta noche  tiene lugar  su puesta  de largo  en  una  fiesta  que  se  celebra  en  Barcelona,  aprovechando  que  Cosmos Records  ha iniciado la distribución  de sus  discos en  España.  Una  fiesta que  tiene en  Autechre a sus  indudables cabezas de cartel.

    Seductores.  Sean Booth y Rob Brown,  sus dos componentes, se conocieron en un colegio de Rochdale, cerca de  Manchester,  en 1987.  Desde entonces,  Autechre (pronúnciese aotéker) han desarrolado uno de los universos más extraños y seductores de la electrónica moderna. "La palabra Autechre no tiene ningún significado oculto, como tampoco los títulos de algunos de  nuestros temas.  Teníamos que ponernos un nombre, porque la gente lo necesita para  identificarte.  Y esa palabra,  que no significa nada,  nos gustó", señala el propio Sean Booth al otro lado del hilo telefónico. Y así,  con un guiño  involuntario  al movimiento  Pánico de  Fernando Arrabal, comenzaba la historia de un proyecto que siempre ha sentido una pasión especial por la investigación sonora.

    "Cuando  empezamos a crear  música",  comenta Sean,  "lo hicimos sencillamente como una forma de divertirnos. En general,  nos  gustaba  todo  aquello  que sonaba  diferente,  todo lo que  nos parecía futurista y original".  Con una mentalidad  de  arquitectos de  sonidos,  Autechre  iniciaron su  actividad discográfica en 1992, al incluir dos de sus temas en la seminal recopilación Artificial Intelligence. Pero este dúo británico  rehuye las etiquetas  como un gato el agua.  "¿Techno  inteligente?",  se pregunta asombrado Sean.  "No creo que ninguna música  se pueda  definir  como inteligente.  Nosotros llamamos  a lo que hacemos  música electrónica, y nos gusta pensar que hacemos pop de los noventa".

    En 1993  Autechre publicó su primer álbum,  Incunabula, un hermoso tratado de ciberdelia ensoñadora y plácidos paisajes  electrónicos,  al que  seguirían  Amber  (1994) y Tri Repetae  (1995),  un viaje  a los ritmos  abstractos y a la electrónica más libre.  Como si se tratara  de una traslación  de la pintura de  Paul Klee  a una imaginaria partitura musical.   O  como  si   Ornette  Coleman,  el gran  maestro del  free  jazz,  hubiera  descubierto  el  techno.   "Hemos terminado de grabar nuestro nuevo disco, que probablemente se editará  en enero o febrero de 1997", añade Sean, "y sólo puedo decir que suena más natural que lo que hemos hecho hasta ahora, más soulful, más emocional, lo que no debe traducirse por cálido, ya que las emociones también pueden ser frías".

    Pero la actividad de  Autechre no se detiene en sus álbumes.  Han publicado varios maxis,  entre ellos  Anti EP,  un polirrítmico alegato contra la Criminal Justice Bill británica,  que intentó criminalizar e ilegalizar los  raves.  Lo cual no deja  de ser chocante,  dada la conocida  aversión de Autechre  por las pistas  de baile.  Y también  han desarrollado ampliamente su faceta de remezcladores, contando entre sus clientes con Saint Étienne, Palmskin Productions o los peruanos  afincados  en  Madrid  Silvania.  "Nos  encantó  remezclar  a  Silvania",  afirma  Sean.  "Es  una  gente  muy espiritual,  que me recuerda mucho  la música indie  de  principios de los  noventa,  como los  Cocteau  Twins,  que a nosotros también nos  ha influido a pesar de que no  sea obvio en nustra  música.  Estamos  abiertos  a todo,  ya sea Coil, My Bloody Valentine, Kraftwerk, Aphex Twin o Zoviet France".

    Tras  su  paso  por  el  festival  Sónar  de  este  año,   Autechre  prometen   una  actuación  similar   en  intensidad experimentadora,  pero con nuevos  y excitantes  elementos.  Junto a ellos,  actuará  en la  fiesta  Plaid,  un  proyecto formado por Ed Handley y Andy Turner, dos disidentes de los ciberdélicos  Black Dog.  Y como pinchadiscos, además del residente Sideral, estarán Chantal (compañera sentimental de Sean Booth,  de Autechre)  y Mark Broom,  uno de los  personajes  más  prolíficos del  techno inglés.  Warp te  ofrece una  entrada  para un viaje exploratorio al planeta sonido.

Luís Lles.
 
 
 
6. "CHIASTIC SLIDE (crítica)" A Barna (Junio´97 - num.44).

CALIFICACIÓN: 5 (de 5).

    La  envidiable  capacidad  de  asimilación  de  su  propio  discurso  les  ha  llevado  - un  año  y medio después de la publicación de su último largo - a la concepción de su cuarto y más brillante trabajo hasta la fecha.
    Madurados  los  contenidos  del  celebrado  Tri  Repetae  (Warp  95),  Booth  y  Brown  reorientan su  organicidad industrial con  el fin de  dar  forma  a  nueve  piezas  de  electrónica  cruda  y de  aspecto  desolado,  que  tan  sólo la sonoridad  de sus  títulos  o el  cromatismo  gélido  de la  portada  logran  sintetizar  acertadamente.   Chiastic  Slide reinventa   estructuras   (Hub),   se  aproxima  sin  miedo   al  ruido  (Rettic  Ac),   recupera  la  nostalgia  de  paisajes amberianos  (Calbruc)  y desnuda la fragilidad de sus melodías rotas (Pule) para revestirlas de nuevo con tejidos más ásperos (Nuane). Cada vez menos  disimulado,  el background de chicos del barrio y el pasado breakdancer de los de Manchester,  se descubre  más  activo que  nunca,  dando  lugar a  composiciones  que  rozan  la  ortodoxia  hip-hop (Recury), aunque al otro lado de la balanza, continúan construyendo  como nadie  estructuras de  rítmica  imposible y desconcertante (Cipater, Tewe o Cichli), martirio de todo buen clubber.
    Es probable que las grabaciones del dúo insignia de la cocina de  Sheffield estén todavía muy lejos del concepto de pop que  Sean predicaba  en su última  visita a Barcelona y, de hecho, es muy posible que nunca lleguen a alcanzarlo, pero ¿y?. Uno de los grandes del 97.

Roc Jiménez.
 
 
 
7. "AUTECHRE, 5º ÁLBUM" Self (Junio´98 - num.12-13).

    La historia de Autechre,  me refiero a la que  más o menos  todos conocemos,  empieza con su participación en la popular  serie  "A(e)rtificial Intelligence",  que el sello  Warp editaba  hace ya unos años.  Allí se presentaban  con una música atrayente por unos factores  muy definidos:  la melodía,  las estructuras rítmicas,  los sonidos  que escogían. Todo ello hacía de Autechre un grupo aparte en todo el festival de grupos electrónicos,  y más concretamente,  entre los etiquetados con la coletilla "intelligent techno". Siguieron dos álbumes y unos cuantos Ep´s que continuaban en el mismo cauce de aquello con lo que empezaron. Se convirtieron en poco tiempo  en el grupo bandera del sello  Warp. Pero   cuanto  más   conocidos   se  hacían,    cuanto  más   respetada  e  influyente  se  volvía  su  música,  ellos   se encerraban   más y más   en su propia  personalidad.   No parecía  afectarles   nada.   Barcelona los   acogió por  vez primera  en  el  conocido  internacionalmente  (felicidades)  festival  Sónar.  La gente  acudió  expectante,  esperaban reconocer  las  frases  musicales  que  habían  escuchado  en  sus  discos,   pero se  encontaron  a  unos  Autechre desconocidos. "No son Autechre,  son Gescom"  aseguraban  algunos.  ¿Y no es  lo mismo?.  Ése fue el inicio,  por lo menos en España  (y es que parece que nosotros estemos de vuelta de todo,  cuando...), de la relación amor-odio que mantienen  con  todos  aquellos  que  escuchamos  sus  discos.   A  los  trabajos   que  editaban  les   acompañaban comentarios  antagónicos de los más puestos  en la materia,  unas críticas  los  ensalzaban  y otras parecían querer desterrar al dúo de  Rochdale  del  mercado musical.  Pero Autechre  (Gescom)  continuaba  en el camino  que había emprendido.  Estaban cada vez  más cerca  de lo que  ellos querían,  conseguían conocer  mejor qué era aquello que andaban  buscando,  trabajando  metódicamente  cada uno de sus  movimientos.  Hasta  hoy,  Sean  y  Rob  nos  han mostrado  el fruto  de su investigación, han dejado las puertas  de su  imaginación  abiertas a todo  aquél que  desee entrar  y  saborear  el anhelo  de la  música  electrónica.  Sí señores,  sí,  música  electrónica.  Montones  de  grupos practicándola   y  Autechre  se  encuentra  entre   aquellos   pocos  que  hacen   lo  que   realmente  les  da  la  gana, apartándose una vez más de las modas, de las etiquetas, de la presión (prisión)  que  un músico se  autoimpone tras haber conseguido algo de éxito. Fuera leyes, fuera dogmas. Tenemos ya su quinto trabajo largo (cuando escribo esto todavía  se desconoce  el título del disco).  Y me gustaría acertar  cuando me imagino a los dos componentes de Ae, mientras componían las nuevas secuencias,  diciendo  "al que no le guste,  ajo y agua...".  Autechre es música  hecha para ellos mismos, ellos se lo guisan y ellos se lo comen, y el que quiera participar, bienvenido sea.

Óscar Iniesta.
 
 
8. "AUTECHRE: LP5" Undersounds (Verano´98 - num. 12).
 
    Nuevo larga duración de  Sean y Rob, investigando cada vez más en el matrimonio: Percusión metálica / melodías naif. El resultado es una vez más sorprendente y se acerca más a trabajos de Gescom que al Autechre más clásico. Un superdisco  que  demuestra  como la mayoría está  por hacer  y que  demuestra  también  que no todo  el mundo puede sonar como ellos...  el trabajo  siempre  tiene  su recompensa  y  Autechre está  ya  por méritos  propios en el Olimpo. ¿Para cuándo un disco como éste 'made in Spain'?
 
 
 
9. "EL QUINTO ELEMENTO" Future Music (Agosto´98 - num.18).
 
    Los maestros mutantes de Sheffield, Autechre, llegan con su quinto álbum a cuestas: LP5 no es carne de radiofórmula sino que apunta anhelos de originalidad. Sin embargo...
 
    AUTECHRE  NO  JUEGAN  según las  reglas  habituales.  No hacen  música  para las  masas  ni para  la  radio  de grandes audiencias.  No componen  para tratar  de ser  más guays,  en la  línea  del  moderno  breakbeat,  que  roba elementos del  hip hop,  el hard rock,  el ska,  el jazz o el dub. En vez de eso los chicos de Autechre, Sean Booth y Rob Brown, están obsesionados con la idea de lo todavía no escuchado y piensan en cómo mejorar y reformar un estudio moderno  para poder conseguirlo.  No es  que digamos  que  Autechre son  demasiado  raros  (cualquiera  que  esté familiarizado  con  Warp Records  y el  "techno inteligente"  entenderá de qué van)  ni  tampoco  que vivan en un vacío cultural, pero la verdad es que intentan descubrir nuevos territorios. "Si consigues hacer algo que la gente  nunca ha escuchado antes", asegura Rob, "logras algo atemporal...  más allá de las  referencias de su tiempo:  siempre flotará libremente y tú podrás flotar a su alrededor, sin ataduras a nada". ¿No es precioso?
    Más allá  de las  coordenadas  específicas  (es decir, aquellas marcadas por los breakbeats de Amen o Apache, o las secuencias  de bombo  y charles  del 909)  hay algo  que sugiere  que Autechre reside en un mundo aparte, más allá de la  gravedad, más allá de lo abstracto, simplemente más allá. Y ¿cómo se crean  esos  ambientes?  Autechre no están muy  dispuestos  a comentar los detalles de su equipo. "No quiero darle a nadie una lista de nuestro equipo porque somos un poco primarios",  afirma Sean, "y queremos mantenerlo en secreto". Aunque apuntan: "Usamos un montón de aparatos tanto analógicos como digitales,  así como samplers,  cajas  de ritmos,  secuenciadores,  como todo el mundo". Claro que ellos no son como todo el mundo.
    Porque un estudio no es simplemente una colección de cajas. Cuando los productores se ponen a tocar, todas las partes  se  interconectan para formar un enorme instrumento  mucho mayor.  "Hay  un momento  en el que  todo se solapa",  confirma Rob:  "Es como el Lego;  creo que tienes  que intentar  hacer todo lo que puedas con él, porque de otro modo no tiene ningún sentido tocarlo".
    Muchos   podrían   decir   que  el  objetivo  de   una  grabación   es  hacer  un  disco  en  el  que se perciba techno, drum´n´bass o big beat.  Pero lo único  que les  interesa a los  chicos de  Autechre es  tocar.  "Puedes  pasar  unas cosas  a través  de otras",  sostiene Rob,  "y meter  esas  cosas  dentro  de otras  y  quizás  muestrear  otros  bits  y secuenciar  los  samples,  y luego  filtrarlos  y volver  a meterlos  en el ordenador y modificarlos y pasarlos por varias máquinas, hasta que acabas mareado".
 

    Confusión, penumbra y sonido  spaghetti.  El  sonido  va  paseando  por  el  estudio  como  los  spaghetti... siempre  pasando  por  otro  exprimidor,  procesamiento  o  mutación.  Y  los  sonidos,  según  van  haciéndose  más complejos,  van cambiando su personalidad.  Un bombo puede transformarse en una línea de bajo;  a partir de la caja se puede llegar  a  formar  una melodía.  Gran parte de  ese toque extraño  de las pistas de  Autechre se  debe a que ellos permiten e  incluso  aprovechanesta confusión. "Para nosotros hoy en día todo es como una zona de penumbra. No se trata sólo de un ritmo o una melodía. Nos gusta empezar haciendo algo más tangible en lo que se refiere a las partes  de una pista,  pero  nunca sabemos realmente si  estamos  haciendo  un ritmo o qué,  simplemente  todo  va seguido.  Solemos hacer  un montón  de pequeñas cosas, y luego las encadenamos  para  lograr  el sentimiento  o la estructura  de lo  que debe ser el ritmo". Lo cual significa que las pistas de Autechre  pueden  ser  al  mismo  tiempo extrañas y familiares.  Puede  que  reconozcas  procesos,  patrones  y sonidos,  pero  no te  sonará  su combinación. Autechre no se limitan a dejar caer simplemente unas cuantas cosas extrañas, sino que lo programan todo con una gran minuciosidad. Una cosa es sustituir un charles por algo que  suena como  un pinball  analógico,  y otra  cosa es procesar y secuenciar la trayectoria de ese pinball en fracciones de segundo. De acuerdo con esto, la interpretación de Autechre de la historia de la tecnología reciente es  la de  un proceso  que permite  un mayor  o incluso  un nuevo control  del sonido.  "Las máquinas  ordenan el sonido y secuencian las cosas dentro de unos parámetros limitados", explicotea Sean, "y luego se van creando  máquinas más avanzadas  que pueden  obtener mejores resultados,  hasta que consigues secciones musicales de un nivel cada vez mayor,  y al final  acabas  colocando sonidos  muy primarios que se salen de lugar por muy poco, de modo que suenan como si alguien los estuviera tocando fuera de tiempo".
    En LP5 hay breaks con un toque  humano,  pero el punto  fuerte del álbum  reside  en su alejamiento  de lo  que se reconoce como humano u orgánico. Escuchar el álbum significa entrar en  un mundo brillante,  plateado, inmaculado en intensamente artificial, aunque a veces flaquee un poco.
    Y de  nuevo  no puedes  evitar preguntarte cómo lo han hecho:  ¿de dónde  salen  esos tonos  tan puros?  "Con un material de tipo analógico",  reconoce Sean,  "podríamos llamarlo 'un equipo influido por lo analógico'... no usamos los viejos aparatos, sino que usamos los nuevos  para hacer  las cosas  que solían  hacer los viejos. Si quieres se puede hacer cualquier cosa con las ondas senoidales", asevera.
    A Sean le gusta mucho el Clavia Nord Lead: "Es una  máquina  muy útil.  Me gusta  todo de ella. Te permite crear a partir de elementos muy básicos. Es un instrumento muy fácil de editar y una de las razones por  la que es tan bueno es porque está lleno de botones. Lo  único  es  que  si  sólo  usas  un  método  puedes  acabar  sonando  demasiado unidimensional",  advierte  Sean:  "A nosotros nos gusta buscar nuevas formas  de  acercamiento  a  nuestro  propio material".

    Entre la música y el absurdo.  Algunos  de estos  sonidos  pueden sonar  a risa,  como por ejemplo el sonido que consigues cuando dejas caer un micrófono al suelo. Sean: "Es divertido si consigues un  LFO que vaya de un lado a otro y luego coges dos o tres de ellos, realimentándose entre sí, y creas todas estas atmósferas  unas por encima de las otras; todo eso puede sugerir un ritmo y es entonces cuando cambias algunas cosas e intentas optimizarlas". Dadaísmo, fascinación por el objet trouvé, mística del azar.
    De todos modos,  los  chicos  de Autechre insisten en que  gran  parte de  LP5  se hizo  usando  herramientas  de procesado gráfico-sonoro como el  MetaSynth  de Arboretum,  la aplicación  del  Mac que transforma los sonidos en imágenes  y viceversa. Esto les permite procesar los sonidos mediante la manipulación  de las  imágenes,  como con Photoshop.  Y además han comenzado a crear su propio software. "Queremos hacer algunos programas para crear cosas. No quiero dar muchos detalles... es como hacer tus propios secuenciadores o tus propios sintes. Se trata de usar cosas diferentes. No es que me guste escribir código; es una manera horrible de hacer música, pero al mismo tiempo es interesante experimentar".
    Hay una lógica fascinante en los músicos que trabajan basándose en los ordenadores y crean su propio software. Y ya que  el ordenador  se está  haciendo cada vez  más esencial  dentro del estudio (el estudio llega a desvanecerse dentro del ordenador), el música que pueda escribir el código llegará a ser un dios  dentro  de este nuevo mundo.  Es la redefinición de Kraftwerk del músico como editor u operador, que ahora ha evolucionado no sólo hasta ser autor o constructor, sino al mismo tiempo escritor y constructor de herramientas.
    Pero, aunque  los chicos  de Autechre  puedan  trabajar  con los procesadores,  también  comprenden el pasado y hace mucho tiempo que también se interesan por las cintas. Cuando se conocieron  hace  diez  años trabajaban con platos  y  cintas,  haciendo una especie de hip hop mutante.  Insisten en  que no  son músicos  y  que  en realidad  no saben mucho de música.  Pero han logrado  pasar del  lo-fi al hi-fi y es posible que su mejor trabajo sea el que abarca ambas esferas.
    Vose In  es posiblemente  la pista  más fuerte de LP5. Al principio se nota su trabajo realzado por ordenador, todo pegajoso, con ritmos elásticos que surgen  y pasan por  diferentes tonos y cambios dimensionales. Pero después de esta programación inmaculada (o sobreprogramación, según los patrones habituales) la pista pasa a una sección de doble duración y algo más tradicional.  Es puro  delayscape,  el truco  más viejo  de los estudios,  aunque explotado al máximo y aplicado a los sonidos más frescos y procesados de una forma más extrema.
    "Es como las cintas", argumenta Sean,  que  habla  de  "material  de cinta  que  luego  se  retoca  en el  ordenador; cortamos trozos de cinta, lo pasamos al equipo informático y luego lo revolvemos todo".

    Mutación sobre  mutación.  En LP5  hay pistas  y secciones  en las que  todo  lo que  oyes  es un  procesado arrollador.  En lugar de ritmo y armonía  puedes apreciar una colisión múltiple de mutaciones:  algo muy fresco,  pero también  algo  doloroso.   Aun  así,   representa  el  enfoque  de  Autechre,  incluso  a  expensas  de  parecer  fríos  o impasibles. Su música puede llegar a pincharte,  aunque pistas como  Corc  equilibran ese tímido despliegue técnico con cálido sentido de armonía ambient. Se trata de unos  Autechre mucho más generosos,  creadores de  un bello y sutil tono  sintetizado que  recoge  desde lo  abstracto  hasta pianos y  guitarras.  Su  método  de trabajo, como ellos insisten en afirmar, es "completamente aleatorio".
    Cada  uno tiene  su propio estudio  y carecen de  unas reglas estrictas sobre quién empieza o termina una pista, o en qué momento se juntan y funden sus recursos.
    No se limitan  a usar un  sólo paquete  de secuenciación (aunque  Logic Audio  es  la pieza central),  sino que usan diferentes programas para  conseguir  distintos acabados.  Y trabajan duro,  invirtiendo  todo  el tiempo posible en la producción: cada álbum es una  recopilación de unas  cinco horas de música.  "Puede que  tardemos un año y medio en conseguir  esos 300 minutos.  Seleccionamos  las mejores  pistas y  dejamos que el rompecabezas tome forma. Cogemos  cosas  de aquí  y  de allá,  mediante un  acercamiento  natural e instintivo.  Y supongo que cuando  comen- cemos el próximo álbum habremos avanzado respecto a las ideas que manteníamos con el anterior".
    Cada trabajo  representa los últimos resultados del laboratorio de Autechre... sólo su EP Anti, en colaboración con Criminal Justice Bill,  mostraba a unos  músicos haciendo  un enorme  esfuerzo por  contactar  directamente  con el mundo real.  Anti  logró un  buen resultado con sus ritmos no repetitivos, un ritmo diferente para cada compás y una respuesta al intento de Bill de condenar las reuniones de gente en las que la música se basa en ritmos repetitivos.

    Al final del día. Autechre están en el estudio  por ellos mismos.  "Pasamos mucho tiempo en el estudio",  afirma Sean. "Lo hacemos por nuestra satisfacción personal,  nos aseguramos  de no aburrirnos.  Estamos muy centrados en hacer  lo que nos gusta y hacerlo perfecto. Nos pasamos allí casi todo el día y casi todos los días, haciendo lo que queremos".
    Los  resultados son  interesantes:  podría decirse  que el sonido de Autechre es música en movimiento que busca nuevas posiciones y nuevos espacios.
    Quizás es un trabajo anticomercial, si bien hay algunos adornos y algunos aspectos de sus sonidos perfectamente estructurados que  lo hacen  bastante  asequible.  Lo único  que puede  reprochársele es,  ese enfoque  atrevido,  su interés  por las  nuevas tecnologías  y su intención  de utilizar  el estudio  como un  instrumento  creativo  en lugar de como una fotocopiadora que reproduce cosas ya hechas.
    "Tienes que hacerlo tuyo, eso es todo. Tiene que gustarte. Tienes que hcer algo que te guste..."

    Al grano.
    ¿Qué música os gusta?
    "Ligeti,  Tod Dockstar,  A Guy Called Gerald...  realmente no puedo explicar por qué,  pero te da la sensación de que hay personas y no sólo música.  También 808 State; sus primeros tres trabajos son ya unos clásicos. Hicieron unas pistas estupendas; dando un buen uso al equipazo que tenían. Emplearon todos los aparatos que pudieron, lo cual es raro hoy en día. También Unique 3: eran muy buenos, aunque ya no se habla ni se escribe sobre ellos".
    ¿Cuál es vuestro equipo favorito?
    "En realidad eso es algo difícil de contestar".
    De acuerdo: ¿el menos favorito?
    "Fácil: las mesas de mezclas digitales. Suenan a mierda. Horrible. No suenan bien".
    ¿Cómo tocáis en directo?
    "En el  escenario  utilizamos  secuenciadores y  aparatos muy  básicos,  sintes  y  cajas de  ritmo.  Es  un  montaje bastante techno.  Usamos una  R-8 y recientemente también hemos estado usando un pequeño portátil IBM, pero la mayoría es analógico.  Usamos  variaciones  de  ritmo y  cambios  de  tempo  completamente  locos.  Es  diferente  a trabajar en el estudio, donde no tienes que pensar en tiempo real".
 
 

 
 
10. "LP5 (crítica)" Disco 2000 (Otoño´98 - num.6).
 
    Este quinto álbum de Autechre sigue la línea fría, polirrítmica y por momentos industrial marcada por el dúo desde sus comienzos si bien,  en esta ocasión,  se inclinan por un  mayor rebuscamiento  y protagonismo de la melodía. De esta forma,  Autechre se desmarca de  las corrientes minimalistas  imperantes  en el techno,  consiguiendo dar una nueva vuelta de tuerca a su compleja propuesta musical.
 
Álvaro Mora
 
 
11. "GESCOM" Florida Dance Magazine (Sep/Nov´98 - num.7).
 

    Adiós, K7.  Gescom,  el mutante proyecto paralelo de Sean Booth  y  Rob Brown  (comunmente conocidos  como  Autechre)  ya tiene  álbum  de debut.  Pero  no se  te ocurra  pedirlo  en CD.  Ni buscarlo en las cubetas de viniIo. No, en cinta tampoco. Repite conmigo: Minidisc.

    Desde  que  Markus  Popp  levantara  oficialmente  la  liebre  con  temas  como  "The  Politics  Of  Digital  Audio"  o "Compact Disc"  en aquel imperecedero "Systemisch" (Mille Plateaux, 96),  la facción más avispada  del underground electrónico  global no ha  escatimado  esfuerzos  en una cruzada  secreta  para explotar  y dar  nuevas lecturas a las virtudes y defectos de gran parte del hardware digital destinado a hacer más llevadero nuestro ocio diario.

    Tras el  (ab)uso  continuado de  DATs  y  CDs  como fuentes de sonido e inspiración de buena parte de la cosecha reciente, le llega la hora al MiniDisc (MD para los amigos).  Un formato  que desde su  comercialización en 1992, ha ido  escalando  puestos  de  privilegio,  ganando  adeptos  día a día.  Tanto  para uso en  directos,  sesiones de  DJ  o grabación  doméstica,  y gracias  a su maniobrabilidad,  fidelidad  y  tamaño reducido,  personajes como  Aphex Twin, Omni Trio, Photek o A Guy Called Gerald, entre una interminable lista de VIPs, se confiesan devotos de este,  el último vástago del audio digital.
 
    Y ha tenido que ser  Gescom  (respaldados por  el apoyo técnico de  Russell Haswell y la contrastada solvencia de Or)  los primeros  en lanzarse  de cabeza  y  publicar  "el  primer  MD  de un  sello  independiente  en la historia  de la música".

    "MiniDisc"  (Or-Rotor)  marca  - y de verdad que no es un tópico -  un antes  y un después en la creación musical de nuestro tiempo.  Cuarenta  y cinco  composiciones  divididas  en ochenta  y  ocho puntos  de inicio,  con el objetivo de explorar  las posibilidades de reproducción,  edición y  el peculiar sonido  de un formato llamado a enterrar en lo más hondo de la memoria (y antes de lo que creemos) nuestras viejas, imperfectas e incómodas cintas de cassette.
 

Roc Jiménez
 
 
12. "MÁQUINAS CON... AUTECHRE" Florida Dance Magazine (Sep/Nov´98 - num.7).
 

    Modus operandi: Hace un par de años le pregunté a Sean Booth qué  había cambiado desde los días  de  Incunabula  hasta  su entonces  recién prensado  Tri Repetae.  "La fecha y unos cuantos hábitos",  respondió  él.  Más allá  de la anécdota,  el despreocupado  comentario del  mancuniano revelaba  en la última instancia  la intachable  fidelidad  a un determinado e intransferible "modus operandi". Un acercamiento a los esquemas compositivos, la construcción de melodías y ritmos, y un tratamiento del sonido  tan propio  como inimitable.  La misma  pregunta  formulada  dos años más tarde  desde un enfoque puramente técnico,  mecánico,  requiere por parte del entrevistado algo más de reflexión.

 
    Con el láser sobre los once cortes  de su quinta obra maestra,  el oyente es testigo  de un nuevo paso adelante en su peculiarísima evolución.  La progresión lógica  que les  ha llevado  desde el uso de artillería analógica de consumo popular, hasta un inagotable banco de sonidos indudablemente propio.  Y es que desde  las socorridas líneas de bajo ácidas de "WindWind"  o  la percusión de la vetusta serie  TR de  Roland en  "Basscadet"  o  "Lowride", al amasijo de bucles microscópicos y timbres imposibles de "LP5"  (Warp-Satélite K)  va algo más que un mero cambio  de fecha y hábitos.  "No,  claro.  Aunque  nuestra intención  sigue siendo  prácticamente la misma  que cuando  empezamos,  el estudio y  la forma  de utilizar  las máquinas  ha cambiado mucho,  pero no es  tan fácil  como decir  'antes  todo  era
analógico y ahora todo digital'.  La procedencia  de los sonidos  es realmente  lo de menos:  utilizamos sintetizadores nuevos,  teclados antiguos,  grabamos sonidos naturales y mil cosas que más tarde transformamos en lo que desde un principio queremos.  Lo bueno  es que con  la experiencia  de tanto tiempo  trabajando juntos,  Rob y  yo  estamos plenamente compenetrados, y nos cuesta muy poco dar con el sonido que buscamos".

    - ¿Y después de estos años, hay alguna pieza de vuestro equipo que consideres especialmente importante?
 
    - Uff...  Eso es francamente difícil de decir.  Son demasiadas,  supongo.  Hay muchas que utilizamos muy frecuente- mente y nos encantan, pero escoger una en concreto me resulta muy complicado.

    - Por lo que cuentas,  el estudio  ha ido evolucionando bastante desde que empezasteis hasta hoy. ¿Cuál ha sido el instrumento que más cambios ha comportado en vuestra forma de componer?

    - Supongo que el sampler.  Cuando empezamos  a utilizarlo  todo  cambió bastante,  se hizo  mucho más complejo, porque  el  tratamiento  de los  sonidos  que  te permite  el sampler  es mil veces  más complicado que  los teclados analógicos, por muy buenos que sean.

    - Así que,  aunque alguna gente pudiera creer lo contrario debido al alegato retro en su EP como Gescom en Clear ("The Sounds  Of Machines Our Parents Used"),  no sois  nada puristas  en cuanto  a la  conservación  de la tradición analógica.

    - ¡No, qué va!  Ni tan sólo  en ese disco;  creo recordar  que utilizamos  el sampler  un par  de veces. Nunca hemos sido puristas en ningún sentido, ni en cuanto a los sonidos  ni en cuanto a la forma  de trabajar en general.  Autechre es romper  las reglas.  Quiero decir  que me encantan  los 303 pero no los uso.  Y mucho menos  por una autoimpo- sición, por una regla.  La gracia es precisamente dejarte  de ese tipo de ataduras. Creo que es la única forma de ser creativo.  Cierto grado de improvisación,  de elemento sorpresa impredecible. Y cuando estás en el estudio o bien en directo, no puedes coartar eso por el simple hecho de estar atado a reglas inquebrantables.

    - A propósito de directos, ¿qué tipo de sound system utilizáis en los conciertos? ¿Intentáis reproducir el estudio de una forma más compacta o lleváis mucho material pregrabado?
 
    - Al menos  ésa es la idea,  pero es complicado.  Solemos llevar  varios ordenadores  portátiles  con un  montón de información y un sampler con teclado. Ésa es la base, no hay mucho más.  Luego,  claro,  está la mesa,  que usamos mucho para ecualizar constantemente cada sonido, y algunos módulos de efectos.

    - Y a propósito de efectos:  hay algunos  (flangers y delays)  que habéis venido  utilizando en todos los discos desde que empezasteis. ¿Qué nivel de importancia tienen en Autechre?

    - Mucho. De hecho, cuando me has preguntado por de mi  pieza de  equipo preferida he estado  a punto de decir el delay,  pero es que aun así,  utilizamos de muchas clases  distintas:  analógicos,  digitales...  Siempre  hemos  estado interesados  en ese tipo de sonidos basados en pequeños bucles.  En los  primeros  tiempos del grupo  hacíamos un montón de cosas  con loops de cintas manipulados y  cosas parecidas.  El delay es uno de nuestros favoritos. Pasas cualquier  cosa  por un  delay corto  y  suena maravilloso  (se ríe).  Es un  recurso  relativamente  sencillo  y  bastante antiguo, pero que sigue siendo efectivo.

    - ¿Y cómo ves el futuro en cuanto al desarrollo de ordenadores y sintetizadores en general?
 
    - No me veo  muy capaz  de hacer  predicciones de ese tipo,  pero parece bastante obvio que todo va a evolucionar hacia cosas  más fáciles,  todo mucho  más gráfico.  Es imposible predecir nada  con exactitud  porque  todo cambia demasiado deprisa: cada semana aparecen nuevas máquinas,  nuevo software,  pero a medida que  los ordenadores vayan  progresando  y  haciéndose  más  transparentes  para  el público,  más interesante  será trabajar  con ellos  y conseguir mejores resultados.
 

Roc Jiménez
 
 
 

 
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