Vivo en una ciudad católica conservadora y no conozco a nadie más como yo aquí. El único medio de contacto con gays eran las manifestaciones sobre el orgullo gay o los activistas en contra del SIDA. Necesitaba imágenes que me ayudaran a aceptarme a mí mismo. Así que cada noche, mientras mis padres dormían en el piso de arriba, pasaba horas delante de mi ordenador. Normalmente pasaba el tiempo escribiendo una historia sobre 3 quinceañores intentando poner sus vidas en orden. Todos mis textos incluían personajes gays, aunque nunca los ponía conscientemente para desarrollar mis sentimientos gays. Ellos simplemente parecían casar bien con la historia.
La historia estaba protagonizada por Paul, un joven gay, y era uno de los personajes principales. Cada vez que escribía una escena con Paul, aún así, me bloqueaba. Eso lo atribuía al hecho de no ser gay. ¿Cómo podría saber cómo era ser un jóven gay en el instituto?
Decidí dejar descansar mi historia después de recibir una invitación de prueba de la red America Online (AOL). No pensé llegar a ser socio, pero la subscripción de prueba ofrecía diez horas de conexión gratuita. Me figuré que daría una vuelta, me bajaría algunos ficheros, y cancelaría mi subscripción. La noche que planeé cancelarla, encontré cinco canales de charla interactiva donde hasta 23 personas podían hablar de cualquier cosa. Esa noche, había un canal de "jóvenes gays calientes". Eso estaría bien, pensé. Podría preguntar a esos chicos cómo era ser un gay quinceañero. Entré en el canal e informé a todo el mundo que era un escritor heterosexual de historias gay y necesitaba hablar sobre cómo era el mundo de los jóvenes gays. Todo el mundo fue abierto, pero cuanto más hablaba, más confuso estaba. Estaba teniendo muchos de los mismos sentimientos que ellos tuvieron en la pubertad, así que sus historias no parecían aplicarse únicamente a jóvenes gay. Demasiado para ayudar a Paul.
Entonces acordé encontrarme con uno de los jóvenes en una línea privada. Esperaba que podría conducirme a más revelaciones, y ciertamente lo hizo. Cuando nos encontramos la noche siguiente en una habitación privada, él contestó a mis preguntas gustoso. Entonces él me preguntó un poco. Le dije que yo también me había preguntado a mí mismo si sería gay, pero que atribuía esos sentimientos a mi deseo de dejar de tener sobrepeso. Yo sólamente quería tener un cuerpo bonito como algunos de los chicos que yo admiraba, pero nada más. Supe que no me gustaban los chicos físicamente porque no podía imaginar desnudos. Si yo hubiera sido gay o bisexual, pensé, habría sido capaz de imaginarme un contacto sexual.
Habé con el jóven durante bastante rato aquella noche. Al principio él me dijo que era bisexual. Cinco horas y muchas preguntas después, ambos nos tecleamos que pensábamos que éramos gays. En lo que concierne a mi historia, acabó siendo más fuerte la realidad que la ficción y todavía está sin terminar. Hice, aún así, un montón de trabajo sobre lo que significaba ser gay en el verano de 1992.
Todavía no tengo a nadie en mi zona con quien hablar, hago amigos conectado con chicos de todo el país. Aún así, los proveedores del servicio de conexión no son gratis, y las charlas con mis nuevos amigos - y también las llamadas por teléfono con algunos de ellos - hincharon mis facturas de teléfono. En el plazo de tres meses entré en crisis, mi tarjeta de crédito se vació, y mi sueldo completo lo necesitaba para pagar mi factura de teléfono. Tuve que darme de baja de AOL y pagar mi deuda.
Pero el tiempo que estuve conectado, desde luego, había dado sus frutos. Comencé a decírselo a mi madre y a mis compañeros de trabajo. También comencé a hacer amigos en mi zona y llegué a ser el subdelegado del colectivo de estudiantes gays de mi universidad. Cuando comenzó el semestre, escribí columnas gays en el periódico estudiantil y para un fanzine gay local.
Este año finalmente pude volver a abonarme a AOL. Ahora tengo 26 años, y me siento a gusto siendo gay, incluso he perdido algo de peso. Ahora es mi turno para ayudar a otros. He hablado con mucha gente que es gay, algunos hasta de 13 años, y me encuentro reconfortado al ser capaz de ayudarles a sentirse más confortables con su sexualidad.
El mundo "on-line" ofrece mucho más aparte de la oportunidad de hacer nuevos amigos. Con incluso el ordenador más básico, cualquiera puede entrar en un amplio abanico de servicios. Los gays pueden, conectándose, escribir un mensaje al Presidente Clintos, hacer nuevos amigos, hablar sobre temática gay en las áreas de mensajes, pedir ayuda, o conseguir el número de los colectivos de gays nacionales.
Todo lo que estás buscando lo conseguirás conectándote. De hecho, durante las últimas semanas, he conocido a alguien que vive por mi zona. Hemos estado charlando un rato y posiblemente podamos vernos pronto. Así que quizás una vez más mi ordenador me va a ayudar a encontrar algo que estaba perdido en mi vida.