Francisco Alberto Caamaño Deñó




  La familia Caamaño se originó en nuestro país al final del siglo XIX, cuando varios hermanos emigrantes españoles (Pedro, Alejandro, Ramiro y Alvaro Caamaño Sanjurjo) se establecieron en la Región Sur. Los dos primeros se fueron hacia otros países latinoamericanos, en cambio, los dos últimos se radicaron en San Juan de la Maguana, casadps con dos hermanas banilejas de apellidos Medina Báez. Alvaro Caamaño Sanjurjo fue el padre del teniente general Fausto Caamaño Medina, quien junto a la señora Enerolisa "Nonín" Deñó, procrearon a Francisco Alberto, nacido el 11 de junio de 1932, en Santo Domingo.

  Francisco Alberto Caamaño Deñó tuvo un carácter fuerte e independiente desde niño. Efectuó cursos de entrenamiento en Estados Unidos en 1954, y en Panamá y en su país, entre 1954 y 1960.

  Después de la muerte de Trujillo a Caamaño lo trasladaron junto con el cuerpo de infantería de la Marina de Guerra, para reforzar y organizar la policía.

  El coronel Caamaño era un militar dominicano igual que los demás con una visión política muy estrecha y con un fuerte sentimiento pronorteamericano que provenía no sólo de la influencia estadounidense en América sino también porque como oficial cursó estudios militares en Estados Unidos.

  Fue trasladado a la Policia Nacional con rango de mayor en 1960, siendo designado jefe de adiestramiento y comandante de efectivos contramotines en 1962. En esa posición comandó la acción de Palma Sola, donde fue herido. En 1964, con rango de teniente coronel, ocupó la comandancia de Radio Patrulla.

  Era un oficial que gozaba de considerable aprecio de los hombres bajo su mando porque sabía combinar la disciplina y el estricto respeto a la línea de mando vertical con un gran sentido humano de la dirección de grupos.

  Ese mismo año, se unió al grupo conspirativo que dirigió el coronel Fernández Domínguez, que tenía como objetivo el derrocamiento del régimen de facto de Reid Cabral y el retorno al orden constitucional desaparecido en sept. de 1963, cuando fue derribado el gobierno de Juan Bosch.

  En el Movimiento Constitucionalista se juntaron mansos, trujillistas y comunistas, cristianos y demócratas, reaccionarios y revolucionarios. Había un interés común: luchar por el retorno a la legalidad constitucionalista vulnerada por el golpe del '63.

  Al estallar la revuelta del 24 de Abril de 1965, Caamaño ocupó una posición de importancia y tres días después, tomó la dirección militar. Pero con la excusa de que el movimiento constitucionalista estaba dominado por los comunistas, las fuerzas militares de Estados Unidos invadieron nuestro país. Caamaño, por su don de mando y valentía en la lucha contra las tropas extranjeras, y despojándose totalmente de sus sentimientos pro-yanki, surgió entonces, como el máximo líder.

  De repente el país conoció un nuevo liderazgo encabezado por el coronel Caamaño, a quien la dinámica de la Historia llevó a ser un líder joven con carisma, prestigio ganado por su valor encabezando sus tropas, capacidad de mando y voluntad de seguir hacia adelante.

  El 3 de mayo, fue designado por el Congreso, Presidente de la República. A todos los politicos los sorprendía con su fina inteligencia, su rápida capacidad de percepción de lo importante, la profundidad de sus respuestas y la facilidad para separar el grano de la paja.

  Al coronel Caamaño había que ofrecerle algo más que la gloria: la posibilidad de introducir cambios profundos en la sociedad nacional para que el pueblo trabajara, comiera, tuviera educación, ejerciera el derecho a la recreación, en fin, una reproducción, a escala nacional, de la vida en la Zona Constitucionalista durante los días de la Guerra Patria.

  El conflicto político y militar culminó el 3 de septiembre de 1965, con la firma del Acta de Reconciliación y luego de varios atentados (entre otros, el brutal ataque que recibió cuando se encontraba en Santiago en el Hotel Matún, el 19 de diciembre de ese año, junto a varios compañeros) aceptó en 1966 salir del país como agregado militar en Londres, Inglaterra.

  En 1967 abandonó su cargo y viajó a Cuba, donde inició entrenamiento guerrillero con la idea de ingresar en territorio dominicano para comenzar una nueva guerra de liberación nacional en contra del fantasma del trujillato que reinaba entonces: Joaquín Balaguer. Con tales propósitos, desembarcó el 3 de febrero de 1973, por Playa Caracoles, con un grupo de nueve hombres. Murió pocos días después, junto a Heberto G. Lalane y Alfredo Pérez Vargas, en Nizaíto, San José de Ocoa, el 16 de febrero de ese año.



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