Invasión Guerrillera de Playa Caracoles



A finales de enero de 1973, un grupo de nueve revolucionarios dominicanos zarparon desde la isla caribeña de Guadalupe en un yate a vela llamado el Black Jak. Este grupo estaba liderado por el coronel Francisco A. Caamaño Deñó, quien fue la figura más destacada de la revolución que tuvo lugar en Santo Domingo en abril del año 1965. Estos revolucionarios habían todos, en los años previos, recibido entrenamiento militar en Cuba con el fin de organizar una expedición guerrillera que tenía como objetivo derrocar el régimen del entonces presidente Joaquín Balaguer. Este presidía un gobierno en el que las atrocidades que se cometían contra el pueblo eran incontables y venía reinando desde finales del mismo 1965, con un estilo denominado neo-trujillista que se diferenciaba solo en pocos aspectos de la tiranía del sátrapa ajusticiado en 1961.

El grupo de Caamaño, luego de poco más de una semana en alta mar, desembarcó en el país por la playa de Caracoles, en la provincia de Azua dando a la bahía de Ocoa, en la noche del 2 de febrero. El grupo contaba de 9 guerrilleros, cada uno con su seudónimo, incluyendo al mismo Caamaño (Román). Los demás eran Heberto Lalane José (Eugenio), Toribio Peña Jáquez (Felipe), Hamlet Hermann Pérez (Freddy), Claudio Caamaño Grullón (Sergio), Mario Nelson Galán Durán (Juan), Alfredo Pérez Vargas (Armando), Ramón Euclides Holguín Marte (Braulio) y Juan Ramón Payero Ulloa (Ismael).

El Black Jak fue anclado a unos 2 Km de la costa para luego los guerrilleros desembarcar por medio de una balsa de caucho. En la transferencia, que precisó de dos recorridos de la playa al yate, Peña Jáquez se separó del grupo en aquella totalmente oscura noche, y por pánico y desorientación decidió secuestrar un vehículo en la carretera Sánchez, que corre cerca de la costa azuana, y dirigirse hacia la Capital, a refugiarse con sus familiares. El resto del grupo pensó todo el tiempo que Peña Jáquez se había ahogado en las aguas de la bahía.

Luego de la pérdida de un miembro, el resto del grupo prontamente empezó su marcha en esa misma madrugada. En varias ocasiones, día 3 de febrero, se hicieron pasar por militares regulares del gobierno para que choferes de la zona les facilitaran transporte hacia las estribaciones del sur de la Cordillera Central, por donde tenían como objetivo internarse.

Continuaron con la fachada de militares por dos días más, hasta que una patrulla del ejército que los atajó en un trillo campestre les exigió documentación debida. Con un poco de arte verbal, lograron disuadir a los soldados. Sin embargo, al éstos retornar a su cuartel local, y hacer las indagaciones acerca del grupo de "oficiales en ejercicios" que marchaban en las lomas, no encontraron nada que avalara lo que alegaron los guerrilleros, y entonces se desató el incendio que haría movilizar una vasta parte del Ejército dominicano hacia las montañas del sur de la Cordillera Central.

Un día después del encuentro con la patrulla, los guerrilleros se cruzaron nuevamente con otros militares que ya andaban en su persecución. Aquí en una breve balacera, Lalane sostuvo una herida en un pie. A pesar del herido, los guerrilleros se mantuvieron en movimiento, de poblado en poblado en la zona, buscando en estos provisiones, que cortésmente solicitaban y por las cuales pagaban generosamente a los campesinos.

Con el transcurrir de los días la actividad militar en la zona aumentó acentuadamente, con frecuentes patrullas aéreas en helicópteros tratando de seguirles el rastro, lo cual los guerrilleros prontamente aprendieron a eludir. Sin embargo, a pesar de que habían evitado casi en su totalidad el contacto con militares, las dificultades surgían a medida que se introducían más y más en el macizo montañoso, los asentamientos eran más escasos por lo que se dificultaba el aprovisionamiento, y el clima era más riguroso (las temperaturas mínimas en las montañas de Quisqueya pueden caer por debajo del punto de congelación en invierno).

Todavía eludiendo el contacto con el enemigo, la marcha guerrillera continuaba. En uno de estos días de marcha, fueron puestos en una situación en la que tenían un cerco de numerosas tropas muy cercanas a ellos. Para su mayor movilidad, tomaron la decisión de abandonar sus mochilas, las cuales contenían gran parte de sus reservas alimenticias.

Permanecieron varios días atravesando terreno duro, y evadiendo tropas que cada vez se acercaban más, con una ingesta casi nula de alimentos. A casi siete días de abandonar sus reservas, el día 15 en la noche los guerrilleros le hicieron una emboscada a un camión militar que transitaba por una carretera intramontana. Ilesos los guerrilleros, se retiraron de la zona sin totalmente considerar el hecho de que habían llamado la atención del mando militar, el cual concentró una gran cantidad de tropas en la zona antes del amanecer del viernes 16 de febrero. Los guerrilleros, quienes permanecieron toda la madrugada del 16 marchando para alejarse del lugar donde emboscaron el camión, tomaron la decisión de descansar en una ladera entre las lomas Mono Mojao y Cuero de Puerco (cercano al paraje de Nizaíto), alrededor del medio día. Un grupo de fuerzas especiales, del Batallón Cazadores, que venían siguiendo su rastro y huellas de cerca, sigilosamente localizaron la zona donde estaban descansando los ocho revolucionarios.

Los guerrilleros cansados y durmientes, y en un desliz de la vigilancia, se vieron sorprendidos por una serie de repentinas ráfagas de fuego de ametralladora, posteriormente seguido por granadas lanzadas por los militares. El estallido de una de estas granadas hirió seriamente al ya debilitado Lalane, además de que esquirlas alcanzaron a todos los demás excepto a Holguín Marte. Hermann trató de evacuar al peor herido del área pero el coronel Caamaño le ordenó a él y al resto que se alejaran prontamente y continuaran ascendiendo la montaña. Detrás quedaron Caamaño, que intentaría movilizar al maltrecho Lalane, y Pérez Vargas. Los que lograron alejarse oyeron poco a poco como los guerrilleros faltantes iban disminuyendo su defensa, hasta que cesaron de escuchar el reporte de sus fusiles. Los sobrevivientes, parapetados y escondidos cerca del firme de la loma, escucharon un jeep militar aproximarse, desde el cual se escuchó a un oficial decir a través de la radio que habían capturado al "Coco Mayor" (Caamaño) y que tenían dos heridos (Lalane y Pérez Vargas).

A raíz de esto que escucharon desde su escondite los que lograron escapar, es que se certifica que los tres guerrilleros fueron capturados con vida, aunque heridos, y luego ejecutados vilmente por las tropas gubernamentales, bajo órdenes directas de los más altos oficiales de las Fuerzas Armadas, y posiblemente hasta en presencia de algunos de ellos. La bestialidad del crimen es tal que hay versiones que reportan que Lalane, a pesar de estar severamente herido, fue estrangulado como a un animal en el suelo, con los cordones de sus propias botas. Todos los oficiales de éstos que aún viven mantienen el alegato de que los tres guerrilleros fueron muertos en combate.

Posterior a la pérdida de su líder y de dos compañeros más, el grupo que escapó sufrió otra baja más. El día después de la emboscada, Holguín Marte cayó en un estado crítico de depresión o shock agravado por la seria falta de nutrición adecuada que, al igual que los demás, padecía; murió al día siguiente. No mucho después Galán Durán se vio en condiciones similares, aunque no con la severidad del anterior, pero que prácticamente lo inutilizaron como combatiente, tanto en lo físico como en lo psicológico.

Ya a finales de febrero y principios de marzo, el contingente rebelde se encontraba descendiendo desde la Cordillera hacia el extremo más al sur del fértil valle del Cibao lo que les facilitó grandemente la consecución de provisiones y alimentos, que hasta entonces había sido cuestión de vida o muerte, como se comprobó con lo sucedido a Holguín Marte.

El día 16 de marzo cercano al paraje de La Yautía, se produjo otra escaramuza con el ejército, de la cual pudieron escapar sin bajas, pero que, nuevamente, facilitó el rastreo y la ubicación de los guerrilleros. El día 21, los cuatro remanentes guerrilleros fueron emboscados en la Loma del Mogote, cercana a Bonao. Aquí fueron muertos Galán Durán y Payero Ulloa. Caamaño Grullón y Hermann se dispersaron y lograron escabullirse pero por separado.

Hermann fue capturado unos tres días después en el poblado de Villa Altagracia. Permaneció prisionero hasta principios de junio, cuando, luego de numerosos interrogatorios rigurosos y comparecer ante los medios como un criminal, consiguió asilo político en México. Caamaño Grullón logró llegar hasta la Capital, eludiendo la detección en todo el trayecto, y el 16 de abril consigue asilarse en la embajada de México. El 7 de junio, Peña Jáquez, quien se había separado del grupo desde el primer día, consigue asilo en la embajada chilena. Los tres sobrevivientes mencionados se vieron obligados a huir del país.

Redactado por MR_CuYaYa, basado en lo narrado por Hamlet Hermann en sus libros Caracoles: La Guerrilla de Caamaño y en El Guerrillero y el General además de datos tomados del Manual de Historia Dominicana de Frank Moya Pons.



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