Lamento que nuestro país se haya ensuciado de la pestilencia política que hoy hace podrir la patria forjada por Duarte, Sánchez, Mella y Luperón. Lamento que las criadillas de nuestros hombres de armas no sean ni siqiera la silueta de las que poseían Caamaño y Manolo. Lameto que el rugir de los fusiles y el tableteo de las ametralladoras no apunten hacia las dianas corporales de los mercaderes de la patria. Lamento que el futuro de la nación descanse en manos de malditos apóstoles del odio el terror y la maldad. Lamento que la maleza del camposanto no cubra con sus peores hierbas los cuerpos cobardes y traidores de quienes pretenden tintar con estiércol nuestra atemorizada democracia. Lamento que el cielo azul que con majestuosidad divina se sostiene imponente ante las montañas de las Manaclas, Nizaíto y el Valle del Tetero sea el mismo cielo que contraste con los colores, blanco, morado y rojo que hoy empañan el sagrado manto de la dignidad del pueblo Dominicano. |
Obra de Luis Collado
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