Cayo Confite y Luperón




"En función al auge de la oposición internacional a Trujillo y el apoyo que concitaba, los exiliados se compactaron con el propósito de realizar, a corto plazo, una expedición que derrotara al ejército dominicano (...) gracias al apoyo del gobierno de Cuba y la compactación que logró promover, en base a su enorme fortuna, el recién exiliado Juan Rodríguez, se organizó, en Cayo Confite -un islote cercano de la costa norte de Cuba- un contingente expedicionario en el que se encontraban directamente involucradas personalidades influyentes de ése país."
(Roberto Cassá)

Tras numerosos problemas, los 1,300 expedicionarios fueron trasladados a Cayo Confite, y en medio de penosas condiciones, iniciaron el entrenamiento militar, acumulando una gran cantidad de material bélico. Entre algunos de los integrantes del contingente podemos citar a Juan Rodríguez García, el Profesor Juan Bosch, Juan Isidro Jiménez Grullón, el Gral. Miguel Angel Ramírez Alcántara, Diego Bordas, Horacio Julio Ornes, entre otros.

"De los 1,300 hombres, los dominicanos no éramos ni 400. La inmensa mayoría eran cubanos. La inteción de ir a liberar a Santo Domingo era realmente un ideal de muchos de ellos. Pero también había algunos que al margen de los ideales estaban allí por espíritu de aventura y no pocos por afán de lucro."
(Tulio H. Arvelo; Memorias de un expedicionario; pag. 67)

Por la propia dinámica de la política interna de Cuba y por presiones y componendas de Trujillo , el campamento fue desamparado y muchos de sus integrantes apresados. Trujillo además había logrado que los Estados Unidos suspendieran la venta de armas al grupo guerrillero.

Utilizando los pertrechos que se salvaron de Cayo Confites y con el apoyo de Juan Rodríguez, un rico propietario de tierras de La Vega, un grupo de exiliados antitrujillistas penetró al país por la bahía de Luperón, en la costa norte del territorio nacional, el 19 de julio de 1949.


Hidroavión semejante al usado en Bahía Luperón

Habían partido de Guatemala en un hidroavión tipo PBY Catalina. Otros dos aviones estaban supuestos a arribar en La Vega y en San Juan de la Maguana; uno de ellos, donde iba el contingente dirigido por Juan Rodríguez, se encontró con una tormenta y con suerte se salvaron los pasajeros aterrizando en territorio costarricense . El otro trasnportaba el contingente encabezado por Miguel Angel Ramírez, y fueron apresados por militares mexicanos, cuando ejecutaron un aterrizaje en la isla de Cozumel a reabastecerse de combustible.

El grupo que amarizó en la Bahía de Luperón estaba integrado por Horacio Ornes Coiscou, quien lo comandaba, Tulio H. Arvelo, Federico Horacio Henríquez Vázquez (Gugú), José Rolando Martínez Bonilla, Miguel A. Feliú Arzeno (Miguelucho), Hugo Kunhardt, Salvador Reyes Valdéz y Manuel Calderón Salcedo, dominicanos; Alfonso Leyton, costarricense; Alejandro Selva, Alberto Ramírez y José Félix Córdoba, nicaragüenses.


Condición en que quedó el Catalina luego de ser
atacado por la Marina trujillista

De éstos, murieron en combate o fueron asesinados por Trujillo: Gugú Henríquez, Manuel Calderón Salcedo, Alejandro Selva, Alberto Ramírez, Hugo Kunhardt y Salvador Reyes Valdez. Miguelucho Feliú posteriormente formó parte del contingente de la gesta de Constanza, Maimón y Estero Hondo, cuando cayó abatido 10 años después.


Presos: Horacio Ornes, Tulio Arvelo, Martínez
Bonilla, Miguelucho Feliú y Félix Córdoba

"Cuando Trujillo se enteró del desembarco, inmediatamente ordenó que la casa en que tenía ubicados a Fernando Suárez y a Fernando Spignolio fuera atacada por las fuerzas del ejército.

"Cuentan los vecinos que los soldados fueron implacables y que después de una verdadera batalla campal en la que los líderes del Frente Interno se defendieron valientemente, al fin sucumbieron por lo desigual de las fuerzas. Los cadáveres de ambos fueron sacados de la vivienda y acribillados a balazos."
(Tulio H. Arvelo; obra citada; pag. 205)

Los antitrujillistas que llegaron al apartado poblado de Luperón no pudieron hacer contacto con la resistencia clandestina de la ciudad de Puerto Plata, como fue previamente acordado. Frustrados y desairados por la falta de apoyo, decidieron abortar la misión y escaparse por lo menos con sus vidas. En su intento de despegar de la bahía en el PBY fracasaron y no pasó muchos antes de que fueran capturados y muertos, la mayoría, por los esbirros del tirano.


Córdoba, conducido ante un juez



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