CRISTOCK
Con música hasta el cuello
He viajado veinte horas y aún no llego a Santiago, calculo que el festival debe estar por comenzar... por fin entramos a la ciudad, pero corremos hasta mi casa sólo a saludar y comer para partir de inmediato al Plaza Oeste, el mall dónde dicen que sale la locomoción a la parcela. Son las 23:00 horas, el festival comenzó cerca de las 20, esperamos mientras todos los que llegan nos preguntan: "¿ustedes saben si viene la micro que lleva al festival?" como si el Pato y yo tuviésemos cara de "INFORMACIONES"... Todos los que esperábamos decidimos caminar, el famoso bus parece no llegar jamás. Vamos por la carretera oscura y ¡al fin llega la micro! que por cien pesos nos dejó en la misma parcela, parcela que prestó Jucum.
Primera impresión: espectacular. Un campo, todo oscuro y a lo lejos, luces y la voz del Carlitos Pernil cantando algo así como un hard core; casi como si nos persiguieran saltamos la reja y corremos, alcanzo a saludar a algunos y mi hermana (que estaba vendiendo completos) me dice: "apúrate, que los Perniles están por terminar", vamos hacia delante y nos metemos en esa turba de gente que baila, "hardcorea", salta y empuja con el himno oficial del grupo. Adrenalina, emoción... bajón: era el último tema de Los Perniles con Papas, me quedo picado, había esperado demasiado.
Sale el Fernando Gallegos presentando a otra banda, yo grito que quiero más Pernil, pero no me pesca. En escena, ahora hay un compadre genial, Juan Carlos Ancatrio, que hace entre folcklore y rock, lo escucho un rato y me dedico a recorrer el lugar, ahora con más calma. Una vista panorámica: estamos sobre una cancha de fútbol, hay mucha gente joven dispersa por todas partes, definitivamente una instancia para encontrarse con todos, diviso a mis compañeros de Contra el Tránsito, a la gente de Xtreme Faith, el vocalista de Perro Atropellado y todos los del Movimiento Despreciados y Desechados (fueron ellos los culpables de esta tremenda bendición). Continúa en el escenario el folcklore chileno, ahora con la Mirta Díaz. La hora avanza, ya es madrugada y vuelve el rock, pero con forma de grunge, son los Extremo y el público comienza de nuevo a saltar, aprovecho para seguir recorriendo el sitio, hay punks, hip-hoperos, heavi metal y cualquier otro poser, parece que todos esperan su turno o a su banda. Seguimos saludando gente, estoy con mi polola y unos amigos, tomarnos fotos para llevar a Antofagasta y contar de la que se perdieron. El TaTan de los Xtreme nos cuenta que quieren salir pronto porque él y el Philip están un poco enfermos... buena, les hacen caso y salen a tocar. Queda la "escoba", pero en buena, todos saltan y corean con ese rap core, estoy en medio de toda la gente, cantando a más no poder, aveces se siente casi el ahogo, pero es grosso; levantamos al Pato para pasarlo sobre la gente, los más osados suben al escenario para tirarse encima del público - el Pato no aguantó y también lo hizo-. El Philip tiene la prohibición del símbolo Nazi sobre el pecho, hay nuevos temas, uno es cantado con el ex vocalista de Arcángel, quieren terminar pero el público no los deja, tienen que cantar Isaías 53, entonces vuelven pero invitan al Rodrigo Cadillac (guatón buena onda) y al Carlitos Pernil para que les acompañen... genial.
Ya no sé si son las 03 ó 04 de la madrugada, pero es hora del Heavy Metal, un grupo de Concepción se encarga de hacer mover melenas frondosas, no atino en esa onda así que camino otro poco, algunos armaron sus carpas, una punky me saluda y me dice que me conoce, por más que trato de acordarme no la reconozco pero igual conversamos un rato. Le llegó el momento al Hip-Hop con los Armagedón que al parecer se vienen más violentos. Nos tendemos a un costado del escenario para descansar un momento, me quedo dormido por un rato, sólo un rato y entre sueño escucho: "...y ahora Cefas Funk", en dos segundos y muerto de frío estoy frente al escenario, comienza la música y es imposible no saltar, no sé si era el frío o la emoción de la música pero la masa absorbía. Buena, buena la puesta en escena de estos compadres, que hasta vientos traían. En un rato le digo al Pato: "cacha compadre, está amaneciendo", y nosotros seguíamos saltando.
Llegó la mañana y por fin, ¡por fin la hora del punk!, excelente, los Siervos Inútiles logran reunir a todos los pelaos, para "hardcorear" y hacer "la moto", sus letras inteligentes y la imagen no me decepcionan, la espera fue válida. Tomo algunas fotos, pero filo con eso, me meto entre todos y sigo bailando. Ya no sé qué hora es, sólo se que es de día y que esto no ha parado en toda la noche. Un desayuno no se viene mal, mientras siguen las bandas en el escenario. El sol ya pega fuerte mientras cantan las doom Sirofenicias. Ahora, una pequeña obra de teatro y el Fernando Gallegos se lanza a entregar El Mensaje, lo reconozco, por un rato creí que no sería acertado hacer un llamado a estas alturas del partido, cuando muchos ya no estaban, pero me quedo sorprendido viendo cómo la gente se acerca. Siguen otras bandas, yo quiero que siga el punk, pero antes algo destacable, bueno, son los Redentor quienes en un intercambio de basura con el público, presentaron su agro metal. Por fin vuelve el punk con Perro Atropellado, todos los pelaos adelante otra vez y comienza el hardcoreo de nuevo. Harta gente se ha ido, pero los que quedan siguen con ganas. Parece que ya es medio día y siguen buenas bandas, como los Jon Kippur y unos que cantaron un tema de una serie japonesa en versión canuta, salió re buena. Es la una de la tarde y cierran Los del Nuevo Pacto, no son mi onda pero cómo no me voy a saltar los últimos temas del festival.
Estoy cansado, pero satisfecho. No llegó ninguna banda extranjera pero no hizo falta, lo nacional estuvo grosso. No sólo fue música, Dios nos bendijo caleta, más de lo que esperábamos. Habrá que esperar un año para vivirlo nuevamente.
ANERGROUND®