"... Leyendas antiguas... historias de tiempos en los que no había uina llanura en la dirección que seguimos, Conan, sino una ciudad en los límites de Valusia, la tierra gobernada por el Rey Kull. 
 
     "Sí, Conan... Kull de Valusia... el reino más poderoso que existía antes de que la Atlántida fuera devorada por el mar. 

     "El relato prosigue ante un altar de oro, sobre el que descansaba la enorme imagen de cristal. Un joven tembloroso se arrodilló ante el Dios que adoraba... y rezó. 
 

      << Gran Dios Escorpión... 
      ayuda a tu humilde servidor... 
      El Rey Kull cabalga desde su Ciudad de las Maravillas 
      para someter a hierro y fuego a aquéllos 
      que celebran sacrificios humanos a los Dioses. 

      Pero antes que pueda llegar, 
      yo moriré sobre el altar negro, 
      ¡en el templo de la Eterna Oscuridad! 
      Daré mi alma al demonio 
      que habita desde siempre 
      en las Sombras Negras. >>

     "En ese momento, el joven Gallio fue interrumpido por su amada Irena, que venía a prevenirle que Thuron estaba por llegar. En ese preciso instante los amantes fueron sorprendidos por el siniestro Thuron, enemigo de Kull que había sido dotado de fuerza sobrehumana por la Sombra Negra a la que veneraba. 

     "En su mano llevaba el anillo que le servía para invocar a los Dioses Oscuros... un anillo que sólo podía ser tocado por Thuron el maligno. 

     "Pero al comenzar a recitar el conjuro, cayó el siniestro mago inerte ante el altar, ante los ojos aterrados de los jóvenes amantes. Y a los pies de su cadáver, un escorpión. El único escorpión que se había visto en la ciudad por años. 

     "Se dice que los jóvenes aún estaban postrados cuando el Rey Kull entró a la ciudad." 
  
  

-- Palabras de Murilo, Capitán de la Compañía Carmesí,
en su viaje a través de la Llanura de Shemu 
 
  
 
 
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