Eithriall

El Invencible

    Poco después de la Guerra de Tarim, Conan llegó a Aghrapur, capital de Turan. Su apariencia norteña llamó la atención de los paseantes, y al pronunciar una frase ofensiva contra el Dios viviente Tarim, se vio envuelto en una pepea callejera. Sólo pudo escapar de la cólera de los turanianos por la intervención de un extraño, natural de Iranistan, que se identificó con el nombre de Ormraxes.

    En una taberna, fueron atacados por los soldados de la Guardia del Rey Yildiz, que apresaron al iranistaní, llamándolo Eithriall, y dejaron a Conan inconsciente con un golpe de mazo en la cabeza. Cuando el cimmerio despertó, se encontró rodeado de extraños, entre los que destacaba un encapuchado que le ofreció comida y vino de Koth.

 
    Mientras Conan comía, el encapuchado le relató que Ormraxas había sido llevado a los calabozos a la orilla del mar, y le pidió que lo rescatara para devolverle el favor que poco antes le había hecho, insistiendo en que el rescate debía culminar antes del amanecer. Conan aceptó, y esa misma noche se encaminó a la prisión.

    Después de derrotar y acabar con los guardias y al verdugo, el cimmerio encontró a Ormraxas en una celda, muy debilitado. Mientras lo conducía al escondite del encapuchado, notó que Ormraxas se debilitaba cada vez más, y por momentos parecía que iba a desaparecer, pues lo veía como una imagen desenfocada. Al llegar a la guarida del encapuchado, Conan tendió a Ormraxas sobre una mesa. Cuando el encapuchado se quitó la máscara, reveló un rostro exactamente igual al de Ormraxas.

 
    El misterioso hombre reveló a Conan que en realidad él era un hechicero llamado Eithriall, y meses atrás había enviado su forma astral corporizada en una misión de espionaje a Turan, con el nombre de Ormraxas, palabra que en la arcaica lengua turaniana significaba "fantasma". El mago debía celebrar un ritual antes del amanecer, con una brillante gema, para reunirse con su cuerpo astral; de lo contrario, la unión sería imposible. Una vez que su ser estuviera nuevamente completo, Eithriall dominaría primero el Imperio Turaniano, y luego el mundo hyborio.
 
    Tras librarse de los hombres del mago, Conan arrojó su cimitarra a las manos de los dos cuerpos de éste, haciendo caer la joya, precisamente en el momento en que los primeros rayos del sol entraban por la ventana. Ambos cuerpos del mago quedaron envueltos en una llamarada de fuego surgida de la nada, que desapareció cuando terminaron de consumirse.

    En ese momento, entraron los soldados de la Guardia Turaniana, y propusieron a Conan que se enrolara en su ejército, propuesta que el cimmerio aceptó.

 
 
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