Introducción

El siguiente texto de los informantes indígenas de Sahagún, preservado en el Códice florentino, relata dos anécdotas de especial interés. Los conquistadores, después de la matanza de Cholula, continúan su marcha en compañía de los tlaxcaltecas hacia el Valle de México. Estando ya en las inmediaciones de los volcanes, en el llamado por los mexicas "Tajón del águila", nuevos enviados de Motecuhzoma, encabezados por Tzihuacpopocatzin, les salen al paso. A entregar a los españoles numerosos objetos de oro, los mexicas se complacen en pintarnos cuál fue la reacción de los forasteros: "se les puso risueña la cara... como si fueran monos levantaban el oro... como unos puercos hambrientos ansiaban el oro..."


A continuación se relata el engaño de Tzihuacpopocatzin, que trató de hacerse pasar por Motecuhzoma. Fracasado su intento,nos encontramos con otra serie de enviados. Son más hechiceros que pretenden impedir la marcha de los conquistadores. Pero éstos, no se detienen.


La presencia misteriosa de un fingido borracho que sale al paso de los hechiceros prediciendo la ruina de México y realizando portentos, hace que los magos se retiren. Estos piensan que Tezcatlipoca se les ha aparecido. De regreso ya en México-Tenochtitlan, narran a Motecuhzoma lo que han visto. El gran tlahtoani mexica se abatió todavía más. Fatalmente aceptó lo que habría de venir.

La reacción de los conquistadores
al recibir el oro

Y Motecuhzoma luego envía, presenta a varios principales. Los encabeza Tzihuacpopocatzin, y otros muy numerosos representantes suyos. Fueron a encontrar (a los españoles), en la inmediación del Popocatépetl, del Iztactépetl, allí en el "Tajón del Águila".


Les dieron a los españoles banderas de oro, banderas de pluma de quetzal, y collares de oro. Y cuando les hubieron dado esto, se les puso risueña la cara, se alegraron mucho (los españoles), estaban deleitándose. Como si fueran monos levantaban el oro, como que se sentaban en ademán de gusto, como que se les renovaba y se les iluminaba el corazón.


Como que cierto es que eso anhelan con gran sed. Se les ensancha el cuerpo por eso. tienen hambre furiosa de eso. Como unos puercos hambrientos ansían el oro.
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Y las banderas de oro las arrebatan ansiosos, las agitan a un lado y a otro, las ven de una parte y de otra. Están como quien habla lengua salvaje; todo lo que dicen, en lengua salvaje es.

Tzihuacpopoca finge ser Motecuhzoma

Pues cuando vieron a Tzihtlacpopoca, dijeron:


- ¿Acaso ése es Motecuhzoma?


Les dijeron los que andan con ellos, sus agregados, lambiscones de Tlaxcala y de Cempoala, que astuta y mañosamente los van acompañando. Les dijeron:


- No es él, señores nuestros. Ese es Tzihuacpopoca: está en representación de Motecuhzoma.


Le dijeron:


- ¿Acaso tú eres Motecuhzoma?


Dijo él:


- Sí yo soy tu servidor. Yo soy Motecuhzoma.


Pero ellos le dijeron:


­Fuera de aquí... ¿Por qué nos engañas? ¨ ¿Quién crees que somos?


Tú no nos engañarás, no te burlarás de nosotros,


Tú no nos amedrentarás, no nos cegarás los ojos.


Tú no nos harás mal de ojo, no nos torcerás el rostro.


Tú no nos hechizarás los ojos, no los torcerás tampoco.


Tú no nos amortecerás los ojos, no nos los atrofiarás.


Tú no echarás lodo a los ojos, no los llenarás de fango.


Tú no eres... ¡Allá está Motecuhzoma! No se podrá ocultar, no podrá esconderse de nosotros.


¿A dónde podrá ir?


¿Ser ave y volara? en la tierra pondrá su camino?


¿Acaso en lugar alguno ha de perforar un cerro para meterse en su interior?


Nosotros hemos de verlo. No habrá modo de no ver su rostro


Nosotros oiremos su palabra, de sus labios la oiremos.


No más así lo desdeñaron, en nada lo reputaron. Y de una vez quedó fallida otra vez esta donación de bienvenida, esta embajada de saludo.


Por esto desde ese momento se dirigieron por recto camino.

Motecuhzoma envía más hechiceros

Pues otra serie de enviados: eran estos hechiceros, magos, y aun sacerdotes. También iban, también fueron para darles el encuentro. Pero también nada pudieron hacer allá, no pudieron hacer daño de ojos, no pudieron dominarlos; de hecho no los dominaron. Ni siquiera allí llegaron.


No más fue que cierto borracho con ellos tropezó en el camino. Vino a salir a su encuentro, con él de repente dieron. La forma en que lo vieron: como un hombre de Chalco era como estaba revestido: un chalca en el aderezo, un chalca en la ficción. Estaba como borracho, se fingía ebrio, simulaba ser un beodo. Tenía el pecho atado con ocho cuerdas de grama.

La aparición de Tezcatlipoca

De repente les salió al paso cuando estaban frente a los españoles, cuando estaban a punto de unirse a ellos. Y no hizo más que lanzarse hacia los mexicanos y les dijo:


-¿Por qué, por vuestro motivo, venís vosotros acá ? ¿Qué cosa es la que queréis? ¿Qué es lo que hacer procura Motecuhzoma? ¨Es que aun ahora no ha recobrado el seso? ¨Es que aun ahora es un infeliz miedoso?


"Ha cometido errores: ha llevado allá lejos a sus vasallos, ha destruido a las personas.


"Unos con otros se golpean; unos con otros se amortajan.


"Unos con otros se revuelven, unos de otros se burlan."


Y cuando tales cosas oyeron; cuando su discurso escucharon, aun a él en vano fueron a acercarse. Se pusieron a impetrarlo, prepararon para él presurosos un altarcillo, un adoratorio y un asentadero de grama. Pero entonces. . . ya no lo vieron.


Aunque en vano le disponen, aunque allí en vano le hacen su adoratorio, ya no más de su boca se meten en el oráculo. Allí los espanta, los reprende con dureza, como si de lejos les hablara. Les dijo:


-"¨Por qué en vano habéis venido a pararos aquí? ¡Ya México no existirá más! ¡Con esto, se le acabó para siempre!"


-"¡Largo de aquí: aquí ya no!... ¡Volved allá , por favor!... ¡Dirigid la vista a México. Lo que sucedió, ya sucedió ! "


Luego vinieron a ver, vinieron a fijar los ojos con presura. Ardiendo están los templos todos, y las casas comunales, y los colegios sacerdotales, y todas las casas en México. Y todo era como si hubiera batalla.


Y cuando los hechiceros todo esto vieron, como que se les fue el corazón quién sabe a dónde. Ya no hablaron claramente. Como si algo hubieran tragado. Dijeron:


-"No tocaba a nosotros ver esto: al que le tocaba verlo era a Motecuhzoma: ¡todo esto que hemos visto! . . .


"No era un cualquiera ése... ­¡ ése era el joven Tezcatlipoca..."


De improviso desapareció; ya no lo vieron más.


Y los enviados ya no fueron a dar el encuentro, ya no caminaron hacia ellos. Sino que de allí regresaron hechiceros y sacerdotes y fueron a contarlo a Motecuhzoma. Vinieron juntos con los que habían ido primero, con los de Tzioacpopoca.

Abatimiento de Motecuhzoma

Y cuando estos enviados llegaron, narraron a Motecuhzoma cómo pasó, cómo lo vieron. Y cuando lo oyó Motecuhzoma, no hizo más que abatir la frente, quedó con la cabeza inclinada. Ya no habló palabra. Dejó de hablar solamente. Largo tiempo asi estuvo cabizbajo. Todo lo que dijo y todo con lo que respondió fue esto:


-¿Qué remedio, mis fuertes? ¡Pues con esto ya fuimos aquí!... ¡Con esto ya se nos dio lo merecido!... ¿Acaso hay algún monte donde subamos? ¿O acaso hemos de huir? Somos mexicanos: ¨acaso en verdad se dará gloria a la nación mexicana?


Dignos de compasión son el pobre viejo, la pobre vieja, y los niñitos que aún no razonan. ¿En dónde podrán ser puestos en salvo? Pero... no hay remedio... ¿Qué hacer?... ¿Nada resta? ¿Cómo hacer y en dónde?... Ya se nos dio el merecido... Como quiera que sea y lo que quiera que sea... ya tendremos que verlo con asombro . . . "
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1 Puercos: el texto náhuatl dice ptzome, "puercos de la tierra".

2 Informantes de Sahagún: Códice Florentino lib. XII cap XIII. (Versión del náhuatl por Angel Ma. Garibay K.)



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