SOBRE EL SEXISMO EN EL LENGUAJE. 29 de Septiembre de 1.997
CONSIDERACIONES SOBRE EL LENGUAJE SEXISTA. 25 de Mayo de 1.998
SOBRE LA EDUCACIÓN DE LA MUJER. 26 de Mayo de 1998.
CONVERSACIÓN MADRE-HIJO SOBRE EL LENGUAJE. 7 de Octubre de 1.998
CONFORMANDO EL PENSAMIENTO DE OTRO MODO. 21 de Enero de 2.004
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A veces que quedo sorprendida por no haber pensado antes cosas tan evidentes como la discriminación genérica existente en nuestra sociedad, y otras enmudezco cuando oigo frases tan lapidarias como desfasadas, por ejemplo: " El hombre ha intentado representar gráficamente su entorno, utilizando para ello los sencillos medios que tenía a su alcance..." o definiciones del Diccionario de la Real Academia Española que dicen estar puestos al día en los que la mujer queda claramente perjudicada, ridiculizada o enajenada y el hombre sale victorioso, fuerte e inteligente.
Estoy convencida de que el lenguaje transforma sociedades y a las personas que conviven dentro de esas sociedades. Creo además que en estos momentos disponemos de una cultura lingüística enriquecedora y favorecedora para dar un salto adelante en el desarrollo de los seres humanos, aunque también pienso que todavía es mucha la gente que considera estos adelantos como meras barreras lingüísticas que no llegan a ninguna parte, que no benefician a nadie y que no sirven para nada. Aluden a la comodidad lingüística y al sentido "neutro" de los términos que se utilizan como: "niño (para denominar a niños y niñas), alumno (para alumnos y alumnas), etc. Aunque queda claro que esa llamada neutralidad no es otra cosa que la costosa carga psicológica de todas aquellas personas que no están dispuestas a mover un ápice por cambiar las cosas.
De todos modos, antes que intentar cambiar el lenguaje tenemos que cambiar las mentes de las personas, porque todo proceso de cambio necesita de una transformación previa, de una interiorización para estar predispuestos y predispuestas a asimilar los nuevos contenidos, los nuevos aprendizajes de forma sustantiva y comprensiva, sólo así se consigue avanzar y estoy convencida también de que es más fácil comenzar por la infancia porque es ahí donde se consiguen aprendizajes significativos y porque es en esa etapa donde se desarrollan habilidades y herramientas cognoscitivas capaces de asimilar cualquier contenido de forma enriquecedora.
Recuerdo cuando hace algún tiempo alguien me comentó: "estoy cansada de chocarme, cada vez que leo un texto, con esas barreras distintivas a los dos géneros masculino y femenino. Cada vez que leo algo tropiezo con ellas y es sumamente aburrido leer en esas condiciones, tanto que me parece una tontería y todos nos ahorraríamos más tiempo si todo fuese como antes".
Es cierto que un texto en esas condiciones no sólo resulta aburrido de leer, también la elegancia del texto se rompe, máxime cuando tenemos un montón de genéricos en nuestro idioma que bien pueden suplir a las barritas ganando en belleza y riqueza lingüística. Por lo tanto sepamos y queramos apropiarnos de todas las posibilidades que nuestra riqueza léxica nos proporciona y enriquezcamos a la vez nuestro pensamiento y nuestras relaciones interpersonales.
Os animo a dar vuestra opinión.
Un saludo.
25 de Mayo de 1.998
El texto que voy a reproducir ha surgido como consecuencia de una charla-coloquio que impartí en el Colegio a las madres y a los padres sobre "Educación Afectiva".
Vimos la necesidad de aclarar algunas consideraciones sobre el lenguaje y para ello lo escribí.
CONSIDERACIONES SOBRE EL LENGUAJE SEXISTA.
En primer lugar reflexionemos sobre unas cuantas palabras que giran en torno a este asunto:
Androcéntrico-estereotipo-genéricos-discriminación-despersonalizar...
En segundo lugar y antes de comenzar de lleno con este tema, dos consideraciones:
1ª - El motivo de profundizar en este tema es constatar que el tratamiento del lenguaje sexista ha sido una reflexión profunda que muchas mujeres y cada vez más hombres, desde hace mucho tiempo vienen haciendo para que de verdad exista una igualdad de derechos y deberes para ambos sexos y no ha de verse como una "rabieta" incontrolada y caprichosa que se nos antoja ahora como fundamental para el existir de la parte femenina.
2ª - Es constatar que el pensamiento se va desarrollando conforme va madurando la persona. Este pensamiento va tomando en consideración las actitudes estereotipadas que están vigentes en nuestra sociedad y el lenguaje apoya esta forma de actuación. Por tanto el lenguaje como parte fundamental del proceso de desarrollo de toda persona se va enriqueciendo con las aportaciones y asimilaciones que esta persona hace relacionándose con las demás personas y el entorno que le rodea. Si este lenguaje encubre y da por hecho que la parte femenina de este lenguaje está incluida en relación a la parte masculina, mal podrá evolucionar la mujer y su pensamiento, siempre estará supeditado al género masculino que se dá, por norma, como genérico.
La Ley Orgánica General del Sistema Educativo vigente en España desde el año 1.992 (LOGSE) hace una aportación en su preámbulo a lo que considera deseable en este sentido y dice: "la educación puede y debe convertirse en un elemento decisivo para la superación de los estereotipos sociales asimilados a la diferenciación por sexos, empezando por la propia construcción y uso del lenguaje".
Por lo tanto, hay actitudes del lenguaje que hay que modificar en la construcción del mismo. No es una tontería nombrar en masculino y en femenino porque al nombrar a uno y otro género no sólo se esclarece el mensaje sino, algo mucho más importante, no se discrimina a la mujer, no se la trata subordinada en relación al uso androcéntrico que tiene el lenguaje y que la sociedad ha tomado de referencia.
"La lengua es un cuerpo vivo en evolución constante", así comienza "NOMBRA" (NOMBRA es una revista que ha editado el Ministerio de Asuntos Sociales y con la colaboración de la Comisión española de la unesco) y añade, "la lengua que no evoluciona se empobrece y muere" (Veánse las lenguas muertas).
Si tuviésemos que elegir un atributo para definir a todas las lenguas vivas, diríamos que todas ellas tienen un carácter EVOLUTIVO y preguntarse si esta evolución es buena, deseable o mala no tiene sentido.
La realidad cambia, las sociedades cambian porque las personas que estamos, que vivimos en ellas cambiamos y evolucionamos también y una parte implicada en ese cambio es el lenguaje, en contrapartida, o a la vez como algo inexorable es el cambio que la lengua produce en el pensamiento y que repercute en nuestras actuaciones y por lo tanto en nuestra vida.
Surgen, por tanto, necesidades sociales en que estas se producen, como surge la necesidad de asimilar en nuestro idioma nuevos conceptos para nuevas tecnologías, también surge la necesidad de nobrar en femenino no sólo con nuestros actos sino con nuestras palabras. El texto dice:
"Su protagonismo (el de la mujer) en la vida pública con su presencia y su protagonismo en la lengua".
El modelo estereotipado del masculino como genérico, que hasta hoy tiene vigencia, ya no tiene sentido en una sociedad que suena al unísono entre la mujer y el hombre.
"las palabras que forman parte de nuestro extenso vocabulario, no tienen ningún contenido sexista, si lo tiene, sin embargo, el uso que de esa lengua hacemos las personas".
Decir, por tanto, que los genéricos "despersonalizan" el contenido del mensaje es no querer modificar los planteamientos, las actitudes estereotipadas de una sociedad, la masculina que se niega a que ese cambio se produzca y de otra sociedad la femenina que actua en el desconocimiento llevada por la inercia y el peso educativo recibido.
"Este tipo de pensamiento es "androcéntrico" que significa que el lenguaje considera a los hombres como sujetos de referencia y a las mujeres seres dependientes que viven en función de ellos" (según NOMBRA), esto lo podemos constatar con ejemplos tales como:
a) "Los nómadas se trasladaban con sus enseres, mujeres, ancianos y niños de un lugar a otro".
Cuándo cabría decir: "Los grupos nómadas se trasladaban de un lugar a otro con sus enseres".
b) "A las mujeres les concedieron el voto después de la Primera Guerra Mundial"
Cuándo cabría decir: "Las mujeres ganaron..."
Si tenemos en cuenta que mujeres y hombres tenemos los mismos derechos, entonces por qué no nombrar a ambos y respetar así esos derechos, comenzando por la representación en el lenguaje.
Para evitar ocultar al género femenino en el lenguaje existen multitud de genéricos que son palabras que no discriminan a ninguno de los dos géneros porque engloban a ambos. Un ejemplo de genéricos tanto femeninos como masculinos pueden ser:
En lugar de decir:
El Hombre, los maestros, padres, alumnos, médicos, jóvenes, electores, niños, los derechos del niño, etc.
Utilizar:
El ser humano, el profesorado, la familia, el alumnado, la comunidad médica, el electorado, los niños y las niñas o la infancia, los derechos de la infancia, etc.
En lugar de decir:
Se recomienda a los usuarios de la tarjeta que la usen correctamente.
Utilizar:
Se recomienda utilice su tarjeta correctamente.
Desterremos también el uso indiscriminado que supone el intentar nombrar el femenino con una (/) por ejemplo: niños/as, alumnos/as, etc. esto resultó acertado durante un tiempo en los primeros intentos tímidos por personificar en el texto escrito a ambos géneros pero hoy ya no tienen justificación.
La Orden 22 de Marzo de 1.995 del MEC (Ministerio de Educación y Ciencia), adecúa la denominación de los títulos académicos oficiales a la condición masculina o femenina de la persona que los obtenga, y dice textualmente:
"La importancia que tiene el lenguaje en la formación de la identidad personal y social de las personas y en sus actitudes, ha motivado la necesidad de plantear la diferenciación de las múltiples profesiones y actividades para las que se venían empleándo tradicionalmente el masculino"
En las Recomendaciones para un uso no sexista de la lengua del MEC (1.988) y haciendo referencia también a la importacia del lenguaje en el desarrollo dice:
"No obstante, pese a la dimensión conservadora que tiene y la carga tradicional que arrastra, el lenguaje, por su relación estrecha con el pensamiento, puede cambiar gracias a la acción educativa y cultural e influir en el comportamiento humano y en nuestra percepción de la realidad". (Texto extraído de "Cuadernos para la coeducación: una mirada no sexista a las clases de Ciencias Experimentales, año 1.995, pag. 30 y 31).
En cuanto a lo relacionado con la emisión y recepción de un mensaje, se producen multitud de situaciones en las que ese mensaje no llega correctamente a los y las receptoras, por ejemplo:
El País Semanal del día 1 de marzo de 1.998, haciéndo referencia a las cualidades de la población española dice:
"Físico: altos en el norte. Cada vez somos más altos, más esbeltos y, en definitiva, más guapos. Esto es lo que viene a decir el profesor del departamente de ciencias morfológicas de la Unv. de Zaragoza, José L. Nieto. Sus declaraciones obedecen a la simple constatación de los datos del tallaje para el servicio militar, "no cabe duda de que el aumento económico y cultural repercute en una mejor alimentación y como consecuencia los españoles han crecido... los mozos hispanos más altos se encuentran perfectamente conservados entre las nieves del Pirineo Navarro-aragonés..."
¿y las mujeres que no aparecen en todo el texto?. No sabemos como somos o qué somos. Acaso estamos incluídas en la larga verborrea de descripciones masculinas de los "mozos hispanos".
Otra noticia extraída de "Cuadernos para la Coeducación" pag. 31 dice:
"El hombre es un mamífero vivíparo (¿genérico?), lo cuál quiere decir que el embrión se desarrolla en el vientre de la madre, que la madre pare a sus hijos completamente desarrollados y que los alimenta con su propia leche durante la primera época de su vida. (luego viene el papel del hombre). El hombre, con su capacidad de amar, (¿genérico?) no se limita a tener hijos sino que cuida de ellos y les proporciona salud y bienestar. Al mismo tiempo los educa, es decir, los hace participar de su experiencia, de sus creencias y de la cultura de su pueblo".
Datos claramente discriminatorios hacia la mujer en los que además, hay una gran confusión debido a la intención de utilizar el supuesto genérico "hombre". Total un lío y una discriminación. Además si una niña lee esto (puesto que se trata de un libro de texto de Ciencias Naturales), puede pensar que las mujeres no han hecho nada para el progreso.
Por último un último dato que, aunque es de Diciembre de 1.997, de la Revista "Hacer Familia", parece del siglo pasado:
"Presentarse uno mismo es una opción que suele utilizarse sobre todo, en grandes reuniones cuando es prácticamente imposible presentar a todos los invitados... los señores pueden presentarse entre sí y saludarse ofreciendo su mano. Luego sólo tendrán que decir nombre y apellido o título noviliario si lo tuviesen. Las Mujeres, por su lado, tendrán donde elegir: Nombre de pila y apellidos del marido, Sra. de... o simplimente su nombre y apellido". ¡Ahí queda eso!.
Hasta la proxima.
Un saludo.
Maite García.
Guadalajara.
SOBRE LA EDUCACIÓN DE LA MUJER.
Introducción.
La educación de la mujer ha formado parte de un debate constante en el que se han barajado varias hipótesis: ¿La mujer ha de ser educada igual que el hombre?, ¿No es su condición femenina inferior; distinta y por lo tanto no necesita igual educación?. Más recientemente: ¿Si ambos sexos han de tener igualdad de oportunidades, entonces dónde o cómo se encuadran sus respectivos roles dentro de la sociedad?.
Una única respuesta se me ocurre a tantos interrogantes, y ésta es que tanto uno como otra son seres humanos racionales y por lo tanto con las mismas necesidades, ¿Por qué vetar a alguno de ellos sin que tenga la oportunidad de enriquecerse, desarrollarse y conformarse en una adaptación cada vez más positiva en su persona individual y en el entorno en el que se desenvuelve su vida?.
Ocurre con demasiada frecuencia que el papel que desempeña la mujer está "de puertas para adentro", o sea, en su propia casa. Veinticuatro horas al día volcada en el cuidado de los hijos, en la atención a su compañero, en su trabajo cotidiano. Para ella no hay horarios, ha de estar siempre dispuesta ante cualquier eventualidad. Los extímulos que le llegan son interiores, sabedora ésta de que su obligación es trasladar a los demás todo lo que a ella le han inculcado.
Reflexionando un poco sobre lo anteriormente expuesto, nos podemos dar perfecta cuenta de que esto no ha cambiado demasiado, si es cierto que la mujer ha tomado las riendas de esta loca carrera y que siempre se ha dicho, por el lado masculido que en casa quien lleva los pantalones es ella, ésta está ganando la "batalla" si se puede llamar así, pues, hoy la mujer puede trabajar fuera de casa y obtener una remuneración y tener ayuda en casa, también iniciar unos estudios que nunca comenzó o concluyó, para verse así más realizada, más completa, es cierto, pero todos estos avances, todas estas consecuciones lo son, de hecho en el fondo, no en la realidad palpable.
Si nos centramos en el tema que nos ocupa y comenzamos por la pregunta básica y fundamental, nos podemos cuestionar: ¿Qué es educar?, seguro que nos encontramos con muchas definiciones dadas a través del tiempo, pero basándonos en la pedagogía actual, educar es formar actitudes y crear aptitudes que comienzan en el propio nacimiento y no concluyen nunca. Una formación en constante transformación, valga la redundancia, que hace que el individuo se adapte en cada momento a las circunstancias en las que se desenvuelve su vida. Y según la sabiduría popular, educar será el paradigma por el cual se regirán y se corregiran las posibles desviaciones que el niño o la niña puedan tener desde esta temprana edad, para que sean un hombre y una mujer de provecho.
Hoy la fuerza de los estereotipos se mantiene. El hombre y la mujer parecen abocados a una dialéctica distorsionada, donde cada cual intenta subir un peldaño más allá donde el otro no alcance: "Lo más rechazable de los estereotipos es la consideración de que determinados rasgos importantes son innatos de algunos grupos sociales, y en consecuencia, las expectativas de que dichos grupos sociales se comporten según lo que se espera de ellos". Los viejos moldes parecen difíciles de romper.
Estos valores son mantenidos por parte de la familia y pasan de una generación a otra, aún con algunas matizaciones, lo que presupone un difícil desenlace y un comportamiento dificilmente modificable.
Las sociedades y los individuos que las conforman pasan la vida, de un modo apenas perceptible, intentando adaptarse de la mejor forma posible al entorno en el que se desenvuelve su vida. Si es cierto que siempre ha habido una minoría en constante lucha por limar sus desigualdades, por salir de la miseria en la que se encontraban. Se han visto y se ven apocados ante tanta desventaja y acaban por amoldarse como pueden a la corriente que les lleva si no quieren ser discriminados o verse agobiados por tanta desmesura.
Si damos un pequeño giro para centrarnos en el ámbito femenino que es el que aquí nos ocupa, vemos que la mujer ha estado siempre subordinada a un estatus al que todos la habían condenado. Una herencia, un destino y una conclusión de su condición de "hembra"; y digo "hembra" y no "mujer" porque como bien es sabido, el papel que ésta ha venido desarrollando es el de reproductora y compañera, claro que no en todas las culturas esto ha sido así. Si miramos a Oriente son muchas las niñas que durante años han sido asesinadas o ignoradas por sus propios padres. En otras culturas como la japonesa, es la mujer la que lleva la batuta en educación. Leía hace unos días cómo estas madres eran las causantes directas de que sus hijos (en masculino), fuesen los más aventajados, en el terrero intelectual, del mundo, tanto es esto así que se han hecho numerosos estudios por parte de culturas occidentales al respecto, para ver cual es el secreto de este "boom". Este secreto no es otro que tener una "madre-directiva".
En esta cultura (la japonesa), cuando un hijo va mal en sus estudios es una vergüenza y un deshonor para la familia, entonces estas madres toman las riendas de la situación y están dispuestas a cualquier presión psicológica para que la situación cambie. Son madres fanáticamente preocupadas por la educación de los hijos, dice la autora. Llegan al extremo de enfermar. Somatizando o no consiguen que sus hijos se sientan tan culpables de la enfermedad de la madre que intentan poner remedio a su actitud.
La mujer en este sentido, queda victoriosa y responsable a la vez del futuro camino educativo de sus hijos e indirectamente de su país.
La mujer ha sido siempre el pilar fundamental en el que se ha apoyado la sociedad, ella era la que paría y la que enseñaba a los hijos e hijas los primeros rudimentos con los cuales comenzaban a defenderse en la vida, en su entorno. Sin embargo, esto no ha sido valorado nunca."...Se le exige mucho, en cambio se cuida muy poco de reconocerle cualquier derecho".
La educación ha tenido un orden androcéntrico desde los tiempos más remotos (y en este sentido se puede ampliar a todos los órdenes de la vida). Reflexionando sobre ello, hace ya tiempo que me vengo planteando algunas cuestiones: ¿Por qué está la mujer subvalorada?, ¿Qué riqueza personal puede tener una mujer cuando las veinticuatro horas del día las dedica al cuidado y mantenimiento de su hogar?, ¿ Qué tiempo le queda para ella?, ¿Por qué ha de haber una pugna entre los dos sexos?, ¿Contra quíen luchamos las mujeres?. De todas estas y otras más he sacado algunas conclusiones.
Es cierto que las personas castigadas por la vida, las que han estado siempre subyugadas, necesitan luchar para conseguir mejorar el lamentable estado en el que se encuentran. También es cierto que la mujer ha comenzado a darse cuenta de que esta lucha comienza a tener sus recompensas. Así, feministas y políticos, contra corriente unos y estereotipados los otros, están hoy en revisión constante, por parte de una sociedad, la femenina, a secas, que reivindica sus derechos, los que siempre le han pertenecido. Con esta nueva forma de entender la vida cabría preguntarse ¿Hacia adonde vamos?. Los papeles están cambiando. A las puertas del siglo veintiuno, las "nuevas mujeres" y los "nuevos hombres", se enfrentarán a otro gran reto: la educación de sus pequeños y de sus pequeñás.
Atrás quedaron aquellos hogares en los que una madre hacía calceta y el padre dormitaba o leía el periódico al lado de la estufa, rodeados de sus pequeños que jugaban. Atrás quedó también la resignación y la impotencia de esas madres que no pudiendo encontrar una salida dentro de las cuatro paredes en las que se encontraban, caían en la depresión del "nido vacío". En los nuevos tiempos que se avecinan se pueden ver otras estampas no tan acogedoras aunque si innovadoras. Padres y madres repartiéndose sus tareas domésticas y educativas, caminando hacia un mundo cada vez más competitivo pero menos injusto. ¿También más justo para esos pequeños que llegan del colegio y se encuentran un "hogar vacío"?¿ Y para aquellos otros que a su corta edad comienzan a sentir los primeros estragos de la angustia y el estrés?. ¿Más justo para esos hijos que son trasladados a cuidadores-as y que pasan la mayor parte del tiempo con unas personas que no son sus padres?. ¡ Qué recuerdos tendrán en su juventud!. De cualquier forma, si hay que culpar a alquien de esta situación, desde luego no es a la mujer.
Para terminar, ¿Qué valores queremos transmitir a las nuevas generaciones?. Este es un tema candente en la actual pedagogía. Abogo por un futuro en el que ambos sexos tengan las mismas posibilidades de enriquecimiento personal y profesional: Superación, satisfacción y valoración como condicionante previo. Por un tiempo en el que las prisas y el vano materialismo queden ocultos, desterrados y prime una mayor calidad de vida, resultado de una exquisita educación compartida y recibida con amor, con profesionalidad y con respeto por todo y por todos los que nos rodean.
CONVERSACIÓN MADRE-HIJO SOBRE EL LENGUAJE.
Mamá, me dice mi hijo Pablo de 10 años, si vieras como habla la señorita, yo me alucino, constantemente está diciendo:
el hombre está sobre todas las cosas que hace en la Tierra..., el hombre está destruyendo esto y lo otro..., porque nosotros los hombres... porque nosotros como hombres que somos....
Mi contestación, calmada, es que probablemente ella no ha tenido la oportunidad de formarse desde que acabó Magisterio, hace ya mucho tiempo y que ahora con las clases y su familia ya tiene bastante en que ocupar su tiempo. De todos modos le digo:
¿Sabes lo que podemos hacer?. Cuando hables o cuando escribas tus ejercicios y ella los corrija o cuando yo hable con ella, notará que nuestro vocabulario y nuestra forma de construir las frases, hace alusión a los dos sexos, masculino y femenino, que no discriminamos a ninguno de los dos y así, quizás, poco a poco ella se irá dando cuenta y comenzará a flexibilizar su léxico y su pensamiento adecuándolo a las circunstancias.
Sólo con nuestros actos podemos cambiar esta situación de discriminación hacia el sexo femenino que se está produciendo dentro de nuestra sociedad desde hace tanto tiempo y no todas las personas tienen la oportunidad de darse cuenta de esto. Tú y tu hermana sí habeis tenido esa opción y ahora teneis asiminada esta forma de pensar y hablar tan bien que cualquier otro extremo os parece abusivo e incorrecto y lo criticais.
CONFORMANDO EL PENSAMIENTO DE OTRO MODO.
-
1º HABLAREMOS SOBRE LA NECESIDAD DE UTILIZAR UN LENGUAJE NO SEXISTA.
Las sociedades cambian y evolucionan porque las personas que vivimos en ellas avanzamos y nos enriquecemos. Tanto si hablamos del desarrollo tecnológico, como humano o social. Este avance tiene que verse también reflejado en nuestro lenguaje porque éste deriva de nuestra lengua y ésta es inmensamente rica en conceptos y matices, por ello podemos y debemos servirnos de ella para no discriminar lo femenino enriqueciendo así nuestro lenguaje. A la vez estaremos aclarando el contenido de nuestro mensaje y realzándolo añadiendo lo evidente porque en nuestra lengua tienen cabida lo masculino y lo femenino ya que ambos coexistimos en este mundo.
Tomo las palabras de Ana Mañeru que es Directora de Programas de Educación y Cultura del Instituto de la Mujer en Madrid. Dice:
“Considero que la lengua es un instrumento humano poderosísimo y mi objetivo es apropiarme de él para que me resulte útil”.
Aunque enseguida vengan a
decirme y cuestionarme que ese criterio no es correcto porque la Gramática española
así lo dice, o porque prima la economía del lenguaje (que yo llamo
comodidad lingüística) o porque no es estéticamente correcto (cuando
ocurre lo contrario que es mucho más estético y correcto).
La necesidad de nombrar en masculino y en femenino surge por la comprensión y el entendimiento de la prioridad y no por cabezonería o imposición. El desarrollo de la personalidad, la creatividad, la igualdad vienen de un pensamiento más abierto, más acorde a la realidad y es que más de la mitad de la humanidad somos mujeres y como tal debemos estar representadas también en la lengua.
- 2º HABLAREMOS SOBRE LAS IDEAS PRECONCEBIDAS QUE LA SOCIEDAD TIENE DEL LENGUAJE.
¿Qué expectativas tiene la sociedad en la que vivimos
de los hombres y de las mujeres?
Se tiene una idea androcéntrica (esto es que todo gira en torno a los hombres) y estereotipada (o sea, que se basa en una idea que se generaliza y se da como correcta) de que el mundo de los hombres está ligado a la ciencia, a los inventos, a las máquinas, a los negocios, al riesgo, a la aventura, etc.
La sociedad en la que vivimos
las mujeres, espera de nosotras sumisión, o más bien, la idea moderna es
que se acepta que las mujeres estudiemos y trabajemos fuera del hogar pero a la
vez debemos estar sumisas a los quehaceres familiares, a los problemas domésticos
y a la sensibilidad que como mujeres que somos debemos tener con respecto a los
hombres.
Más bien, se tiene la idea de que el mundo de las mujeres es el de los sentimientos, los intereses domésticos y las relaciones.
Por ello, se educa en la
tradición, en la dificultad para modificar las conductas, los valores y las
normas. Se educa en la rigidez de los contenidos culturales y se educa,
aunque cada vez con menor intención, en el “currículo oculto”, en la
escuela y en la familia en la pasividad sobre este tema inamovible de seguir
transmitiendo: conductas, lenguaje y estereotipos prefijados desde la antigüedad
por los hombres como norma a partir de la cual servirse de guía.
-
3º SOBRE EL MOTIVO DE HABLAR DE ESTE TEMA.
Es constatar que el tratamiento del lenguaje sexista ha sido una reflexión profunda que muchas mujeres y cada vez más hombres, desde hace mucho tiempo vienen haciendo para que de verdad exista una igualdad de derechos y deberes para ambos sexos y no ha de verse como una “rabieta” incontrolada y caprichosa que se nos antoja como fundamental para el existir de la parte femenina.
Además constatar también que el pensamiento se va desarrollando conforme va madurando la persona. Este pensamiento va tomando en consideración las conductas estereotipadas que están vigentes en nuestra sociedad y el lenguaje, tal y como lo hablamos, apoya esta forma de actuación.
Por tanto el lenguaje es parte fundamental del proceso de desarrollo de toda persona se va enriqueciendo con las aportaciones y asimilaciones que esta persona hace relacionándose con las demás y con el entorno que la rodea. Si este lenguaje encubre y da por hecho que la parte femenina está incluida con relación a la parte masculina, mal podrá evolucionar la mujer y su pensamiento, siempre estará supeditado al género masculino que se da, por norma, como genérico.
El otro día leyendo una guía didáctica (Mayúsculas y minúsculos. Ed. Akal, para 3 años) pude comprobar en el prólogo que la primera vez que se ve la palabra “niño” hay un pie de página que dice:
“Evidentemente, como en toda obra, cada vez que se utilice el masculino (alumnos, compañeros, profesores, niños, etc), es en carácter de término marcado por el género”
¿Que quiere decir esto?. Que dan por supuesto, como algo natural, la utilización del masculino para economizar. Lo que no comprendo es que si así ha sido siempre porque necesita esta aclaración.
- 4º SOBRE LA EVIDENCIA
Por lo tanto, hay actitudes del lenguaje que hay que modificar en la construcción del mismo. No es una tontería nombrar en masculino y en femenino porque al nombrar uno y otro género no sólo se esclarece el mensaje sino, algo mucho más importante, no se discrimina a la mujer, ni se la trata subordinada con relación al uso androcéntrico que tiene el lenguaje y que la sociedad ha tomado de referencia y la sigue tomando.
“La lengua es un cuerpo vivo en evolución constante”, así comienza “NOMBRA, en femenino y en masculino” es un libro editado por el Ministerio de Asuntos Sociales e Instituto de la Mujer de Madrid, añade “la lengua que no evoluciona empobrece y muere”. Si tuviéramos que elegir un atributo para definir a todas las lenguas vivas este sería el carácter EVOLUTIVO que tienen.
Como he mencionado, la realidad cambia y las sociedades cambian porque las personas que estamos y que vivimos en ellas cambiamos y evolucionamos y una parte implicada en ese cambio es el lenguaje, en contrapartida o a la vez como algo inexorable es el cambio que la lengua produce en el pensamiento y que repercute en nuestras actuaciones y por lo tanto en nuestra vida. Y esto lo subrayaría como parte fundamental de ese cambio.
Un ejemplo sería el siguiente: Estoy asistiendo a un curso en el que somos veintinueve mujeres y un hombre, pues bien, la profesora siempre nos habla en masculino y dice cosas como: “nosotros los maestros”, “vosotros qué creéis”, “el niño, el maestro y el adulto se relacionan”, etc. Lo peor de todo es que aunque fuésemos sólo mujeres también hablaría así, y esto es lo triste porque a ella, como a todas nosotras se nos ha educado así, en lo masculino como norma. Pero a pesar de todo somos personas adultas y podemos reflexionar si esto está bien o no, pero qué ocurre cuando estamos educando a criaturas pequeñas que todavía no tienen un razonamiento lógico y nosotras como madres, maestras, amigas, abuelas, etc, somos modelos idealizados, figuras de apego, a las que imitan instintivamente?. Pues que estamos transfiriendo los estereotipos de los que hablamos y esas criaturas se van identificando con las conductas, con el lenguaje, asumiéndolo como tal. Por ejemplo: cuando una niña o grupo de niñas perciben en clase o en la casa que no se las nombra en femenino sino que hacemos alusión al género masculino no se sienten capaces de actuar y de pensar de otro modo porque lo desconocen. Cuando decimos por ejemplo:
Pablo que alto y qué fuerte eres.
Vosotros chicos no seáis tan brutos.
María que bonita eres, hoy has venido muy guapa con esta diadema azul.
Berta eres muy inteligente y no tan bruta como....
También se ha estudiado que el comportamiento de los chicos nos llama más la atención porque generalmente son ellos los que se comportan de forma más brusca e inoportuna. Sin embargo las niñas suelen dar menos problemas, en general y no tenemos que recriminarles tanto su comportamiento.
Por otro lado hemos de tener cuidado cuando les contamos cuentos, historias o también en los libros de texto podremos comprobar (aunque las editoriales ya lo están teniendo en cuenta), como hay dibujos o fotos donde los chicos son: altos, fuertes, valientes, guerreros, médicos, futbolistas, arquitectos, etc. Y las chicas vienen representadas como: bonitas, humildes, barrenderas, presumidas, vendedoras, enfermeras, sumisas o simplemente no aparecen. Cuidado!! Están formando su autoconcepto.
De todo esto surgen, por tanto, necesidades individuales y sociales porque con esta forma de hablar, comprender y educar estamos formando personas que van a tener un gran protagonismo en su futuro y que van a ser hombres y mujeres en igualdad de condiciones que transformen la sociedad, que es lo que pretendemos. Por ello deberemos estar atentas cuando les hablemos y con nuestras conductas para que no estemos repitiendo los mismos modelos que nos han transmitido durante generaciones. Sólo así conseguiremos la verdadera igualdad de oportunidades.
Hemos de tener en cuenta una
idea y esta es que las palabras que forman parte de nuestro
vocabulario no tienen ningún contenido sexista, si lo tiene, sin
embargo, el uso que de esa lengua hacemos las personas.
-
5º SOBRE
COMO UTILIZAR CORRECTAMENTE EL LENGUAJE.
Podemos utilizar nuestra lengua sin tener que discriminar a nadie, de hecho estoy convencida de que si no se hace así es porque nunca se ha planteado, nadie ha venido a decirnos que se puede hacer de otro modo, pero cuando se ofrece la oportunidad, cuando en nuestras cabezas se ha “sembrado la semilla”, entonces puede ocurrir que la persona diga: ¡no se me habría ocurrido! O también puede ocurrir que diga: ¡ qué tontería, yo no pienso que se discrimine a nadie!. Tengo que decir que me he encontrado entre las mujeres más barreras para cambiar esta forma de pensar, que entre los hombres. Estos, al menos se sienten desconcertados pero las mujeres se sienten como algo molestas.
Hay otro tipo de personas que te cuentan que hay otras cosas más importantes en qué ocupar el tiempo y no en esas “tonterías”. También las hay que piensan que claro es lógico ahora que les ofrecemos la oportunidad de pensar así, y lo intentan pero ocurre que si no hay un esfuerzo por su parte hasta que se interiorice, es difícil llegar a alguna parte precisamente porque se encuentran con un mundo en el que lo masculino brilla más. Por esto es muy importante:
1º- Sembrar una semilla en las personas con las que interactuamos.
2º- Ofrecernos como modelo cuando hablamos y actuamos.
Hay una serie de palabras que se
llaman “GENÉRICAS” que podemos utilizar siempre que el contexto de
la conversación nos lo permita y que no discriminan a nadie. Estas palabras son
masculinas o femeninas. Por ejemplo: El vecindario, la población, las
personas, los individuos, el profesorado, la familia, la niñez, la adultez, la
adolescencia, la ciudadanía, el ser humano, la comunidad escolar, los iguales,
la juventud, el electorado, la infancia, el grupo, etc.
Al contrario de lo que mucha
gente piensa no despersonalizan el contenido del mensaje, lo que ocurre es que
hay muchas personas que son reacias a cambiar su forma de pensar y sus actitudes
estereotipadas. Así dice el texto que: “Decir que los genéricos despersonalizan el contenido del
mensaje es no querer modificar los planteamientos, las actitudes estereotipadas,
de una sociedad, la masculina que se niega a que ese cambio se produzca y de
otra sociedad la femenina que actúa en el desconocimiento llevada por la
inercia y el peso educativo recibido”.
6º-
SOBRE EL PRESENTE Y EL FUTURO.
Se están produciendo intentos, leves, por ir cambiando, quizás debido a ese cambio que se está produciendo en todos los ámbitos de la sociedad, tanto personales como sociales. Por este motivo podemos ver que en los medios de comunicación y en algunos programas se ha omitido, espero que conscientemente, la palabra “hombre” y dicen “las personas” o “los individuos”. También en los libros de texto y otras publicaciones he podido comprobar cómo por incluir también a las niñas ya no añaden la “coletilla /a” como antes, ahora dicen “niño y niña” sin embargo como digo, son todavía pequeños intentos porque en el contexto del mensaje se deja ver claramente que el resto no ha cambiado. Un ejemplo podría ser: “Un desarrollo adecuado para un niño y una niña sería aquél en el que el conjunto de los adultos estuviese de acuerdo en cooperar asistiendo a algún curso impartido por algún maestro o profesional de la enseñanza”.
Como vemos si hay una conciencia de que se tiene que incluir a las niñas en el mensaje pero el resto de palabras que discriminan al género femenino sigue sin cambiar.
¡Queda mucho camino por recorrer!
Mª Teresa García Romanillos.
9 de enero de 2.004