Barrotes de piel
Tras unos barrotes de piel
que impídenme el goce de mi libertad
soy prisionero y carcelero a la vez,
condenado a vivir arrastrando la pena
de vivir iluminado por la sombra
de la baja y danzante luz de un candíl;
tan tétrica, angulosa, distanciosa...
Tras unos barrotes de piel
que impídenme el goce de mi libertad
tengo por único consuelo
saber que todos somos prisioneros de algo o alguien;
de una condena o de una pena,
y conocerla es vital para vencerla,
para no gozar la libertad
sobre un mundo de arena.
Tras unos barrotes de piel
que impídenme el goce de mi libertad
vivo con una única duda;
sufrir en soledad y silencio mi pena
o sufrir los rechazos por ella
en la dura batalla por una conquista,
la del amor de una princesa,
la de una dulce sirena...