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Algunas historias propias


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10 Formas de matar al amor de tu vida.

Siempre ha existido ese tipo de personas a las que sientes una irresistible atracción pese a que en la realidad son bastante repulsivas, son personas casi mágicas que parecen haber sido creadas como una prueba de la divinidad para que la paciencia del sujeto. Tu, mi querida lectora, tienes esas especiales características que me hechizan tanto por la enorme e implacable atracción que me provocas como por la inminente y sobrenatural forma de repulsión que te rodea como un halo mágico que impide e inhabilita los mejores deseos que pudiera tener para ti. La misma fría y orgullosa figura que posees y que en un momento me hizo perder la razón a tus pies es la que ahora me hace escribir lo que hace apenas unos días no hubiese deseado al peor de mis enemigos, mucho menos a ti, amada musa.

Empezaremos desde la distancia, es más cómodo y más limpio que una embestida cuerpo a cuerpo, con forme se avance en el manual iremos aumentando el grado de violencia y pasión que se requerirá para lograr mi deseado y repulsivo objetivo. Desde una distancia mas o menos larga lo mas apropiado seria usar un rifle o algún tipo de arma de fuego, para empezar podemos tomar un pequeño rifle de calibre .22; este es ligero y de fácil manejo, sus pequeñas balas disparadas de una por una no causarían mas un gran daño sobre tu hermoso cuerpo solo agujeritos, por ser pequeñas, sus balas podrían no atravesar tu cuerpo por completo pero al quedarse adentro del organismo causarían una muerte lenta y dolorosa desencadenada por los pequeños coágulos en el torrente sanguíneo y teniendo infinidad de variantes según el área donde acertase tan glorioso tiro. Desafortunadamente mi puntería es bastante pobre y tendría que usar varios tiros para lograr una herida que asegurase tu muerte sin esperanza de salvación; aunque esta no se diera de forma instantánea.

También para largas distancias tenemos los infalibles rifles de asalto. Entre estos se cuentan el AK-47, EL M-1, y el R-15; estos asegurarían de un modo casi completo la total aniquilación de tu vida pero tendríamos el inconveniente de la inminente perdida de la belleza de tu cuerpo, tu cadáver seria horrible y lleno de grandes y sangrantes hoyos, esto no sería agradable, el ruido es mucho y aunque el ruido aumenta un poco la excitación del asesino al destruir a su víctima, en este caso la perdida de la intimidad con la que se realizaría sería desastrosa y demeritaría el placer de haberte asesinado en persona.

Una forma excitante y bella de matarte y que en lo personal me enloquece (hablando en armas de fuego) consistiría en utilizar la siempre bien ponderada escopeta recortada o retrocarga, los tiros son fuertes, ruidosos pero no en exceso, lentos y pasmados, además de que el daño que causan es de lo mas espectacular, ¡Bamm!... solo un tiro, justo sobre el pecho... apenas puedo contenerme de imaginar las postas destrozando primero tu ropa, quemando lentamente y avanzando a través de esas lindisimas piezas de corsetería que deben de cubrir tus tiernos senos, en seguida pasarían a destruirlos, perforando y cauterizando parcialmente tus glándulas mamarias y llegando por fin al tejido muscular, por la naturaleza del disparo hasta aquí ya ha perdido bastante fuerza, pero aun así las postas destrozarían algunas de tus costillas y por fin, si tienes suerte, partirían tu frío y desdeñoso corazón en incontables partes, casi imposible tu salvación y verdaderamente excitante la forma de extinguir tu vida. Esta vía merece consideracíon aunque tambien arruinaria tu cadáver.

Las armas cortas como revólveres y pistolas no son de mi particular agrado, pero si te interesa podríamos intentarlo de esa manera, lo más rescatable de esta forma de asesinato seria la escena de tu cerebro esparcido sobre el banco de concreto donde te sientas a descansar y a platicar con tus amigas, el hecho de utilizar un arma corta implicaría que la distancia podría ser menor, por lo que podría apreciar mas de cerca tu grisáceo cerebro destruido y desparramado sobre el inmutable concreto, todo estaría plagado de manchas rojizas y grises apenas pudiéndose distinguir el cerebro de la sangre coagulándose y tornándose a negro de una forma lenta pero implacable, aunque esto implicaría la perdida de tu bellísima cabeza y de tus dorados cabellos, pues estos inevitablemente se mancharían de sangre y carne muerta.

Después de haber hurgado entre las armas a distancia y omitiendo las primitivas hondas, flechas y arcos pasaremos a lo que consideraría yo tu forma ideal de morir, el enfrentamiento cuerpo a cuerpo. Aquí las opciones son tan variadas que solo mencionare mis favoritas y quedando al gusto de mis no-existentes lectores y de mi amada y odiada musa la forma en que esta se llevaría a cabo.

Siempre he tenido especial fascinación por las espadas y demás armas punzocortantes, pero para efectos del orden de este manual empezaré por las primeras formas que no implicarían el uso de algún tipo de arma o aditamento. Como primera de estas esta el ya muy trillado ahorcamiento a mano desnuda... y me permito decir que aunque sea trillado, nunca cesará la fascinante sensación de sentir escurrir el último aliento de tu presa por las manos, el tomar tu cuello y estrujarlo sintiendo tus arañazos de mujer y tus golpes, aunque desesperados, nunca lo bastante fuertes como para lograr acabar con el morboso instinto del cazador primitivo que cumple con su instinto antes de mostrar algún tipo de placer intelectual por asesinar a su pareja y a su ser amado, siendo solo un animal; esta perdida de consciencia que implica el ahorcamiento es además, poética, muy romántica, pues a mi ver representa la increíble pasión que nos unió y que nos permitió perder los sentidos en la forma de amarnos como nos permite perderlos en la forma de odiarnos, viendo exactamente la misma fuerza para la muerte que para la vida, en lugar de unir nuestros cuerpos y nuestras caricias en el ancestral rito de la procreación, verlas unidas en el arcaico y obscuro sentimiento de odio que desde su nacimiento ha envenenado a la humanidad.

Pero no solo se puede ahorcar a alguien. Tenemos una infinita variedad de golpes que se enseñan en las artes marciales y que permiten aniquilar a cualquier persona en espacio de muy pocos segundos: entre estos se cuentan las fracturas al cuello, el encajar tu nariz en tu inservible cerebro, o el que en un caso de estos aplicaría, que se refiere a detener el corazón de un golpe de fuerza inaudita que atinase en tu pecho del lado izquierdo en la parte baja del tórax. En este caso seria un placer morboso el tocar tus senos sin la intención de acariciarlos o besarlos. Esto se presenta similar al ahorcamiento pero en una forma mas distante, mas vaga, teniendo solo el placer puramente sexual de tocar tus partes intimas. El morbo en este caso es enloquecedor y alucinante, en el rápido segundo del golpe llegaría a mundos de extrema locura... y solo en un rápido segundo de tocar tu firme y deliciosamente maduro seno izquierdo.

Las fracturas de cuello las podemos considerar como a la asfixia, solo que estas son más rápidas y mucho menos excitantes así que las dejare como algo meramente informativo antes de pasar al clímax de todos los tipos de muerte que te podría desear: las armas blancas, cuchillos, navajas y espadas.

Este tipo de asesinato es de lo mas artístico; si bien es cierto que se llega a perder la forma original del cuerpo también es cierto que se logran hacer verdaderas obras de arte con los cadáveres sin contar el inmenso dolor que podría presentar el cortarte como a una presa de cacería y recordando precisamente a los antiguos cazadores empezare por utilizar el cuchillo como primera opción. El embate tendría que ser además de rápido muy bien planeado para poder causar las mas heridas posibles en el menor tiempo, podríamos solo cortar tu garganta por la espalda sin necesidad de mayor ruido y sangre, esto se presenta rápido, eficaz y sobre todo bastante sigiloso. Podría llevarse a cabo en una reunión con tus amistades y siendo lo suficientemente rápido verían todos como caes desfallecida, con los ojos en blanco y con un rictus de sorpresa en tu bella faz, claro esta que toda tu ropa se empezaría a teñir de rojo carmín y con el tiempo de negro rojizo, se necesita mucha habilidad para lograr esto pero se podría hacer con el suficiente entrenamiento.

Claro esta que aunque fría y lejana, siempre preferiste la intimidad en tus asuntos personales y en uno tan importante como tu muerte no pienso negártela en lo mas mínimo. Para la siguiente forma se requeriría que tu fueses secuestrada primero o aun que tuviéramos un momento a solas en la intimidad para poder realizarlo, pues una vez nos encontramos con algo bastante parecido al amor que tu siempre te negaste. Esto se haría con una hoja no mayor a 15 centímetros de longitud aunque muy bien afilada. Empezaríamos con un golpe a fin de dejarte inconsciente, después podríamos empezar a cortar como si fueses una res, o sea, en canal desde el monte de Venus o aún desde la vagina y hasta tu garganta topando en el maxilar inferior; el enorme dolor ya te hubiera despertado aún antes de llegar al alto abdomen, pero la hemorragia desencadenada y el mismo dolor tenderían a paralizarte lo cual me permitiría seguir con mi trazo sobre tu piel de agua. Imagina un momento tal como si fueses tú la que me asesinara y como estarías allí llena de sangre con el cuchillo en las manos y observando mis vísceras y dejando percibir una vida que se escapa por el enorme agujero. En este punto aun no haz muerto y caerás de nuevo en la inconsciencia en aproximadamente un minuto y medio, tendrías tiempo ese tiempo para observar que definitivamente debajo de tu piel de blanco marfil se encuentran esas viseras rojizas, sucias y sanguinolentas que presumías no tener, aun podrías ver tu corazón dando sus últimos latidos antes de que tu cerebro decida que el dolor es demasiado y le ordene dejar de latir, comprenderías en ese momento que la visceral existencia que yo te ofrecía era una realidad; quizás demasiado tarde como para salvarte la vida, pero con tiempo para recordarlo después de tu muerte. Siempre te ufanaste de tener pocos o aun ningún sentimiento hacia mí, siempre dijiste que te importaba poco hasta en los momentos de pasión que tuvimos, siempre fuiste necia para aceptar tu realidad y tus instintos primordiales que aunque no lo creas siempre han estado presentes y siempre lo estarán hasta el fin de tus días, o sea, hasta un minuto y treinta segundos después de concluido el corte. Otra vez no morirías instantáneamente, sino hasta que te desangraras lo suficiente como para morir de asfixia celular, o hasta que mi piedad se hiciera presente y decidiera cortar tu corazón para embalsamarlo y conservar así un recuerdo del amor que siempre me negaste.

Ahora llega el turno de la espada, para efectos de compresión definiremos que la espada que se utilizará será una espada japonesa de tipo samurai, larga, de cerca de 90 centímetros de hoja. Aquí se tiene la posibilidad de hacerlo tanto en publico como en un lugar privado, pero a fin de evitar la monotonía lo explicare en un caso mas bien publico, además tenemos la enorme ventaja de no necesitar que estés inconsciente para cortar, pues la resistencia que pudieras prestar no afectaría lo mas mínimo en la belleza de los cortes a realizar. Pudiera evitar la mayor parte del trabajo tan solo cortando tu hermosa cabeza, el embate seria rápido, sigiloso y muy efectivo; después podría guardar tu cabeza embalsamada como lo hizo Margarita de Valois con la de su amado Lerac de la Mole. Pero... tenemos que utilizar una estocada muy precisa, no queremos apresurar las cosas, podría darte la oportunidad de correr, después de una pequeña persecución lo mejor sería derribarte con una estocada a los tobillos, cortando los tendones e imposibilitándote para caminar, para no perder el gusto, te permitiría arrastrarte y quizás hasta suplicar piedad si tu sobrenatural orgullo te lo permitiera, claro esta. Por la desesperación y el subsecuente y horrible dolor de tus tendones las siguientes estocadas serian poco atinadas cortando por lo general en tus brazos o quizás en tus bellos muslos; aunque también podría atinar a tu tórax o alguna otra parte de tu cuerpo... el dolor sobrepasaría todos los limites imaginados, la sangre se desbordaría y teñiría de rojo todo el piso donde te encontraras, después de haber cortado tus brazos podría incluso intentar partirte en dos a la altura de la cintura, o una vez mas, arremeter contra tus pechos reviviendo aún mas el festín de muerte y sangre a tu alrededor. Aquí tendría que dejarte viva y sin remate, aunque hubiese salvación posible lo mas seguro es que no llegase a tiempo... pero no puedo evitar que en este momento la duda me asalte pues, si me pidieses piedad, ¿te la concedería?.

Llega el turno de mencionar lo que considero yo tu forma favorita de matarme: los venenos. En lo personal los venenos siempre me han parecido algo un poco mas que bastante cobarde, ruin, sucio e hipócrita, aunque las armas de fuego también mantienen cierto estatus de cobardía pues con ellas evitas todo tipo de defensa o aún de contraataque de la víctima, ya que actúan desde una distancia larga y pueden usarse sin mayor aviso, pero los venenos actúan no solo a distancia en el espacio, sino también en el tiempo, pues el acto de envenenar no consiste mas que en dejar un cebo que la víctima puede tomar. Este dejo de inocencia en que la víctima cae en el envenenamiento también reporta cierta perdida de placer en el matarlo, pues la muerte, que bien puede ser dolorosa, no se logra con algún tipo de esfuerzo pasando a ser el asesino un personaje pasivo y cobarde.

Ahora vez, amada mía hasta donde llegan los limites de mi cobardía, es esta falta de valor y mi gran voluntad la que me lleva ahora a desear tu muerte y aún a efectuarla antes de aceptar el inminente rechazo del que voy a ser objeto gracias a tu enorme valor y a tu poca voluntad, escasa voluntad que te impidió aceptar la existencia que te hice ver, si bien es cierto es una forma de vida bastante cruda, también es cierto que es bastante mas intensa que esa que llamas tu la "normalidad", disculpa el hecho de haber creido que tenias la suficiente voluntad como para cambiar tu vida y abrirte nuevos mundos de ideas que si bien es cierto no son la verdad, también es cierto se alejan menos que lo que tu piensas que es la realidad.

Nunca hubiese esto pensado antes de tu inocente (aunque bastante estúpida) pregunta: "¿me matarais?". La cobardía y el miedo a que tu dominaras la verdad no me dejo responderte, pero ahora puedo decirte que si lo haría... si en realidad tuviera la suficiente piedad en mi corazón como para evitarte que la rueda del destino te hiciera ver todos tus errores y diera tiempo para que así como has sido despiadada conmigo y con tantos otros mas (gran Súcubo) así te llegaran a tratar en el futuro, espero no muy cercano, pues créeme que en realidad me da lastima pensar en lo que te puede deparar el destino. Es por eso y no por el horrendo amor que siento hacia ti por lo que en algunos momentos de desesperación llego a pensar en la forma de evitarte tu destino y liberar mi existencia de tan pesado yugo como lo es tu cariño.

Fin.


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La Luna es creciente esta noche...

Y esta noche es fría como ninguna, es fría y aterradora, coronada con una luna que forman cuernos en el cielo, una luna que para algunos es la esperanza para mí es la perdición. Para mí es la desesperación de quererte sin tenerte, de desearte sin conocerte y de amarte sin comprenderte.

Desconozco el frío de la noche, solo puedo ver las estrellas y los cuernos de una luna de esperanza, solo puedo sentir el frío que me dejas en el alma y la desesperación de otra noche sin ti. La luna es creciente, quizás si tu me amaras... quizás si yo te amara menos... pero no hay esperanza en este mundo tan fríamente real, tan soberbiamente objetivo y cobardemente materialista.

No me preguntes por que te escribo estas líneas hoy en luna creciente, ¿por qué, hoy que la esperanza toma el cielo, te escribo sin ilusiones? No me lo preguntes, amor mío, por que no tengo ninguna razón para justificar mis líneas, solo te pudiera decir que es por que te amo, pero eso no es una razón... es solo un sentimiento. No hay razones, no hay lógica, pues el amor que se siente no se piensa y el amor que se piensa, no se siente.

Pero... por favor, no me preguntes por que te amo, hoy en luna creciente, no me lo preguntes por que otra vez no tengo razones para explicarlo, disculpa mi ignorancia, disculpa mi estupidez, pero no puedo concebir por que te amo después de todo el sufrimiento que me has causado, por que sin importar tus desdenes sigo amándote y persistiendo no me lo preguntes...

Mejor, para mejorar la situación, mátame y comete mi corazón para que lo sepas (si quieres saberlo) o si no, entonces arranca mi alma para que lo sientas (si quieres sentirlo) o si aun lo prefieres, ámame (si quieres salvarme, claro esta)

Y hoy sigo viviendo la desesperación, hoy en luna creciente, de vivir el frío de las noches y la soledad de las almas, sigo temblando hasta los huesos, aquí, refugiado en un oscuro rincón de mi alma, como un niño hambriento y cobarde que no se atreve a salir a buscar la comida, sigo llorando sin ti, sufriendo por amor y por cobardía temiendo perderte, sin poder luchar, y sin poder rendirme.

Ves ahora como es que hoy, en luna creciente, mi alma muere y mi ilusión se ahoga, como carece de esperanza mi corazón y pierde el sentido mi razón. Es por eso, que hoy te pido que me salves, te pido un poco de piedad y que salves a este pobre niño, que muere víctima de la necesidad de tu amor. No lo hagas por mí, no lo hagas por mí... por favor hazlo por ti, por orgullo si así lo quieres, por hastío, o por tus hermanos los hombres, por el resto de esta raza que no es humana. No me importa la razón.

(Pero, por favor hazlo rápido, antes de que el odio termine de apoderarse de mi razón y el miedo acabe de tragarse mi corazón)

Dedicado a L.V.C.A.

Fin

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Amor, Odio, o diez minutos para cambiar tu vida...

Amor...

Tania ajusto con calma su cinturón, mientras revisaba cuidadosamente que su peinado no estuviera desarreglado, hacia ya media hora que estaba preparándose para la cita de esa noche y todo tenia que ser perfecto. Su novio, Sebastián, pasaría por ella en aproximadamente diez minutos y tendría que estar lista para entonces, a él no le gustaba esperar, ya tenían mas de un año saliendo juntos y hasta ahora todo había marchado a la perfección.

Sebastián era un tipo que era tan guapo como rico, un buen mozo, cortes y con una rígida educación católica, había sido educado en un colegio de religiosos hasta la preparatoria, y después había cursado la carrera de leyes en una universidad de paga, lo que le hacia tener un porvenir bastante prometedor. Hacia poco mas de un año que era novio de Tania, que también provenía de una muy buena familia: su padre era un rico comerciante de productos alimenticios, y había educado a sus tres hijas y a su primogénito con escuela tradicionalista y respetuosa. Tania era la menor de la familia, contaba ya las 20 primaveras cuando conoció y se enamoro de Sebastián y ahora, cerca de los 22 estaba a punto de casarse con el.

Tania reviso nuevamente su indumentaria antes de salir de su habitación. Todo estaba en orden, unos pantalones ajustados, que denotaban su perfecta y esbelta figura, el body negro justo en su lugar, así que tomo un pequeño abrigo de su armario y se dispuso a salir. Paro antes de llegar a la puerta, miró de nuevo hacia el espejo y toco suavemente sus senos, los subió y recorrió con sus manos un poco, como intentando descubrir algún ángulo que no hubiera visto antes, después puso sus manos sobres su caderas e hizo algo parecido; parecía como buscando algún tipo de belleza que hubiera observado y no encontrara en si misma, pero aun así ella era una chica bastante bella, así que rió un poco de ese pensamiento y de sus acciones, tiro un beso al espejo y salió de su habitación justo en el momento en que sonó el timbre de la puerta.

Cuando Tania entró en la sala, ya la esperaba Sebastián de pie en la puerta, el era un tipo muy apuesto, con sus 25 años y su porte de abogado, tenia el estilo de un gran casanova: su estatura era mayor a 1.80 metros, con amplias espaldas y fuertes brazos, pelo corto, bien peinado y a la moda, y una barba cerrada que jamas dejaba crecer, pero le daba un aire de masculinidad que no tenía comparación. Esta noche, vestía un traje de corte italiano. Al ver a Tania, sonrió levemente y la saludo con una mirada de aprobación, tanto por su puntualidad como por su atuendo; la tomó de la mano en cuanto llegó hasta él y se dieron un suave beso en la mejilla. Sebastián se despidió de los padres de Tania y salieron juntos por la puerta.

Odio...

Al caer la noche, Dante se dirigió a su departamento, en el centro de la ciudad, había pasado el día alimentando a las aves en el parque y entrenando en un bosque a las afueras de la ciudad, hoy parecía un buen día, no había trabajo, pero, al menos tenía algo de dinero y podría sobrevivir con eso otros tres días mas, así que respiro hondo antes de entrar al fétido edificio donde se encontraba instalado; quizás con las ganancias de su siguiente trabajo se cambiara de departamento, pero por lo pronto con ese bastaba, así que subió hasta el tercer piso y abrió la puerta más sucia de las tres que encontró, entró y accionó el interruptor de la energía eléctrica y se ilumino la habitación, Dante se sintió en casa una vez mas y solo una vez más.

La estancia era mas bien pequeña, no tenía mas muebles que una mesa, dos sillas, un viejo librero y un perchero de donde pendían algunos abrigos y un sombrero viejo y gastado. La luz ubicada en el centro le daba un aire lúgubre, la suciedad terminaba esta sensación, pues parecía que no se hubiese limpiado en meses, algunos restos de comida, envases vacíos de refrescos, cajas y empaques diversos, todo esto acompañado de una infinidad de objetos no inventariados ni aun por el mismo creador de aquella mórbida obra de arte. Dante se abrió paso entre la porquería y se sentó en una silla; puso su cabeza entre sus manos y se quedo meditando unos segundos... tomo un viejo libro de la mesa y se puso a leer. Una rata pasó corriendo cerca de la puerta, el leve e inesperado ruido atrajo la atención de Dante y observo un sobre cerca de la puerta, lo tomó con cuidado y lo abrió; dentro encontró unos papeles, con algunas fotografías, también encontró cerca de diez mil pesos en efectivo, tomó el dinero y leyó los papeles, parecía algo de trabajo, un poco desconcertado por la forma en que lo encontró, vio las fotografías, en ellas aparecía un sujeto alto y feo, penso que quizás ese seria su cliente y siguió leyendo, en los folios no se daban mas que una dirección, una hora, y una fecha. Todo parecía ser una cita, o quizás una trampa bien planeada. No lo sabia y no se preocupo por ello hasta que recapacitó en la hora y la fecha, eran para ese mismo día y algunas horas mas tarde. Los arrojó sobre la mesilla y se dispuso a salir: tomó sus armas y las limpió cuidadosamente, las engrasó, las abasteció y guardo con sumo cuidado. También poseía una gran espada, a la que le dio el mismo trato, puliéndola y cuidándola como si se tratara de un bebe. Miró su reloj, era temprano aún, así que se recostó en un catresillo que estaba en una segunda habitación... y esperó.

La vida de Dante no era un ejemplo a seguir, a sus 22 años había abandonado una prometedora carrera de ingeniería en sistemas por problemas económicos, su educación había transcurrido en escuelas publicas y en todas ellas había tenido promedios de lo más deplorable, aunque siempre bastante serio, Dante siempre fue considerado como un alumno de mala conducta. Sus padres murieron cuando el apenas llegaba a los 14 en un accidente automovilístico, desde entonces vagó entre familiares y amigos para poder subsistir, a los 18, ya era golpeador y su primer trabajo serio lo hizo al cumplir 19, desde entonces se había independizado en la vida; se mudó a un departamento y con lo que obtenía de sus trabajos se mantenía sin problemas, aunque en algunas ocasiones quedara sumido en la mas grande pobreza, siempre se recuperaba después, pero aun así prefirió no regresar a la escuela y seguir con su nueva profesión.

Amor...

Tania subió al flamante auto de Sebastián mientras discutían el destino de aquella cita, no tardaron mucho en decidirse por el cine, ese día exhibían una buena película romántica, y quizás después de ahí podrían pasar a cenar algo. No había demasiado tiempo, así que se dieron prisa, pues Tania invariablemente tendría que regresar antes de media noche a su casa o habría problemas, así que se pusieron en marcha y llegaron justos 15 minutos antes de la función, tomaron unos refrescos, palomitas y Sebastián le regalo una hermosa flor. Ese era un día perfecto, los dos se amaban, y sus familias propiciaban este amor, ¿qué podría salir mal?

La película fue del agrado de ambos, fue la clásica historia de amor entre dos jóvenes que se ven obligados a luchar contra la sociedad a fin de poder realizar su amor. Esta no era la realidad de esta pareja, mas aun así los enterneció bastante.

Después del cine se encaminaron a un McDonnalds a cenar, ese siempre había sido el lugar favorito de ambos, cenaron con calma y notaron gustosamente que aun eran las diez con treinta, así que caminaron un poco por la calle tomados de la mano dedicándose palabras de amor. Llegaron a un pequeño parque no lejos de donde tenían estacionado el auto y se sentaron en una banca a observar las estrellas.

Sebastián pasó toda la noche hablando de las bellezas del matrimonio, y de la felicidad que le brindaba la compañía de Tania, y Tania había pasado toda la noche asintiendo, cuando se sentaron en la banca, Sebastián tomó las manos de Tania y besándolas suavemente puso un pequeño objeto entre ellas y dijo con voz inspirada:

-- Tania, por el amor que nos juramos, por el tiempo que llevamos juntos, y por la felicidad que me haces sentir al solo momento de sentir tus manos cerca de las mías... ¿te casarías conmigo?

Tania sintió el pequeño objeto entre sus manos y al escuchar estas palabras palideció y luego se ruborizó rápidamente, tomo fuertemente las manos de Sebastián y dejo escapar una risita nerviosa, había esperado este momento, sabia que sucedería esa noche, pero aun así la emoción la paralizó. Solo atinó a responder riendo y casi llorando:

-- Si, claro que si, Sebastián... ¡Eres tan tierno!

Sebastián se levantó de su posición y subió hasta alcanzar los labios de Tania y fundirse en un profundo y apasionado beso. Pero, a pesar de la pasión, Tania estaba congelada por dentro: un torrente de ideas se cruzaban en su cabeza, pensaba en ellos dos, en su futuro, en sus posibles hijos, en su primera noche, en el sexo, en su virginidad, en sus sueños, en sus esperanzas; se veía a si misma como una niña de 7 años besando a un hombre mayor, una niña soñadora que imagina al mundo como una gran naranja, y piensa en que quizás no lo ha recorrido todo: "Yo, cuando sea grande, quiero conocer todo el mundo"... "yo, cuando sea grande, voy a casarme con un valiente príncipe que me va a salvar de los demonios"... sueños, ilusiones, mente dispersa y cuerpo sólido viajando en diferentes direcciones; todo se le venia encima, hoy, mañana, ayer, todos los días de su vida... ¿dónde estaba su príncipe que la salvaría de los demonios? Solo estaba un extraño que la besaba, que la usaba para satisfacer sus instintos, solo un extraño que le exigía puntualidad, que pagaba las cuentas y que luego diría: "¿ya estas lista? Vamos tarde y no quiero que los amigos piensen mal" un extraño que exigía... un demonio... ¿quién la salvaría? ¿en realidad quería ser salvada? ¿por qué la habrían de salvar? ¿de que la tenían que salvar? ¿QUIÉN? ¿POR QUÉ? ¿DONDE?.... ¿cuándo...? ...el compromiso se sellaría al terminar el beso... hay poco tiempo...

Odio...

Noche fría, el viento predecía la catástrofe, Dante esperaba firmemente en un pequeño parque a las afueras de la ciudad. El siempre llegaba puntual a sus citas, incluso prefería estar ahí quince minutos antes de la hora, para buscar algunos resquicios y escondites útiles, formas de escapar... en fin, cualquier cosa que le pudiera ayudar en caso de emergencia. Así, parado y serio como una tumba, Dante esperaba a su oponente: el sobre recibido no era mas que una cita a duelo, y ¿qué importancia podría tener? Un duelo siempre es divertido.

Cualquiera que observara a Dante, allí parado, como estatua, con sus facciones frías y su cara llena de cicatrices hubiera pensado que se trataba de una aparición del diablo, pero no, solo era un hombre como cualquier otro, solo que este carecía ya de los sueños que tornan en humanos a los hombres, con su melena larga y descuidada, su abrigo viejo (muy útil en caso de necesitar esconder algunas armas) y su porte de guardia, nadie lo hubiera tan siquiera molestado.

Se llegó la hora, otro tipo se presentó en el mismo lugar a unos cuantos pasos de Dante y le pregunto con aire de autoridad:

--¿Eres tú Serverus Dante?
-- Si --respondió Dante con tranquilidad, mientras su mano izquierda tocaba suavemente la cacha de una de sus armas.
-- Entonces es a ti a quién cité, mi nombre es Seth... ¡y tu me estás cagando el trabajo!

Seth acompaño su ultima frase desenvainando una espada que escondía en su espalda...

-- He sabido que te sientes un tipo clásico... ¿qué te parece si decidimos quien se queda a la forma antigua? -- preguntó Seth con un aire de arrogancia muy marcado
-- Como lo prefiera usted, -- fue la respuesta de Dante. De cualquier forma, lo más probable es que muera, y no me importa la forma en que la muerte llegue, ¡así que sea pues con espada el duelo!

Dante desenvainó su espada al momento, fue una extraña coincidencia que también la hubiera cargado, generalmente solo usaba pistolas, pero por la naturaleza de la cita, decidió llevarla.

Diez minutos...

Seth atacó de una forma exacta y mortal, Dante a duras penas logro esquivar tal ataque, Seth, estaba desesperado, atacaba sin dejar espacio a tregua, una y otra vez, cada vez mas fuerte y preciso... Dante luchaba con algo de timidez, esquivando solamente y apenas si veía la oportunidad de soltar una leve estocada o algún tajo mal atinado. De haber seguido así la batalla, seguramente Dante hubiera muerto a los pocos minutos de combate, pero llegó el momento en que decidió luchar en serio, así que, después de un tajo muy largo de Seth (que para estos momentos ya estaba muy confiado) Dante arremetió una estocada directa al abdomen de su oponente, sin causar mucho daño, pero desequilibrando el ataque de este. Desde entonces el ritmo de la batalla cambió dramáticamente: Seth seguía atacando desesperadamente mientras Dante, ahora mas relajado y seguro, contraatacaba como si jugara, como si el filo de las espadas fuera solo una ilusión y al final fueran a darse un saludo como amigos de practica.

Así continuaron luchando los dos asesinos, uno jugando y el otro desesperado, hasta que la desesperación de Seth explotó y se lanzo en un ataque corporal completo, tan fuertemente que Dante, al esquivarlo, hizo que saliera del lugar de la batalla volando sobre unos arbustos y cayendo cerca de las bancas de aquel parque. Ambos estaban ya bastante heridos, y si bien es cierto que ninguna de las heridas era mortal, también es cierto que causaban dolor y algo de agotamiento; lo cual aumentó la locura de Seth, que corrió hacia una pareja que estaba sentada en una banca. Dante salió corriendo detrás y vio como se dirigía Seth hacia la pareja, se adelanto y se interpuso en su camino, lo miro de forma retadora y al atacar Seth, Dante solo se movió hacia un lado.

Tania, paralizada por sus pensamientos y Sebastián hechizado por los encantos de Tania no se percataron del ruido y se concentraban en si mismos, hasta que Tania notó que Sebastián se puso rígido y se separó violentamente de ella. Tania levanto la mirada para observar la escena, vio a los dos asesinos, vio Dante recorrido hacia un lado y a Seth con la espada en lo alto, llena de sangre... bajo lentamente la mirada, mientras imaginaba que era todo aquello; y al bajar la mirada vio como Sebastián se mantenía en sus brazos, pero se sentía algo flojo, sus ojos estaban abiertos como platos y musitaba quedamente el nombre de Tania mientras salían borbotones de sangre de su boca, mas abajo observo como Sebastián estaba dividido por mitad y como la sangre de este bañaba sus piernas y su pecho, también noto que su boca estaba llena de la sangre de su novio; horrorizada dejo caer el tórax de Sebastián y gritó su nombre.

Dante se percató muy tarde de la presencia de la pareja, no vio a Sebastián caer hasta que gritó Tania y cuando reaccionó era ya demasiado tarde. Tania seguía gritando, Seth esperaba algún tipo de reacción, y Dante estaba totalmente confundido por los gritos de Tania, tomó aire y gritó:

-- ¡Cayese estúpida!

Tania se cayó y miró con un odio mortal a Dante, ¿por qué le llamaba estúpida, después de que su novio había sido asesinado por su culpa? A Dante no le importaba en lo mas mínimo lo que pensara o hiciera Tania, lo que quería era terminar el combate, así que algo enfurecido por los gritos y el error levantó su espada y acometió fuertemente a Seth, el cual no supo predecir esta reacción y se desequilibro violentamente, pero Dante no cesó en sus ataques, una y otra vez golpeó cada vez mas fuerte hasta que Seth se sintió perdido y en su desesperación rodó por el suelo y atacó a Tania, no a Dante. La chica gritó nuevamente al ver el peligro cerca; Seth levantó su espada y al intentar el tajo fue violentamente rechazado por la espada de Dante, el cual murmuraba entre dientes:

-- Estas conmigo, imbécil, hasta que esto no acabe no puedes matar a nadie...

Seth no entendía el comportamiento de Dante, ¿acaso estaba celoso? No importaba, lo importante era acabar con todos y ya, no podía permitir testigos, así que volvió con Dante con bastante suerte, ya que al primer ataque logro herirlo en un brazo y eso le restaba un gran potencial de ataque; Dante retrocedió y observo un segundo a Seth, ambos estaban llenos de sangre y ambos estaban escurriendo en sudor. El final se sentía cerca y ambos deseaban estar allí para verlo...

Seth llevó la iniciativa con una lluvia de estocadas y tajos bastante nutrida, mientras que Dante, algo mas herido, defendía lo que podía y recibía el resto; ten fuerte fue la embestida de Seth que Dante no pudo soportar mucho y cayó al poco tiempo... Seth vio la victoria asegurada, así que pateo a Dante en el suelo y le dijo con bastante calma:

-- Dame un segundo ¿quieres? Primero tengo que deshacerme de los testigos, no me agradan que me vean cuando mato, ya ves, cosas de pudor ¡je, je, je!

Dante permanecía inconsciente en el piso, mientras que Seth caminaba lentamente hacia Tania, levantando su espada y burlándose de la chica. Tania estaba paralizada por el miedo y solo sollozaba quedamente sin poder hacer otra cosa que observar; por fin Seth levantó la espada a fin de asestar el golpe fulminante a Tania cuando Dante, apenas sosteniéndose en pie, y con la espada pendiente de su brazo, casi sin fuerza como para levantarla, movido por algún instinto fuera de su naturaleza gritó furiosamente... Seth volvió la mirada atrás al oír el grito y se rió de la escuálida imagen de Dante... volteo su mirada a Tania y prosiguió con la ejecución; levantó nuevamente la espada y justo antes de que cayera sobre la chica fue desviada por la mano desnuda de Dante, Seth se puso furioso y saco su arma y disparo hacia la hoja de su propia espada, haciéndola reventar junto con la mano de Dante.

Tania cerró los ojos por el ruido del disparo y le pareció que transcurrió un siglo antes de que pudiera abrirlos, todo estaba callado, por un momento tuvo la leve ilusión que todo aquello había sido una mala pesadilla; pero cuando abrió los ojos comprobó que no, allí se encontraban Dante y Seth parados frente a frente con la actitud de bailar, ambos llenos de sangre, Dante parado con su brazo derecho rematado por un muñón sanguinolento, Seth enfrente con la mirada perdida y sangre en la boca. De pronto, la mano izquierda de Dante soltó algo entre las sombras y Seth se deslizó lentamente hacia el piso. Cuando cayó Dante se inclino y tomó una espada corta del abdomen de Seth, la limpió en sus pantalones y la guardó en su vaina, observó lo que había sido su mano derecha y hizo un gesto de hastío y desagrado, escupió algo de sangre y se dispuso a marcharse.

La chica se levantó aun sollozando y lo observó con cuidado, Dante notó la mirada y se detuvo apenas habiendo dado unos pasos, dirigió su atención a Tania y dijo muy por lo bajo:

-- Lo siento, jamas quise que esto terminara así, lamento lo de su amigo, pero no es bueno pasear a estas horas por estos lugares...

Tania caminó temblando hasta Dante y lo abrazó en busca de consuelo, ignoró completamente las palabras del asesino y solo se prendió de este como una niña... Dante tembló ante este acto, solo pudo tocar fríamente el hombro de Tania, pero sus manos eran garras, él lo sabía y por eso retiro su mano inmediatamente para evitar lastimar aun más a la chica. Pero Tania buscaba en vano consuelo en un pecho de hielo como el de Dante, no recibió ninguna caricia de consuelo, al contrarío, Dante la alejo a los pocos segundos de sí y le puso un arma en la mano, la miró a los ojos y le dijo con una voz sepulcral:

-- Señorita, yo tuve la culpa de la muerte de su amigo, y nosotros los asesinos tenemos honor, nadie mas que uno de los combatientes tenia que morir esta noche y pese a mis grandes habilidades, no puedo regresar a la vida a su pareja, así que si le sirve de algo tomar mi vida en venganza, hágalo.

Soltó el arma en las delicadas manos de Tania y retrocedió un paso hacia atrás, cerró los ojos y espero pacientemente con sus manos extendidas a los lados. Tania sintió el peso del arma en sus manos, la observó detenidamente y se dio cuenta que jamas había manejado un instrumento similar, la analizó unos segundos con la mirada perdiéndose en cada detalle y recoveco del acero... ¿qué sigue? Pensó, ¿es acaso este mi príncipe negro que me salvó del demonio azul? Por un momento sintió ganas de llorar de nuevo, no sabia que hacer antes y en ese momento menos que nunca... recordó a Sebastián y una lagrima asomó a sus ojos, recordó el arma en sus manos y un espasmo recorrió su cuerpo. ¿qué sigue?... todo era perfecto hace diez minutos, todo estaba arreglado: ella era una chica normal que paseaba con su novio en un parque, ella estaba comprometida con el tipo mas galán que jamas hubiese conocido hace diez minutos, ¿y ahora...?

Por un momento salió de su cuerpo, su mente volvió a abandonarla para poder analizar la situación... de pronto abrió sus ojos y pudo observar la escena completa: su vista recorrió el campo y observo a Seth, tirado boca abajo en el suelo, con un gran charco de sangre a su alrededor, cerca de allí se encontraba Sebastián, dividido por mitad y también nadando en un charco de su propia sangre, el aun conservaba sus ojos abiertos, con esa mirada de luna llena, como si esperara ver a los ángeles que bajarían por el; mas allá estaba Dante, esperando frío e impávido como siempre, cubierto de carne molida y sangre y sangrando el mismo, con su mano derecha destrozada y su brazo lastimado, coloreado por infinidad de pequeñas heridas. Pero lo que no había visto fue lo que vio al final: justo al frente de Dante, como a dos o tres pasos, allí estaba ella, con su ropa manchada de sangre y su bella cara cubierta de trozos de carne molida, en la boca conjugándose en una macabra mezcla el labial con la sangre de su amado Sebastián... temerosa, delgada, casi inofensiva; con su figura perfecta temblando y sus cabellos desarreglados, sollozando. Pero en las manos,, en las pequeñas manos de una criatura tan inofensiva descansaba una enorme 9mm, mortal y poderosa: "bizarra combinación de los ángeles con el demonio", pensó Tania al verse a si misma... y no lo pudo soportar...

Comenzó a temblar como una gelatina, perdió la vista y cayó en un enorme remolino de ideas revueltas, otra vez su cabeza dio vueltas cada vez más rápido, y cuando se detenía recordaba, y cuando giraba olvidaba. Recordó en escasos segundos toda su vida, llovieron sin ninguna piedad torrentes de imágenes: recuerdos de su niñez, sus muñecas, Sebastián muerto en el suelo, su primer cachorro, la mano de Dante explotando junto con la espada de Seth, sus amigas de la escuela, "¿puedo salir esta noche?" "¡no hija, una muchacha decente no debe ir a esos lugares!", "Tania, ¿quieres ser mi novia?", "¡Sebastián!... ¡llegas tarde!", "...le sirve de algo tomar mi vida en venganza, hágalo". Todo aquello era un remolino despiadado, todo llovía sin consideración alguna y nada lo detenía... "padre nuestro que estas en los cielos... ¡será mejor que te pongas a rezar niña!" ... Tania estaba mareada, quiso vomitar pero no pudo... "Tania, nos vemos mañana a las siete"... ¿quién demonios podría para esto? ¿Por qué a mí? ¿POR QUÉ?...

Nada... nada, ¿qué pasó?, Tania de pronto vio todo con claridad, su mente estaba ahora vacía, no había nada, todo se había esfumado... tomó un rictus serio y sensual, ceremoniosamente caminó hasta Dante que esperaba el tiro con los ojos cerrados y los brazos cruzados en la espalda. Lo abrazó con una pequeña sonrisa en su rostro y Dante no se movió ni un centímetro; ella se estiró un poco y suavemente besó los labios de Dante, luego repitió el beso un poco mas fuerte, pero sin respuesta alguna de Dante; mas sin embargo, cuando lo hizo por tercera ocasión, esta vez Dante contesto suavemente, como temeroso de equivocarse y fallar... temblando irremediablemente al sentir un gesto tan suave en su piel de hielo, incrédulo y fascinado, como el animal que es sedado por la música de la musa prodigiosa y así entrega su vida a traición de un guerrero que se esconde detrás. Así permanecieron unos segundos, al separarse Tania dijo suavemente: "gracias". Esa noche, Tania no regresó a casa.

A la mañana siguiente, los noticieros anunciaban: "macabro hallazgo en un pequeño parque a las orillas de la ciudad... cuatro cuerpos fueron encontrados sin identificaciones, al parecer una ejecución ejemplar del narco, mas detalles a las ocho en al edición nocturna". Los padres de Tania fueron inmediatamente al lugar a reconocer a su hija, efectivamente era ella, recordaban la ropa que llevaba puesta, su cabeza estaba perforada por un tiro de 9mm, también reconocieron a Sebastián, o al menos la mitad que conservaba la cabeza, pero a los otros dos, jamas pudieron saber sus identidades, tampoco encontraron nada nuevo en las espadas ni en el arma que se encontraba en el lugar, por lo visto, Sebastián había tenido tratos con el narco y estos se habían encargado de eliminarlo a él y a sus dos guardaespaldas, al menos esa fue la versión oficial que se publico en los diarios. Hoy día, Dante y Seth son impulsores valiosos en la investigación medica de los nuevos estudiantes al prestar sus servicios en la morgue municipal...

Fin

Horus S. Rico

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