Genitales
femeninos
La
mayor disparidad entre órganos sexuales
femeninos está en el tamaño y la forma de los
labios menores, los labios internos de la vulva.
Su función consiste en proteger la abertura de
la vagina y la uretra, y pueden ser desde casi
imperceptibles (izquierda), a muy carnosos
(derecha). |
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El aparato genital femenino
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Los órganos sexuales de la mujer, a
diferencia de los del hombre, no están muy a la vista
porque sus zonas externas se hallan cubiertas de vello
púbico y las otras quedan protegidas dentro del cuerpo.
Como en todas las zonas del cuerpo humano, la externa (la
vulva o partes pudendas), es sumamente individual y su
aspecto varía de una mujer a otra.
Los órganos externos consisten en el
clítoris, dos pares de pliegues de piel llamados labios,
la abertura de la vagina y la de la uretra justo encima.
En la parte superior de los órganos externos hay una
porción de tejido graso (el monte de Venus o pubis),
donde crece el vello púbico. Éste actúa como protector
del hueso púbico y los órganos externos.
Los labios mayores están constituidos por
tejido graso y tienen glándulas apocrinas, secretoras de
una sustancia química (bisulfito de metilo), que es
sexualmente excitante. Un labio, normalmente el
izquierdo, es mayor que el otro.
Los labios internos (labios menores), no
tienen vello y segregan un sebo que ayuda a lubricar la
vagina. En la parte superior se unen para formar una
capucha protectora sobre el clítoris. Lo mismo que los
labios mayores, uno de ellos puede ser mayor que el otro.
La mayoría de las personas cree que los
labios internos deben ser más pequeños que los
externos, pero no siempre es así, y resulta
perfectamente normal tener unos labios internos que
sobresalgan. Esos labios internos los forma un tejido
extremadamente elástico y sensible.
Para examinar el clítoris, se debe echar
hacia atrás la capucha de los labios. El clítoris tiene
una estructura similar a la del pene, pero mucho más
pequeño: aproximadamente del tamaño de un guisante.
Tiene abundantes terminaciones nerviosas y es
extremadamente sensible. Cuando se le estimula dobla su
tamaño, tiene una erección, como el pene, y es el
principal responsable del orgasmo femenino.
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