"Narra el trágico sino de los dos ex-soldados de Morazán
que sucumben ante la ignorancia y la reacción oligárquica
del pueblo en que viven; el sometimiento forzado, la inutilidad
en definitiva del gesto liberador (intento de alfabetización
popular emprendido por los Cano), el planteamiento y el mensaje
político-social, están plasmados rotundamente en la
obra".
Juan Antonio Medina Durón
Julio Escoto reconoce que la misma sirvió de inspiración
a su novela El árbol de los pañuelos (1972).
Comparando las dos obras, sostiene Escoto: "Pertenecen a dos
etapas distintas de la literatura hondureña. La de Amaya
Amador está incluida en la 'novela indigenista' o novela
de la tierra (1930-1940). La mía está incluida en
la literatura moderna, lo que no quiere decir forzosamente que sea
mejor. Hay también planteamientos distintos, visiones distintas.
La de Amaya Amador realista; la mía mágica. Para él
es muy importante el mensaje, la tesis; para mí no. Creo
más importante el estudio del ser humano. La suya es novela
de corte clásico en la estructura; la mía es de corte
experimental. La suya es histórico didáctica; la mía
rechaza cualquier intento pedagógico".
Julio Escoto
Tomado del Diccionario crítico de obras literarias
hondureñas, de Mario R. Argueta
"Amaya Amador ensaya por primera vez la modalidad histórica
de la novela. Su lectura tiene la virtud de trasladarnos a un hecho
trágico de la historia centroamericana: la caída de
la revolución morazanista y el retorno de la 'reacción
inquisitorial' a nuestros países, cuyas sombras espesas aún
hacen sentir sus efectos paralizantes".
Longino Becerra
Tomado del Prólogo a la 2ª edición
de Los Brujos de Ilamatepeque, de Longino Becerra
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