Tómame a la fuerza de tu oleaje,
sacude mi alma hasta el desmayo
y en desnudez clara, negra de la tarde,
envuélveme en lujurias de abrazos.
Después, arranca a besos, los tatuajes
que tus manos en caricias de asombros,
fuera alterando el universo, talle a talle,
en dejadez oculta del deseo ardiente y loco.
Ámame
en pecado, como se aman los amantes
en la mirada dulce de tus ojos claros.
Elévame a las alturas del amanecer.
Tiéndeme en lamento sobre la nada.
Coróname de entregas indomables el ser;
para ser en tu cuerpo la flor deshojada
que se tiende en capricho del atardecer,
y me tomes
sin darme cuenta, a fuerza de batalla.
Súbeme en sueños dóciles a la luna.
Bájame despacio al borde del silencio,
conquistando albores en mi cintura
en hambruna de besos y más besos,
donde en sabotaje, alejes la tortura
al acorde sonoro de un "Te quiero".
Y si no fuera suficiente tanta dulzura,
peina con rocíos claros mis cabellos
sobre la piel estremeciendo mil locuras
como la noche hace suya los luceros
secretos dormidos ultrajando las alturas
del silencio los dos; cuerpo a cuerpo.
Báñame de amor en oleaje de orillas.
Hazme sucumbir delirante sin remedio.
Después, seré luz que tu mirada alumbra
en secreto, sobre tu alma, descendiendo
y sabrás; que no habrá quien más te amará
¡como yo;
en pecado del alma; te estoy queriendo!
2002
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Puerto Rico Yira