LA UNDECIMA BATALLA DEL ISONZO
(Basado en el libro de Rodolfo Pinchetti)
Preliminares e Idea General
Durante el mes de junio los altos mandos de los ejércitos aliados se habían reunido en París, mientras los rusos, bajo el comando de Kerenski y de Brussilow, desplegaban un poderoso ataque contra los austro-húngaros dirigidos por Leopoli. El frente enemigo se dispersó y por un corto tiempo la situación del Ejército Imperial y Real pareció estar seriamente comprometida, como había ocurrido en el mes de junio de 1916. Por desgracia, no eran más que las ultimas convulsiones del agonizante "oso moscovita". El 25 de julio, y gracias a la intervención turca y alemana, la situación austro-húngara estaba completamente restablecida.
En el curso de la asamblea de los jefes aliados hubo una gran discusión acerca de la necesidad de brindar alguna ayuda, al menos indirecta, a Rusia, con el ataque del territorio austro-húngaro en el frente italiano. Los franceses, basándose en la efímera fortuna de Brussilow, actuaron con insistencia con el fin de que Italia e Inglaterra retomaran la ofensiva. De esta forma, los ingleses asumieron el deber de comprometer a los alemanes, en modo tal de permitir a los franceses el restablecimiento de su ejército, mientras que los italianos se comprometieron a continuar la batalla interrumpida en el Isonzo.
La undécima batalla del Isonzo, a pesar de que contó con una gran organización y amplios recursos, obtuvo resultados muy pobres: la situación estratégica empeoró; hubo una enorme pérdida de hombres, de municiones y de material, y finalmente, la llamada al frente isontino de fuerzas germánicas se haría sentir más tarde en Plezzo y en Tolmino.
Además de las razones eminentemente políticas que llevaron al Supremo Comando Italiano a alistarse para la XI batalla del Isonzo, hubo otros movimientos de carácter estrictamente militar que llevaron a elegir el sector de Bainsizza-Carso.
Fiel a su plan de guerra original, que nunca modificó, consistente en una línea ofensiva en el frente trentino y otra sobre el río Isonzo (el general Cadorna ya había librado diez batallas en el Isonzo, que sólo habían producido un leve efecto en la línea de defensa enemiga).
Hasta entonces no se había podido obtener una rotura concreta del frente enemigo y obtener así un resultado decisivo. Solamente la batalla de Gorizia había abierto una vía, pero no se supo aprovechar la oportunidad, y los puntos altos que rodeaban a la ciudad quedaron en poder del adversario, lo que obligó a los italianos a una guerra de posición.
La cabeza del puente de Tolmino era una amenaza constante y gravísima para la formación italiana. Representaba una verdadera espina en el costado. Estaba fuertemente organizada y defendida, de forma tal que resultaba frontalmente inexpugnable. Alimentada por una red ferroviaria que la comunicaba con los principales centros, podía servir como una zona de convergencia para una acción ofensiva, como efectivamente ocurrió durante el mes de octubre.
Existían criterios tácticos que aconsejaban al Comando Supremo el mejoramiento de posiciones en el frente véneto-juliano, con el objeto de contar con una mayor seguridad y un mejor enfoque en las operaciones de mayor alcance ofensivo, previstas para la primavera de 1918. No quedaba otro recurso que profundizar la zona de ocupación más allá del Isonzo, desde el Mrzli hasta el mar.
Entonces, el altiplano de Bainsizza hasta el amplio valle de Chiapovano, la línea Trsteli-Hermada, semejante a un gran baluarte que defendía el Isonzo medio y bajo, y la cortina formada por las alturas del anfiteatro Goriziano se habrían transformado, al quedar en manos italianas, en una importante línea de defensa, que limitaba hacia la izquierda con el macizo del Monte Negro, línea fuerte y breve, que protegería el frente juliano de cualquier amenaza que surgiera aún a breve término, especialmente si la crisis rusa, al agravarse, permitía a los Imperios Centrales transportar fuerzas desde el frente oriental hasta el isontino.
En lo que se refiere a la cabeza del puente de Tolmino, difícil de atacar frontalmente, habría caído cuando los italianos conquistaran el altiplano de Lom, lo que habría permitido aislarla y derrotarla por completo.
Ya para el 28 de mayo (suspensión de la décima batalla) el Comando Supremo lanzaba las bases para la gran ofensiva de Bainsizza. El plan de acción había sido definido del siguiente modo: "Los objetivos debían ser, para el Tercer Cuerpo. El Altiplano de Comen, para la zona de Gorizia, el Altiplano de Ternova y el Altiplano de Bainsizza, principal el primero y secundario el segundo, en cuanto este último debía ser objeto de transición y zona de maniobras que facilitara la conquista del Altiplano de Ternova y consolidara la posición del mismo".
Los dos ejércitos debían trabajar en forma conjunta, además de lo aconsejado por las ya conocidas razones de limitar al enemigo al frente véneto-juliano, por las relaciones evidentes y por los aspectos estratégicos y tácticos entre el límite norte del altiplano del Carso y el límite sud del altiplano de Ternova. La disponibilidad ofensiva prevista, que debía ascender en forma global aproximadamente a 46 divisiones y 1.700 piezas de medio y grueso calibre, permitía delinear a grandes rasgos el frente de ataque que se extendía desde el mar hasta Tolmino y habría sido repartida en dos sectores: uno desde Tolmino hasta el monte San Gabriele, correspondiente a la Zona de Gorizia, y el otro desde Vippacco hasta el mar, correspondiente a la 3ª División.
De tal forma, entre ambos sectores se delineaba una nueva zona ofensiva, la del anfiteatro goriziano (límite norte: la línea Salcano-Kromberg Loke-Ossegliano-Votovlie y como límite sud, el Vippacco) en el que actuaría un grupo táctico autónomo que debía relacionar las operaciones del altiplano del Carso e internarse hacia el oriente casi exclusivamente gracias a los progresos obtenidos desde lo alto, a lo largo de las dos orillas limítrofes de los dos ejércitos.
La autonomía de dicho grupo no excluía que éste pudiera depender tácticamente de uno u otro ejército, según lo que resultase más aconsejable.
En cuanto al sector de Tolmino-San Gabriele. Resultaba claro que no era posible ejercer una ofensiva uniforme en un frente tan amplio, sin tener que malgastar medios inútilmente. Y, por otra parte, ante la necesidad de comprometer considerables fuerzas enemigas, se debía distribuir y graduar en varios tramos la intensidad del esfuerzo en sí, asociando con justa causa a la función reciproca de los dos objetivos (Bainsizza y Ternova), demostraciones ofensivas y operaciones resolutivas. En lo que se refiere a la acción del grupo de extrema izquierda, dejaba que el general Capello definiera el alcance del mismo. De todos modos, dado que los estudios y todo lo referido a las disposiciones relativas a la ofensiva futura debían planearse y llevarse a cabo en las condiciones que resultaran más favorables; se reservaba el derecho de mover hacia el norte el límite jurisdiccional de la Zona de Gorizia, con relación al concepto según el cual del Comandante de esta Zona se ofrecía.
La distribución de las fuerzas y de la artillería que debían servir de base a los proyectos de los ejércitos era la siguiente:
Al Ejército Tercero: 20 Divisiones-700 piezas de medio y grueso calibre
En las tareas de destrucción, la artillería debía contar con el amplio apoyo de importantes dotaciones de bombarderos.
En cuanto al grupo central, se reservaba el derecho de dar ordenes posteriores: mientras tanto, los estudios y disposiciones relativas a su utilización seguían estando bajo jurisdicción del Comando de la Zona de Gorizia. Se autorizaba desde ese momento el comienzo de los respectivos trabajos, los cuales debían ser llevados adelante con la máxima rapidez.
Tras estas disposiciones, el Comando Superior no emitió ninguna otra orden por escrito, sino que se limitó a impartir directivas en forma oral, a fin de mantener en secreto la inminente operación.
Esta operación era distinta de las ofensivas anteriores.
"En el pasado, explicaba Cadorna, habíamos atacado el frente sucesivamente desde diversos ángulos: intensivamente en un sector, demostrativamente en otros. Esta vez, en cambio, habríamos desplegado un ataque simultáneo en todo el frente que va desde Tolmino hasta el mar, mitigando la acción solamente en la cuenca de Gorizia."
De tal forma, si el enemigo distribuía sus tropas en forma uniforme a lo largo del frente, y considerando que su número era inferior, el mismo habría resultado debilitado; si en cambio fortalecía algunos sectores, habría resultado más débil en otros y por lo tanto habría sido más fácil el desembarco. Las reservas de los ejércitos y aquellas que se encontraban disposición del Comando Supremo debían ser dislocadas en forma tal que cualquiera fuera el punto en que se produjera la fractura, hubiera alguna disponible para extender la brecha y rechazar enérgicamente la avanzada, mientras otras habrían continuado el avance.
Sobre la base de la presente reseña, se advierte claramente la falta de finalidades estratégicas bien definidas en este plan de operaciones, y como se intentaba más que nada un desembarco en un punto cualquiera del frente, para satisfacer los requerimientos de los Aliados y para reafirmar la ocupación anterior.
A diferencia de lo ocurrido en las ofensivas anteriores, esta vez existía el concepto de maniobra: se buscaba quebrar la estructura del adversario, no para lograr la destrucción del ejército enemigo, sino para obtener resultados territoriales considerados indispensables.
Veremos como este concepto tuvo un peso tal que nos brindó una victoria estéril, y en cierto modo engañosa.
El frente de ataque
En el frente elegido para la ofensiva, los austro-húngaros ocupaban posiciones naturalmente fuertes, a las que habían fortalecido aún más con un buen esquema de defensa de líneas múltiples, de provisión de ametralladoras, de disposición en cavernas.
Las trincheras opuestas, en el tramo Mrzli-Tolmino, descendían abruptamente hacia el Isonzo, y las austro-húngaras eran superiores a las italianas.
Las posiciones de Bainsizza, hasta Descla, estaban defendidas por el surco profundo del Isonzo, que bajaba rápidamente por pendientes rocosas y escarpadas. Más allá de Descla las líneas enemigas se hacían más abruptas en la ladera Kuk-Vodice-Monte Santo, para descender, más tarde en el Dol.
A la izquierda del Isonzo, el terreno generalmente cubierto de vegetación se elevaba en pendientes a veces abruptas, a veces suaves desde la orilla del río hasta la línea más elevada (Fratta, Semmer, Kuk 711, Jelenik) extendida hacia el sur y que, uniéndose con el Kobilek, se conectaba, a través del valle de Slatna al Monte Santo. Esta línea y el relieve de Oscedrik, delimitaban el altiplano de Bainsizza.
El enemigo había fijado tres líneas de defensa: una hacia abajo, cercana al río, la segunda línea hacia el centro y la última cerca de la cima.
Las líneas segunda y tercera no estaban constituidas por trincheras continuas, sino por elementos aislados que aprovechaban la naturaleza del terreno, localizados en el sitio más oportuno para disparar con fuegos cruzados hacia puntos de más fácil acceso. La defensa se completaba con ametralladoras, en sitios protegidos y bien escondidos. La artillería se ubicaba del otro lado de las alturas antes indicadas, y un sistema de observadores ubicados en posiciones estratégicas completaba el modo de defensa del enemigo. Hacia el sud de Dol, se elevaban el San Gabriele y el San Daniele, a los cuales se unían las colinas de la cuenca de Gorizia, que contaban con una formidable defensa.
Esta disposición de las líneas permitía al enemigo un ataque a las trincheras del dorsal Kuk-Monte Santo con las baterías ubicadas en el bosque de Panovizza (este de Gorizia).
Más allá del Vippacco, el terreno del Carso ofrecía al adversario grandes posibilidades de defensa, con sus elevaciones, sus cavernas, sus fosas y sus depresiones naturales.
El Hermada, de apariencia siniestra y amenazadora, constituía el obstáculo natural en el camino del Duino, mientras que, más al norte, Castagnevizza, con sus ruinas impedía el paso hacia Comeno.
En general, como bien dice Assum, la defensa austro-húngara se presentaba como un bastión con dos cortinas de diversa extensión: una hacia el norte (que cubría la cuenca de Tolmino) formada por las cimas de Santa María y de Santa Lucia, y que tenia como baluarte al grupo del Mrzli y a la región de Lom, y otra, situada al sud, cubría la depresión del Vippacco y estaba representada por las colinas de Gorizia y en la que se destacaban los amplios relieves de Bainsizza y el Carso.
A la cuenca de Tolmino convergían las comunicaciones del Alto Sava a través de los valles de Boca y del Idria; a la depresión del Vippacco las líneas férreas y las rutas provenientes del medio Sava y la región de Trieste. Estas dos vías de comunicación estaban conectadas a partir del Chiapovano, de la selva de Ternova y más hacia el este, desde los caminos del alto Idria.
Plan de Operaciones
El brillante pasaje desde el Isonzo a Bodrez-Loga, llevado a cabo en el mes de mayo por dos batallones, y la amenaza constante y latente de la cabeza del puente de Tolmino, habían originado en la mente del comandante del segundo Ejército el concepto general de la acción.
El general Capello tuvo la idea de concentrar al enemigo sobre todo el frente del ejército para fijarlo en sus posiciones, impedirle cualquier tipo de maniobra y obligarlo a distribuir sus reservas a lo largo de toda la formación, en modo tal de no permitirle apostar el núcleo en los sectores sobre los que pesaba una amenaza concreta.
En un segundo tiempo, se habría debido obtener el derrumbamiento del frente enemigo entre Podselo y Monte Santo, un poderoso núcleo de fuerzas habría podido apuntar al valle anterior de Chiapovano.
Alcanzadas estas posiciones, habrían sido fáciles la conquista de la cabeza del puente de Tolmino y los sucesivos avances hacia el valle de Idria y hacia Ternova.
Se trataba de una concepción límpida y precisa, pero que modificaba sustancialmente el plan del general Cadorna. Este tenía a Ternova como objetivo principal, en cambio el general Capello estaba interesado en la cabeza del puente de Tolmino y, en forma secundaria, en Ternova.
Según el proyecto de su comandante, la tercera división del Ejército debía atacar con ímpetu todo el frente, con la intención de obtener el derrumbe de las líneas cruzadas y apoderarse del sistema ofensivo austríaco desde San Marco hasta Hermada.
Desde el 24 de julio el comandante de la segunda división había dado el ordenamiento de operaciones con el cual, fijada la ofensiva en tres tiempo, se establecían los objetivos principales que debían ser alcanzados en el futuro.
Con fecha 15 de agosto, el Comando de la segunda división del Ejército comunicaba el plan de batalla al Comando Supremo.
Lo transcribimos íntegramente, ya que consideramos que un resumen del mismo podría afectar su comprensión:
"En líneas generales, las maniobras a llevarse a cabo por la segunda división del Ejército durante las próximas operaciones, serán las siguientes:
En el plano general de la acción, se ordenaba que, alcanzada la línea de objetivos indicados en un primer periodo, se procediera en un segundo:
Alcanzados tales objetivos, con modalidades que sería prematuro fijar, se tendería al completo dominio de la depresión Idria-Chiapovano, y a la conquista del altiplano de Ternova.
La orientación que se daría a la acción no debe interpretarse en modo rígido dada la longitud del frente, la naturaleza del terreno y las diversas características de las acciones que se llevarían a cabo en los diversos tramos.
En el concepto general, como se dijo anteriormente, existía la tendencia hacia el ala del frente principal (Cuerpos XXVII y XXIV), que representaba, estratégicamente hablando, la dirección más oportuna por la repercusión en la cabeza del puente de Tolmino y por la amenaza en el valle de Chiapovano. Pero esta acción estaba subordinada al resultado del cruce del Isonzo, operación difícil e incierta, a pesar de los precisos estudios y de la preparación minuciosa. Entonces podría ocurrir que mientras se tendía hacia el quiebre de las líneas enemigas y a su posterior ocupación, especialmente en el tramo citado, se lograría alcanzar un mejor resultado en el frente del II Cuerpo, y entonces sería conveniente efectuar maniobras desde ese sector, extendiendo paulatinamente la acción para la posterior ocupación hacia los sectores del XXIV y XXVII.
De esta forma, podía ocurrir que debido a la sucesión de circunstancias afortunadas sobre el frente del II y VIII Cuerpos del Ejército, se presentara la oportunidad de no limitar la acción del VI Cuerpo a la conquista de la zona 126, sino de extender su acción al máximo.
Ante tal eventualidad, el VI Cuerpo buscaría sacar provecho de la situación, continuando por el ala derecha, hacia la línea de Ljah y actuando con decisión sobre el ala izquierda hacia el San Gabriele.
Resumiendo, lanzado el primer ataque y aclarado el panorama, las directivas para el desarrollo de la acción se darían sobre la base de la situación resultante para poder aprovechar el éxito dondequiera que se manifestara.
A tal elasticidad de criterios responde la formación inicial de la artillería y de la reserva.
Modalidad de ejecución
Del esquema adjunto resultaba la ubicación de los pasajes que se abrirían sobre el Isonzo, la ubicación de los pasos entre las líneas enemigas, sin exceptuar la zona de incursión. El ataque que se llevaría a cabo con once divisiones en la primera línea (en la que se incluye la 46ª División del IV Cuerpo); mientras permanecían en reserva siete divisiones, más tres Brigadas libres.
Incursión de la infantería
En cuanto a la avanzada, se consideraba en general que esta se produciría durante la mañana del día N.
No se definía la hora, ya que esto dependía en gran parte (para los dos Cuerpos del Ejército) del modo en que se llevaría a cabo el cruce del Isonzo. No se excluía que tal pasaje se iniciaría durante la noche del día N. Lo que sí se establecía era que la infantería del VI Cuerpo destinada al ataque de la zona 126, harían su incursión a la hora exacta, la que estaría indicada por el ataque del tercer Ejército.
Primera Etapa
Segunda Etapa
Además del ataque, en que la División 19ª lanzaría su ofensiva contra la cabeza de puente de Tolmino, no existía ninguna previsión acerca del desarrollo de las acciones en una segunda etapa, por lo que la continuidad de las operaciones dependía de los resultados que se obtuvieran en la primera.
Durante este periodo, el VIII Cuerpo volvería a la dependencia táctica de este Comando. Las acciones a desarrollar por dicho Cuerpo serían las mismas que las anunciadas anteriormente.
Por lo tanto, podríamos afirmar que el objetivo a alcanzar por las tropas del VIII, con el apoyo de la línea derecha del VI Cuerpo, sería la línea de Ljah, en cuanto a la acción a desarrollarse por la izquierda del VI y del II Cuerpo sobre el San Gabriele y el San Daniele.
Concepto del empleo de la artillería
Para preparar y sostener decisivamente las operaciones ofensivas antes mencionadas, se estudió y se fijó una clasificación de artillería y morteros según los conceptos siguientes:
Las baterías destinadas a ocupar tales emplazamientos, en principio estarían diseminadas por todo el frente del Ejército; no obstante, los comandantes de las baterías habían efectuado un reconocimiento de todas las posiciones que podrían ocupar, los blancos a los que se debía apuntar, los itinerarios a recorrer, en forma tal de asegurar rápidamente la concentración de todas las baterías en el territorio de un Cuerpo de Ejército cualquiera.
Para asegurar un mejor resultado de tales operaciones, se llevaron a cabo también algunos experimentos prácticos.
En lo que se refiere a la acción a desplegar por la artillería, se dispuso lo siguiente:
Alineación de las reservas
Durante la noche del día N-2 las reservas se distribuirían de modo tal que cada uno de los Cuerpos de Ejército IV, XXVII y II, fueran de fácil alcance para las otras brigadas. Además de dichas reservas, a un día de marcha de la primera línea, se alinearían las Divisiones 64ª , 65ª, 66ª y 67ª ; las dos primeras en carácter de apoyo, ya sea al frente del Cuerpo XXVII o de la línea del XXIV como al II, y la cuarta en condiciones similares respecto al frente del II, VI y VIII.
Finalmente, en la tercera línea se encontraría el XIV Cuerpo de Ejército (núcleo de las maniobras de tres Divisiones sobre cinco Brigadas), distante a un día y medio o dos días de marcha de cualquier tramo del frente de ataque. Gracias a tal escalonamiento de las reservas, además de fortificar adecuadamente las acciones en cada pequeño tramo de frente, se estaría en condiciones de hacer converger al grueso de las reservas de la segunda línea y del centro, ya sea sobre el tramo del frente principal (Cuerpos XXVII y XXIV) en los que las acciones se desarrollarían según su concepción original, ya sea cualquier otro tramo en el que se produjera la acción.
Naturalmente, el movimiento de las divisiones más alejadas sería acelerado, por lo que sería necesario el transporte en carros blindados". (1)
En síntesis, el plan de batalla contemplaba una acción decidida con los Cuerpos de Ejército N° XXVII, XXIV y II, para la conquista de Tolmino y de Canale, de la región de Bainsizza hasta las zonas bajas de Idria y de Chiapovano, y para avanzar posteriormente hasta el Altiplano de Ternova.
Para los que examinen un poco más atentamente las tareas asignadas a los Cuerpos de Ejército individualmente, resulta evidente como los objetivos mismos no fueran proporcionales a las dificultades que se debían superar, con relación al tiempo y al concepto de las maniobras.
Los Cuerpos de Ejército destinados a derribar las primeras líneas enemigas (XXVII y XXIV) habían delimitado claramente sus límites de acción. Ahora bien, si en el aspecto táctico este criterio estaba justificado por el XXVII Cuerpo, que con la toma de la cabeza del puente de Tolmino daba por cumplida su misión, no puede decirse lo mismo del XXIV Cuerpo, al cual se debería haber asignado un objetivo más concreto: Ternova. El general Capello, en cambio había creído asignar este objetivo al II y al VI Cuerpo de Ejército, los cuales debían efectuar ataques frontales a posiciones enemigas bien defendidas, lo que significaba renunciar "a priori" a posibilidades de triunfo estratégico, limitando la victoria solamente al campo táctico.
El Comandante del Tercer Cuerpo emitía, a su vez, el siguiente parte de operaciones:
De este ordenamiento de las operaciones aparece el concepto primordial: el de ataque frontal sobre toda la línea del Ejército, exclusión absoluta de todo tipo de maniobras cuya posibilidad ni siquiera se insinúa.
Hacia la acción
La organización de la defensa enemiga ubicada hacia la orilla izquierda del río; el dominio casi constante de la orilla izquierda sobre la derecha, la naturaleza del terreno áspero, rico en parajes estrechos y oscuros, densamente arbolados y que contaban con una buena disposición de ametralladoras, que podían alcanzar a cualquier blanco sobre la orilla derecha, la falta casi total de medios viables de comunicación, la posibilidad de concentración del fuego de artillería en cualquier punto del valle del Isonzo, la rápida corriente del río, creaban obstáculos sumamente graves (logísticos, tácticos y técnicos); para la ejecución de la ofensiva proyectada.
Se efectuaron estudios minuciosos con la intención de superar estas dificultades y el trabajo de preparación fue largo y complejo.
En la zona de Plava y Santa Lucía de Tolmino había una sola ruta transitable, a la derecha del río: la de San Paul-Ronzina, muy conocida por el enemigo y desde siempre muy atacada. En el Isonzo no había más que caminos de herradura, estrechos y escarpados, también conocidos y transitados por el enemigo. Por consiguiente, se decidió construir un nuevo camino desde la línea superior, Liga-Sleme, hasta el Isonzo; y extender y mejorar los caminos existentes. Con el empleo intensivo de miles de trabajadores y con adecuada destreza técnica; los seis kilómetros del nuevo camino (excavado en parte en la roca del valle de Doblar) se concretaron en el breve término de un mes.
Los caminos de herradura y los senderos fueron ampliados y mejorados en las curvas y pendientes, con la intención de facilitar el transporte de la enrome cantidad de material que se necesitaba, sobre todo el pesado equipamiento de puente.
En las proximidades del río y en localidades protegidas de los disparos enemigos se crearon depósitos de municiones, víveres y material sanitario. También se organizaron cámaras de cañones y refugios; y se eligieron zonas cubiertas para reunir a las tropas ante el inminente cruce del Isonzo. En resumen, se preparó cuanto era necesario para asegurar la rápida llegada de las tropas al río y para ocultarlas y protegerlas en los puntos de detención, que estaban unidos entre sí por líneas cubiertas.
Mediante tareas de reconocimiento de los oficiales, observaciones aéreas prolongadas y meticulosas, fotografías y telefotografías, interrogatorios a desertores y prisioneros, se obtuvo un conocimiento casi perfecto del sistema de defensa del enemigo.
El 2º Cuerpo, a través de la oficina de informaciones, recibía, controlaba, consideraba y reordenaba todos los datos obtenidos: publicaba planos, mapas, bosquejos, resúmenes de memorias. El Comandante del XXIV Cuerpo del Ejército (el general Caviglia) cuenta haber transcurrido una semana completa controlando y completando el estudio de las posiciones enemigas, tras haber pasado largas horas en las trincheras con un oficial de Bohemia, desertor, el capitán Hlavacek, combatiente en las líneas austro-húngaras de Canale, a las que conocía perfectamente.
De este estudio detallado, preciso y minucioso del terreno y de la posición del adversario, sobre todo por parte del Cuerpo del Ejército, Caviglia debía hacerse cargo de la difícil tarea del cruce "a pulmón" del río, y de la fractura del frente enemigo.
Todo este complejo trabajo de preparación se llevó a cabo con suma cautela y pasó inadvertido para el enemigo. Este fue el secreto que posibilitó la sorpresa, y el buen resultado de la ofensiva.
Al mismo tiempo, se tomaron otras medidas con el objeto de mejorar la eficiencia técnica de las tropas. Durante este periodo se crearon en el 2º Cuerpo las primeras Divisiones de Asalto. Primero se trató de Compañías, después de Batallones de Infantería, escogidos por sus destacadas características físicas y por su valor, a los que se agregaron Secciones de Artillería de Montaña, de apoyo inmediato; secciones de ametralladoras y estandartes de Genio. A estas tropas, selectas y bien alimentadas, que no habían soportado la fatiga de las guardias en las trincheras y estaban bien entrenadas, se les había confiado el primer combate, que debía caracterizarse por el ímpetu y la sorpresa; o bien por el golpe de gracia decisivo del ataque. Se dirigían al lugar de la acción cuando eran necesarias y se marchaban poco después. Dieron óptimo resultado.
El Comandante del Segundo Cuerpo, previendo que la acción se habría desarrollado al aire libre, prestó mucha atención a la instrucción de las tropas, a fin de que fueran sumamente aptas para las maniobras. Los soldados de infantería del Isonzo medio habían adoptado la regla: "La victoria se alcanza más allá de la última defensa enemiga", como una reacción contra la costumbre de detenerse en las primeras posiciones conquistadas.
Desgraciadamente, como se verá, no fueron los soldados de infantería quienes se detuvieron en esta batalla. De ser por ellos, se habría avanzado mucho más.
El trabajo de preparación del Tercer Cuerpo no necesitó los estudios ni la destreza necesarios para el Segundo. El Ejército del Duque de Aosta no tenía que enfrentar a un río, ni tampoco existían graves dificultades logísticas para evaluar y superar. No obstante, el Tercer Cuerpo, debía atacar en un terreno fácilmente defendible por el adversario; y debía afrontar fuerzas numerosas y bien organizadas, las que durante dos años habían combatido en forma sangrienta; y habían impedido palmo a palmo el avance italiano.
El Comandante del Ejército del Carso, había previsto mantener activo el espíritu combativo de sus unidades con incursiones frecuentes y con audaces reconocimientos por parte de las patrullas oficiales.
La línea de observación, en la que se habría originado el primer combate, avanzó cuanto pudo, con el fin de reducir al mínimo el espacio entre las trincheras opuestas. En algunos puntos estratégicos se habían simulado trincheras y sitios de defensa similares a las del adversario; y con frecuencia las brigadas se adiestraban y se familiarizaban con las dificultades y obstáculos que debían superar.
Se construyeron refugios en las cercanías de las primeras líneas, con el objetivo de poder hospedar a los refuerzos. Las trincheras contaban con una mayor protección, y se habían trazado y precisado itinerarios para las tropas que debían incorporarse a las líneas. El terreno había sido estudiado minuciosamente por todos los oficiales, con numerosos reconocimientos diurnos y nocturnos; y se había considerado la conexión entre la infantería y la artillería y a la elección de los observadores.
También en el Tercer Cuerpo, la preparación había sido minuciosa y precisa, de modo que la esperanza de éxito resultara legítima.
Las fuerzas contrapuestas
Los Ejércitos Italianos
Tras la recomposición efectuada en la primera quincena del mes de agosto, cuando se inició la ofensiva (17 de agosto de 1917), el Ejército del general Capello y el del Duque de Aosta, adoptaron cambios en el orden de batalla:
Las fuerzas Austro-Húngaras
En lo que respecta a las fuerzas austro-húngaras contrapuestas a las italianas, en los frentes Segundo y Tercero considerados, no se puede brindar el exacto orden de batalla, debido a la falta de información oficial al respecto.
Para dar una idea más clara del poderío del adversario, cabe considerar que los batallones austro-húngaros estaban compuestos por cuatro compañías de soldados provistos con fusiles, mientras que los italianos estaban compuestos por tres.
De la disposición de las tropas y de la fuerza de las unidades individuales de las tropas contrapuestas en línea, reducidas a compañías para facilitar la comparación, se pudieron obtener datos muy cercanos a la realidad, para cada sector del Cuerpo de Ejército Italiano.
Si se examinan los datos expuestos, puede advertirse que existía una concentración mayor del enemigo frente al 2º Cuerpo y menor delante del XXVII, en cambio sobre el Carso era casi uniforme.
Las reservas enemigas ejercían su influencia sobre todo hacia el sud, por lo tanto su disponibilidad era mayor en caso de una necesidad eventual sobre el Carso y para defender Trieste que para una maniobra rápida en Bainsizza.
Los austro-húngaros preveían un ataque sobre el Isonzo medio con fines demostrativos; y un ataque intenso sobre el altiplano del Carso: las diez batallas anteriores habían convencido a los Comandos enemigos que los italianos habrían continuado sus ataques en la zona comprendida entre Vippacco y el mar para abrir el camino hacia Trieste.
La situación se presentaba favorable para la parte italiana; y el error de apreciación del adversario fue muy grave. Durante la batalla hubo un momento en el cual toda la formación de Boroevic estuvo seriamente amenazada, en el frente Venecia-Julia. Lamentablemente no se sacó provecho de la situación, y el éxito de nuestros ejércitos no se concretó con una victoria completa.
Nuestras reservas estaban distribuidas en forma tal de poder acudir en el momento y lugar preciso de la batalla.
Estas ejercían su influencia en el centro de cada Ejército, e incluso las del Comando Supremo estaban ubicadas en una posición lógica y conveniente.
Las unidades de reserva estaban compuestas por una sola infantería, dado que el país no contaba con la artillería necesaria para satisfacer todas las necesidades.
La formación de la artillería
El empleo de la artillería en la XI Batalla del Isonzo, fue objeto de estudios profundos y precisos, ya sea por parte del Comando Supremo, como por los Comandos de los dos Ejércitos. La experiencia de dos años de guerra, había logrado notables progresos en ese importantísimo campo. La iniciativa de impulsar el alcance de las contra-baterías, de actuar bajo la forma de comando sorpresa, de llevar a la práctica las maniobras de movimiento, ya había sido adoptada por nuestros Comandantes, y los procedimientos de ataque se mantenían en el mismo nivel que el de los aliados.
Todavía se estaba lejos del grado de evolución táctico-técnica que se habría alcanzado en 1918, cuando el general Caviglia, comandante del 8º Ejército, daría la siguiente orden: "Es necesario actuar por sorpresa, aprovechando los beneficios al máximo. En consecuencia, la preparación inmediata debería ser imprevista y muy violenta.".
La X Batalla del Isonzo, había puesto en evidencia muchas deficiencias:
El contraataque austro-húngaro del 4 de junio en el Carso, a su vez, había demostrado que solamente un escalonamiento profundo de la artillería podía permitir un apoyo eficaz a la contraofensiva inmediata, antes de que el enemigo hubiera podido establecerse en las nuevas posiciones y antes que la artillería enemiga estuviera ante ellos.
Veremos como el la batalla de Idria en Timavo, muchas de estas deficiencias se repitieron; algunas con graves consecuencias para la economía misma de la batalla.
Los medios con que contaban los Comandos Superiores eran buenos, pero no se los sabía aprovechar. El general Capello, infante, decía que "cuando se les impartían ordenes precisas a los artilleros, éstos sabían dar en el blanco", y que en la batalla de mayo, con un "consumo relativamente limitado de municiones se habían obtenido resultados tales que se podía afirmar que se habían efectuado verdaderos disparos de precisión".
El Comando Supremo se expresaba así, en su circular posterior a la X Batalla:
"La función del fuego de artillería tendiente a neutralizar las baterías enemigas, debía limitarse a ráfagas muy breves e intensas dirigidas a baterías claramente identificadas y que fueran una molestia.
La infantería debe sacar provecho de éstas para consolidar su posición en las líneas alcanzadas o para reaccionar con rapidez; para lo que se requería una conexión íntima y perfecta.
Los disparos prolongados, efectuados durante horas, basados en una inoportuna distribución "a priori" de los objetivos (que podía no tener relación alguna con las necesidades que se originaran en el combate) debían evitarse a cualquier precio. El medio más eficaz para neutralizar la artillería enemiga consistía en proyectiles con líquidos especiales.".
El perfeccionamiento de las "contra-baterías" puede considerarse el progreso más importante y de mayor rendimiento obtenido con el empleo de la artillería. Los éxitos más resonantes están íntimamente relacionados con el rendimiento de las mismas (Gorizia-Bainsizza-junio de 1918 y Vittorio Véneto).
El Comando Supremo aconsejaba con razón que la unión entre la infantería y la artillería se hiciera más estrecha y más perfecta, porque solamente de esa forma, durante el ataque, los infantes habrían contado con el apoyo suficiente y necesario en su tarea dura y difícil.
Desgraciadamente, sin embargo, hasta el año 1917, hubo una sucesión ininterrumpida, cinematográfica, de cambios de repartos y de comandantes en cada una de las grandes unidades: de desintegración de las brigadas e incluso, de regimientos; en tales condiciones, pretender una conexión íntima entre la infantería y la artillería, era pedir algo imposible.
Los conceptos básicos para el empleo de la artillería en esta batalla eran: la búsqueda de blancos certeros y de gran alcance, la concentración del fuego, las maniobras de fuego y de movimiento, el gran empleo de proyectiles con líquidos especiales y el empleo de barreras de humo.
En el mes de mayo de 1917, la asignación de bocas de fuego a la Zona de Gorizia, llegó a un millar de piezas de medio y grueso calibre; sucesivamente, la dotación aumentó, de modo tal que al comienzo de la ofensiva de agosto el 2º Ejército contaba con 1.370 piezas de grueso y medio calibre, 700 piezas de pequeño calibre, 996 morteros (576 de grueso calibre y 420 de pequeño calibre). El 3º Ejército, a su vez, disponía de 778 piezas de calibre medio y grueso, 582 de pequeño calibre, 756 morteros (373 de grueso calibre y 383 de pequeño calibre).
La provisión de municiones estaba dispuesta de la siguiente manera:
Para el 2º Ejército, una potencia equivalente a 850.000 disparos para piezas de calibre medio y grueso; de 1.750.000 para las de pequeño calibre y 150.000 para los morteros.
Para el 3º Ejército, una potencia de 500.000 disparos para las piezas de medio y grueso calibre; de 1.500.000 para las de pequeño calibre y de 120.000 para los morteros.
La artillería de medio calibre del 2º Ejército comprendía 200 obuses de combate intenso de 149; 180 cañones de 105 p. c. y 48 de 102; bocas de fuego modificables, de traslado rápido y fácil, que se habían ubicado en la cabecera con la intención de nivelar el terreno a la infantería y para reforzar la protección de la artillería liviana y transportada con animales de carga.
Además, había alrededor de 200 cañones 149 A (bocas de fuego con un alcance de 14 kilómetros, de gran precisión, con proyectiles poderosos, de discreta movilidad, pero de limitada velocidad de disparo) que representaban un elemento valioso para el comando de la Armada en las maniobras de fuego, durante la batalla.
Los morteros eran, en su mayoría, de grueso calibre, por tal motivo poseían gran alcance y estaban equipados con proyectiles de gran potencia.
La verdadera deficiencia consistía en la escasez de la artillería de montaña y de transporte de carga. La primera disponía de cañones de 65 mont. y bocas de fuego de gran velocidad de disparo, precisión, movilidad, pero la potencia de los proyectiles era muy limitada y la trayectoria muy extensa. La segunda, constituida por viejo material rígido de 70 mont., óptima desde el punto de vista balístico pero lenta para los disparos y de trayectoria muy extensa. Faltaban, además, obuses de montaña y esta deficiencia se hizo sentir durante toda la guerra.
No obstante, el grueso de la artillería asignada al Ejército, constituía un conjunto imponente y armónico que permitía llevar a cabo todas las tareas asignadas a este cuerpo.
De acuerdo con la información del general Capello, la artillería de grueso y medio calibre del 2º Ejército, fue subdividida en agrupaciones mixtas: cada cuerpo de Ejército poseía una agrupación de artillería y una de morteros; la artillería pesada era asignada por Regimientos a las Divisiones; las de montaña, a las Divisiones y a las Agrupaciones Alpinas.
Además, se habían formado 3 agrupaciones de medio a grueso calibre, llamadas "de maniobra", a disposición del Comando de Ejército (ver detalles en Esquema N° 7):
El hecho que una artillería tan numerosa dependiera del Comando de Ejército, si bien podrá aprobarse en dicha situación en particular, causaba inconvenientes bastante importantes; retiro de baterías de los Cuerpos de Ejército y lentitud en las intervenciones, mientras que, según palabras del Mariscal Caviglia "para muchos hombres no es lo mismo utilizar un instrumento propio o el de otro, sobre todo si se trata de un superior".
No obstante, la disposición era buena y los resultados fueron buenos en el frente de ataque de cada uno de los Cuerpos de Ejército, se podían concentrar con rapidez los disparos de la siguiente cantidad de bocas de fuego de medio y grueso calibre:
La artillería enemiga, en los correspondientes tramos del frente, a su vez podía concentrar los disparos del siguiente número de piezas:
La superioridad de la artillería italiana era aplastante, y en la fase preparatoria actuó de acuerdo a lo previsto. Pero cuando las tropas avanzaron y tuvieron que enfrentar los obstáculos que la artillería campal de las Divisiones no podía derrotar, la inoportuna intervención de la artillería pesada, que dependía de los Cuerpos de Ejército (y no de las Divisiones, como había ocurrido, en cambio, con el 3º Ejército, con justo criterio innovador), disminuyó el avance de la infantería y en muchos casos, provocó su detención.
También para las disposiciones, el empleo y el suministro de municiones de la artillería, se cuidaron hasta los mínimos detalles. El Comandante del XXIV Cuerpo de Ejército, por ejemplo, para evitar que los observadores comunes, preocupados por su misión de comunicar los resultados de los disparos de sus baterías, no advirtieron los nuevos blancos que se habían revelado durante la acción y por lo tanto no los señalaron; creó observatorios especiales encargados solamente de indicar a las baterías de pequeño calibre sobre la aparición de las armas que pasaron inobservadas en las investigaciones de la preparación.
Para la primera fase de la avanzada de la infantería, desde el Isonzo hasta la orilla de la cuenca de Vrh, el Comandante del XXIV Cuerpo de Ejército, dada la naturaleza del terreno, había renunciado al acompañamiento inmediato de la artillería, considerando más eficaz el fuego de las posiciones ocupadas durante la preparación; la mayoría dominantes. Los hechos le dieron la razón.
Los morteros se ubicaron a lo largo de la línea italiana más baja, cercana al río. El fuego había servido para destruir las defensas enemigas de la primera línea. Algunas baterías contaban con bombas lacrimógenas que habían debido crear, en un momento determinado, una niebla artificial para ocultar el derribamiento de los puentes, pero las circunstancias no requirieron dicha utilización. La acción de los morteros contribuyó en gran parte al logro de la "toma forzada" del Isonzo.
En el Carso, la alineación de la artillería italiana era de carácter netamente ofensivo. No obstante, se había considerado con mayor atención la trayectoria que el calibre. Todas las bocas de fuego estaban ubicadas en su posición respectiva, las Divisiones de reserva no contaban con artillería. Existía un detalle alentador, la descentralización: las baterías pesadas de campo abierto, desde el comienzo habían sido asignadas a las Divisiones.
La marina cooperó directamente con las operaciones del Ejército, bombardeando desde el mar la parte posterior del Hermada y los centros vitales lejanos.
Se utilizaron cañones de grueso calibre ubicados sobre grúas flotantes equipadas con artillería, así como también las baterías fijas utilizadas en la defensa de Monfalcone.
Los barcos-pontones empleados fueron 7, incluyendo dos semovientes equipados ambos con 381. A estos se agregaban 2 monitores ingleses que contaban con 2 piezas de 305 cada uno.
A nuestros 381, amarrados en los canales internos, con un alcance de 25 kilómetros, se les asignó como objetivo los nudos ferroviarios de Sistiana y Nabresina y la zona industrial de Trieste. Los 305 ingleses (18.000 metros de alcance) debían atacar la zona 279 y la parte posterior del Hermada.
La artillería enemiga ubicada en el frente del 2º Ejército estaba distribuida de la siguiente manera:
Frente al Ejército del Duque de Aosta, se disponían 624 piezas. Cada División disponía de una Brigada de artillería de campaña y el Comando de Boroevic disponía de otras 5 Brigadas de reserva.
La artillería que enfrentaba a nuestro 2º Ejército estaba ubicada, en su mayor parte, detrás de la cadena Semmer-Fratta-Jelenik-Kobilek. En las cercanías de Ternova se colocaban las baterías de largo alcance.
En el Carso, la disposición estaba escalonada hacia dentro y se aprovechaban en forma inteligente la protección de las pequeñas alturas y de las defensas naturales del terreno quebrado y accidentado.
Los puentes
La "toma por la fuerza" de un río en presencia del enemigo es uno de los problemas táctico- técnicos más difíciles de la guerra.
El cruce del Isonzo por parte del 2º Ejército fue una "operación magnífica, concebida en forma inteligente por el general Capello y ejecutada con audacia." (Cadorna)
El cruce de un río puede llevarse a cabo en forma sorpresiva o por la fuerza. La sorpresa es posible cuando el enemigo ejerce un ligero control o cuando existen especiales condiciones topográficas que permiten la preparación y la ejecución en una zona oculta o a la vista. La fuerza es necesaria cuando el enemigo, en estrecha relación, vigila e intenta impedir el derribamiento de los puentes mediante disparos de fuego.
El Isonzo, en su curso medio, fluye en forma restringida en un cauce estrecho, con márgenes escarpadas y rocosas, que descienden de las laderas de las montañas. En algunos puntos, la montaña cae en pendiente sobre el río.
Los austro-húngaros habían construido una línea de trincheras baja que seguía el curso del Isonzo y que lo dominaba por completo.
En el sector del XXVII Cuerpo de Ejército, se encontraban las galerías ferroviarias de Log Dolenie, de Siroka Nijva, y de Auzza, que dificultaban la toma del mismo; puntos defensivos del enemigo, que controlaba todo el río, desde los refugios con ametralladoras y cañones de pequeño calibre.
Para los atacantes, la única esperanza de éxito consistía en la rapidez de operaciones de construcción.
El tramo ubicado al sud de Ronzina se presentaba menos difícil, dado que el enemigo no disponía de galerías ferroviarias. Sin embargo, las aldeas de Canale y de Morsko, eran verdaderos nidos de ametralladoras y obstaculizaron bastante las operaciones.
La naturaleza del terreno y la defensa al acecho no le dieron posibilidad de elección al Comandante: el Isonzo debía atravesarse por la fuerza. El elemento sorpresa debía descartarse por completo, lo único que se podía esperar era tener al enemigo en la incertidumbre hasta último momento, en lo que se refiere a los puntos elegidos con anticipación para el cruce.
Por lo tanto, se requería de una preparación cuidadosa y sumamente precisa, ejecutada solamente de noche.
La elección de los puntos por los que se atravesaría el río depende, casi siempre, de las necesidades estratégicas o tácticas: las tropas del Cuerpo deben ser tan hábiles como para subordinar las exigencias técnicas a las operativas.
El XXVII Cuerpo de Ejército, partiendo del tramo Podselo-Ronzina, debía alcanzar la línea Kak-Krade-Vhr-Hoije-Veliki-Na-Gradu, decidió construir los puentes en Javor (frente a la confluencia del torrente Vogergek), a Doblar (frente al valle Siroca Nivja) y a Ronzina (de frente a Auzza).
El XXIV Cuerpo de Ejército, que tenía por objetivos el Semmer, la zona 856 y el Jelenik, escogidas para el tránsito de sus tropas Loga y Aiba, Canale y Anhovo.
Los puentes proyectados fueron luego los siguientes:
XXVII Cuerpo de Armada
XXIV Cuerpo de Armada
Una vez establecidos los puentes que se debían atravesar, los grupos de soldados se dispusieron rápidamente a la preparación. Fue una tarea sumamente ardua, que se llevó a cabo durante toda la noche, en perfecto silencio, a pocos centenares de metros del enemigo. Tal fue la habilidad desplegada que los austro-húngaros no se percataron, en absoluto, del trabajo que se estaba llevando a cabo.
El Comando del Ejército se había ocupado de hacer construir rápidamente la ruta transitable del valle Doblar, pero una sola parte del material del puente podía descender de la misma. La mayor parte, con recursos y medios ocasionales (ejes con ruedas de goma, trineos, etc.) se llevaron durante la noche a través de la montaña por senderos y caminos de herradura apenas esbozados, dedicándoles arduos meses de trabajo fatigosísimo. La 8ª Compañía transportó todo el material a lo largo del camino ubicado en la orilla derecha del Isonzo.
El material transportado era el reglamentario (mod. 1860) al que se agregó alguna embarcación más liviana, construida en el lugar (en Plava).
La cantidad de material transportado y ocultado en las cercanías de los puntos elegidos para la construcción, se calculó en una medida superior al doble de cuanto era estrictamente necesario, en caso de que el fuego enemigo se hubiera concentrando en las localidades de paso.
Una vez llevado a cabo el transporte del material necesario: botes, viguetas, etc., debidamente ocultados en los accidentes del terreno y enmascarados según la circunstancia, se informó a las tropas sobre los Cuerpos en los que debían actuar, se les brindó un conocimiento minucioso de todo el frente de ataque, de modo tal que, en la confusión de la batalla, entre la oscuridad de la noche, el humo, la niebla y los gases, les resultara fácil orientarse, aún cuando se debiera modificar el lugar de paso.
Se prestó especial atención al reconocimiento del régimen de la corriente, que en el mes de agosto no superó la velocidad de 2,50 m, con una profundidad variable de uno a tres metros. Dado que pocas horas de lluvia bastaban para elevar el nivel del agua y para aumentar sensiblemente la velocidad de la corriente, todo estaba dispuesto en forma tal de evitar sorpresas.
Con tal fin se construyeron planos inclinados y pares de vigas sobre las cuales se hacían circular las embarcaciones, como se hace en las botaduras de las naves, y escaleras y rampas móviles que debían lanzarse en el momento para facilitar el acceso de las tropas al río y permitirles superar rápidamente el desnivel de la orilla opuesta.
Los soldados especializados en la construcción de puentes sabían que una pequeña desatención en la preparación técnica podía tener graves consecuencias en el resultado del ataque, y se ocuparon escrupulosamente de todos los detalles. Particular importancia fue dada a la organización de las conexiones a través del río. Si la naturaleza del terreno permitía a los observadores italianos ver lo que sucedía en la orilla izquierda, no se debía olvidar que el paso se habría efectuado durante la noche. En fin, para de facilitar las maniobras de construcción, se instaló un dique en las cercanías de Caporetto, a fin de obtener un descenso del nivel del agua y una disminución en la velocidad de la corriente.
Cuando el Comandante del XXIV Cuerpo tomó conocimiento que el estado de ánimo de los soldados del puente era incierto, a pesar de los cuidadosos preparativos, reunió a algunos grupos en las cercanías de Liga, una mañana de un día cercano al comienzo de la ofensiva. En su mayoría eran conductores de embarcaciones por el río Po, el Adige, el Ticino, el Ada, por los lagos lombardos. Eran soldados que experimentaban con fuerza las gloriosas tradiciones de sus respectivos cuerpos, muy hábiles y dotados de gran espíritu combativo.
El general Caviglia les habló a todos en conjunto, más o menos así:
"Ustedes provienen todos de generaciones de marinos, desde hace mucho tiempo. Hace 2.000 años, sus antepasados eran marinos como ustedes, en los mismos lugares donde ustedes nacieron, y Julio César los llevo consigo a las Galias para tender los puentes sobre el Rin. Pudo conquistar Alemania y llevar hasta allí la civilización latina. Y cuando Napoleón, hace 100 años, cruzó el Danubio, en la isla de Lobau, llevando consigo a los soldados del valle del Po, se trataba de vuestros bisabuelos. Estos son los dos cruces de ríos más memorables de la historia, y fueron vuestros antepasados quienes los prepararon, construyendo los puentes para los ejércitos vencedores.
¿Ahora ustedes no saben armar los puentes sobre el Isonzo? Yo sé lo que les preocupa. Ustedes ven a los austríacos a 50, 100 metros de distancia, que vigilan el río y les parece imposible que les permitan echar las barcas al agua, anclarlas y llevar a cabo el resto de las operaciones, para las que necesitan aproximadamente una hora. Pero yo poseo buenas baterías de morteros y de cañones y muchas ametralladoras; y, mientras ustedes instalen los puentes, yo haré que los austríacos estén con la cabeza baja, de forma tal que ni siquiera se animarán a mirar más allá del río"
.
Los puentes fueron construidos y los soldados italianos se cubrieron de gloria.
LA BATALLA DE LA BAINSIZZA
Si bien la preparación pudo cumplirse sin conocimiento del enemigo, no podían ilusionarse con el hecho de cruzar el Isonzo en forma sorpresiva. Por tal motivo, se dispuso desde el plan de batalla, que durante la construcción de los puentes y el paso de la infantería, las contra-baterías abrirían fuego intenso, a fin de neutralizar a la artillería enemiga que se opusiera a la toma forzada del río; mientras que los morteros, ubicados en el arenal, habrían abierto el camino de ataque a los infantes, derribando alambrados y defensas pasivas.
Mientras que una parte de los calibres medios habría concentrado el ataque en la 2ª línea, la mayor parte de la artillería se habría dedicado a la línea más allá. De tal forma, el ataque habría resultado más intenso en la cuenca del Vrh, para facilitar el avance de la infantería hacia el altiplano de Bainsizza. Las baterías de montaña habrían tomado posición en el borde de la cuenca de Vrh, ni bien la infantería hubiera pasado por allí.
Esta maniobra de fuego debía ser precedida de un ataque de 4 horas de duración, efectuado en los centros vitales, puestos de mando, centros de aprovisionamiento y de paso obligado.
A las 16:00 horas del 17 de agosto comenzó el ataque previo, que se llevó a cabo con artillería de gran alcance sobre el núcleo de la organización defensiva enemiga, el ataque continuó durante toda la noche, incluyendo el empleo de proyectiles con líquidos especiales. Se provocaron grandes incendios en Sleme y en la estación de Santa Lucía. Al día siguiente, a las 6:30 horas, toda la artillería italiana, desde Mrzli hasta el mar, abre el fuego, que continúa durante toda la jornada, en forma violenta, con sólo dos pausas muy breves, necesarias para controlar los efectos, que resultaron satisfactorios. El valle del Isonzo parecía un cráter en erupción, el humo denso y acre se extendía como un espeso manto que ocultaba todas las cosas.
Los austro-húngaros se dispusieron para la defensa: poquísimos hombres en línea; el grueso en los refugios.
Durante la tarde, el ataque destructor aumentó su intensidad y eficacia, provocando varios incendios, uno de ellos en Tolmino, bastante grave. La artillería enemiga reaccionó, al principio desorientada, después, en forma más precisa, sin provocar daños notables.
La jornada del 19 de agosto
Durante la noche del 19 de agosto, bajo el arco de las trayectorias de la artillería y los morteros, bajo las ráfagas de las ametralladoras, en una atmósfera densa y casi irrespirable debido al humo de las explosiones de los proyectiles, los soldados especializados comenzaban la construcción de los puentes.
La ardua tarea estaba protegida por los disparos de las baterías, que atacaban en forma incesante y con ritmo acelerado los atalayas, el frente de la defensa y toda la pendiente que daba al Isonzo, con la intención de impedir que los refuerzos llegaran a la primera línea de las trincheras.
En lo que respecta al ala izquierda, después de una intensa preparación de la artillería, la infantería de la División 46ª ataca las posiciones enemigas de Mrzli. Las intrépidas columnas de ataque de la Brigada Alessandria, avanzan en forma audaz hacia la defensa enemiga, pero las irregularidades del terreno y la rápida reacción no les permite obtener ningún resultado. Al mismo tiempo, la Brigada Caltanissetta intenta el ataque basado en 2 columnas, hacia el "foso de los leones" y la gran trinchera de Mrzli. Las primeras oleadas consiguen superar las líneas enemigas, con la ayuda de una mina colocada bajo la defensa enemiga, a la que se hizo explotar en el momento preciso.
Las bien provistas líneas rezagadas del enemigo, no obstante, impidieron cualquier avance a los valerosos infantes.
La División 19ª, ubicada frente a la cabeza del puente de Tolmino, compromete al enemigo eficazmente, que reacciona con disparos precisos e intensos.
En la ladera inferior del Kukli, la explosión de un mortero incendia y daña la mayor parte del material de puente allí reunido y oculto entre los peñascos de Javor.
La 1ª Compañía intenta el tendido del puente repetidamente, sin conseguirlo.
Más hacia el sud, la 4ª Compañía, fuertemente obstaculizada por los disparos de las ametralladoras apostadas en las galerías ferroviarias, consigue tender un puente en la desembocadura del Doblar Potok y un puente colgante de madera, aguas arriba.
Hacia el valle de Ronzina, la 12ª Compañía, con el auxilio de 2 pelotones de la Compañía del Cuerpo de Labradores, tras efectuar el transporte de un reparto de la Brigada Trapani y la construcción de un puerto de fácil circulación, cerca de las 6 horas; comienza, alrededor de las 7:30 horas el tendido de un puente de campaña, el que logra terminar en el curso de la mañana. Luego intenta tender un segundo puente inútilmente.
En resumen: de los cinco puentes y un pasadizo de madera proyectados, se logran llevar a cabo dos puentes y el pasadizo.
El puente de Doblar estaba bajo el ataque constante del adversario y fue interrumpido y recomenzado varias veces, por lo tanto podían efectuarse pasos esporádicos.
La cantidad insuficiente de puentes, y lo que era más grave, la falta del puente de Javor, impiden y casi paralizan las maniobras del XXVII Cuerpo de Ejército, que, junto a la División 19ª comprometían la acción enemiga delante de la cabeza del puente de Tolmino con la 6ª Agrupación Alpina y con la División 22ª (Brigadas Trapani y Ferrara); deberán cruzar el Isonzo y dirigir el ataque a las alturas del Kukle Vrh y del Kak (Alpinos), hacia Ravne (Brigada Ferrara) y hacia Hoije (Brigada Trapani).
Tras el fracaso del paso hacia Javor, la 5ª Agrupación Alpina baja del Krad Vxrh donde estaba concentrada, con el objeto de atravesar el río en Doblar, hacia donde se estaba dirigiendo la Brigada Ferrara. El Batallón Monte Pelmo cruza primero el Isonzo y se lanza a la conquista de las alturas vecinas, para garantizar el paso a las demás tropas; durante la tarde ocupa las posiciones del Na Raunich y la zona 511.
La confluencia de tantas tropas hacia el puente y hacia el pasadizo, atacadas por el enemigo, que logró interrumpir su avance en repetidas oportunidades, hizo más lento el tránsito, de forma tal que fue necesario enviar al puente de Ronzina algunos Batallones de la Brigada Ferrara, y al puente A (del XXIV Cuerpo) algunos Batallones de la Trapani.
El retraso en el cruce del Isonzo habría podido solucionarse con el curso del tiempo, pero la desviación de las tropas de sus objetivos asignados llevó al fracaso al XXVII Cuerpo.
Los Batallones Alpinos, Monte Pelmo y Monte Albergian, tras haber pasado el Isonzo en Doblar, en lugar de dirigirse inmediatamente hacia el norte para lanzarse hacia el Valle de Vogercek y volver a subir hacia el altiplano de Lom, se encaminaron hacia el Valle de Siroka-Nivja.
Los dos Batallones del Regimiento de Infantería 42
° y los dos del 48° que pasaron por la orilla izquierda, en lugar de tomar el valle de Siroka-Nivja para alcanzar la cuenca de Mesniak y Hoije, se detuvieron entre Auzza y Na Raunich.El Cuerpo de Infantería 144
° , tras cruzar el río a bordo de un remolcador, se posicionó en las pendientes del Monte Fratta y cooperó con el ala izquierda del Cuerpo XXIV en la toma de dicha franja.Estos errores de maniobra, debidos a la conformación del terreno y a la instintiva atracción por el combate, experimentada por el XXIV Cuerpo, no fueron subsanados.
El altiplano de Lom, mal defendido y con escasa vigilancia (sólo había algunos elementos atrincherados en el valle de Vogercek, en Siroka-Nivja y en Avcek, y pocas Compañías en Landstrum) y que, indudablemente, habría caído, permaneció en manos enemigas, casi sin ser molestado.
De esta forma, faltó por completo la acción principal concebida por el general Capello.
En cambio, las operaciones del XXIV Cuerpo de Ejército, se desarrollaron en forma distinta. Los soldados "especialistas", protegidos por la artillería y las ametralladoras, lograron tender el puente A en las cercanías de Loga (en el meandro de Sv. Peter), gracias a la 16ª Compañía, el puente B (Aiba), también gracias a ésta y el puente C (cerca de Bodrez), gracias a la 14ª Compañía.
Con la intención de brindar una idea clara de las enormes dificultades enfrentadas y superadas por los soldados en dicha oportunidad, presentamos parte del informe sobre la construcción del puente C de Bodrez:
"A las 22:30 horas del 18 de agosto, valientes de la V Brigada de los Bersaglieri (Regimientos 4
° y 21° ) eran remolcados hacia la izquierda del río, a fin de permitir que los soldados pudieran tender el puente.Poco después, un resplandor de rayos blancos, rojos y verdes provenientes de las trincheras austríacas, daba la señal de alarma.
Dos ametralladoras enfrentaban el fuego dirigido a la larga hilera de portadores de material, que marchaban a lo largo de la orilla derecha. Resultaba imposible concluir el trabajo en esta orilla)
Con intuición acertada, el Comando de la Compañía 14ª ordenaba que parte de los soldados atravesara el río en bote e iniciara el tendido del puente, también desde la orilla izquierda, con el objeto de comunicar esta sección con la construida desde la derecha.
Salvados del fuego de las ametralladoras enemigas, ubicadas en el terreno antes mencionado, en treinta minutos los soldados habían terminado la construcción los Batallones de Labradores, desafiando el furor de las ametralladoras y de los fusiles enemigos, se dirigieron de inmediato al río. Al amanecer del día 19, ya orientado, el enemigo concentraba un ataque intenso sobre el puente, el que duraría todo el día y toda la noche del 20. Muchas veces, el puente resultó golpeado y dañado. Otras, sin prestar atención a las pérdidas que la artillería austríaca les provocaba, los soldados, acudían audazmente a reparar los daños. Para ellos fue una fuerte alegría que los llenó de orgullo, una gran recompensa moral el hecho que el fuego enemigo jamás logró interrumpir el tránsito en este puente."
Para permitir el paso de la División 60ª , los soldados de la 8ª Compañía, solamente lograron tender el puente F en Anhovo, y dos pasadizos de madera en Krestenica.
En Canale y en Morsko la 5ª Compañía intentó repetidas veces la construcción de los puentes D y E, pero el fuego enemigo volvió vanos sus esfuerzos y sacrificios.
En la noche del 19, el XXIV Cuerpo no contaba más que con 4 puentes y 2 pasadizos.
El puente A se cedió al XXVII Cuerpo, para que transitara por allí el Cuerpo de Infantería 149
° ; en los puentes B y C, comenzaría a circular de inmediato la División 47ª. Al alba siguiente, había dos Brigadas en la orilla izquierda.A la I Brigada de "Bersaglieri", se le encomendó la tarea de apoderarse de la posición enemiga de la zona 600; y de extender el dominio izquierdo hasta Fratta.
Por esta razón, la Brigada disponía solamente del Regimiento 12
° , que se preparaba para el ataque sobre dos columnas, cada una de las cuales iba acompañada por una batería de montaña.Superado el Isonzo, los dos Batallones de la primera columna, dispuestos por alas, comenzaron el avance, capturando al enemigo que defendía la primera línea; mientras que la otra columna, embestía Canale desde el norte, venciendo su resistencia. Los Batallones siguieron su marcha hacia los objetivos asignados y cuando llegó la noche, se dispusieron para enfrentar al enemigo.
La V Brigada "Bersaglieri", que debía apuntar hacia el Fratta y la altura sud de la zona 695, más allá del río, marchó hacia los objetivos que les habían asignado con tres columnas.
Mientras dos de éstas avanzaban, la tercera se retrasó y sufrió graves pérdidas. Una vez que se juntaron las columnas y se recibieron los refuerzos, el avance continuó. Y la Brigada, con gran impulso, conquistó el Semmer y se consolidó en la ladera lindante del Fratta.
Durante las acciones, la División 47ª contó con el apoyo de la artillería, que se concentró en la cuenca del Vrh e impidió, de esta forma, que acudiera la reserva enemiga. Y frustró el propósito del general Haas, que intentaba el contraataque.
La División 60ª no pudo avanzar con la rapidez y los resultados brillantes de la 47ª, porque el fuego enemigo permitió solamente el tendido del puente F (Anhovo) y la construcción de dos pasadizos en Krestenica. Esta División tenía como objetivos la toma del Jelenik y la zona 856. Formó tres columnas: la septentrional hacia el Kuk 711 y, posteriormente, contra la zona 856, con el apoyo de la columna central; la central, dirigida al Jelenik; la meridional hacia el Jelenik desde el sudoeste.
La columna central y el II/258
° de la columna norte, cruzaron el Isonzo a través de los puentes de madera, pero el intenso fuego enemigo los obligó a detenerse a corta distancia de la orilla.El resto de la División permaneció a la derecha del río, sin poder atravesarlo; y los valerosos infantes de Tortona no pudieron recibir refuerzos.
La situación era terriblemente crítica, a tal punto que el enemigo, desde la zona de Canale, con muy buen sistema de defensa, con ametralladoras y pequeños cañones ocultos en los refugios, impedía la construcción de los puentes.
Los progresos no concretados por la División 60ª, ejercían una fuerte influencia en el resultado final de toda la operación, debido a que la División 47ª, cuyo primer avance había sido óptimo, no podía seguir avanzando sin refuerzos en su flanco derecho.
El Comandante del XXIV Cuerpo, general Caviglia, quien observaba el desarrollo de la acción desde el observatorio de Monte Calí, comprendió de inmediato la gravedad de la situación, y con gran intuición, procedió a la maniobra que restablecería el orden y que le permitiría a la División 60ª el cruce del Isonzo.
Entonces ordenó que dos Batallones de "Bersaglieri" rodearan Canale y lo atacaran desde el norte, al tiempo que un intenso fuego de obstrucción había impedido al enemigo el ataque frontal de la pequeña cabeza de puente, que ya había sufrido pérdidas muy significativas y que resistía heroicamente, como formando parte del terreno.
La maniobra, llevada a cabo rápidamente, surtió el efecto esperado, y hacia la noche Canale fue ocupada por los infantes y los "Bersaglieri". De esta forma, la 5ª Compañía pudo tender un puente en la parte más elevada de la zona habitada.
Los dos Batallones del grupo de infantería 257
° (I y III), puestos a prueba intensivamente, fueron retirados en Krestenica, localidad situada a la derecha del Isonzo; y reemplazados por el II, que permanecía en reserva.La columna meridional, compuesta por tropas del grupo de infantería 160
° , pasó el puente de Anhovo y alcanzó al II Batallón del mismo Regimiento, que el día 18 había ocupado la ladera de Descla. De tal forma inició el ataque de Lastivnica, con fuerte ocupación del enemigo.En las primeras horas de la mañana, tras tomar conocimiento de que se había efectuado el cruce del Isonzo, el Comandante del Ejército puso a disposición del XXIV Cuerpo a la Brigada Elba (División 66ª) y ordenó el traslado de ésta hacia San Jacob. Durante la tarde, el general Caviglia, asignó el 6
° Regimiento de "Bersaglieri" (de reserva) a la División 47ª y ordenó al Cuerpo de Infantería 262° (Brigada Elba) que se llevara al Isonzo dicha reserva.El II Cuerpo de Ejército debió enfrentar a la formación de tropas enemigas más numerosa. Contra ésta se efectuaron repetidos ataques, pero sufrieron fuertes pérdidas sin obtener ninguna ventaja.
Solamente el ala izquierda del Cuerpo de Ejército, constituida por la 3ª División, efectuó algún progreso hacia el este de Descla.
El enemigo lanzó algunos contraataques, pero fue absolutamente rechazado.
De todos modos el XI Cuerpo de Ejército no logró ningún avance territorial.
La reacción enemiga
Durante dicha jornada el enemigo obstaculizó abiertamente el cruce del río, y en muchos sectores lo impidió totalmente.
El adversario resultó verdaderamente sorprendido, ya que no esperaba un ataque sobre un frente tan amplio, y quizás pensaba que las tropas italianas habrían intentado el cruce en un radio más modesto (como había ocurrido durante el mes de mayo).
Prueba de esto fue que durante toda la jornada del 19, la División 47ª enfrentó a las primeras tropas de la infantería, sin el refuerzo de las reservas. Pitreich afirma que si los italianos hubieran atacado el punto de unión del XXIV Cuerpo con el XV, los austro-húngaros no habrían podido oponer una resistencia importante.
La resistencia adversaria fue muy intensa, a tal punto que los Batallones Alpinos de la V Agrupación, si bien actuaron hasta el límite de sus fuerzas, fueron contenidos por fuerzas muy débiles, a través del valle de Siroka-Nivja.
El tendido de los puentes de Ronzina y de Doblar y la amenaza a la zona de Lom impresionó al enemigo de tal manera que el Comandante del XV Cuerpo decidió trasladar al Regimiento 37
° que se hallaba en Slape (como reserva del Cuerpo de Ejército) hacia el sud de Santa Lucía.Si durante la tarde o la noche del 19 los austro-húngaros hubieran atacado el flanco derecho italiano, habrían conseguido que los mismos retrocedieran su posición hacia el río, ya que la situación del XXVII Cuerpo era extremadamente precaria. Afortunadamente, no lo hicieron, como puede advertirse, los austríacos también dejaban pasar las oportunidades de éxito.
El mismo día, el general Boroevic puso a disposición del XXIV Cuerpo la División 24ª, a la que trasladó de Ternova hacia Canale. Luego ordenó que la División 73ª, dispuesta en la retaguardia del Carso, se desplazara hacia Ternova; y que el XVI Cuerpo de Ejército le cediera el 36
° Regimiento al XXIV Cuerpo.Hacia la noche del 19, la situación en el frente de 2
° Cuerpo de Ejército italiano era la siguiente:
La primera jornada de batalla, a causa del traslado de las fuerzas, que debieron dirigirse rumbo a la cabeza del puente de Tolmino, debido al notable retardo y por falta de asistencia del II Cuerpo, no permitía asegurar grandes logros.
La jornada del 20 de agosto
El Comando del 2
° Cuerpo de Ejército ordenó que el 20 de agosto:
Para facilitar las tareas del XXVII Cuerpo, se intensificó el ataque de las contra-baterías a la artillería de la cabeza del puente de Tolmino, haciendo confluir las bocas de fuego del IV Cuerpo de Ejército y a aquellas de las Agrupaciones de maniobra que podían resultar útiles para la acción.
El XIV Cuerpo de Ejército incursionaba en el valle Judrio, empalmando con la Brigada Grosseto en Kras, con el objeto de poder efectuar el cruce del Isonzo.
Durante la noche del 20 se reparan los puentes dañados y se intenta, por todos los medios, intensificar el cruce del Isonzo. En la zona de Doblar se ponen en funcionamiento dos puentes corredizos y los pasadizos (1ª Compañía); en la parte superior de Doblar Potok, la 4ª Compañía consigue tender otros pasadizos.
La 18ª Compañía, debido a la interrupción sufrida en el puente de Ronzina, procedió al cruce frente a Avscek Potok.
Si bien los soldados actuaron hasta el límite de sus fuerzas, la intensidad del fuego enemigo fue tal, que el cruce del río se efectuó lentamente: durante la noche solamente el resto de las Brigadas Trapani y Ferrara y el Batallón Alpino Monte Antelao lograron el cruce del Isonzo.
El Comandante del XXVII Cuerpo de Ejército, el general Vanzo, molesto por los requerimientos del Comando de Ejército ante el poco despliegue de acción, incorporó la Brigada de los Abruzzos a la División 22ª; ordenó a la División 65ª que enviara a la Brigada Taro a la parte más elevada del valle de Doblar, y posteriormente, el mismo día, efectuó nuevos ajustes a dicha División, asignándole la V Agrupación Alpina y manteniendo en reserva a la Brigada Belluno. A la División 65ª le encomienda el ataque de la zona de Lom.
Durante la noche, el Batallón Alpino Monte Pelmo, en la zona de Na Raunich (511), rechaza con violentos ataques –cuerpo a cuerpo- dos contraataques enemigos; y en las primeras horas del día 20 es alcanzado y superado por el Monte Antelao, que entra rápidamente en acción, reforzados por el Batallón Monte Pelmo. Las cimas rocosas que denominaban la zona 470 (ladera rocosa), fueron conquistadas con un ataque repentino y mantenidas enérgicamente, a pesar del regreso ofensivo del enemigo.
El mismo día, el Batallón Monte Albergian, tras superar las ásperas dificultades del terreno, e indiferente a las pérdidas, ocupó la zona 545. La tarea de estas tropas es sumamente difícil.
El valle de Siroka-Nivja estaba dominado por un semicírculo de alturas que conformaban su extremo superior. Desde aquí, el enemigo, con escasa cantidad de soldados, pero provisto con ametralladoras, abatió a las tropas de la División 65ª que trataban de avanzar. La artillería y las armas automáticas causaron gravísimas pérdidas a la infantería italiana, que fue lanzada frontalmente contra las posiciones del adversario, mientras que una maniobra efectuada desde el norte, como había sido dispuesto por el Comando de Ejército, habría llevado con sacrificios mucho menores, a resultados más rápidos y concretos.
La Brigada Ferrara, que actuaba más hacia el sud, logró, tras duros combates, alcanzar las laderas nord-occidentales del Veliki Vrh. Más al sud, la Brigada Trapani, obstaculizada por el violento fuego de la artillería, no efectuó avances de relevancia.
El Cuerpo de Infantería 144° , avanzaba con mucha fatiga, por la izquierda del Avscek Potok-Auzza, todavía resistía y mantenía firmes las alas de las Brigadas Trapani y Ferrara.
En resumen: nadie actuaba en dirección a Lom, los diversos grupos, ubicados en los distintos valles, apuntaban hacia el este contraataques frontales. Se persistía en el error del primer día. Las órdenes del Comando de Ejército eran vanas, para el XXVII Cuerpo la maniobra resultaba desconocida.
En la mañana del día 20, el XXIV Cuerpo estaba dispuesto en forma escalonada en la parte delantera desde la izquierda.
La División 47ª, en la orilla de la cuenca del Vrh, ocupaba con la V Brigada de "Bersaglieri" la ladera Fratta-Semmer-zona 600; mientras que la I Brigada estaba escalonada más atrás, la División 60ª aún estaba efectuando el cruce del Isonzo en Canale. Por consiguiente, el ala izquierda se encontraba en una posición mucho más avanzada que la derecha. Se ha había podido mantener invariable a la División 47ª, hasta el momento en que el ala derecha (División 60ª) no habría sido llevada hasta la línea Kuk-Jelenik, pero ante tal eventualidad, ya que Morsko no había caído y el Kuk 711 no resultaba de fácil captura. Se había perdido la ocasión de aprovechar el éxito obtenido por el ala izquierda; dándole tiempo al enemigo de aprontar la defensa y a las reservas, de acudir.
Por otra parte, los austro-húngaros se mostraban desorientados. El ataque de la artillería no resultaba certero, la concentración del fuego no resultaba violento ni oportuna, la utilización era desordenada y poco compacta.
El general Caviglia examinó sabiamente el terreno y concibió una maniobra audaz: impulsar aún más el ala izquierda sin esperar a la derecha, hacia Ossoinca y Oscedrik, con la intención de obtener dos resultados contemporáneos: alcanzar los objetivos asignados a la División 7ª y el ataque lateral y dorsal del Kuk 711 y de Jelenik. De esta forma se habría facilitado la tarea de la División 60ª y se habría permitido el ingreso al II Cuerpo, enclavado en la línea de partida.
Tal maniobra resultó decisiva; reforzó a la División 47ª con el Cuerpo de Infantería 262° , al que acompañaría el 261° ; la V Brigada "Bersaglieri" ya había recibido los refuerzos de los Batallones Alpinos Tonale y Pasubio, tomados de la reserva.
La División 60ª, que había sufrido fuertes pérdidas, recibió a la Brigada Vicenza (Regimientos 277° , 278° y 279° ).
El Comandante del XXIV Cuerpo había deseado que durante el día 20, la V Brigada "Bersaglieri" hubiera lanzado la acción hacia Ossoinca y el posterior sitio de Oscedrik. La maniobra podía considerarse segura dado que el enemigo, para poder alcanzar y poner en situación comprometida a nuestras tropas, habría debido soportar el fuego de la artillería, la que habría evitado de cuajo cualquier reacción enemiga.
Pero la Brigada estaba cansada, y el Comandante del Cuerpo de Ejército, al darse cuenta, no insistió y postergó la actividad para el día siguiente. Esto no quería decir que debían permanecer inactivos, dado que la I Brigada "Bersaglieri" renovó su ataque contra las posiciones enemigas, alcanzando los puntos más elevados y ocupando la cima de la zona 625; y la V, que se había lanzado durante las primeras horas de la mañana a la conquista de la zona 507 de Fratta, cumplió en forma magnífica el objetivo que le fue asignado. Primero consolidó su posición hacia el sudoeste de la zona 507 y con un segundo ataque, le arrebató al enemigo la zona en disputa.
Las tropas reforzaron su posición en la nueva línea, se reorganizaron y se prepararon para el ataque que se debía llevar a cabo el día siguiente (21). Los Batallones Alpinos Pasubio y Tonale, también estaban alineados; y en la maniobra inminente tendrían la tarea de proteger el ala izquierda de las tropas en actividad.
Al amanecer del día 20, el Cuerpo de Infantería 258° (Brigada Tortona) ocupa la colina desde la que se dominaba Canale, mientras que los grupos del 257° , que también habían pasado por el puente D, rodearon Morsko y obtuvieron la rendición.
Enseguida se tendió un nuevo puente sobre el río Isonzo, por el que transitaban las tropas en forma regular, las que se lanzaron en dirección de la cuenca de Vrh y alcanzaron los 400/500 metros de altitud, mientras que la Brigada Milano (que operó junto con la 3ª División del II Cuerpo); atacó reiteradamente las posiciones enemigas de la ladera de Descla, sin lograr notables progresos.
El Comandante del Ejército, general Capello, considera como responsable al general Novello de la falta de avance de la División 60ª, y manda en su reemplazo al general Squillace.
El Comandante del XXIV Cuerpo aún sentía una fuerte preocupación: hacer llegar hasta la primera línea las tropas más eficientes, ya que era previsible que el enemigo comenzara a lanzar sus reservas sobre el altiplano. Requirió, entonces, el apoyo de las Brigadas Elba y Vicenza, que estaban bajando en dirección al Isonzo, y le demostró al Comando de Ejército la necesidad de recibir un recambio de tropas frescas para el combate.
Los grupos de reserva estaban dispersos en el valle de Judrio, era el mes de agosto, las calles estaban todas obstruidas, los soldados tenían una carga de varias decenas de kilogramos. El agua era muy escasa. Las tropas no estaban entrenadas para la marcha, por lo que se puede juzgar en qué condiciones habrían podido alcanzar los sitios a ocupar.
El general Caviglia lo advirtió y le pidió al Comando de Ejército que, al menos, una Brigada fuera transportada hasta el Isonzo por medios propios, y se obtuvo la Brigada Grosseto.
El II Cuerpo no logró avanzar. Solamente el ala derecha de la 3ª División afectó la línea del adversario, conquistando la zona 329 y algunos elementos de trinchera en Rutarsce.
El Cuerpo de Infantería 248° y la Brigada Téramo (de la División 3ª) aguardaban el refuerzo de la línea ubicada en el Vodice, alterada por los continuos ataques de la artillería enemiga.
La División 8ª renovó su intento de conquista del Monte Santo con el Cuerpo 231° de Infantería. La zona 611 se alcanzó pero no se mantuvo. Las tropas, con pérdidas sangrientas, volvieron a la línea de partida.
La situación del sector del VI Cuerpo permaneció invariable. La artillería austro-húngara atacó en forma incesante las primeras líneas y las vías de comunicación inmediatas. Con el fin de apoyar la acción del VIII Cuerpo, algunos Batallones de la Brigada Gaeta, tras una brevísima preparación de la artillería, se lanzaron hacia la línea enemiga y la conquistaron, pero no pudieron permanecer allí.
La acción del enemigo
Con fuerzas escasas (el Grupo 37° perteneciente a los Schutzen), los austro-húngaros bloquearon el acceso al altiplano de Lom, en la línea Log-Leupa. La defensa se centraba en el uso apropiado de las ametralladoras. También se enviaron al frente de batalla los grupos de marcha y de trabajadores armados en forma apresurada.
La XXII Brigada de Montaña (1ª División) opuso una fuerte resistencia, apoyada por parte de la artillería del XV Cuerpo de Ejército.
El Comandante del XXIV Cuerpo de Ejército, ante el aumento de la presión italiana, envió refuerzos de tropas (División 24ª) a Oscedrik y los unió al grupo defensivo Kuk 711.
Al anochecer del día 20, la situación del enemigo no era para nada tranquilizadora: todos los refuerzos estaban alineados; las reservas estaban proyectadas hacia el altiplano, incluso algunos grupos de trabajadores, armados lo mejor posible, ya estaban ubicados en las trincheras. Había posiciones importantísimas útilmente defendidas y la defensa pasiva, si bien podían retrasar la caída, no eliminaban la superioridad italiana en lo que se refiere a cantidad de hombres y de artillería.
Si el XXVII Cuerpo hubiera efectuado maniobras brillantes como el XXIV, y si las disposiciones del Comando del 2º Cuerpo hubieran sido interpretadas y llevadas a cabo, sin duda se habría podido ocupar la llanura de Tolmino.
Hacia la orilla izquierda del Isonzo, las dificultades logísticas comenzaban a agravarse. Con el aumento de las tropas, aumentaba en forma proporcional la necesidad de municiones, de materiales, de víveres. La falta de agua era total (era pleno mes de agosto); la zona del XXVII Cuerpo no contaba con vías transitables y todos los servicios de transporte debían llevarse a cabo mediante bestias de carga, o lo que es peor, con la carga a cuestas.
Se destinaron enteros Batallones al uso de transportes, por lo que la disponibilidad de las tropas en línea se vio notablemente reducida.
Todas estas dificultades se veían agravadas por los contrastes continuos debidos a los cruces del Isonzo, originados por la artillería enemiga que permanecía inmutable precisado por la inercia de la División 19ª italiana.
El día 21 de agosto
El Cuerpo de Ejército del general Vanzo continuó con su avance lento hacia el este. Las precisas disposiciones del Comando de Ejército resultaron inútiles: todos los grupos que pasaron por el Isonzo, en lugar de ser lanzados hacia el norte, lo que habría resultado más fácil, fueron enviados a engrosar las columnas que combatían en los valles de Siroka-Nivja y Avscek. Por consiguiente, la situación no cambió. La V Agrupación Alpina logró progresos insignificantes; los Batallones Pelmo y Antelao avanzaron un poco más de la región 470 e intentaron dirigirse hacia Mesniak, pero un violento ataque enemigo los hizo retroceder. El Batallón Belluno avanzó apenas hacia Mesniak, pero la situación en la extremidad del valle de Siroka-Nivja era casi estacionaria.
La Brigada Ferrara, efectuó escasos avances hacia Veliki Vrh; la Brigada Trapani, más allá de Avscek, ocupó Auzza con la División 149ª, capturando 600 prisioneros y se dirigió hacia Na Gradu, hacia donde convergía, procedente del sudoeste la 144ª. Durante la noche la Brigada intentó ascender hacia Senika, pero los enrejados de alambre se lo impidieron.
La Brigada de los Abruzzos, superado el Isonzo hacia la noche, comenzó el avance hacia Leupa; y la Brigada Taro (División 65ª) durante el día, recibió la orden de atravesar el río con 4 Batallones y de dirigirse hacia la zona 509 (altiplano de Lom).
En esta instancia se pude considerar que la proyectada acción contra la cabeza del puente de Tolmino y la embestida lateral de Lom resultaron absolutamente un fracaso.
El ingreso del XIV Cuerpo entre el XXVII y el XXIV, con la intención de conservar la continuidad del frente, dada la dirección divergente tomada por el general Caviglia, decidida el 21 y llevada a cabo el 22, no otorgaría ninguna ventaja. La batalla ejerció más influencia hacia el sudeste.
El 20 de agosto había sido un día de asentamiento para el XXIV Cuerpo. El general Fara había dispuesto a las tropas de la V y I Brigadas de "Bersaglieri", a la Brigada Elba y los Batallones Tonale y Pasubio sobre todo el borde de la cuenca del Vrh.
La División 60ª, reforzada por el Cuerpo 277º de Infantería, no tenía graves dificultades que superar, a fin de alcanzar la ladera del Kuk 711. Comenzó, entonces, la acción decisiva que debía permitir el ingreso del avance del II Cuerpo de Ejército.
La División 47ª tenía como objetivo Ossoinca y Oscedrik. Tras una breve e intensa preparación de la artillería, a las 7:30, la infantería se dispuso para el ataque. Los austro-húngaros, favorecidos por el terreno y protegidos por gran cantidad de ametralladoras, en vano intentaron detener el avance arrollador de los "Bersaglieri" (4 Regimientos), quienes rápidamente alcanzaron el primer objetivo, protegidos hacia la izquierda por los Batallones Pasubio y Tonale.
Apenas ocupada la zona de Ossoinca, algunos grupos fueron enviados a lo largo del tramo que llevaba a Oscedrik.
La zona 856 estaba ocupada por el enemigo y durante toda la jornada, los sucesivos ataques efectuados para tomar posesión de la zona fueron rechazados.
La I Brigada de "Bersaglieri" entró en acción al mismo tiempo que la V.
Al amanecer, las patrullas de los Batallones XXIII y XXIV y de las Compañías de ametralladoras 238ª y 510ª, avanzaron hacia la cuenca Vrh y capturaron a varios prisioneros, cuatro morteros pesados y algunas piezas de pequeño calibre.
Mientras un Batallón del 12º Regimiento de "Bersaglieri" inició la embestida desde el Monte Kuk 711, con el objetivo de facilitar el avance de la División 60ª, elementos de la Brigada Tortona (II/258º), procedentes de Morsko, ocupan la zona 711, y casi al mismo tiempo el I/258º, conquistó el paso de Vrh.
El II/257º avanzó hasta el paso entre Jelenik y la zona 856, y la ocupó.
Los austro-húngaros llevaron a cabo cinco contraataques, pero fueron rechazados por los italianos, quienes mantuvieron firmemente las posiciones conquistadas.
El 6º Regimiento "Bersaglieri" atravesó la cuenca de Vrh, bajo el intenso fuego enemigo y emprendió la embestida de Oscedrik a lo largo de la frondosa y abrupta ladera occidental.
La noche sorprende a los "Bersaglieri" y los obliga a detenerse. Oscedrik sería atacado al día siguiente.
Mientras tanto, la Brigada Milano avanzaba lentamente con el 159º Cuerpo hacia Jelenik; mientras que el 160º, extrema derecha del Cuerpo de Ejército (unido a la 3ª División del II Cuerpo) estaba detenido delante de Lastivnica. La intensidad de la propulsión hacia delante, sobre todo hacia el centro, se iba atenuando hacia las alas.
El II Cuerpo, entre tanto, no lograba avanzar y su Comandante (general Badoglio) solicitaba al XXIV Cuerpo que atacara Jelenik y la región 747, porque sólo de ese modo habría podido avanzar.
Pero las fuerzas que el Cuerpo de Ejército de Caviglia había transportado hasta la cuenca del Vrh, no resultaban suficientes para estos nuevos objetivos. Hacia el anochecer, la Brigada Grosseto llegó a Cambresco y se la hizo descender a orillas del Isonzo. Durante la noche, algunas baterías de campaña comenzaron a subir hacia el Altiplano, en dirección a la cuenca de Vrh. La audaz y brillante maniobra concebida por el general Caviglia estaba en pleno desarrollo.
Las Divisiones del II Cuerpo, si bien poseían un gran espíritu ofensivo, debieron detenerse ante la tenaz resistencia del enemigo.
La División Bongiovanni (3ª) con las Brigadas Udine, Livorno y Firenze intentó ocupar la ladera perteneciente a la zona 747, que descendía hasta Descla, y de lanzarse hacia el Jelenik, dificultando la acción del adversario con la intención de aliviar la tarea de la División 60ª que embistió desde la parte occidental.
El ala izquierda de la División, que operaba junto con el Grupo 160º de Infantería (extrema derecha del XXIV Cuerpo), en la ladera de Descla, debió enfrentar enormes dificultades mientras avanzaba.
Los ataques se vieron frustrados ante la presencia de ametralladoras ocultas en los refugios. No obstante, el Grupo de Infantería 33º, con el apoyo del fuego de la artillería, superó las trincheras de Descla y capturó medio millar de prisioneros.
La Brigada Firenze (ala derecha), tras dos días de lucha consigue abatir la defensa enemiga en la zona de Bavterca-Rutarsce y derribar el frente adversario durante la mañana del 21.
El Comandante le pidió autorización al Comando del Cuerpo de Ejército, a fin de que los refuerzos pudieran repercutir en el punto de fractura y así poder alcanzar la zona 652 (Planina), atacar la zona 747 y amenazar las posiciones enemigas por la retaguardia.
El general Badoglio le negó la autorización y, en cambio, dispuso que las tropas de la División 3ª continuaran el ataque frontal a la ladera de Descla, facilitando, de este modo, la maniobra envolvente del XXIV Cuerpo de Ejército. La Brigada Firenze continuaría con su avance a las 16 horas del día 22, con más de 24 horas de retraso que la que se había fijado con anterioridad.
La División 53ª, ubicada sobre el Vodice, y la División 8ª, con maniobras de infantería y de artillería mantenían al enemigo en una situación comprometida, pero no avanzaban.
En el frente del VI Cuerpo de Ejército, durante esta jornada, la acción era casi nula.
Mientras la batalla se llevaba en el modo poco antes citado, el 3º Cuerpo emprendía el ataque contra el baluarte cársico, sin obtener resultados importantes.
A las 22 horas del 21 de agosto, el general Cadorna, tras advertir las dificultades que se debían afrontar en caso de continuar la acción en el Carso, y tratando de aprovechar la brecha abierta en el frente de Bainsizza, publicaba la siguiente orden:
La jornada del 22 de agosto
La noche fue relativamente tranquila. Antes del amanecer, cayó una lluvia torrencial, breve, que mitigó en parte el calor febril de aquellas jornadas de calor tropical, en las que el tormento de la sed martirizaba a los hombres y a los animales.
El IV Cuerpo de Ejército aún estaba detenido, al tiempo que sobre el frente del XXVII Cuerpo, el 207º de infantería (65ª División), el cual durante la noche había cruzado el Isonzo en Doblar, desfiló a lo largo del río por detrás de la alineación italiana, volvió a remontar el Vogercek, venció la resistencia enemiga que se cruzó por su camino, y antes del anochecer llegó a las cercanías de Oscedrik; donde grupos enemigos procedentes de Mesniak lo atacaron por uno de sus flancos. El 207º contraatacó y la acción lo llevó a remontar la vertiente meridional del Vogercek. De esta forma alcanzó las casas de Mesniak, ya ocupadas en parte por la V Agrupación Alpina.
El otro Regimiento de la Brigada, el 208º, provocó la obstrucción del puente de Doblar. A media mañana siguió el curso del río y por Log Dolenie se dirigió hacia Kak (zona 640).
El XXVII Cuerpo, tras tres días de batalla, parece que la decisión final es apuntar al altiplano de Lom, el objetivo inicial. Pero ya es demasiado tarde, el enemigo recibió refuerzos, y se aprontó para una buena defensa. Seis batallones austro-húngaros, recién llegados del Trentino, refuerzan la guarnición del altiplano de Kal.
El 208º de infantería, al llegar a la llanura de Log Dolenie y avistado, por fin, el enemigo, recibió el intenso fuego de artillería de Santa Lucía y de Senika; y fue atacado con violencia por grupos austro-húngaros que descendían por la ladera del Kak. Los infantes reaccionaron y se lanzaron hacia la densa vegetación que cubría los bordes de la ladera. Tras sucesivos ataques y contraataques, el 208º logró ocupar la zona 549, punto de singular importancia para el desarrollo de la acción del XXVII Cuerpo, ya que permitió vigilar los movimientos del enemigo en la llanura de Tolmino.
El I Grupo de Artillería de Montaña, enseguida sacó provecho de la situación e instaló allí sus atalayas.
Pero las otras unidades del XXVII Cuerpo no consiguen avanzar.
La V Agrupación Alpina está acorralada, oprimida en la parte superior del Valle de Siroka-Nivja, y para peor, diezmada y agotada por los largos días de lucha.
La Brigada Ferrara, expuesta al violento ataque de obstrucción del enemigo y el fuego lateral de los defensores de Veliki Vrh, aún no había alcanzado Hoije, y la Brigada de los Abruzzos, tras encontrar intactos los alambrados del Veliki Vrh, detiene la marcha a la espera que los morteros abran algunos pasos.
El Comandante de Ejército decide, entonces, el reemplazo del general Vanzo por el general Badoglio y del divisionario Pacini por el general Chiossi. El II Cuerpo es confiado al general Montuori, procedente del altiplano de los siete comunes.
Ya el día anterior (21) el general Capello había decidido colocar al Cuerpo XIV en una posición intermedia entre el XXVII y el XXIV. La decisión había sido tomada debido a dos razones principales:
Con la inserción del XIV Cuerpo (Divisiones 49ª y 64ª) los objetivos y el frente del XXIV permanecían sin cambios, mientras que, aquellos del XXVII se veían limitados. El nuevo Cuerpo de Ejército debía alcanzar el gran valle de Chiapovano, situado entre Grudenca y Kobilka.
La Brigada Trapani, la cual vio detenido su avance ente el alambrado enemigo, en el pequeño valle de Avcek, una vez abiertos los pasos alcanzó las trincheras de Na Gradu con elementos de la Brigada 144ª, y comenzó una lucha encarnizada por la posesión de la zona 574. Mientras que la 149ª, conseguía escasos progresos hacia la zona de Veliki Vrh.
La maniobra del XXIV Cuerpo
El enemigo advirtió la creciente presión ejercida por el XXIV Cuerpo. Durante la noche del 22 se comenzó a retirar las baterías ubicadas en la cuenca de Bate. El enemigo no contaba con observadores en el valle del Isonzo, y todos los desplazamientos italianos, hasta la cuenca del Vrh se llevaban a cabo al reparo.
Esta era una enorme ventaja, dado que todos los movimientos tácticos y logísticos podían llevarse a cabo a plena luz del día, sin las graves pérdidas sufridas hasta aquel momento.
La V Brigada de "Bersaglieri" (División 47ª), puesta a prueba en forma intensa, deja la primera línea en la zona entre Cambresco y Podreg. En pocos días la Brigada perdió 38 oficiales y 483 hombres de la tropa, y capturó 83 oficiales enemigos, 1915 soldados rasos y 21 cañones. A los dos Regimientos que formaban la Brigada, el 4º y el 21º, se les concedió la medalla de bronce al valor militar.
El 6º Bersaglieri, también perteneciente a la División 47ª , al amanecer del día 22, efectúa bruscas maniobras con el Batallón XIII, que se dirige a la zona 856 y el VI hasta la cima del Oscedrik. El enemigo efectúa un contraataque inmediato, lo que obliga a los nuestros a replegarse en parte. Enseguida acude el Batallón XIX como refuerzo, y extiende hacia la derecha la ocupación del VI; mientras que el II/261º es enviado como refuerzo al XIII. El Comandante de la División 47º, por orden del Cuerpo de Ejército, ordena a los Batallones Alpinos Tonale y Pasubio que lleven como refuerzos a los Bersaglieri, a fin de proceder a una nueva acción que se desarrollará durante el día 23.
Por disposiciones del general Capello, las tropas de la División 60ª deben embestir el Jelenik, ocuparlo y proceder de inmediato a la liberación de la zona 747. En el Kuk 711 se encuentran ubicados 4 Batallones de la Brigada Tortona y todo el Cuerpo de Infantería 279º.
La embestida del Jelenik deberá efectuarse mediante dos columnas. Una (comandada por el general Tisi), atacará por la dorsal el centro de la defensa enemiga hacia el norte. La otra (dirigida por el general Raimondo), actuará por el flanco sud-oeste del Jelenik.
La preparación de la artillería es breve pero intensa. Hacia el mediodía se desencadena el ataque. La columna Tisi (258º Infantería, 279º y II/257º) conquista por asalto la cuenca del Kuk. Se produce una nueva concentración, una nueva alineación, un nuevo ataque.
Las dos ordenes de trincheras que defienden la zona 788, son ocupadas por los italianos a las 18 horas, así como las cuencas que se situaban entre la zona 747 y el Jelenik. De este modo se obtiene un brillante resultado. La maniobra resulto muy rápida, hábil y precisa.
El ataque de la columna Tisi fue realizado con la colaboración exitosa de la columna Raimondo, la cual consiguió volver a escalar el monte a tiempo, desde el extremo opuesto.
Los austro-húngaros abandonaron 500 prisioneros, 3 cañones y un reflector de gran alcance.
A la maniobra del XXIV Cuerpo, audazmente concebida por el general Caviglia y concretadas por los Subcomandantes y por la tropa, asistía S. M. El Rey, desde el observatorio de Monte Calí.
Obedeciendo ordenes impartidas con anterioridad, durante la tarde del 22 la División 3ª retomó la acción ejerciendo su influencia en la zona de Rutarsce-Bavterca y enfocando hacia la zona 652. Sin embargo, los progresos no son tan rápidos como lo suponían los Comandos Superiores. La Brigada Firenze enfrenta serias dificultades, y la noche la sorprende y la detiene en las abruptas laderas de la zona 652, a breve distancia de la cima. La Livorno, hacia la izquierda, tras una lucha tenaz, derriba la defensa enemiga y se establece en la ladera de la zona 747.
La División 53ª, mientras tanto, prepara el ataque a la zona 627 de Kobilek, que se llevaría a cabo al día siguiente, El Cuerpo 241º de Infantería (Brigada Téramo) queda bajo las ordenes tácticas de la Brigada Girgenti; y se encamina hacia el gran valle de Rohot-Potok.
La conquista del Jelenik despeja el camino del II Cuerpo de Ejército, a pesar de que el enemigo resistía aún en las zonas 652 y 747, que serían ocupadas durante las primeras horas del día 23, por las Brigadas Firenze y Milano respectivamente.
El escaso avance de la División 3ª impide, a su vez, el avance de la División 60ª. Ninguna Brigada esta a disposición del XXIV Cuerpo, por lo que no se pueden enviar tropas para impedir la retirada de los restos de las Divisiones 21ª y 106ª a. u., que se estaban replegando hacia Bate: solamente pequeños grupos consiguieron llegar más allá de la zona 609 (sudoeste del Jelenik) hacia la tarde o noche a menos de 1 kilómetro de Bate.
Durante la noche el Comando de Ejército puso a disposición del general Caviglia la Brigada Ravenna, para que, junto con la Grosseto reemplazara a los Bersaglieri de la División 47ª.
Más tarde ordenó que las Brigadas Elba y Vicenza fueran reconstituidas y que la Brigada Aquila se dirigiera, con medios propios hasta Nosna y Slapnico por detrás del II Cuerpo de Ejército.
De tal forma se constituye un nuevo Cuerpo de Ejército, el XXVIII, con las Divisiones 23ª, 25ª, 30ª y 67ª. Al mando de éste se coloca el general Albricci. La División 13ª pasa al VIII Cuerpo.
En el resto del frente, la situación permanece sin variantes.
El enemigo
Las Divisiones 21ª y 106ª a. u. ya fueron arrolladas por las tropas italianas. Sólo resistieron algunos puntos dispersos, como la zona 747 y la 652, el Oscedrik.
Las tropas imperiales y reales se oponían tenazmente al avance italiano. La División 106ª Landstrum "muralla viviente", según Pitreich en la obra citada, resiste hasta el sacrificio. Con la misma valentía se comportan las otras unidades del XXIV Cuerpo (general Lukas); pero la situación, ya bastante comprometida, no mejoró por las nuevas Divisiones que entraron en línea junto a la Brigada de Artillería de Montaña. La División 73ª (general Goiginger), que el día 21 dirigía la acción desde Lokve, el día 22 disponía la vanguardia de la tropa en Bate, y recibía ordenes de limitar el avance italiano, cubriendo la retirada de los restos de las Divisiones 106ª y 21ª.
Durante la noche del 22, la División 73ª se pone en contacto con las Divisiones italianas de avanzada. En un primer momento, el general Goiginger tenia orden de contraatacar. No obstante, Boroevic decide renunciar al contraataque, dado que considera inútil lanzarla contra un número superior al doble de Divisiones italianas.
No fue posible remediar la situación de los defensores, ni siquiera para la División 73ª. Las tropas italianas habían mostrado un desempeño tan brillante, y la maniobra había sido tan precisa que el enemigo tuvo la impresión de hallarse frente a un número de soldados el doble de lo real.
El día 22, ante el invencible avance italiano, Boroevic, sin intención de reducir el número de efectivos en el Carso, decidió retirarse más allá del gran valle de Chiapovano en forma tal de interponer el árido y convulsionado altiplano, entre la nueva disposición de las tropas y los italianos, más allá del profundo surco del valle.
La decisión era grave y dolorosa para el jefe austro-húngaro: grave porque la retirada, si se efectuaba bajo la presión enemiga, podía transformarse en derrota y conducir a un desastre irreparable, doloroso por el abandono de posiciones que, como el Monte Santo y el Vodice, habrían causado pérdidas muy sangrientas.
El general Glaise-Horstenan, Director del Archivo de Guerra de Viena, en su libro "La caída de un imperio", afirmó que durante la batalla de Bainsizza, hubo días y horas en que toda la suerte del Ejército Austro-Húngaro parecía pender de un hilo: si el enemigo lograba incursionar en el territorio, no sólo se habrían perdido el Isonzo y Trieste sino que todo el sistema defensivo de las potencias centrales habría cedido en uno de los sectores más peligrosos.
Una vez decidida la retirada, Boroevic encarga al general Le Beau, jefe del Estado Mayor del Ejército, preparar rápidamente la orden de replegarse del XXIV Cuerpo en las alturas ubicadas hacia el este de Chiapovano, que se darían a conocer al amanecer del día 22.
Más tarde veremos en qué forma se modificará dicha orden y porqué.
La jornada del 23 de agosto
A excepción de acciones recíprocas de artillería en el frente del IV Cuerpo de Ejército, la situación permaneció invariable. El 23 fue una jornada de calma para el Cuerpo XXVII, el cual en las jornadas anteriores había logrado escasos avances. La División 19ª, frente a Santa Lucía, estaba siempre lista para el ataque, y a la espera de que la cabeza del puente de Tolmino sufriera ataques frontales o por la retaguardia, lo que no ocurrió.
La V Agrupación Alpina, cercada en el paso obstruido del valle de Siroka-Nivja fue reemplazada, en parte, por tropas de la Brigada Taro, que extendieron su ala derecha hasta tomar contacto con las tropas de la División 22ª, la cual, en el curso de la mañana, junto con la Brigada de los Abruzzos, había iniciado un ataque infructuoso contra la línea Na-Gradu-Veliki Vrh.
La Brigada Belluno, compuesta por tres unidades y de formación reciente, se dirige hacia el frente.
El 274º alcanza el gran valle de Siroka-Nivja, y allí se quedan algunas divisiones de reserva. Los otros dos Regimientos, el 275º y el 276º, son asignados a la División 22ª, y se ubican como vanguardia más allá del Isonzo en las cercanías de Spiko y en las pendientes de Na Raunich respectivamente.
La inercia de los Cuerpos de Ejército números IV y XXVII, permitieron que el enemigo dispusiera su arsenal completo de defensa en la zona de Lom, y de contar con mejores recursos en el gran vale de Chiapovano, y de Ternova, frente a los cuales la presión italiana no cedía.
El XIV Cuerpo de Ejército italiano no tenía aún todas sus fuerzas en línea.
La Brigada Trapani, en la cuenca del Veliki-Vrh, combatió desesperadamente pero no logró obtener ninguna ventaja debido a la obstinada defensa enemiga. La Brigada Brescia, que debía alcanzar la línea Kroglota 725-Vrtrovec, inicia maniobras individuales en el gran valle de Avscek, enfrentando gran oposición; mientras que la Brigada Potenza atravesó el Isonzo a la altura de Ronzina y durante la noche del 23 actuó con el 271º y con el 273º hacia la derecha del Avscek-Potok y con el 272º hacia la izquierda.
La ocupación del Oscedrik
Durante las primeras horas del día, el XXIV Cuerpo de Ejército continúa el avance. Durante la noche, los Batallones Alpinos Pasubio y Tonale, se congregaron en las cercanías de la zona 856 de Oscedrik. Al amanecer, tras una breve preparación de artillería, la Compañía Alpina 285ª (de Tonale), perseguida por el Batallón Pasubio y por los Batallones IV y IX de Bersaglieri vuelven a ocupar mediante rápida incursión la muy disputada zona 856. Pero más tarde deberá abandonar parte del terreno capturado. Sobre este punto no hay acuerdo entre las noticias de ambas fuentes, la italiana y la enemiga.
Lo que interesa resaltar es la brillante maniobra del XXIV Cuerpo de Ejército. En la economía de la batalla no tiene ninguna importancia el hecho que el Oscedrik haya caído definitivamente el día 23, en vez del día 24; desde el momento en que la infantería podía descender en la cuenca de Bate aunque la zona 856 estuviera aún en manos del enemigo.
Tal ocupación no había podido detener el avance italiano y la zona disputada habría caído más tarde, automáticamente.
Probablemente, dada la naturaleza del terreno (ocurrió como en otros casos Vodice, Orticara, etc. que la cima fue ocupada contemporáneamente por atacantes y defensores).
Durante la tarde, las tropas de la Brigada Grosseto que habían reemplazado a la V Brigada Bersaglieri, desplazándose desde Ossoinca, ocupan las bien provistas posiciones de Stari S. Duba, capturando prisioneros y un rico botín de armas y de materiales.
A la mañana siguiente, el 160º de Infantería se apodera a disparos de bayoneta de la zona 747, la cual rápidamente recibe refuerzos.
Mientras tanto, la División 3ª puede continuar avanzando y hacer el recambio de las tropas de la zona 60, en el tramo del frente correspondiente a la zona 747-652. De esta forma, las tropas asignadas al general Squillace, podrán continuar la marcha hacia el sudeste, amenazando al Kobilek a sus espaldas y facilitando el avance del II Cuerpo.
La retirada concebida por el general Boroevic no había comenzado aún, si bien la alineación austro-húngara se extendía en forma continua sobre unos 15 kilómetros aproximadamente.
A través de esta brecha y mientras el enemigo estaba desorientado y en crisis por la retirada de la artillería, habría debido pasar el "torrente de la humanidad"; marchar más allá de los restos dispersos de la alineación del adversario, actuar por la retaguardia apuntando hacia Ternova y Aidussena. El frente de Venezia Giulia quizás habría caído y el golpe al Ejército Real e Imperial habría sido mortal.
Pero nada de eso ocurrió. El Comando del Ejército no envío unidades de refuerzo numerosas, el XXIV Cuerpo marcaba los pasos a seguir. Fueron horas difíciles. El enemigo no es perseguido como perro de presa.
Desde este momento el ímpetu de la batalla decae por agotamiento. La victoria que se presenta radiante, no se concreta.
El resultado se resume en un resultado tácticamente éxitoso pero aislado del Cuerpo de Ejército del general Caviglia.
La toma del Kobilek
La División 3ª, con las tropas de la Brigada Firenze, consigue ocupar la zona 652 y durante aquella jornada llega hasta las zonas 747 y 652. La Brigada Livorno se sitúa al centro, la Firenze hacia la derecha, la Udine hacia la izquierda. La División Gonzaga (53ª) continúa sus furiosos ataques pero sin obtener grandes resultados. Durante la mañana, el III/241º de Infantería que se encontraba en el gran valle de Rohot-Potok, con una incursión repentina invade las trincheras enemigas de Bavterca, mientras que el II/241º extiende su ocupación hacia el este, tomando numeroso prisioneros.
Después de una breve detención, un nuevo e impetuoso ataque lo empuja hasta la zona 605 de Kobilek. Se captura la prisión austro-húngara y se toma posesión de 14 ametralladoras y algunos cañones de pequeño calibre.
Mientras el 241º prosigue hacia Kobilek, una columna enemiga, procedente de Slatna intenta obstruir el paso de las tropas italianas, pero resulta diezmada por la intervención rápida y precisa de la artillería italiana.
No se sabe a ciencia cierta si la zona 627 de Kobilek fue ocupada el día 23 o el 24 (no hay una opinión unánime de las distintas fuentes, ya que resulta extremadamente difícil establecer cual es la verdad, aún ante hechos tan importantes, y a pocos años de ocurridos estos sucesos).
Pero ni siquiera este detalle tiene importancia en el curso de la batalla. Si se hubieran agregado nuevas tropas a la primera línea del frente italiano durante el día 23, habrían podido lanzarse hacia la cuenca de Bate, perseguir al enemigo, impulsarlo a la retirada en forma tal de impedirle no sólo el establecimiento en la mitad del altiplano, sino, también, en las cumbres situadas más allá del valle de Chiapovano.
La orden de retirada, decidida por el general Boroevic el día 22, se dio a conocer durante la mañana del día 23: "despejar, a partir de esta noche, el altiplano de Bainsizza, resistiendo, en el altiplano de Lom hacia el norte y sobre el de Ternova y Monte San Gabriele, hacia el sud.
De hecho, la División 21ª, 24ª y 106ª ya habían comenzado la retirada el día anterior, ante la presión de las tropas italianas y debido a la maniobra del XXIV Cuerpo.
El general Lukas ordenó mantener hasta la noche, a cualquier precio la línea Monte Santo-Kobilek, en forma tal de cubrir la retirada. La ocupación austro-húngara se vio reflejada por nuevas tropas, la División de Infantería 57ª.
Pero la retirada no se produjo sobre la línea designada originalmente más allá del gran valle de Chiapovano, sino sobre una línea táctica que divide por la mitad el altiplano de Bainsizza: Mesniak-Kal-Vrhovec-Madonj-Zagorje-San Gabriele.
¿A qué se debió tal cambio en la decisión de Boroevic? Pitreich, quien estaba a cargo del Comando de Operaciones de la Armada, afirma que el general Goiginger debe haber previsto las dificultades y los peligros de una retirada más allá del gran valle de Chiapovano. Con calles escasas y colmadas de hombres y materiales, con el enemigo a sus espaldas, y que el general Boroevic, aceptando el consejo de su subordinación, intentó la resistencia en la línea media del altiplano.
En la noche del 24 y protegidos por las trincheras, los austro-húngaros llevan a cabo la retirada sin ser molestados, dejando un halo de resistencia en la línea y creando alguna que otra barrera para detener el avance italiano. La División 73ª, ubicada en el centro del altiplano, además de recibir a los restos de las Divisiones 21ª y 24ª, tiene la tarea de resistir para dar tiempo.
Durante el rápido despliegue, los austro-húngaros, si bien no estaban bajo presión, abandonaron varias baterías, enorme cantidad de material bélico y numerosos prisioneros.
La jornada del 24 de agosto
Amparados por la noche, se llevan a cabo pequeños ataques enemigos contra las tropas del XXVII Cuerpo, pero son contrarrestados por la rápida reacción de nuestras tropas.
La Brigada Brescia, del Cuerpo XIV, continúa, aún después del atardecer, el lento avance; y antes del amanecer alcanza la zona 206 (alto Avscek-Ossoinca).
Con las primeras luces del alba, la presencia de numerosos incendios y estallidos frecuentes, permiten suponer que el enemigo se está retirando. La suposición se ve confirmada por el silencio de la artillería y por el fácil avance llevado a cabo el día anterior por parte de la Brigada Grosseto hacia Stari S. Duha. Las patrullas italianas confirman que efectivamente el enemigo abandona la línea ocupada hasta ese momento. El Comandante del II Cuerpo, apenas tomó conocimiento de esta nueva situación, dio la orden de avance general, la cual ya había sido anticipada por la iniciativa de los Comandos de Ejército.
El ala izquierda del Cuerpo XXVII (División 65ª - 3 Regimientos de Infantería, con un Grupo de artillería de Montaña y uno de Campaña) lanza un fuerte ataque contra dos columnas. Los progresos obtenidos son escasos, ya que el enemigo había tenido mucho tiempo para organizar una sólida defensa, y para vencerla se necesitaba un numero mayor de soldados y una preparación adecuada de la artillería.
Más hacia el sud, el Batallón Alpino Cadore, reforzado por el Antelao, ocupa con una rápida maniobra la zona 645 y alcanza las primeras casas de Mesniak, tomando contacto con la retaguardia adversaria, que lucha en forma encarnizada por la posesión de la aldea.
La División 22ª empuja hacia delante algunos elementos de la Brigada de los Abruzzos, pero frente a Hoije debe detenerse debido a la defensa presentada por el enemigo, que opone gran resistencia.
Junto con el XXVII, el XXIV Cuerpo prosigue su avance lento en dirección a Kroglo-Vrhovec. La División 144ª ocupa el Na Gradu, mientras que la 149ª, una vez alcanzada la cima del Veliki, continúa su descenso hacia Breg y Kaprivsce. A la Brigada Potenza se le confía la tarea de actuar enérgicamente, con un Batallón del 19º de Infantería, que se encontraba a sus órdenes en forma temporaria, hasta la línea Veliki-Na Gradu-Leupa-fondo del valle de Avscek Potok (zona 206).
La operación fue llevada a cabo por el 271º de Infantería, por el 273º y por el I/19º. El 272º permaneció en reserva sobre la zona izquierda del Avscek. El enemigo abandonó las trincheras y se retiró sobre la línea ya trazada (Kaprivsce-Kal-Okroglo). Los infantes italianos presionan al enemigo y avanzan casi hasta llegar a Kaprivsce, pero la oscuridad repentina y el terreno desconocido y difícil aconsejan suspender la acción hasta las primeras luces del día siguiente.
En cuanto el general Caviglia presiente que el enemigo se está retirando, ordena el inmediato y rápido avance en todo el frente, hacia la cuenca de Chiapovano. Este recomienda a sus compañeros de armas que no eviten las dificultades presentadas por la defensa local, sino tenderles una trampa. Era el momento de atreverse y de avanzar rápidamente, con el objeto de no darle tiempo al enemigo de organizarse y de alistar nuevos efectivos para la defensa.
La División 47ª ya se encontraba en una posición de avanzada respecto a las unidades laterales. La División 60ª, a su vez, se encontraba desplazada delante de las tropas diseminadas hacia el ala derecha (II Cuerpo de Ejército).
A fin de no dilatar una rectificación en el frente y para no perder tiempo absolutamente valioso, el general Caviglia, una vez afirmado el concepto de que el avance debía sumir un carácter de persecución del enemigo en su trayectoria, les ordenó a as Divisiones 47ª y 60ª efectuar movimientos externos, replegados en forma tal de impedir amenazas eventuales. Se trataba de una maniobra audaz, pero el general Caviglia sabía que la audacia no es casual, y que en la guerra, a veces es necesario arriesgarse para conseguir la victoria.
Las órdenes mencionadas previamente, apenas se habían dado a conocer, cuando el general Capello convocó a los Comandantes del Cuerpo de Ejército, con el fin de impartir nuevas disposiciones. La reunión no logró nada concreto.
Mientras tanto, llegó la noticia de que la División Gonzaga (53ª) había ocupado el Monte Santo.
No quedaba otra cosa que hacer que avanzar en todas las direcciones. El Comandante del XXIV Cuerpo emanó una nueva orden con la siguiente advertencia: "Es necesario perseguir al adversario y no darle tregua, con la intención de que no pueda reorganizarse y reafirmar su posición. Impongamos nuestras fuerzas y antelar especiales condiciones de desorganización del adversario, sugiero una maniobra de cercado en lugar de obstinarse en una lucha frontal. Es mi intención continuar velozmente el avance hasta alcanzar el borde nord-occidental del gran valle de Chiapovano, a fin de tomar posesión de las alturas laterales Veliki-Vrh y Crni-Vrh."
Esta orden establecía que la División 47ª debía permanecer en el borde occidental del gran valle de Chiapovano, enviando tropas que ocuparán el paso de la ruta que llevaba a Lokve, que la División 60ª se dispusiera a la derecha de la 47ª, que la artillería de montaña y de campaña tomara posición en las proximidades de este borde, que las reservas del Cuerpo de Ejército se establecieran en torno al Volnik.
De acuerdo con las órdenes impartidas, las tropas comienzan el avance. La División 49ª se desplaza junto con la Brigada Ravenna desde la pendiente occidental de Semmer hacia el objetivo que le había sido asignado y ocupa, tras una lucha violenta, las posiciones de Ravne y de la zona 895. La Brigada Grosseto, continuando el avance desde Stari S. Duha, se dirige hacia la aldea de Trusnje, donde consigue establecerse tras un arduo combate.
Los Batallones Alpinos Tonale y Pasubio, llegan hasta Lahka, donde capturan numerosos prisioneros y abundante material bélico. Durante la noche los dos batallones se reúnen en Trusnje, con el objetivo de constituir una División de reserva, mientras el resto de la tropa continúa con el avance.
Los Batallones de Bersaglieri XXI y XXXVI, al conocer la noticia de que el enemigo se estaba retirando, lo persiguen junto con las Agrupaciones Alpinas y se reúnen en Lahka, donde son alcanzados por el Batallón XXIII.
Desde Jelenik y desde Kuk 711, la Brigada Vicenza (División 60ª) inicia su avance hacia el límite de los bosques de Oscedrik. Allí actúan el I y II/277º de Infantería y el II/279º. Los austro-húngaros presentan una tenaz resistencia, pero durante la tarde, tras feroz combate, Bate es finalmente ocupada. Se capturan numerosos prisioneros y abundante material bélico. El 279º, desde la cuenca que se extendía entre Jelenik y la zona 747, se dispone en la vanguardia de la línea Lahka-Slemo. La Brigada Milano, con sus Regimientos y el 258º de Infantería se dirige hacia Lahka y Slemo.
La artillería de medio y grueso calibre facilita el camino a la infantería, haciendo blanco sobre los puntos habitados y los principales centros carreteros. Las baterías de montaña acompañan a los infantes. Las de campaña, que quizás ya habían superado con pesados transportes el ala dorsal del Semmer y del Kuk, protegían el avance con disparos. Hacia la noche del 24 el XXIV Cuerpo de Ejército ya alcanzo la línea Trusnje-Lahka-Slemo.
Una vez liberado de los obstáculos que lo habían obstaculizado hasta ese momento, el II Cuerpo de Ejército (Montuori) se dirige hacia el enemigo.
La Brigada Livorno (3ª División) ocupa Ravne; traspasa la línea enemiga y llega hasta Bate. La Brigada Udine ocupa Podalka-Confernich y se detiene en Ravne, a fin de reorganizarse. El botín es enorme y solamente en este sector se capturan más de 20 cañones, muchas ametralladoras, una gran cantidad de municiones y varios almacenes llenos de materiales y de víveres.
La División 53ª, con las Brigadas Téramo y Girgente, en las primeras horas del día 24 se lanza desde la ladera oriental del Vodice y alcanza la línea que obstruye la parte superior del gran valle de Gargaro, uniéndose hacia el sud con las agrupaciones de la División 8ª.
En el mismo día, el 241º, tras extender la ocupación de Kobilek, se dirige hacia la zona 551 y se apodera de ésta. Hacia el atardecer, las Brigadas retoman la marcha hacia delante; y a última hora conquistan el Na Kobil, reafirmando su posición.
La División 8ª, con la Brigada Forli, traspasa los límites del Monte Santo hacia el sud y prosigue por Gargaro. Entre las ruinas del convento, se eleva entre los destellos del sol y se despliega al viento la desganada y gloriosa bandera del 43º Regimiento de Infantería.
En el frente del VI Cuerpo, en el sector de Dol, concentran las maniobras de fuego la artillería del VIII Cuerpo de Ejército. Núcleos de audaces del 94º de Infantería (BRIGADA MESSINA), se lanzan al ataque, y ocupan la primera línea adversaria en la cuenca de Dol. El enemigo reacción enérgicamente con fuego de artillería y de ametralladoras.
Durante la tarde, el general Capello ordena que los Cuerpos de Ejército prosigan con el avance, atacando con ímpetu la nueva línea de defensa austro-húngara.
El XXVII Cuerpo deberá retomar las operaciones contra Lom, que cuenta con refuerzos de la 10ª Agrupación Alpina (Batallones Monte Berico, Vicenza, Morbegno, Monte Suello), que el 26 a la noche intentará recuperarse del revés de Globocak. El XXIV Cuerpo se dirigirá hacia Santo Spirito, el II Cuerpo hacia Na Kobil y el VI Cuerpo, entrando en acción y superando el San Gabriele, se dirigirá hacia Ternova.
El fin de la Batalla
Protegido por la retaguardia, el enemigo tuvo tiempo de atrincherarse, tras una línea sólida, y el cese de operaciones italianas en el frente del 3º Cuerpo, le permitieron desde el día 22 el juego, si bien, limitado de reservas.
La batalla, desde el día 25 de agosto en adelante, se disgrega en episodios locales de asentamiento y de rectificación de la línea alcanzada.
El equilibrio roto por la brillante maniobra que el XXIV Cuerpo había abierto en la disposición austro-húngara, una brecha de 15 kilómetros, ya fue establecido: la fractura se cierra.
El 25 de agosto el enemigo tenía dispuestos 49 Batallones enfrentados al 2º Cuerpo de Ejército italiano, los que junto con los 3 de reserva del XXIV Cuerpo, totalizaban 52 (22 en línea y 30 de reserva).
Las tropas enemigas habían sido puestas a prueba con intensidad y la artillería atravesaba una crisis, debido a que la nueva alineación no se había puesto a prueba.
En la misma fecha, los italianos disponían (además de las tropas de los Cuerpos de Ejército XXVII, XIV, XXIV y II, las cuales, en su mayor parte estaban desgastadas y agotadas por la batalla) de las siguientes unidades:
En total 103 Batallones, además de la 1ª y la 2ª División de Caballería.
Antes de que la batalla culminara, los italianos contaban con más de 100 Batallones intactos y descansados con los que se podía contar, además de las tropas dispuestas en línea.
No puede decirse que las reservas fueran escasas. En la misma jornada del 25, el Comando de Ejército ordenaba:
Las jornadas del 25 y 26 se caracterizaron por el ritmo tranquilo, sin fuerzas, de las operaciones en todo el frente del 2º Cuerpo. Las reservas, todavía lejanas: tropas desgastadas, agotadas, sin agua bajo el intenso calor del mes de agosto. Para dar una idea de las dificultades que se enfrentaban, diremos que el día 26, solamente se contaba con 9 puentes y 5 pasadizos sobre el Isonzo: un puente ubicado en la desembocadura del valle de Siroka-Nivja, un puente y dos pasadizos en Loga, 2 puentes y un pasadizo en Aiba, 1 puente en Canale, un puente en Auzza. Alguno que otro puerto y un remolcador eran los medios con los que se contaba, de rendimiento escaso, que brindaban ayuda insuficiente. Un número tan limitado de pasos, no podía, por cierto, asegurar la vida ni las múltiples necesidades de cuatro importantes Cuerpos de Ejército.
En la mañana del día 25, la División 65ª alcanza a la Brigada Taro en la zona 549 y prosiguen su avanzada.
La División 22ª, rechaza, al alba, un contraataque enemigo, manteniendo la línea Mesniak-Hoije. En la tarde, la Brigada Ferrara, unida al 275º de Infantería, conquista, después de violentos combates y fuertes pérdidas la zona 763. En la mañana del 26, el XXVII Cuerpo de Ejército, prosigue su lentísima marcha hacia el Kak.
El terreno, la resistencia del enemigo, las deficiencias de servicios logísticos, reducen sobremanera todo penoso progreso. En la tarde, el enemigo contraataca violentamente Mesniak y Dol: es rechazado con fuertes pérdidas. También en la tarde, la Brigada Potenza (XIV Cuerpo) ocupa la zona 814 del Vrh, mientras la Brigada Brescia alcanza y ocupa Zablje y la cima de Okroglo, conquistándolo.
Al día siguiente, los austro-húngaros intentan recuperar las posiciones perdidas, pero después de un efímero enfrentamiento, los infantes de la Potenza, los rechazan desordenadamente. En el frente de XXIV Cuerpo, las Divisiones proceden hacia los objetivos asignados. La Brigada Grosseto (47ª) sobrepasa Podlene; la Brigada Ravenna avanza también. En la tarde, inicia la maniobra para alcanzar la altura y a la noche, vence la resistencia enemiga y se afirma.
La División 60ª, a la mañana del 25, está en la línea de Lohka-Slemo con la Brigada Vicenza; al sur de Bate con la Brigada Milano. En la tarde, la Vicenza intenta envolver Sgorevnice, donde la resistencia enemiga es muy tenaz.
El II Cuerpo inicia un cambio hacia el sudeste: a la izquierda, la División Bongiovanni alcanza el sur de Podlaka, después de superar una fuerte resistencia enemiga; el centro de la División Gonzaga y se asoma al borde meridional del gran valle de Chiapovano y empuja patrullas en reconocimiento tras la ruta de Chiapovano; el ala derecha (8ª División) tiende a alcanzar por el norte el San Gabriele y conquista la aldea de Zagorje.
El 26, escasos progresos. En el trecho que tiene el frente del VI Cuerpo de Ejército, la División 11ª ataca el Veliki Hrib. Los primeros elementos de la columna de ataque (94º de Infantería) alcanzan las trincheras de la zona 526, que estaban ocupadas.
La lucha se hace furibunda; las posiciones conquistadas están más veces perdidas y replegadas y, al final, la infantería de la División 11ª alcanza a unirse con la División 8ª. Por toda la jornada del 26, la Brigada Messina se bate por la conquista del Veliki y permanece en estrecho contacto con el enemigo, que está arraigado al terreno y no abandona sus últimas posiciones. La División 48ª del VIII Cuerpo está obligada a insinuarse en un breve trecho de trinchera enemiga, cerca de Doso de Palo, pero no alcanza a hacer posterior progresos dignos de relevar.
El día subsiguiente, 26 de agosto, una lluvia torrencial impide y retarda nuestras operaciones, mientras facilita la sistematización del enemigo.
La batalla llega, entonces, a su fin. El enemigo, que, bajo la violencia de nuestro ataque, había visto derrumbarse una a una sus líneas de defensa, que no había podido oponerse al rápido sumergirse de los últimos escollos de resistencia, estaba ahora replegado.
Reservas eficientes fueron enviadas en ayuda, una nueva línea defensiva fue creada, el terreno mismo le es favorable.
Las jornadas del 27 al 30 de agosto recuerdan contraataques austro-húngaros llevados a cabo con gran violencia y contención de nuestras tropas, índice seguro de la estabilización de la lucha. La guerra de maniobras había tenido una vida efímera, y ya estaba terminada.
Las Divisiones del XXVII Cuerpo de Ejército (22ª y 65ª) continúan la fatigosa y lentísima avanzada en el gran valle de Vogercek, más allá de Mesniak y hacia Dolgi Laz. En la jornada del 28, contraataques enemigos son contrarrestados por nuestra infantería. La Brigada Taro que apuntaba, a Dolgi Las y estaba en las proximidades de la aldea, comprimida de frente y amenazada y cercada debe replegarse sobre la línea de partida.
Los austro-húngaros se muestran otra vez activos en el frente del XIV Cuerpo, donde el día 27 desarrollan un fuerte ataque a las posiciones de la zona 814, consiguiéndolas. La Brigada Pescara contraataca inmediatamente, pero no alcanza a establecerse a 400 metros de la cresta. Aunque el XXIV Cuerpo, también cansado y agotado, no obtiene mejores resultados, y los días 27 y 28 transcurren sin aportar variaciones a la situación.
El ala derecha del II Cuerpo de Ejército (División 8ª), coopera con el VI Cuerpo en la acción contra el San Gabriel, pero gana poco terreno. La División Bongiovanni (3ª) avanza lentamente sobre las pendientes nordeste de Zgorevnice, sin, por ahora, ocupar la cima; la División Gonzaga (53ª) alcanza la aldea de Lanisce, pero no puede mantenerse. La División Cascino que había iniciado el cercado del San Gabriele, se topa el día 27, en las cercanías de Osteria (norte de Ravnica) contra una línea atrincherada que no alcanza a superar y repliega, desfilada a la vista, en el bosque que cubre el terreno accidentado entre Zagorje y Osteria.
En los días siguientes, la muy tenaz resistencia enemiga no permite obtener algún resultado hacia la línea San Gabriele-San Daniele, contra ésta se encarnizan las tropas de la División 8ª.
A las 6 horas del 28, la artillería y las bombardas del VI Cuerpo y el VIII Cuerpo, inician el tiro de destrucción sobre sus respectivos frentes. La reacción enemiga no es muy intensa. A las 12 horas, la infantería se mueve al ataque. Las Brigadas Messina y Palermo (División 11ª), vencida y superada la resistencia enemiga intentan alcanzar la cima del San Gabriele, hacia las 17 horas están en la zona 552, pero deben replegarse. Más al sud, repartos de la División 24ª ocupan Grazigna y se refuerzan. Durante la jornada, repartos de la Brigada Gaeta alcanzan a adelantarse sobre el revés de la zona 126, pero violentas concentraciones de fuego de artillería los obligan a replegarse detrás de los escombros. En este día de acción, el VIII Cuerpo gana un poco de terreno en el sector de San Benedetto.
En los días siguientes la reacción enemiga es extremadamente vivaz. Furiosos contraataques son desarrollados en el frente del VI y del VIII Cuerpo. Después de altibajos, el día 30, la zona 552 del San Gabriele es ocupada por nuestra infantería.
El día 30, el Comando del 2º Ejército ordena la suspensión de la ofensiva y la sistematización de las posiciones alcanzadas. Nuestra línea después de la batalla era: Log Dolenie-Testern-Koprivisce-Pendientes occidentales del Vrh Scuz- márgenes occidentales de Okroglo-Podlaka-Zagorje.
La acción contra el San Gabriele
Después de la suspensión de las operaciones en el frente del 2º y 3º Ejércitos, el Comando Supremo, antes de dar fin a la campaña del verano, decide intentar un nuevo ataque contra las alturas gorizianas y especialmente contra la línea Monte San Gabriele-Monte San Marco, para abrirse una ruta al valle del Vippacco.
Se concentran para la acción 700 bocas de fuego, otras de pequeño calibre, sobre un frente de pocos kilómetros. La acción de artillería fue de una intensidad nunca más vista; las alturas atacadas fueron literalmente cubiertas de proyectiles, pero el resultado fue nulo.
El San Gabriele, ocupado por fuerza el 4 de septiembre por repartos de asalto, fue súbitamente abandonado. El general Capello estrecha ahora la altura inalcanzable en un "asedio de fuego"; en 3 días arrojan al San Gabriele 45.000 proyectiles de medio y grueso calibre, pero todo fue inútil. La defensa, sistematizada en cavernas, resistió al diluvio de fuego. Las pérdidas fueron enormes por ambas partes; la reciente batalla de Ortigara no había enseñado lo suficiente.
Mientras el 4 de septiembre nuestra infantería se aferraba al ataque en el anfiteatro goriziano, el enemigo, a su vez, atacaba resueltamente en la Bainsizza y en el Carso.
El 2º Ejército resiste sobre las posiciones conquistadas. No así el 3º, que debe replegar su ala derecha a la línea que tenía antes de la ofensiva. Las pendientes del Hermada, alcanzadas por segunda vez, deben ser definitivamente abandonadas.
Con orden del 18 de septiembre, el general Cadorna suspendía definitivamente todas las operaciones en el frente Giulia; fue determinada la necesidad de reintegrar las municiones consumidas; de la deficiencia de complementos en proporción a las pérdidas recientes; de las noticias obtenidas acerca de la posibilidad de una acción ofensiva de gran estilo, por parte del enemigo.
BREVES NOTAS SOBRE LA XI BATALLA DEL ISONZO
Es esta la primer Batalla en la cual se ve la concepción de una amplia maniobra en la cual las grandes unidades combaten maniobrando. Por eso no se obtiene un progreso táctico, falta una plena victoria; se ganó terreno pero no se llevaron a cabo suficientes avances para amenazar seriamente las formaciones enemigas.
Los austro-húngaros están parados sobre dos pilastros de defensa en el medio Isonzo: la cabeza del puente de Tolmino al norte, el San Gabriele al sur. Nuestra nueva línea entre estos dos puntos, forman como una hernia, que presentaba el gran peligro de una estrangulación, con empeoramiento de la situación general, no sólo respecto al terreno y a las posiciones adversarias, pero en atención a la posibilidad de abastecimiento de las tropas en línea, porque el Altiplano de Bainsizza estaba casi privado de rutas y de recursos hídricos.
La sistematización logística del terreno habría requerido un esfuerzo y un empleo de materiales muy grande, y, lo que más importa, mucho tiempo, pero la puesta en fuego bien ameritaba tantos sacrificios.
La nueva saliente de la Bainsizza era, además, mal protegida en sus flancos y vértices por la naturaleza del terreno, con relación a la posibilidad del enemigo, que podía, ahora, disponer, aunque limitadamente, de la ruta de Chiapovano.
¿Por qué faltaba la victoria completa? Es una tarea ardua dar una respuesta a esta pregunta. Nos limitaremos a pocas observaciones de carácter general, pero que responden en parte a este interrogante.
Habíamos constatado precedentemente como en la décima batalla del Isonzo, el empleo de la artillería y aquel de la infantería se revelaron deficientes, con visibles consecuencias en el desarrollo de la vasta acción. El 15 de junio de 1917, el Comando Supremo propagaba a los Comandantes de División, una circular sobre "enseñanzas arrojadas por las reciente operaciones en el frente Carsico-Goriziano"; ésta trataba del ataque, de la modalidad de empleo de las fuerzas, de la organización de las unidades. Aseveraba la necesidad de renunciar a las maniobras complicadas, basada en su combinación de ataques parciales, interdependientes, sus rodeos y sus otras elucubraciones de escritorio, se aconsejaba el ataque violento y contemporáneo del entero frente escogido, en modo de atacar por todas partes la defensa del enemigo. Sólo después de esto era posible la maniobra, de actuar mediante el empleo de las reservas.
Se afirmaba, además, que era conveniente llevar a la línea, desde el principio, un fuerte número de Divisiones, para evitar insertar en el frente, durante la acción, nuevas unidades. Se recomendaba, en forma particular, la unión entre las Divisiones de un mismo Cuerpo de Ejército y entre la artillería y la infantería.
Sobre la modalidad de empleo de las fuerzas y sobre la sustitución de las unidades, constatando que la escisión de ligaduras orgánicas de la unidad tenida inconvenientes graves, la circular recomendaba, que, al menos, fuese respetada la integridad de la Brigada. Sugería, en fin, el cambio tempestivo de las tropas desgastadas en combate, porque día a día se llega a un cierto límite de uso y los repartos no dan más ningún rendimiento.
Esta circular, demuestra como el Comando Supremo, comienza finalmente a comprender la grandísima importancia del factor orgánico, completamente negado antes. Y, ante la prueba que el ataque frontal en un día de un entero frente de batalla era absurdo y que la proyección en primera línea de un fuerte número de Divisiones era oficialmente aconsejado.
El general Cadorna, hablando de las disposiciones precedentes acerca de la Batalla de la Bainsizza, se expresa así: "Podía parecer que las reservas a disposición del Comando Supremo fuesen escasas y desorganizadamente constituidas en un Ejército de maniobra estratégica en el entero frente de batalla, pero quien diga esto, dará una prueba de no conocer las características de las grandes batallas modernas. La función de las reservas ha sido siempre, en esta guerra, aquella de taponar las brechas de la defensa y de alimentar la ofensiva, sea reforzando las tropas que se fueran abriendo un paso para desbordar desde allí, sea dando el cambio a la unidad agotada durante la batalla".
Con todo el respeto que profesamos por el gran general, no nos sentimos, sin embargo, completamente adheridos a este concepto de empleo de las reservas. El 23 de agosto, el victorioso XXIV Cuerpo de Ejército ha quedado todo el día parado; las tropas estaban cansadas, agotadas, desangradas por los precedentes combates. El II Cuerpo, no desempeñado, ahora, no había podido alcanzar la altura del XXIV y que este último había progresado, había dejado un ala descubierta, mientras ordenes superiores prescribían no dejar vacíos entre los Cuerpos de Ejército. A la demanda de refuerzos por parte de sus Divisionarios, el Comandante del XXIV Cuerpo no podía responder negativamente.
Atreverse, en seguir vivazmente al enemigo que iniciaba el repliegue, quería decir impedirle reforzarse en la línea anterior al gran valle de Chiapovano; quería decir hacerle mutar el repliegue en rotura, pero el infalible reflote que había sido formado en el profundo surco que talla el Altiplano y que recibe la única rueda alimentaria de la zona. El plano primitivo de acción del general Capello habría podido ser cambiado aunque el Lom no había caído y resistía; un rápido desborde en profundidad sobre la derecha habría, sin dudas, llevado a resultados grandiosos.
Habría caído por fuerza todo el frente de Giulia. Pero había tropas disponibles, frescas, cerca de la cuenca de Vrh, y no estaban. Necesitaba apuntar derecho a otros troncos de la defensa enemiga, empujando el avance de los austro-húngaros con las bayonetas en los riñones, pero no teníamos suficientes para una igual competencia.
Para alcanzar Ternova, dos eran las vías que el 2º Ejército habría podido seguir: la de Bainsizza-Chiapovano de norte a sud, ya seguida por el XXIV Cuerpo hasta Volnik, o aquella que atravesaba el San Gabriele, asignada como directriz a l VI Cuerpo. Si no se hubiese pensado en Ternova, el Comando del 2º Ejército no habría hecho atacar al VI Cuerpo y al VIII Cuerpo, el 28 de agosto, el San Gabriele. Y, por tanto, de retener el objetivo meridional asignado al 2º Ejército el general Capello no había ni siquiera renunciado el día 28.
Si no había una vía la elección era muy difícil: el San Gabriele estaba munido y contra las posiciones de este baluarte estaban ya enfrentados nuestros furiosos atacantes, llevando con inaudita violencia y con altísimo espíritu combativo; querían tomar nuevamente el frente, mientras existía la posibilidad de rodeo, retenerlo era un error.