Septiembre 2001: España: Algunos obispos piden a sus profesores un porcentaje del salario que paga el Estado
Algunos profesores de religión, contratados y pagados por el Estado, deben contribuir con un
porcentaje de su salario a las arcas de la Iglesia, según los documentos aportados ayer por el
presidente de la Federación Estatal de Profesores de Enseñanza Religiosa (FEPER), Luis Guridi.
'Un impuesto revolucionario del que depende nuestro futuro trabajo', dijo en alusión al miedo
que existe entre los docentes. (Noticia completa)
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La Iglesia está exenta de los principales impuestos
La Comisión Europea ya ha llamado la atención al Gobierno por el trato discriminatorio con otras asociaciones
La ventajosa relación de la Iglesia católica con el Estado queda resumida en el campo de la
fiscalidad. El clero no declara a Hacienda sus sueldos, y la Iglesia, en sus múltiples
manifestaciones, está exenta de los impuestos principales. Lo curioso es que de esas ventajas
fiscales no se benefician ni siquiera las otras religiones que gozan de la calificación de
'notorio arraigo' [protestantismo, judaísmo e islamismo], que también han firmado convenios de
colaboración con España. Eso quiere decir, por ejemplo, que si un rabino, un pastor o un imam
construyen su vivienda en un municipio, deberán pagar, lógicamente, la licencia de obras al
Ayuntamiento, de la que, en cambio, está exento el sacerdote para su casa, rectoral o no.(Noticia completa)
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El presupuesto de la Iglesia española para el año 2001 ascendió oficialmente a 23.929 millones.
Sin embargo, esa cifra no sirve sino para pagar los sueldos de los propios obispos (211 millones) y la nómina de
sus 19.000 curas parroquiales, más los gastos de personal y de funcionamiento de la propia
Conferencia Episcopal.
Pues bien, el Estado aportó al presupuesto de la CEE 21.756 millones en
2001, algo más del 90% del presupuesto total, con la equivocada idea de que es sólo esa cantidad
la que llega a los obispos desde las arcas del Estado. La realidad, otra vez, confunde esa
afirmación, porque lo cierto es que las diferentes administraciones del Estado aportan
directamente a la Iglesia cientos de miles de millones más por múltiples caminos, como se ve en el
gráfico, hasta una cifra que ronda los 600.000 millones de pesetas.
Ello no obstante, durante el mismo 2001 se descubrió que en la lista de clientes de Gescartera
(sociedad española de inversión bursátil) destacan las organizaciones religiosas, que en total, suman
más de treinta inversores entre arzobispados, obispados, diócesis, órdenes religiosas,
congregaciones, parroquias y fundaciones de inspiración religiosa, con un desembolso de al
menos 2.500 millones de pesetas. Como se ha demostrado durante la investigación del caso, el arzobispado
de Valladolid, que logró salvar 1.000 millones de su inversión poco antes de la intervención de la
sociedad (por acción divina, dijeron) falsificó documentación ocultando parte de sus depósitos
(de 1.000 millones reales a sólo 30 declarados), y lo que es peor, recuperó su parte a costa de las pérdidas
y con el dinero de terceros, quienes probablemente no recibieron el soplo (de Dios?) para retirar la
inversión. Eso debe ser lo que denominan "la llamada divina"...