Indice
Anarquia
Aire y Tierra
Los perdedores
Bombas
Rock y libertad
Transvaloracion
Anticristo
INTRODUCCIÓN
El éxtasis , una
droga que se presenta en forma de pastillas o cápsulas que pretendidamente
contienen MDMA (3,4-metilenedioximetanfetamina) o alguno de sus congéneres, es
el fármaco ilícito de más éxito de todos los que han aparecido en Europa
Occidental en la última década. No es, ni mucho menos, la droga ilegal
más utilizada, pero sí aquella cuyo consumo ha aumentado más que ninguna otra
en los años noventa.
Ese éxito no debe contemplarse aisladamente, sino como un
cambio de tendencia en las constelaciones dominantes de policonsumo de drogas,
y, por tanto, en las formas problemáticas de politoxicomanía o policonsumo
intensivo que se han dado en el continente. En España, uno de los países
europeos donde estos cambios han sido más radicales y dramáticos, dada, entre
otras diferencias, su menor vinculación anterior con las redes de comercio y
consumo regional, el triunfo del éxtasis debe comprenderse dentro de un cambio
de ciclo, en una nueva época en la construcción social del problema de las
drogas
Una nueva época
Hacia 1987 se puede establecer un cambio de tendencia en el
problema social de h droga en España. Entonces comienza a fraguarse una nueva configuración de las pautas más
comunes de usos de drogas en nuestro país. En primer lugar, en esos años puede
datarse un punto de inflexión en !a crisis de la heroína , que va
transformándose de un problema eminentemente sociopolítico (de seguridad
ciudadana ) en un problema de salud pública. En segundo lugar, ese año se
inicia la popularización de nuevas pautas de consumo de drogas, algunas de las
cuales venían extendiéndose desde años atrás, aunque alcanzarán desde entonces
el centro del escenario público.
Tres de esas
pautas se han masificado y han generado considerable alarma social, aunque en
ningún caso crisis de drogas comparables a la causada por la heroinomanía: 1.
La extensión entre los jóvenes de formas de uso excesivo de bebidas
alcohólicas, caracterizadas por frecuentes intoxicaciones y unos cambios
notables en las pautas y motivaciones de ingesta de alcohol respecto a
generaciones anteriores. 2. La expansión e intensificación del uso de cocaína
entre sectores de la población que desconocían previamente esa droga y que no
usaban heroína. 3. La más reciente popularización de ciertas drogas de síntesis
producidas en laboratorios clandestinos y entre las que destacan ciertos
derivados anfetamínicos de anillo sustituido, como la MDMA o éxtasis y sus
congéneres, que, además de efectos estimulantes, producen otros que podríamos
considerar psicodélicos o de distorsión perceptiva.
Este estudio se centra en estos últimos compuestos y la
expansión de su uso. Pero para comprender tal proceso es necesario situarlo en
un contexto histórico preciso: el causado por la crisis de la heroína en la
década anterior. La popularización
de las pastillas de éxtasis se produce en un contexto social de profundo y casi
unánime desprecio y rechazo a la heroína y a los yonquis .
Drogas de síntesis: la extensión del éxtasis
A mitad de los
ochenta comienza a extenderse en nuestro país el uso de ciertos derivados
anfetamínicos de sustitución, sobre todo la MDMA y sus congéneres o diversos
preparados que se ingieren como tal. Esos preparados, que se presentan en forma
de comprimidos y, en menor medida, de cápsulas, reciben diversos nombres entre
los usuarios, el más popular el de éxtasis , pero también: pastillas , pastis y
apirulas , y abren el camino a la popularización de una nueva categoría de
drogas, producidas clandestinamente en laboratorios basándose en el inmenso
poder creativo de la química moderna: las drogas de diseño o de síntesis.
¿Drogas de diseño o drogas te síntesis?
En este contexto
de innovación química y prohibicionismo, sobre todo en Norteamérica, donde
aparece el concepto de drogas de diseño , un concepto más sociopolítico que
farmacológico. Se trataría de psicofármacos sintéticos producidos de forma clandestina,
que semejan algunas de las drogas ilegales o ilícitas de amplio consumo, y que
pueden generar amplia demanda.
Parece que el término designer drugs fue acuñado por Gary
Henderson, un farmacéutico de la Universidad de California, en los años sesenta
incorporando ese doble sentido: 1. Drogas que podían fabricarse en laboratorios
clandestinos y que podían di señarse a la medida del consumidor para imitar los
efectos de otras drogas cuyo tráfico era delito. 2. Drogas que, por su novedad
estructural, no podían estar incorporadas en los estatutos legales, evitando
así la persecución penal. Es decir, se trata de productos aún no registrados
como ilegales que aprovechan el hueco legal que se derivaba de su novedad
química.
Estas dos
características, semejanza a drogas ampliamente demandadas y novedad
estructural que permita el soslayo temporal de la prohibición, son los aspectos
centrales de la popularización de este tipo de drogas. Por un lado, ofrecen
materia para el creciente deseo de acceder a estados alterados o inusuales de
conciencia y experiencia usando principios psicoactivos, que caracteriza a
amplios sectores de la juventud occidental. Hay, por lo tanto, un
proceso social de reformulación o redefinición cultural de estas sustancias que
aún se acentúa más cuando se produce un uso masivo de ellas.
Pero no suele tratarse de drogas nuevas u originales, ni
tampoco de drogas elaboradas o sintetizadas a la carta , o sea, diseñadas con
un objetivo específico, sino sustancias preexistentes para las que en un cierto
momento se trata de encontrar mercado satisfaciendo nuevas demandas o
sustituyendo a psicofármacos controlados. Se trata más bien de drogas
sintéticas o semisintéticas conocidas, que encuentran de pronto una cierta
aceptación en el mercado y el consumo de psicotrópicos o, en términos de
mercado, potenciales consumidores, y que pueden ser fabricadas industrialmente.
Hablamos por eso de drogas de
síntesis química y ése es el término que usaremos en este trabajo.
Éxtasis : MDMA y análogas
La MDMA o
3,4-metilendioximetanfetamina, vulgarmente conocida como éxtasis , pero también
como E , X , XTC , ADAM y, en nuestro país, como pastillas , pastis y pirulas ,
es un análogo n-metilado de la MDA y, como esa droga, única en el sentido de
estar emparentada con la mescalina y las anfetaminas. En su forma pura
se presenta como un polvo blanco de sabor amargo. Rara vez, no obstante, se
encuentra así en la calle, donde suele distribuirse en forma de clorhidrato y
mezclada con otras muchas sustancias de soporte o psicoactivas, como cafeína,
anfetaminas, efedrina, presentándose en forma de píldoras de diversos colores o
en cápsulas transparentes.
La MDMA fue sintetizada en 1912 por químicos de la compañía
alemana Merck, que pensaron que podía ser útil en la supresión del apetito,
patentándose así en 1914, aunque no se le encontraron usos comerciales ni
terapéuticos y no llegó a pasar la etapa preclínica (Camí y Farré, 1995). En
los primeros años cincuenta, diversas secciones del ejército y la armada nor teamericanos
experimentaron también con este fármaco por su posible utilidad bélica,
constatándose su potencial toxicidad en varias especies animales. En los
sesenta comienza a usarse como droga psicoactiva y en los setenta aparecen los
primeros estudios sobre sus efectos psicoactivos (Shulgin, 1986, 1991; Eisner,
1989). Paralelamente se pone de moda en el movimiento underground
norteamericano vinculándolo a otras sustancias pretendidamente psicodélicas y
visionarias, atribuyendo su síntesis a Shulgin, un químico famoso por sus
investigaciones sobre alucinógenos, quien en 1962 había sintetizado el DOM, el
TMA-2 y otros congéneres, y quien ha cantado posteriormente las excelencias de
algunos de estos derivados de los que afirma haberse enamorado (1991). A finales
de los sesenta se acumulan las evidencias sobre la presencia de MDMA en
diversos entornos estudiantiles y contraculturales norteamericanos, a la vez
que comienza a popularizarse su uso recreativo.
También se usa en psicoterapia, sobre todo de orientación
analítica, como ayuda al desbloqueo emocional y la comunicación personal (Beck
y Rosenbaum, 1990; Peroutka, 1987; Eisner, 1989). Su producción y venta fue la tarea de químicos
aficionados que instalaron diversos laboratorios más o menos clandestinos, como
el que existió en Marin County en el sur de California. En los primeros ochenta
esta droga tomó diversos nombres de argot, entre otros, XTC , essence , clarity
y la más popular, éxtasis y su uso aumentó dramá ticamente. En 1983 el éxtasis
se convierte en la droga favorita en ciertas discotecas y clubs de la ciudad de
Dallas, en Tejas, donde es utilizada incluso por abstemios que no la consideran
una droga. De su disponibilidad nos habla el hecho de que algunos usuarios la
conseguían en pubs y clubs pagando con tarjetas de crédito. Para entonces la
droga ya se había extendido también por diversos países de Europa asociada a
varios movimientos culturales y a modas musicales.
La prohibición
Paralelamente
había ido creciendo la información y la alarma pública sobre la sustancia, que
en 1985 fue incluida por iniciativa de la DEA en la lista I de sustancias
controladas en Estados Unidos La MDMA pasó entonces a compartir con la heroína
y el LSD el status legal de las drogas que se consideraban más peligrosas y a
las que no se reconocía ningún uso terapéutico legítimo. Son muchos los
científicos y terapeutas convencidos de que la inclusión en esa lista, que
dificulta la investigación controlada en humanos, se llevó a cabo sin
suficiente información.
La polémica que
siguió a tal medida y su rechazo por un grupo de psiquiatras y psicoterapéutas
contribuyó a concentrar extraordinariamente la atención pública en esta droga.
Casi todas las revistas y periódicos de gran difusión mundial concedieron
amplio espacio a esa maravillosa y peligrosa sustancia, en artículos y
reportajes que, a menudo, ofrecían una imagen sensacionalista de sus
pretendidas cualidades eufóricas y terapéuticas (...).
Ese aumento en
publicidad se vio acompañado de lo que pareció ser un incremento exponencial de
su demanda en la calle (Beck y Rosenbaum, 1990: 305). En términos de su uso
popular, la MDMA es esencialmente la sucesora de la MDA, la "droga del
amor" de la contracultura de finales de los sesenta y primeros setenta
(...). Rápidamente adquirió gran reputación por producir una euforia
sensual y fácil de controlar. En 1970, la MDA fue incluida en la lista I del
recién creado Controlled Substances Act (CSA), junto con prácticamente todas
las drogas psicodélicas conocidas en ese momento. Como la MDMA era casi
desconocida en 1970, no fue incluida en la lista de drogas ilegales (Beck y
Rosenbaum, 1990: 304). A finales de los ochenta y primeros noventa el interés
por la MDMA experimentó una reactivación, llegándose a convertir en objeto de consumo
masivo en varios países europeos y en Australia, generándose una nueva ola de
consumo de MDMA en los países occidentales (Camí y Farré, 1995: 1).
Esa ola se apoya en el consumo recreativo entre grupos de
jóvenes que se reúnen masivamente en grandes discotecas en las que se emite la
denominada música "máquina". Una música evolución del "high
tech", de lírica repetitiva a ritmo muy acelerado en la que predomina la
percusión y que se emite a un volumen muy alto con proyecciones computerizadas
de vídeo y láser; en fin, una ceremonia en la que el disc-hockey adquiere un
protagonismo central (Camí y Farré, 1995: 1-2). Hay una considerable polémica
respecto a los efectos que produce esta sustancia y sus más cercanos congéneres
(como la MDEA, o Eva , recientemente popularizada también como éxtasis ).
El debate concierne tanto los usos psicoactivos primarios,
como los efectos adversos inmediatos o los daños permanentes que pudieran
producir los usos reiterados, entre los que algunos incluyen las lesiones neurológicas
que el uso intensivo produce en animales de laboratorio. La MDMA y la MDEA son activas en humanos a partir
de los 75 a 100 mg (o a 1 mg/kg de peso), y comienzan a producir efectos en
menos de media hora, la mayoría de los cuales desaparecen después de entre
cuatro y seis horas. Dedicaremos todo un capítulo a analizar los efectos de
estas sustancias en el contexto español.
En estos años ha
predominado, y aún predomina, una visión de esas drogas que fomenta el
experimentar con ellas ( quién no querría probar, al menos una vez, algo que se
ofrece como éxtasis ?) y que las considera divertidas, estimulantes y
relativamente seguras, sobre todo en relación con la heroína. Nuestro
trabajo ha detectado reiteradamente que existe poca prevención o precaución
respecto a la experimentación con este tipo de sustancias, incluso por parte de
personas que no consumen habitualmente ninguna droga ilícita. En este sentido,
resulta más evidente la percepción relativamente benigna de las pastillas si la
comparamos con la que se tiene de otras sustancias, en especial de la heroína.
Los medios de
comunicación han jugado y juegan un papel central en la popularización de esas
sustancias, utilizando casi siempre un modelo internacional que une las nuevas
drogas con otros objetos de consumo masivo.
EL USO INTERNACIONAL DEL ÉXTASIS
El uso de MDMA se ha popularizado recientemente en otros
países desarrollados (Reino Unido, Alemania, Holanda, Australia, entre otros),
asociado a la expansión de ciertas formas musicales y subculturales juveniles
de origen británico ( acid house y rave ), así como a espacios de gran
importancia en cierta cultura del ocio juvenil como las macrodiscotecas. Esos
usos tenían directos antecedentes en la experiencia de grupos y entornos norteamericanos
y, a su vez, el movimiento rave europeo está influyendo en el desarrollo de
nuevos estilos y eventos semejantes en Estados Unidos en los que el uso de MDMA
y análogos encuentra nuevos significados y motivaciones. Estos procesos de acelerada difusión global de
innovaciones conductuales son uno de los aspectos más importantes de esta nueva
ola en el uso de drogas.
Inicios de la expansión del éxtasis : Estados Unidos
En los setenta y
la primera mitad de los ochenta se fue extendiendo el uso de MDMA en diversos
ambientes y poblaciones norteamericanas. En su estudio sobre ese período, Beck
y Rosenbaum han definido cuatro universos sociales fundamentales donde se
popularizó entonces el uso de esta droga sintética: 1 ) entre estudiantes
universitarios; 2) entre jóvenes (y no tan jóvenes) profesionales; 3) entre
homosexuales, y 4) entre new agers en pos de experiencias espirituales y
terapéuticas. Además, los autores han analizado la rápida expansión del consumo
de éxtasis en tres escenas cada vez más amplias y populosas: 1) entre los
deadheads , seguidores de la banda de rock psicodélico Greatful Dead; 2) entre
los festeros visitantes de la noche en Dallas (Tejas) entre 1983 y 1985, y, más
recientemente, 3) entre los ravers contemporáneos surgidos en Europa (1994).
Masificación del consumo recreativo en Europa
En Europa, en los noventa, los usos de MDMA o éxtasis han
sido fundamentalmente recreativos, lúdicos y públicos, asociados a conciertos,
discotecas y fiestas multitudinarias. Los usos espiritualistas,
cuasi-religiosos o psicoterapéuticos han jugado un papel mucho menos importante
que en los orígenes del uso de MDMA en Estados Unidos. En Europa el uso de
estas sustancias se ha masificado y vulgarizado.
Reino Unido
En el Reino Unido se ha hecho un uso muy amplio del éxtasis
, primero dentro de un estilo y movimiento juvenil, cuyos eventos centrales
eran conciertos y raves -reuniones multitudinarias para bailar al son de una
música fuerte, radical, sintética, que se llamó acid house-, y después de forma
más generalizada. En los últimos años, diversos autores han señalado que la
MDMA y sus análogos podrían estar sustituyendo a la marihuana y al LSD, como
las drogas más utilizadas por los jóvenes británicos en su introducción al uso
de drogas ilegales (Gilman, 1991). Pequeñas
cantidades de MDA y sus derivados habían estado entrando en Gran Bretaña desde
el comienzo de la década. A partir de 1985 se incrementan las confiscaciones
policiales de estas sustancias (véase capítulo 5). A principios de 1987 se
descubrió un laboratorio en el oeste de Londres que producía MDMA.
En el verano de
ese año ya se percibió la presencia de MDMA en las principales ciudades
británicas. La eclosión del uso de estas sustancias se produjo, sin
embargo, en 1988 de la mano del rechazo del movimiento acid house , los raves o
la dance culture , un estilo que existía ya en 1985, pero que se popularizó
tras el sonado verano de 1988, generando una gran alarma social y una desmedida
reacción de las autoridades. En este nuevo movimiento juvenil, el éxtasis se
considera un catalizador ideal, tanto para provocar la adecuada situación
emocional como para favorecer la sociabilidad, y la capacidad de bailar y
bailar durante horas. El éxtasis , ésa ha sido su fama, reduce drásticamente las
inhibiciones sociales y la necesidad de espacio privado (Rietveld, 1993: 42).
La simbiosis de una droga y un estilo músico-festivo es un hecho reiterado en
las oleadas de nuevos estilos juveniles.
Ocurrió con los derivados de la cánnabis y el rock en los
sesenta y con la música psicodélica y el LSD tras el verano del amor de 1967,
cuyo reflejo muchos han observado en el verano de 1988, cuando surge el culto
del acid house , con su acontecimiento o liturgia central, el rave , un tipo de
fiesta de baile con música sintética. Éste es un estilo sintético, ecléctico y
posmoderno que mezcla elementos musicales norteamericanos con elementos de
música disco en ritmos sintéticos muy rápidos y monótonos, buscando rememorar
originalmente el sabor de las discotecas de las noches del Mediterráneo.
En ese nuevo estilo musical, que ya se había anunciado en
Manchester en 1986 y 1987, aunque alcanzará una forma propia en el verano de
1988, parece haber jugado un papel decisivo la estancia de varios de sus
iniciadores en Ibiza (Melechi, 1993). Además de la música, otros elementos visibles del estilo son su preferencia
por locales industriales, la decoración industrial, el uso de luces de neón, la
imaginería psicodélica a partir de láser e imágenes de ordenador, fractales,
etcétera. A pesar de la obsolescencia probable del estilo de cuya mano se
popularizó, el éxtasis , lejos de ser una moda cara y efímera, se ha
consolidado rápidamente como una parte esencial de ciertos círculos de usos de
drogas en Gran Bretaña (Rehead, 1993: 10).
Algunos autores
han producido obras de divulgación de las propiedades del éxtasis de gran éxito
comercial, que muestran el gran interés que despiertan estas sustancias en
entornos juveniles tan variados como los de los fans del fútbol inglés o los
círculos de movilización política o incluso paramilitar de Irlanda del Norte
(Saunders, 1995).
Holanda
También en los
Países Bajos, la extensión ha sido multitudinaria porque la escena techno y
rave se ha popularizado hasta convertirse en mainstream music , música popular
juvenil que domina ya ambientes nada particulares o subculturales, sino grandes
discotecas, radios y fiestas públicas y privadas. El uso de éxtasis ha ido, sin
embargo, más allá incluso de esa música, con la que también mantiene aquí una
peculiar simbiosis, generalizándose en amplios sectores juveniles (Korf y
Lettink, 1994). Tres estudios entre diversas poblaciones de riesgo encontraron
que el éxtasis se ha extendido a finales de los ochenta y principios de los
noventa.
En uno de los
estudios entre una muestra de usuarios regulares de cánnabis en Amsterdam, los
autores encontraron que el 28 por 100 habían usado alguna vez éxtasis ; una
mayoría seguía consumiéndolo (Korf, Blanken y Nabben, 1991). En un estudio
sobre adolescentes y jóvenes adultos problemáticos en programas de apoyo se
encontró que uno de cada 10 declaraba haber usado éxtasis en el último mes. En
Kampen, una pequeña ciudad demográficamente homogénea, otro de los estudios
informó que más de un tercio de todos los que acudían a los bailes de la zona
habían consumido éxtasis .
En un 28 por 100
de los casos, los usuarios lo habían consumido en el último mes (Korf y Van der
Steenhoven, 1993). Entre 1991 y 1993 se realizaron cuatro encuestas entre
estudiantes de diversas poblaciones y en diferentes áreas geográficas. La tasa
de estudiantes que había probado alguna vez éxtasis fue máxima en Amsterdam,
donde alcanzó el 5 por 100. La mayoría de los usuarios había consumido muy
recientemente, por lo que las tasas de prevalencia de por vida y actual eran
muy similares. El mercado de MDMA y análogos tiene su centro fundamental en
Amsterdam, donde se realizan algunas de las mayores transacciones.
Otros países
europeos
En otros países
europeos se reportan también incrementos en el consumo y comer-cio de éxtasis ,
que se ha configurado en los noventa como la droga nueva que más se está
utilizando en diversos contextos, aunque en ningún país se ha estudiado el
fenómeno como en el Reino Unido y Holanda, que han liderado en diversos
sentidos el proceso de extensión de esta droga. La reciente revisión de las
tendencias y los sistemas de monitorización de los nuevos consumos de drogas en
Europa realizado por Korf y Wurth para el Consejo de Europa confirma que esta
región, a diferencia de lo ocurrido en Estados Unidos, el "éxtasis"
es entre las nuevas drogas mucho más importante que el crack (1995: 5). En
Europa Occidental, el éxtasis se ha convertido en la segunda droga más popular
-junto al cánnabis- entre la gente joveen , aunque los niveles de consumo sean
todavía muy inferiores a los de los derivados del cáñamo (ibíd.: 7).
La expansión del uso de éxtasis se ha comprobado en
Alemania, Austria, Bélgica, Croacia, Dina-marca, Estonia, Finlanda, Francia,
Hungría, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Malta, Norue-ga, Portugal, Eslovenia,
Suecia, Suiza y hasta Turquía. En
Austria se observa sobre todo en las fiestas y discotecas de los suburbios de
Viena; en Croacia se estima que el 30 por 100 de los jóvenes en los raves de
Zagreb bailan bajo la influencia de MDMA; en Finlandia, el éxtasis es la nueva
droga más importante, aunque concentrado su consumo en el área de Helsinki
(ibíd.: 12-14).
En Alemania se ha
constatado el consumo de éxtasis en la mayoría de las grandes ciudades, aunque
no parece haber alcanzado la extensión ni la intensidad que otras drogas, como
el cánnabis y la cocaína. Una encuesta domiciliaria entre adultos (18-59
años) encontró que sólo el 0,4 por 100 reconocía haber probado esa droga
(ibld.: 15). En Italia también se reconoce al éxtasis como la droga de moda y
algunas regiones reportan que están apareciendo notificaciones de problemas de
salud relacionados con su consumo, sobre todo en combinación con el alcohol. Las estadísticas policiales son todavía,
sin embargo, la fuente de datos fundamental en este país (ibíd.: 16).
Éxtasis en España
También en España
se ha extendido el consumo de esas drogas de síntesis, par-cialmente asociado a
la popularización de una escena local de fiestas y discotecas de música máquina
o bakalao . Los inicios de la popularización de esos consumos se remontan a
1986 y 1987, pero el período de masificación comienza en 1992. A partir de
entonces, como en los demás países de Europa, el uso de éxtasis ha ido
atrayendo a diversos sectores poblacionales que conectan con diversos universos
sociales y frecuentan escenas o ambientes variados. Hoy son ya cientos de miles
los españoles que han consumido esas drogas sintéticas; algunos han llegado a
hacer de su consumo un elemento importante en sus vidas.
Hay ya varios
trabajos nacionales donde se revisan los principales hallazgos de la literatura
y la investigación internacional y que conciernen sobre todo a los mecanismos
de acción farmacológica y la potencial neurotoxicidad de esta sustancia (Camí y
Farré, 1995; Roig Traver, 1990); las últimas encuestas poblacionales también
ofrecen algunos datos sobre la extensión y la demografía y ecología del uso
(DGPND, 1995; CIS, 1994; EDIS, 1994); pero son muy escasos los estudios que
analicen las características del uso y los usuarios de estas sustancias en
nuestro país, los sentidos, motivos y percepciones de tales usos, los problemas
que plantean o incluso el contenido mismo de las pastillas consumidas (véase De
la Fuente et al., 1996). Por lo tanto, sabemos todavía poco respecto a quiénes
usan estas sustancias, cómo, por qué y para qué se usan; dónde y cómo las
adquieren los usuarios; qué contienen esas pastillas y cuáles son los efectos
que causan en sus usuarios y cómo perciben e interpretan ellos y ellas tales efectos
y, por último, qué riesgos y daños están causando y pueden causar estos nuevos
consumos que se extienden en nuestro país, y hasta qué punto la expansión del
éxtasis puede potencialmente derivar en un problema de salud pública.
Nuestro trabajo
en general, y este artículo en particular, pretende ofrecer respuestas
empíricas a esas preguntas basándose en un trabajo fundamentalmente
antropológico, esto es, holístico, multimodal y etnográfico, recogiendo datos
sobre los usuarios de estas sustancias en los entornos en los que habitualmente
las adquieren y las ingieren. Para la realización de nuestra investigación
sobre los usos de drogas de diseño en España se ha utilizado un enfoque
etnográfico y multimodal, combinando múltiples métodos de recogida y análisis
de datos relativos a cinco Comunidades Autónomas.
Por etnográfico
entendemos aquí un enfoque que se basa en una estrecha interacción con los
sujetos estudiados, a los que se observa en su entorno natural y prestando
atención a sus propias motivaciones y categorías, es decir, un estudio
observacional e intensivo de procesos a nivel local (Bernard, 1994). El
resultado reúne todas las características de una investigación antropológica:
se trata de un estudio comparativo, holístico y etnográfico. La investigación
se ha llevado a cabo paralelamente en cinco Comunidades Autónomas (Andalucía,
Baleares, Madrid, Valencia y Murcia) en las que se han detectado diversas
pautas de venta al detalle, adquisición y consumo de drogas de diseño. Para la
elección de las zonas de estudio se siguieron dos criterios básicos: l) el
orden temporal de emergencia de este fenómeno en la zona, y 2) el nivel de
intensidad de la venta y consumo de estas drogas.
LA EVOLUCIÓN DEL CONSUMO DE ÉXTASIS EN ESPAÑA
El consumo de MDMA y análogos se ha extendido en España en
cuatro fases fundamentales:
1. Período previo: 1978-1985.
2. Período inicial:
1986-1989.
3. Período de
popularización, 1990-1992.
4. Período de vulgarización y consumo masivo:
1992-1995.
En el último período (1992-1995) se masifica el consumo de
comprimidos y cápsulas que pretendidamente contienen MDMA y se amplía
enormemente la curiosidad y el deseo por probar esas sustancias. El éxtasis se
convierte en un producto cada vez más desideologizado, esto es, despojado de
muchos de sus contenidos espirituales, terapéuticos o contraculturales y se
convierte en un producto de consumo masivo utilizado por decenas de miles de
usuarios. En paralelo aumenta y se
facilita la disponibilidad de estas sustancias, que se refleja en un mayor
número de ofertas de venta y una caída en los precios. Si por una cápsula de
éxtasis se pagaban hasta 7.000 pesetas en 1988, hoy se pueden adquirir
comprimidos que pretendidamente contienen esa sustancia por 2.000 y hasta por
1.500 pesetas. Los precios varían según el producto concreto (hay una
gran variedadde comprimidos y, en menor medida, de cápsulas) y también según la
zona del país. La masificación del consumo de éxtasis supone también su
extensión a zonas donde era desconocido, incluidas zonas del interior
peninsular, a entornos provincianos e incluso rurales. En esta fase se van
ampliando las redes de distribución y consumo, las cuales completan el mapa y
abarcan crecientemente toda la geografía española. Empiezan a repetirse los
casos de intoxicación clínica, las secuelas indeseadas por el uso de éxtasis
(aislado o en sinergia con otras sustancias psicoactivas), que en varios casos
producen la muerte de los usuarios. En cuanto a las pautas de difusión de los
nuevos consumos y productos en España se aprecia una extensión desde algunas
zonas turísticas cosmopolitas a las grandes ciudades y de éstas al interior, de
las zonas más cosmopolitas, sobre todo turísticas, a las zonas más aisladas. Se
ha tratado de un fenómeno oriental o levantino, que ha ido penetrando en las
grandes ciudades del interior y se ha extendido después a las ciudades menores
e incluso a las zonas rurales.
Magnitud del fenómeno: prevalencia del uso de éxtasis
Es difícil conocer con cierto rigor cuántas personas han usado
estas sustancias en nuestro país, un problema que comparten todos los usos de
drogas ilícitas. Un repaso de los datos disponibles, sin embargo, ayuda a
hacerse una idea de la magnitud del fenómeno. En una encuesta a una muestra de
la población general de ciudadanos mayores de quince años realizada en 1994 en
toda España, un 2,2 por 100 de los entrevistados declaró haber probado drogas
sintéticas. Esta estimación plantea, sin embargo, un problema respecto a lo que
los informantes entendieran por drogas sintéticas , que en muchos casos incluye
al LSD, una droga que se viene usando aquí desde hace más de dos décadas. La
última encuesta escolar, realizada a finales de 1994, sobre una amplia muestra
aleatoria de escolares de Enseñanzas Medias de catorce a dieciocho años de
edad, encontraba que un 3,5 por 100 de los estudiantes declaraba haber
consumido alguna vez éxtasis y otras drogas químicas . Considerando que la encuesta parte de un muestreo
que infravalora tales consumos, podríamos pensar que son más los jóvenes de
esas edades que han consumido tales drogas. En la última encuesta nacional,
realizada en 1996 sobre una amplia muestra (N: 10.000) de personas mayores de
quince años, se encontró que el 1,6 por 100 de todos los entrevistados había
probado el éxtasis , porcentaje que se elevaba casi al 5 por 100 en los jóvenes
de diecinueve a veinticinco años, y casi al 8 por 100 cuando se consideraba ese
grupo de edad en las grandes ciudades. Los resultados eran semejantes para el
speed y la LDS y confirmaban el notorio incremento del consumo de estas drogas
de laboratorio en los últimos años.
Los
usuarios de éxtasis y sus consumos
En nuestro
trabajo de campo hemos entrevistado una muestra de usuarios de éxtasis y
sustancias análogas (N: 418) formada a partir de técnicas de referencia en
cadena. Aunque se trata de una muestra intencional, y por tanto no podemos
decir que sea representativa, hemos intentado maximizar su heterogeneidad,
incluyendo la mayor diversidad de usuarios en cuanto a criterios de sexo, edad
y lugar de residencia, y su posible aleatoriedad, iniciando un gran número de
redes distintas. Por ello, pensamos que la muestra contiene a los principales
tipos de usuarios de estas sustancias que existen en nuestro país, e ilustra
bien las principales diferencias, circunstancias y características de los
usuarios de estas sustancias y su reciente evolución.
Sexo
Un 66,1 por 100
de los usuarios son varones; esto es, hay dos hombres que usan este tipo de
sustancias por cada mujer. Este dominio o mayoría masculina es menor que la
existente entre los usuarios de heroína en España y más semejante a la de los
usuarios de cocaína.
Edad
La mayoría de los
usuarios de éxtasis tiene entre dieciocho y veinticuatro años, aunque el rango
de edades es muy amplio, incluyendo usuarios con edades entre los catorce y los
cincuenta y tres años. La media de edad para todos los usuarios es de 22,9
(d.s.: 5,1), ligeramente superior para los hombres, 23,4 (d.s.: 5,1), que para
las mujeres 21,9 (d.s.: 5,0). A los diecisiete años la tasa de
prevalencia parece incrementarse, alcanzando un máximo en torno a los
veinticuatro años.
Grupos de edad
El uso de
pastillas que pretendidamente contienen éxtasis se ha extendido en varios
grupos de edades. Esas diferencias de edad son relevantes porque se relacionan
con otras diferencias, como pueden ser la antiguedad en el uso, la
disponibilidad de dinero y la capacidad de establecer relaciones. Los cuatro
grupos de edad principales son los siguientes: 1. Usuarios adolescentes (14-17
años): menores de edad, estudiantes en la mayoría de los casos y con una
dependencia familiar muy elevada. 2. Usuarios jóvenes (18-24 años): un grupo
que comprende a la mayoría de los estudiantes universitarios, así cómo a los
jóvenes trabajadores. 3. Usuarios jóvenes-adultos (25-30 años), los cuales ya
se han independizado o empiezan a hacerlo. 4. Los usuarios adultos, mayores de
30 años: jóvenes y menos jóvenes profesionales, obreros, administrativos y que
muestran ya una orientación ocupacional (o su definitiva ausencia) y una cierta
independencia económica y familiar. Más de la mitad de los usuarios de éxtasis
tiene entre dieciocho y veinticuatro años. El 90 por 100 no ha cumplido
treinta años. Los menores de edad constituyen un grupo todavía pequeño (uno de
cada ocho) pero creciente de los usuarios de éxtasis .
Nivel educativo
El nivel educativo de los usuarios de éxtasis es variado,
aunque alto en comparación con los individuos de semejante edad, y sobre todo
con los usuarios de heroína, mientras que es más parecido al de los usuarios de
cocaína que no son heroinómanos o ex heroinómanos. Casi un tercio de los
usuarios de MDMA y análogas han cursado algún tipo de enseñanza universitaria.
Ocupación
Los usuarios de éxtasis tienen una gran diversidad de
ocupaciones y profesiones. Nuestra muestra contiene desde parados hasta
directivos de empresas y altos cargos de la Administración, así como artistas,
profesores universitarios, go-go girls (y boys ) y hasta amas de casa que han
experimentado/usado éxtasis o sustancias que se engloban bajo ese rótulo. La
mayoría (un 35,2 por 100) son estudiantes. Las siguientes ocupaciones por
frecuencia son: camareros o camareras (7,7 por 100) o las semejantes de barman
, hostelería , dueño de bar o restaurante , socio de un local de bakalao .
Nuestra muestra contiene también ocho disc-jockeys , uno de los cuales se
declara también estudiante.
Comparación internacional
Nuestros usuarios se parecen bastante en sus perfiles
fundamentales a los usuarios holandeses e ingleses de los noventa, aunque con
algunas diferencias que pueden deberse a las muestras utilizadas y las formas
de explotarlas. Por ejemplo, entre
heroinómanos holandeses se dan pautas de uso experimental de éxtasis superiores
a las que nos ofrecen nuestras encuestas. Las tasas de prevalencia total en
poblacionesestudiantiles, si embargo, eran bastante semejantes a las de España.
Los usuarios españoles de éxtasis presentan, sin embargo, notables diferencias
respecto a los usuarios americanos de los ochenta descritos por Beck y sus
colaboradores (Beck et al., 1989; Beck y Rosenbaum, 1994), así como por las
descripciones menos sistemáticas de otros autores más o menos apologéticos de
estas sustancias (Eisner, 1989). Los usuarios españoles son más jóvenes, con
una mucho menor presencia de motivos terapéuticos y espirituales para el uso de
estas sustancias.
Pautas de uso de
drogas: uso de otras drogas
La mayoría de los
usuarios de éxtasis usan otras drogas, lícitas e ilícitas, además de MDMA. Tres
de cada cuatro son fumadores de tabaco y otros tantos consumen actualmente
bebidas alcohólicas. En una proporción muy cercana se sitúan los que
fuman derivados del cáñamo, sobre todo hachís, de forma regular. Los varones
consumen drogas psicoactivas, tanto lícitas como ilícitas, con más frecuencia
que las mujeres, con excepción del tabaco y los tranquilizantes, en los que el
consumo se inclina ligeramente a favor de las mujeres, aunque la diferencia no
es significativa. La diferencia entre hombres y mujeres respecto al consumo de
cocaína sí que resulta estadísticamente significativa. Los consumidores de
éxtasis consumen más a menudo cocaína que las consumidoras. La mitad de ellos
lo hacen. Por el contrario, son relativamente pocos los usuarios de éxtasis que
consumen opiáceos. De otro lado, el éxtasis no es una droga especialmente
atractiva para los heroinómanos.
El consumo de éxtasis afecta a una población más amplia y
significativamente distinta a la que consume regularmente opiáceos. Uno de cada
cuatro usuarios de éxtasis consume actualmente anfetamina y metanfetamina (o
sus sales) en polvo ( espid ). La
mayoría de los usuarios entrevistados distinguen entre anfetaminas , que han
consumido en forma de pastillas, y espid ( speed ), que se obtiene y consume en
forma de polvo. Aunque muchosde ellos puedan conocer que se trata de sustancias
análogas o semejantes, hay una distinción simbólica clara entre ambas.
Casi un tercio de
los usuarios de MDMA consumen también LSD. Ese porcentajeaumenta para los
usuarios actuales de éxtasis . La relación entre los usos de ambassustancias
son significativos pero complejos, pues suelen tener ritmos, frecuencias e
intensidades distintas. El consumo de tripis rara vez sobrepasa el nivel de uso
experimental u ocasional. El alcohol y el tabaco son las drogas psicoactivas
(excluyendo cafeína) que primero comienzan a consumir los usuarios de éxtasis ,
que se comportan a este respecto de forma semejante a la población general de
sus mismas características demográficas. El cánnabis es la primera droga ilegal
e ilícita consumida por la mayoría de los usuarios de éxtasis , seguida de los
usos más instrumentales de las anfetaminas y los experimentos con LSD. Después,
cocaína y otras drogas. En las cohortes más jóvenes el éxtasis va tras el cánnabis
como la siguiente droga a probar, tomándole en algunos casos la delantera.
Pautas de uso de
éxtasis
Primer uso
La edad más
temprana de inicio en el consumo de este tipo de sustancias en nuestra muestra
es de trece años; la más tardía, cuarenta. Los usuarios más jóvenes se inician
en estos consumos en edad más temprana y muestran una menor variación entre sí
a este respecto. Esto puede deberse a la novedad de estos consumos para todas
las generaciones, aunque también podría ser que las nuevas sustancias se
estuvieran convirtiendo en una de las primeras drogas ilegales que empiezan a
usar los jóvenes españoles, algo a lo que su presentación en forma de
comprimidos (aceptable para los que no fuman) y su relativa buena fama pueden
estar contribuyendo.
Frecuencia de uso
Muchos usuarios
han consumido MDMA y análogas unas pocas veces, otros han continuado usándolas
de forma esporádica en los últimos años. Algunos, sin embargo, ha adoptado las
pastillas como elemento central de sus actividades de ocio e incluso de
sociabilidad. La media de veces que han usado MDMA o equivalentes los usuarios
de nuestra muestra es de 71 veces por persona (d.s.: 124,7) y la mediana de 25.
Los hombres usan éxtasis un número de veces significativamente superior
que las mujeres (p < 0,05). Atendiendo a la frecuencia de uso y a la
compulsividad o necesidad sentida, y modificando ligeramente el modelo
propuesto por Siegel (1986, 1989), distinguimos cinco tipos de usuarios de
éxtasis : 1. Usuarios experimentales
(menos de 10 veces): Representarían, según nuestros datos, el 23,7 por 100 de
todos los usuarios. 2. Usuarios ocasionales (entre 10 y 49 veces):
Representarían un tercio de los usuarios. 3. Usuarios regulares/instrumentales
(entre 50 y 99 veces): Representarían una cuarta parte de los usuarios. 4.
Usuarios intensivos (entre 100 y 399 ocasiones de uso): Supondrían algo más del
10 por 100 de los usuarios. 5. Usuarios compulsivos (usado en más de 400
ocasiones; uso diario en algúnperíodo de tiempo): Supondrían más del 3 por 100
de todos los usuarios.
La mayoría de los
consumidores de éxtasis , cerca del 60 por 100, son usuarios experimentales u
ocasionales, que han usado estas drogas con una frecuencia limitada, sobre todo
en fines de semana y otros períodos festivos. Hay, sin embargo, un porcentaje
importante, que podría superar el 26 por 100 de los usuarios, que mantienen un
uso regular e instrumental de esta sustancia (la utilizan siempre que quieren
realizar una tarea u obtener un efecto específico), y son casi un 15 por 100
los usuarios que mantienen, durante períodos más o menos largos, pautas
intensivas e incluso compulsivas de consumo, entre los cuales es de esperar se
concentren en el futuro los problemas derivados de estos nuevos consumos. La
mayoría de los usuarios de éxtasis consume estas sustancias con una frecuencia
sostenida relativamente baja a largo plazo.
Pero hay una significativa minoría (6,8 por 100) que usa
estas sustancias con una frecuencia a largo plazo que resulta alarmante, por
encima de 10 veces al mes. Entre los dieciocho y veinticuatro años se concentra
el mayor número de usuarios y los usos más peligrosos por su frecuencia e
intensidad.
Combinación del éxtasis con otras drogas
La mayoría de los usuarios mezclan las pastillas con otras
sustancias psicoactivas, sobre todo con alcohol (63,6 por 100), tabaco (61,7
por 100) y cánnabis (59,6 por 100). Es también frecuente combinar éxtasis con
anfetaminas o cocaína. Un tercio de los usuarios (32,5 y 33,7 por 100
respectivamente) ha usado esas drogas en alguna ocasión junto con la MDMA y
similares. La visión de los usuarios de éxtasis como abstemios que beben sólo
agua mineral tiene hoy poca base real en la mayoría de los casos.
Contexto social del uso
En España son muy
raros los usuarios de MDMA y análogas que consumen estas drogas en soledad. Sólo
un 5,3 100 ha consumido estas sustancias alguna vez en solitario y la mayoría
de ellos la toman también con amigos o con sus parejas. Menos de un 2 por 100 de los usuarios de éxtasis
toman estas sustancias siempre en solitario. Por el contrario, son muy
comunes, incluso típicos, los usos colectivos, con un propósito social:
reunirse o dar una fiesta para consumir este tipo de sustancias. A veces esos
usos grupales toman un carácter voluntariamente tribal , enfatizando la
pertenencia a un grupo común, a unas señas de identidad compartidas de forma
más o menos intensa, aunque no necesariamente perdurable.
En la mayoría de los casos, los usuarios consideran el
éxtasis una droga social, que se toma con amigos, es decir, personas conocidas
con las que hay cierta confianza y afinidad. Un 96 por 100 de los usuarios
dicen tomarla con esa categoría de personas.
Es también frecuente consumir estas pastillas en pareja, en
un entorno o contexto erótico o abiertamente sexual. Entre nuestros informantes, un 30 por 100 de los
usuarios afirman tomar MDMA y análogas con su pareja. Discotecas, pubs, raves o
fiestas y fiestas privadas son los entornos sociales principales del uso de
éxtasis en España. Más del 80 por 100 de todos los usuarios han usado estas
sustancias en discotecas. Otro 40 por 100 las usa en fiestas privadas, raves (
fiestas , con un sentido muy específico, en castellano) y pubs o bares
musicales y especializados. En el tiempo, los usos se incrementan notablemente
los fines de semana (que a veces comienzan para algunos los jueves por la noche
y se extienden hasta entrado el lunes), los períodos festivos ( puentes ,
vacaciones de Navidad y Semana Santa, etc.) y la estación veraniega, sobre todo
en las zonas turísticas.
MOTIVACIONES Y EFECTOS DEL USO DE ÉXTASIS
Expectativas,
propósitos y racionalizaciones para el uso
Las primeras
respuestas de los usuarios de nuestro estudio respecto a sus motivos para tomar
éxtasis fueron: propósitos recreativos (71 por 100), ir de fiesta (64 por 100),
curiosidad (61 por 100), como estimulante (46 por 100) y para celebrar algo (40
por 100). Profundizando algo más, un análisis más detallado del comportamiento
y los dis cursos de los usuarios revela la existencia de tres tipos de razones
por las que decidieron iniciar y mantener el consumo de éxtasis . Con fines
analíticos las hemos agrupado bajo tres categorías: expectativas, propósitos y
justificaciones. La mayoría de las personas que decidieron en algún momento
probar esta droga lo hicieron movidos por una serie de expectativas generadas
por sus amigos, su pareja, los medios de comunicación, o los universos sociales
a los que pertenecen. Muchas personas en nuestro país decidieron tomar éxtasis
por primera vez al leer algunos de los artículos aparecidos en la prensa.
La observación
del comportamiento de otros individuos pertenecientes al mismo universo social
, o los mensajes que circulan en ciertos escenarios sociales también han sido
para algunos usuarios una fuente de expectativas para iniciarse en el consumo
de estas sustancias. Entre las expectativas despertadas por todas estas fuentes
de información destacan tres relacionadas con los supuestos efectos de esta
droga: se suele presentar como una sustancia estimulante, poco peligrosa y
erótica, algo, esto último, que ha despertado la curiosidad de muchísimas
personas. La mitad de los usuarios declararon haber practicado el sexo después
de tomar éxtasis . Una vez rebasado el umbral de la experimentalidad
(cuando se consume más de 10 veces), el individuo comienza a utilizar estas
drogas intencionalmente para lograr ciertos propósitos.
La mayoría de las personas que mantienen un consumo regular
de éxtasis lo hacen con propósitos lúdico-festivos: para salir los fines de
semana, como estimulante y para encontrarse a gusto con personas del mismo
grupo de edad que comparten las mismas formas de diversión. Algunas personas
también lo utilizan intencionalmente para mejorar su rendimiento sexual. Un
grupo pequeño de usuarios lo emplean para trabajar. Se trata de personas que
desarrollan su trabajo en lugares de ocio juvenil (disc-jockeys, go-gós,
camareros/as, porteros, etc.), dondese consumen habitualmente este tipo de
drogas. Aparte de las expectativas e intenciones, los usuarios de éxtasis
comparten una serie de justificaciones o racionalizaciones del uso que han sido
elaboradas através del discurso colectivo en torno a estas drogas.
Las más reiteradas son lassiguientes: Es una droga que se
puede controlar. Es una droga limpia, de uso fácil y cómodo. Es una droga que
tiene un precio asequible, no es tan cara como otras drogas de efectos
parecidos; por ejemplo la cocaína. Es una droga segura, no peligrosa, ya que no
produce adicción como la heroína. Muchos usuarios ni siquiera consideran que el
éxtasis sea una droga.
Fenomenología de
la MDMA y análogas
Los efectos
normales de una dosis habitual de MDMA (entre 65 y 120 mg) ingerida oralmente
empiezan a sentirse después de una media hora. Entre una hora y una hora
y media después de la toma se alcanza la fase mesetaria, permaneciendo en ella
aproximadamente durante dos horas, momento en el cual los efectos principales
empiezan a disminuir para extinguirse al cabo de cuatro o, como mucho, seis
horas después de la ingesta. Los
efectos secundarios pueden prolongarse varias horas más. Algunos efectos
residuales, principalmente psicológicos, pueden permanecer una vez que la droga
ya ha sido metabolizada completamente por el organismo (aproximadamente
cuarenta horas después de la ingesta) y prolongarse durante días.
Efectos
principales
Los estudios
realizados hasta el momento sobre la fenomenología de la MDMA, basados
principalmente en autoinfomes retrospectivos de los usuarios, atribuyen a la
MDMA tres tipos de efectos fundamentales y distintivos: estimulantes,
psicodélicos y entactógenos.
Nuestro trabajo confirma esta visión general que se tiene de
la fenomenología de la MDMA, pero añade una serie de puntualizaciones
destacables. Los efectos declarados por los usuarios pueden agruparse en cinco
categorías: 1. Cambios en el estado de ánimo: euforia (93 por 100), energía (90
por100), felicidad (90 por 100), desinhibición (81 por 100), hilaridad (81 por
100), mayor sensualidad (74 por 100), mayor espiritualidad (44 por 100), autoestima
(69 por 100) y mayor agresividad (41 por 100). 2. Variaciones en las relaciones
interpersonales: aceptación de otros (77 por 100), mayor locuacidad (78 por
100), deseo de establecer algún tipo de contacto físico con otras personas (72
por 100), empatía (62 por 100) y mayor intimidad (57 por 100). 3. Alteraciones de la percepción: distorsiones
perceptivas (62 por 100), mayor agudeza perceptiva (52 por 100), alucinaciones
acústicas (51 por 100) y alucinaciones visuales (47 por 100). 4. Cambios en el
comportamiento sexual: deseo sexual (67 por 100). 5. Alteraciones en los
procesos cognitivos: mayor atención (54 por 100), mayor claridad en las ideas
(41 por 100) y mayor capacidad de concentración (33 por 100).
Los efectos de
esta droga pueden variar en función de una serie de factores incontrolables,
como el contenido real de los comprirnidos o cápsulas que se venden como
éxtasis , las dosis de principio activo que lleven, y las sustancias con que
vaya mezclada la MDMA. También pueden influir en la percepción de los efectos
el contexto donde se tome la sustancia, el estado físico y psíquico en que se
encuentre el usuario, y que se tome en combinación con otras drogas
psicoactivas. No obstante, en general podemos decir que la mayoría de los
usuarios españoles consideran el éxtasis una droga estimulante, erótica y que
facilita la comunicación y la solidaridad grupal. Para la mayoría de los
usuarios españoles se trata de una droga más estimulante que psicodélica.
Casi todos dicen
experimentar euforia y energía cuando la toman.Esto no quiere decir que no haya
personas que a veces experimenten alucinaciones. Un 67 por 100 de los usuarios
consideran el éxtasis una droga afrodisiaca y la mitad han mantenido relaciones
sexuales después de tomarlo. Más de tres cuartas partes de los usuarios creen
que el éxtasis aumenta lasociabilidad y produce una sensación de mayor
solidaridad grupal, pero reconocen que este efecto es sólo aparente y
desaparece al cabo de las pocas horas.
Efectos
secundarios adversos
La experiencia
producida por la MDMA y análogas suele conllevar una serie de efectos adversos
colaterales. Los usuarios de nuestro estudio reconocieron como característicos
dos grupos de efectos adversos: 1. Efectos somáticos: boca seca (85 por 100) o
pastosa (68 por 100), sensación de calor (68 por 100), insomnio (65 por 100),
diaforesis (64 por 100), taquicardia(62 por 100), movimientos involuntarios de
la mandíbula (61 por 100), escalofríos (59 por 100), trismo (55 por 100), deseo
de orinar (49 por 100), pérdida del sentido de la orientación (47 por 100),
temblores (45 por 100), visión borrosa (41 por 100), náuseas (39 por 100),
vómitos (33 por 100), movimientos involuntarios de los ojos (31 por 100) y
dificultad para coordinar los movimientos (29 por 100). Estos efectos son
propios de una sobreestimulación simpática tanto en el área cardiovascular como
neurológica. 2. Efectos psicológicos: agobio (57 por 100), pérdidas temporales
de memoria (56 por 100), inquietud (54 por 100) o ansiedad (46 por 100), pérdida
del control en las acciones (53 por 100), pensamientos extraños (51 por 100),
confusión (44por 100), dificultades para concentrarse (44 por 100),
inestabilidad mental (40 por 100) e irritabilidad (39 por 100), paranoia (37
por 100), obsesión (33 por 100) y pánico (16 por 100).
Los efectos
adversos más característicos son sequedad de boca, sensación de calor,
insomnio, sudoración excesiva, taquicardia, movimientos involuntarios o rigidez
de la mandíbula, agobio, inquietud y pensamientos extraños. Todos ellos suelen
desaparecer horas después de la ingesta, si no se producen reacciones adversas
agudasu otro tipo de complicaciones. Aunque se trata de una droga que
produce insomnio, la mayoría de los usuarios (56 por 100) consideran que
permite conciliar el sueño, e incluso produce cierta somnolencia, una vez que
sus efectos han desaparecido.
Efectos residuales
Entendemos por efectos residuales aquellos que todavía
persisten veinticuatro horas después de la ingesta, una vez que la MDMA ha sido
metabolizada por el organismo. Los principales efectos residuales relatados por
los usuarios fueron los siguientes: fatiga (75 por 100), dificultad para
concentrarse (71 por 100), anorexia (67 por 100), abulia (60 por 100), insomnio
(57 por 100), pérdida de memoria (57 por 100), incapacidad para trabajar o
estudiar (50 por 100), irritabilidad (50 por 100), depresión (48 por 100) y
falta de deseo sexual (33 por 100). La euforia y la energía que produce la MDMA en las horas siguientes a su
ingesta contrastan con el estado apático en que se sume el usuario una vez que
los efectos principales desaparecen.
Este brusco
contraste entre los síntomas que produce la MDMA durante el período de
actividad de la sustancia en el organismo y en las oras y días posteriores,
experimentado de manera repetida, podría inducir o agravar estados depresivos,
de ansiedad, de despersonalización, e incluso desrealización, en personas
sensibles a estas dolencias psiquiátricas.
La pérdida de apetito parece ser un efecto bastante
generalizado entre los usuarios de éxtasis (67 por 100). Además, se trata de
una droga que altera el sueño y puede producir insomnio. El 57 por 100 de los
usuarios reconce haber padecido problemas de insomnio alguna vez días después
de haber tomado éxtasis.
EL MERCADO DE ÉXTASIS EN ESPAÑA
En las dos
últimas décadas se ha consolidado en nuestro país un amplio y estable mercado
de drogas ilegales, basado en tres productos estrella : el hachís, la heroína y
la cocaína. A este mercado se ha sumado ahora el éxtasis . Todos los mercados nacionales de drogas
ilegales son ramas de una industria multinacional con un vasto nivel de
ingresos y formas peculiares de promocionar sus productos y de blanquear sus
beneficios (Dorn, Murji y South, 1992). A diferencia de los otros mercados, el
del éxtasis no se basa en materias primas producidas en zonas del Tercer Mundo,
sino en productos de la industria química occidental. Las materias primas para
elaborar tales sustancias son más fáciles de obtener en Occidente que las
necesarias para producir cocaína o heroína. Además, el sistema clandestino de
manufactura de drogas de diseño es muy adaptable y planteadecisivos desafíos al
sistema dominante de control de precursores (sustancia a sustancia, con listas
cerradas, ciertas exenciones, falta de previsiones para el isomerismo, para las
preparaciones, etc.) (Remberg,
Nikirov y Buchbauer, 1994: 1).
Notas históricas
sobre el mercado de éxtasis
La MDMA y sus
derivados se viene fabricando y distribuyendo en Estados Unidos desde finales
de los años sesenta. Parece que durante los setenta el uso clandestino de esa
sustancia fue muy limitado y sólo comenzó a popularizarse en contextos
psi-coterapéuticos y espirituales a finales de esa década. En julio de 1985, la
DEA incluyó, por el procedimiento de urgencia, esta sustancia en esa lista
primera de las sustancias fiscalizadas por la ley, basándose en que la MDMA
tenía un alto potencial de abuso, ningún uso médico aceptado y una aceptada
falta de seguridad para su uso en cualquier tratamiento.
La lista I era incluye a las sustancias pretendidamente más
peligrosas y que no tienen Nngún uso terapéutico aceptado, como la heroína, la
metacualona y también la LSD. En 1986, las Naciones Unidas, aconsejadas por la
OMS, incluyeron también al éxtasis y cinco de sus análogos más en la lista I
del Tratado sobre Materias Psicoactivas de la Convención de Viena.
Al año siguiente, con el objeto de que tal criminalización
del MDMA y otras drogas de laboratorio no se viera burlada mediante la
fabricación de congéneres químicos, la DEA consiguió que se promulgase la
Controlled Substances Analogs Act,una medida legal específicamente diseñada
para las drogas de síntesis, que permiteperseguir a los fabricantes y
distribuidores de sustancias que tienen una estructura análoga a las incluidas
explícitamente. Las drogas de síntesis abrían así un nuevo espacio jurídico y
represivo que se irá haciendo cada vez más internacional.
Estas medidas provocaron un intenso debate en diversos
círculos expertos en Estados Unidos y una gran campaña de prensa respecto al
éxtasis , que ampliaron internacionalmente su conocimiento y popularidad. A
primeros de 1998, sin embargo, la DEA promulgó una norma definitiva por la que
colocaba a la 3,4-metilendio-ximetanfetamina (MDMA) y a sus congéneres entre
las drogas más perseguidas. A partir de entonces se abrió una nueva época en el
mercado de MDMA y análogos, caracterizada por desarrollarse en un entorno de
persecución e ilegalidad . La expansión del éxtasis en Europa ha tenido lugar
sobre todo en ese contexto prohibicionista.
El comercio en Europa: un objeto de consumo masivo
El comercio
masivo de éxtasis se desarrolla en Europa a partir de 1988. En los años
anteriores había ido apareciendo en Ibiza, en Manchester, Londres y otras ciudades
inglesas en pequeñas partidas que procedían casi siempre de Estados Unidos.
Poco después se introduce en algunas zonas de Alemania y Holanda, sobre todo en
Amsterdam, que en unos años se consolidará como el centro de la distribución de
esta droga a nivel europeo. En los primeros años ochenta existía cierto consumo
de éxtasis en Amsterdam. Hasta el verano de 1988 se consumía poco, aunque
existían ciertos movimientos de pastillas en forma de tráfico y exportación.
Amsterdam funcionaba como centro exportador, generalmente de mercancía que
provenía de Estados Unidos. Todavía en el verano de 1989, sin embargo,
no era fácil obtener auténtico MDMA en la movida nocturna de la ciudad.
A pesar de esos humildes inicios, Amsterdam se convirtió
pronto en el centro de distribución de éxtasis para el resto de Europa, sobre
todo cuando la fabricación se fue concentrando en zonas cercanas a esa ciudad. Según Korf y Verbraeck (1993), sólo desde
1990 aparecen en el mercado las primeras pastillas procedentes de grandes laboratorios
holandeses que producían cientos de miles de unidades cada vez, y sólo en este
momento se puede hablar de una compleja escala de distribución que relacione
laboratorios clandestinos de cientos de miles de pastillas con distribuidores
de miles y cientos de pastillas. En Europa, por lo tanto, en los años 1990 y
1991 se desarrolla la producción masiva de éxtasis de calidad suficiente y
constante para abastecer a un mercado transnacional que cornienza a
consolidarse. Esto confirma nuestro modelo sobre el salto del consumo
del éxtasis en España a partir de 1991 y sobre todo de 1992.
El comercio en España
Inicios
1986-1989 La
compra-venta de éxtasis en España se aprecia ya en 1987 y 1988. Antes de esos
años, circularon algunas cápsulas que se vendían en algunas zonas ciertos
comprimidos de aparente valor psicodélico, y diversa denominación y contenido,
como las que en la costa levantina se vendían como mescalina y que, analizadas
por laboratorios especializados, suelen contener MDA y otros congéneres o
sucedáneos.
En algunos
lugares cosmopolitas, sobre todo en Ibiza, habían circulado cápsulas y en menor
medida comprimidos de MDMA desde años antes. Pero ese trasiego comienza
a intensificarse en 1986 y 1987. En agosto de 1987 se producen las primeras detenciones
de vendedores o traficantes de esta sustancia, que provocan la primera campaña
informativo/publicitaria del éxtasis . Las informaciones de prensa incluyen casi siempre términos laudatorios que
resaltaban el carácter agradable y cómodo de la nueva sustancia y sus efectos
positivos, suaves y sin riesgo. Las informaciones enfatizan también el
carácter sensual, erótico, de la sustancia, aunque no directamente genital , es
decir, consistente con una opinión elevada del usuario y de sus motios.
Conviene no
perder de vista el activo papel de los medios de comunicación en la publicidad
y popularización de ésta y otras drogas. En el caso del éxtasis,
conviene comprender que se trata de una sustancia que se presentaba como
asociada con la belleza, el sexo, el placer y los ambientes a la moda. En
febrero de 1988 se celebra en la Audiencia de Palma de Mallorca el primer
juicio por tráfico de éxtasis en el que son imputados los seis ciudadanos
extranjeros (dos belgas y cuatro italianos) detenidos en agosto del año
anterior en Ibiza con 120 comprimidos y cápsulas de éxtasis . Entonces se produce la primera polémica en un
juzgado respecto a los efectos tóxicos de la MDMA. Los problemas definitorios y
clasificatorios han seguido complicando los procesos judiciales en relación al
éxtasis y expandiendo la indefinición y ambigüedad respecto a su carácter y su
uso (véase Herrero, 1995, para un buen resumen de las sentencias sobre éxtasis
).
La mayoría de los
importadores en esta época son extranjeros. Manejan partidas pequeñas,
casi siempre decenas o cientos de pastillas, y no parecen contar con una
infraestructura muy compleja ni con muchos colaboradores. La mayoría son también usuarios.
Período de
popularización
El mercado en sentido amplio se inicia, sin embargo, entre
1989 y 1991, un período en el que la oferta era siempre inferior a la demanda.
Desde el principio, la ruta más frecuente de entrada a nuestro país pasaba por
Amsterdam, tratándose en un principio de productos elaborados en laboratorios
norteamericanos. Este periodo se caracteriza por la proliferación de
importadores y de canales de venta independientes trabajando a pequeña o
mediana escala. En 1989 aumentan las
confiscaciones y detenciones en Ibiza. Durante estos primeros años, la mayoría
de las incautaciones policiales ocurrían en Ibiza, por lo que los procesos
resultantes se juzgaban en la Audiencia de Palma de Mallorca, y esos juicios
generarían un gran número de noticias.
También en estos
años aumenta mucho más el consumo de anfetamina en polvo (speed) en la región
valenciana, un comercio sobre el que más tarde se asentará el de éxtasis . En
abril de 1990 se producen las primeras incautaciones en la Costa del Sol, otra
zona, junto con Tenerife e Ibiza, donde algunos turistas y residentes británicos
utilizan las nuevas sustancias y las importan para su propio consumo,
produciéndose un fenómeno de difusión de las innovaciones, todavía limitado. En
este período se observa también que bajo el rótulo del éxtasis se manufacturan,
venden y consumen muchas sustancias distintas al MDMA. Por ejemplo, en agosto
de 1991 se descubre en Ibiza un alijo de PMMA (para-metoximetanfetamina), del
que se habían identificado muestras en años anteriores. En 1991 crece
considerablemente el comercio al por mayor en Alicante y Valencia, y un aumento
paralelo del consumo. El período de máxima expansión de este mercado comenzó
hacia 1992 y dura hasta hoy (junio de 1996).
Este período se ha venido caracterizando por un aumento
notable de las cantidades importadas. Se trata ya de partidas que llegan a
superar las 100.000 unidades, que requieren una inversión mayor, así como un
mayor conocimiento de la estructura del mercado y del control. La masiva afluencia de extranjeros y de los viajes
nacionales e internacionales en general con motivo de la Expo y las Olimpiadas
de Barcelona pudo favorecer la consolidación de redes de distribución de estas
drogas. En el verano y otoño de 1993 hubo otra campaña publicitaria de los
nuevos productos y consumos, asociados ahora a lo que viene en llamarse la ruta
del bakalao y con una visión alarmista que asocia el éxtasis con los
desplazamientos por carretera entre discotecas, los accidentes de tráfico. Esta
campaña, que se prolongará hasta el invierno y alcanzará una notoriedad
nacional, probablemente extendió el conocimiento y el interés por las nuevas
sustancias entre poblaciones menos informadas por los canales de comunicación
más minoritarios y también más interesadas en conductas de riesgo.
A partir de ese
período, se observa un gran incremento de la oferta y de la competencia en los
distribuidores, que tienen ahora más material del que pueden dar salida. Los
precios al por mayor se resienten y bajan, mientras los precios en origen
también descienden. En este período comienza a observarse también una creciente
concentración de los altos niveles del mercado en manos de unos pocos grupos,
más profesionalizados y organizados. Esta concentración se debe, entre otros
motivos, al incremento de la presión policial, que parece especialmente notable
en lo que concierne al territorio francés. Por el contrario, la
estructura del mercado al detalle sigue siendo bastante informal y
desorganizada. Hay una multitud de
vendedores al detalle, muchos de los cuales consumen. En los últimos meses de
1994 y primeros de 1995 se detecta un movimiento muy intenso de éxtasis ,
entrando en España varias confiscaciones de cientos de miles de pastillas a
veces en forma de polvo.
Esta tendencia de
incremento de partidas y amplia disponibilidad casi por todo el territorio
nacional se consolidará en 1995 y 1996, convirtiendo al éxtasis en el centro de
nuevas pautas de policonsumo antes desconocidas y en la droga de más éxito de
los años noventa.
Fabricación de
MDMA y análogas
Como hemos
señalado, casi todo el éxtasis distribuido en España parece provenir de
Holanda, donde se concentran desde 1990 la mayoría de grandes distribuidores de
Europa y no pocos de los laboratorios clandestinos. La mayor facilidad para
encontrar instrumental, precursores y productos químicos esenciales, así como
químicos expertos y dispuestos, ha favorecido la concentración de la producción
en ese país,m a lo que también se suma el carácter de ciudad global de su
capital y su especial legislación y abordaje respecto a las drogas ilícitas.
En Holanda, Bélgica y Alemania han venido operando un número
considerable de laboratorios, por lo que ninguno parece haber conseguido una
cuota excesiva de mercado. Hay
indicios de que ha habido también algunos laboratorios de esos derivados en
España, así como en Alemania y en el Reino Unido, y en otros países europeos.
No es improbable que la manufactura se produzca en el futuro o se esté
produciendo ya aquí o en otros países europeos, sobre todo en Europa Oriental. El
número de laboratorios confiscados no es siempre indicativo de una mayor
fabricación local en la zona afectada, pues algunos laboratorios producen a una
escala mucho mayor que otros.
Métodos de síntesis
Existen diversos métodos conocidos para la síntesis
clandestina de MDA, MDMA, MDEA y compuestos afines, y es relativamente fácil
para químicos expertos encontrar nuevas alternativas. El más común de los
utilizados por los laboratorios europeos se basa en el tratamiento de una
cetona, la 3,4-MDF-2P, también conocida como piperonil-metilcetona, o,
técnicamente: 1-(3,4-metilenedioxifenil)-2-propanona, con amoniaco o metilamina
en condiciones reductoras. La MDF-2P es un compuesto utilizado industrialmente
cuya venta ha sido crecientemente regulada. Al hacerse menos asequible esa
cetona, los fabricantes clandestinos han buscado métodos para la síntesis
propia de MDF-2P, o han explorado rutas alternativas utilizando otros
precursores. Por ejemplo, recientemente se ha detectado que diversos químicos
estaban usando el safrol como un material de inicio para la síntesis de MDMA,
tratándolo con ácido bromhídrico (BrH), y también el isosafrol, del que se han
realizado importantes confiscaciones. El mayor problema radica en obtener
precursores.
Es obvio que la información y la experiencia técnica,
científica y comercial cobra un gran valor en esta creciente industria, a
diferencia de lo que ocurre con las drogas ilegales de origen vegetal, donde
los procesos son más sencillos y los reactivos mucho más comunes. La obtención de instrumental especializado
para el laboratorio plantea también problemas específicos, que redundan en
costes mayores.
Organización de
la manufactura de éxtasis
Aunque se
fabrican pequeñas cantidades de MDMA y análogos con rudimentarios equipos
caseros, para poner en marcha un laboratorio que pueda producir varios
kilogramos de MDMA a la semana se necesita una inversión de decenas de millones
de pesetas. Los grandes laboratorios se ven obligados a tener un
financiero o socio capitalista, así como un químico que elabore el MDMA (Korf y
Verbraeck, 1993). Una vez sintetizada la MDMA o sus análogos, hay que mezclar
la sustancia y prepararla para convertirla en comprimidos o cápsulas. Para
ello, hay que diluir el producto activo en otros componentes de soporte,
granularlo uniformemente y comprimirlo o encapsularlo.
Las máquinas para hacer pastillas suelen venderse con
matrices que permiten conseguir diferentes formas. Es común que los productores
de éxtasis busquen copiar pastillas que hayan adquirido buena fama en el
mercado, así como fabricar nuevos modelos que inciten la demanda y añadan
cierta marca o marchamo a sus especialidades. De todas las drogas ilegales hoy
consumidas ampliamente, sólo el LSD presenta una variedad tan grande de
colores, grabados y formas como las pastillas del típo éxtasis . A pesar de la gran variedad de productos que
aparecen en el mercado al detalle, los grandes laboratorios holandeses y
europeos en general han jugado un papel central en el mercado de éxtasis de los
años noventa.
La estructura del mercado: niveles de distribución
El modelo más común del mercado de éxtasis concibe sus
diversos escalones formando una estructura piramidal, con un número pequeño de
financieros y fabricantes en la cúspide y la masa creciente de consumidores en
la base. En los escalones medios se sitúa un variable número de intermediarios,
aumentando en número y en visibilidad según se acercan al nivel de menudeo y la
compra de unidades.
En esa estructura
genérica no se diferencia de los otros mercados de drogas (Reuter y Kleinman,
1986; Adler, 1985; Moore, 1977); las variaciones se producen, no obstante, en
la composición de esos escalones y su relación mutua. En su análisis del
mercado holandés de éxtasis , sobre todo en sus niveles medios y altos, Korf y
Verbraeck (1993: 165-192) describen su estructura como formada por seis niveles
principales, según el número de pastillas que usualmente manejan los
distribuidores en cada escalón, entre cientos de miles y decenas o unidades.
Hay frecuentes
combinaciones entre los diversos niveles. También hay ascensos y descensos en
la jerarquía , de modo que un minorista puede acceder, de forma transitoria, a
partidas de miles mo decenas de miles, o emprender negocios con socios ( joint
ventures ) que le proporcionen una disponibilidad semejante. La presentación
del mercado como compuesto de niveles estáticos puede hacer pensar en un
sistema más estable de lo que encontramos en la realidad.
Y tampoco suelen presentar una estructura tan organizada y
monopólica u oligopólica como las que nos suelen presentar el cine o la prensa.
Este mercado tiene un carácter transnacional; los niveles mayores pueden estar
situados en un país determinado (Holanda o Gran Bretaña, por ejemplo), pero sus
miembros cooperan y comercian con socios e intermediarios que distribuyen en
otros países, incluido España.
Los propios
equipos o grupos de importadores están a menudo compuestos por socios de
distintas nacionalidades, capaces de poner en contacto mayoristas, minoristas y
consumidores en diversos países. Debemos, por tanto, concebir el del
éxtasis como un mercado regional europeo, bastante fluido e integrado, en el
que los cambios legislativos o ejecutivos en un país pueden afectar el comercio
en todo el continente. En este sentido, puede hablarse de un mercado común
europeo del éxtasis .
La pirámide
truncada: el sector español
Parece que en
España han faltado hasta ahora los escalones máximos que forman el vértice de
la pirámide del mercado de estas sustancias en Holanda, incluida la síntesis de
cientos de kilos y la distribución masiva de comprimidos. El español es,
por lo tanto, un mercado que funciona todavía a un nivel más bajo de
distribución que otros mercados europeos, o mejor, que otras secciones del
mercado transnacional del éxtasis . Por otro lado, se trata de un mercado
subsidiario del holandés y, en menor medida, del británico.
Esto podría cambiar deprisa, si los laboratorios o los
centros de distribución se trasladasen a otros países. De otro lado, el mercado
español del éxtasis parece un mercado emergente y como tal parece ser percibido
por los fabricantes e inversores internacionales. En principio, una
característica del mercado español es su flexibilidad o, si se quiere, falta de
estabilidad. Los niveles que
encontramos aquí han cambiado constantemente en los últimos años y los actores
han funcionado a niveles diversos del mercado. Es decir, entre
importador y consumidor a veces sólo hay un intermediario que importa,
transporta, almacena y menudea la mercancía.
Cada vez son más
los importadores y grupos de importadores que traen cientos y decenas de miles
de unidades. Nos consta, además de por las confiscaciones policiales, por las
propias declaraciones de informantes cualificados y las observaciones del
trabajo de campo, que las cantidades importadas por cada agente en los niveles
más altos del mercado han aumentado muy notablemente desde primeros de 1993.
Ahora no se trata ya sólo de importadores o contrabandistas extranjeros, sino
de grupos de socios ( joint ventures ) en los que ciertos importadores locales
han establecido acuerdos fijos con exportadores holandeses. Todavía, sin
embargo, el principal nivel de importación en España es el de las decenas de
miles.
Este nivel de
distribución parece haber sido muy común en nuestro país, y hemos podido
detectar la presencia de distribuidores a este nivel en todas las zonas
estudiadas donde el consumo se ha consolidado, por ejemplo en Baleares, Madrid,
Valencia, Alicante, Sevilla, Granada y la Costa del Sol. Desde ahí se
aprovisionaban otros niveles más bajos, sobre todo los de los cientos de
unidades, para abastecer otras regiones o provincias.
Venta al detalle
El menudeo es el
más visible de los sectores del mercado de éxtasis y sobre el que hemos
acumulado un número mayor de observaciones y datos. La venta al por
menor de esa droga presenta en España una serie de diferencias con la de otras
drogas ilegales. Algunos de las más
importantes son las siguientes:
1. Proliferación de detallistas no
profesionales que trapichean unas cuantas decenas de pastillas de forma
inconstante.
2. Visión relativamente benigna de este comercio y de su propio
papel por parte de los menudeadores:
Los vendedores de
pirulas no suelen percibirse a sí mismos en términos tan negativos como
perciben a los vendedores de heroína.
3. Bajo nivel de negocio por parte
de muchos detallistas. El número de pastillas distribuido por cada detallista
suele ser bajo. No abundan aún los
grandes camellos de pastillas, que sean el centro de amplias redes de consumo y
que sorprendan por su perseverancia, como ocurre en el mercado de heroína.
4. Los menudeadores son generalmente jóvenes, e incluso menores de edad. A
diferencia de otros mercados de drogas, sobre todo de hachís y heroína, no
suelen pertenecer a entornos o redes delincuenciales ni mantener contactos con
ellos.
5. Casi todos los
detallistas son también consumidores. En algunos casos el motivo fundamental
por el que se iniciaron en la compra-venta es social y no financiero, para
aumentar su prestigio e influencia entre amigos o para subvenir a necesidades
grupales, formando redes recíprocas semejantes a las trading charities o las
mutualsocieties de las que hablan Dorn y sus colaboradores (1992: 3-15).
6. Se trata de un sistema de venta al detalle que ha funcionado a crédito .
7. Menudean en equipo. Con
frecuencia, la distribución al detalle la realizan varios jóvenes participando
en diversos papeles y actividades cooperativas. A veces esa cooperación tiene un
motivo comercial.
8. Por unidad, es en los últimos escalones del mercado donde
se obtienen los mayoresbeneficios. En el período de nuestro trabajo de campo, desde el verano
de 1994al de 1995, los detallistas obtenían una ganancia de entre 800 y 1.500
pesetas porcomprimido .
9. Hay todavía considerables variaciones locales en el comercio de éxtasis entre unas
zonas y otras. Por ejemplo, todavía a finales de 1995 los precios en
Sevilla o Granada solían ser más altos que los de Madrid o Valencia para el
mismo tipo de comprimidos o cápsulas.
Algunos de estos aspectos están cambiando y pueden no darse
ya en un período cercano. En algunas ciudades se aprecia ya, por ejemplo, una
mayor profesionalización de los mercaderes de pastillas y una mayor
participación de individuos con antecedentes delictivos y un mayor interés
comercial. En los escalones
intermedios, de cientos a miles de pastillas, se dan menos detenciones
policiales. Parece como si ésos fueran los niveles más difíciles de acceder por
parte de la policía en relación al número de participantes. En el nivel de los
cientos se aprecia una alta participación de jóvenes menores de veinticinco
años,incluso de adolescentes. En el nivel de los miles de unidades, sin
embargo, la necesidad de capital financiero y relacional parece requerir una
mayor edad y experiencia, lo que se confirma en los datos obtenidos de las
detenciones policiales. En ese nivel predominan los mayores de veintiséis años
(tres de cada cuatro). Llama la atención la presencia de algunos detenidos
mayores de cincuenta años en posesión de unas cuantas unidades de éxtasis ,
probablemente para su propio uso o el de sus allegados.
Ese dato podría confirmar el argumento de que esta nueva
droga ha sido utilizada, al menos de forma experimental, por diversos grupos
de. Una característica de la
adquisición de pastillas que la diferencia notablemente de otros mercados de
drogas deriva del hecho de que en todos los niveles de distribución,
incluyéndose el más bajo, se regalan algunas pastillas o partes de ellas a los
amigos y conocidos. Hay una relación entre los raves o fiestas multitudinarias
y el menudeo y consumo de éxtasis , aunque no todos lo que acuden a esos
eventos consumen stas drogas, ni el consumo se limita a los que gustan de tales
encuentros músico-festivos.
La evolución de
los precios
En los precios
suele haber cierta versatilidad, dependiendo de la relación entre los actores
que participan en la transacción, así como la forma de pago. Según losautores
antes citados: En España, los precios del éxtasis han bajado muy notablemente
en los últimos años, en paralelo a la extensión de su consumo y al aumento de
las confiscaciones.
PERFIL QUÍMICO DEL EXTASIS
Casi todo el
éxtasis que se consume en España y en Europa se ofrece en forma de comprimidos
y, en menor medida, de cápsulas. Los comprimidos presentan una variada
apariencia, tanto en su forma, tamaño y color, como en las inscripciones
grabadas en sus caras y sobre las que suelen basarse sus apelativos callejeros.
Hemos tratado de conocer si esa variedad exterior corresponde a la variedad de
los contenidos, tanto de los principios psicoactivos como de los diluyentes y
adulterantes, pues la respuesta a las muchas cuestiones sobre los riesgos y
efectos que plantea el uso de éxtasis dependen en gran medida de lo que tal
droga contenga.
Hemos revisado
los resultados de los análisis quimico-forenses de seis laboratorios españoles
que han estudiado diversas partidas de estas sustancias en casi todas las
regiones españolas. Esos análisis ofrecen importantes datos respecto al perfil
químico del éxtasis y su evolución reciente en España. También hemos analizado
análisis semejantes llevados a cabo en varios países europeos, así como en
Estados Unidos. Todos esos análisis químico-forenses ofrecen datos de gran
interés sobre el contenido y la fabricación de la MDMA y sus congéneres, así
como de su reciente evolución.
MDMA y análogas
en España
La revisión de
los análisis realizados en España muestra también el notable incremento de las
cantidades decomisadas ya analizadas en los siete años estudiados, lo que
indica un aumento de la of erta y probablemente de los consumos.
Características
externas de las pastillas
En la
presentación de los comprimidos se da una enorme variedad. Decenas de tipos
básicos de pastillas circulan por el mercado cada año, distinguiéndose unas de
otras por el tamaño, la forma, el color y la textura, así como por los signos
que a menudo llevan grabados en su superficie, y que sirven como una especie de
marchamo o etiqueta, e incluso como una garantía de calidad. Así, algunos
comprimidos llevan grabados los aros olímpicos (las olímpicas , que se
vendieron, sobre todo, en Barcelona en 1994); otras, un delfín, o el garabato
Fido dido , o una hoz y un martillo (las soviéticas ), o un pájaro, o la boca
anagrama de los Rolling Stones, etc. De su apariencia exterior derivan los
nombres con los que son conocidas y apreciadas. En el discurso de los usuarios
se llega a perder la denominación genérica. Se habla así no ya de éxtasis , y
ni siquiera de pastillas , sino de: fido didos, tapones, tanques, delfines,
pájaros, cacharros, adanes, elefantes, blancas, ovaladas, lentejas, tortugas,
rolroices, etc. La jerga asociada a estos usos también cambia deprisa,
lo que desconcierta a muchos de los que se acercan a este entorno, sobre todo a
los adultos.
Colores
Las pastillas tienen una gran diversidad de colores (en
algunos lugares les llaman pastillas de colores ), entre los que predomina el
blanco (dos de cada tres pastillas), ya sea liso, moteado, manchado, moteado de
puntos negros o pardos, o con un tono hueso, crema o gris; también hay
pastillas de color rosa más o menos saturado, verdes, crema, marrón oscuro o
marrón hueso, rojo burdeos, etcétera. Formas y tamaños El éxtasis se presenta en forma de comprimidos de entre
250 y 300 mg de peso, de 8 a 10 mm de ancho y de 3 a 4 mm de alto. Algunos
ejemplares resultan excepcionalmente grandes en relación a la norma, alcanzando
los 500 y 600 mg; con frecuencia se trata entonces de productos que no
contienen MDMA o sustancia análoga.
En cada entorno,
las pastillas más abundantes y disponibles cambian frecuenemente. Así
encontramos pastillas de forma ovalada, redondeada, plana, biselada, etc. De la
forma y color deriva a veces el nombre que se da a las pastillas entre los
usuarios: ovaladas blancas , tapones , cacharros etcétera. A pesar de
sus variaciones, los usuarios consideran a las pastillas una sola droga, y sus
percepciones no siempre se corresponden con el contenido estudiado. Los
usuarios desconocen en gran medida lo que consumen. Muchas de las especulaciones
más extendidas entre los usuarios, incluso entre los experimentados, respecto
al contenido de las pastillas han resultado ser erróneas. En ninguna de las
muestras analizadas en los diversos laboratorios cuyos resultados hemos
revisado se ha detectado la existencia de estricnina, opiáceos u otras
sustancias que se mencionan en el discurso de muchos usuarios al hablar del
contenido de las pastillas.
Variedad de contenidos
La variedad exterior viene acompañada de una intensa
variedad en los contenidos. Hay una gran diferencia en el contenido de unas
pastillas y otras. Incluso pastillas de aspecto semejante difieren a menudo en
sus componentes o en la proporción o cantidad de éstos. Casi el 80 por 100 de
las pastillas y cápsulas de éxtasis que se consumen hoy en nuestro país podrían
contener como principales principios activos uno de los cuatro derivados
anfetamínicos emparentados química y farmacológicamente. Se trata de MDA, MDMA
y MDEA. Recientemente se ha popularizado una cuarta, la MBDB. La frecuencia de los tres derivados en los
comprimidos usados en nuestro país sería hoy: MDMA > MDEA > MDA. La
más frecuente es la MDMA ( éxtasis propiamente dicho), seguida de la MDEA, un
análogo muy próximo cuya presencia ha crecido notablemente en los últimos años
y, a mayor distancia, la MDA. La presencia de MDA es preocupante por su
constatada toxicidad. Recientemente se viene detectando con frecuencia otro
análogo de estas sustancias, la MBDB, un pariente del MDMA que podría tener
efectos similares a esta droga, pero que todavía no ha sido fiscalizado en la
mayoría de los países occidentales.
Dosis de MDMA y
análogas
Las oscilaciones en el contenido de principio activo son
considerables. Una pastilla puede contener cuatro o cinco veces más cantidad de
MDA o derivados que otra, sin que nada en su aspecto exterior lo delate. Esas
variaciones son un elemento potencial a considerar en la variación de los
efectos del éxtasis y del incremento del riesgo de su consumo. El mayor rango
de pesos lo encontramos en las muestras que contienen MBDB como principio
activo, pero porque se trata también de las muestras con una mayor cantidad de
principio activo por comprimido. Las
mayores oscilaciones se dan proporcionalmente en las partidas que contienen
MDA. Esa variedad implica que los usuarios no saben si los efectos de
una pastilla tomada hoy equivaldrán a los de otra tomada anteriormente. Un
usuario acostumbrado, a una cierta cantidad de pastillas puede un día consumir
el triple de lo habitual sin saberlo, algo que puede ser especialmente grave en
el caso de las ingestas elevadas. Los usuarios rara vez saben lo que están
tomando bajo el rótulo de éxtasis , ni en cantidad ni en contenido, por mucha
seguridad que sientan al seguir. fieles a alguna marca definida.
Otros principios
activos: imitaciones y fraudes
En nuestro
análisis de diversas muestras del menudeo de éxtasis hemos detectado que en el
20 por 100 de los casos las cápsulas y comprimidos no contienen MDMA ni ninguno
de sus análogos, sino otros fármacos legales e ilegales. En aproximadamente
un 10 por 100 anfetamina (generalmente en forma de sulfato), metanfetamina o
cafeína, y en porcentaje semejante principios con uso terapéutico reconocido y
que se ofrecen en las farmacias como antihistamínicos, antialérgicos e incluso
como antibióticos. En varios de los casos se trataba de medicamentos asequibles
en farmacias. Por ejemplo, un compuesto que contiene teoadrenalina, que
se vende en las farmacias bajo la marca Bifort producido por Merck, y está
recomendado como analéptico cardiorrespiratorio y para tratar la hipotensión
arterial. Un envase con 20 tabletas cuesta 567 pesetas. Por cada una de ellas,
sin embargo, algunos usuarios de éxtasis han pagado 2.000 ó 3.000 pesetas.
Diluyentes y
excipientes
En los comprimidos
de éxtasis los diluyentes más frecuentes son carbohidratos, el más abundante la
lactosa, seguido de la glucosa y el almidón. En algunos casos los diluyentes
básicos son politoles, sobre todo manitol. En suma, el éxtasis es hoy en España
más de una sustancia. Se trata de una droga uniformemente percibida
socialmente, pero diversa química y farmacológicamente.
Esta droga es casi siempre ofrecida en forma de comprimidos,
con una gran variedad de tamaños, colores, formas e inscripciones, así como en
la riqueza de sus contenidos psicoactivos. Su presentación como pastillas es
uno de los primeros elementos a considerar en su impacto social. En la
problematización de ciertos usos de drogas, las formas son a menudo tan
importantes como los contenidos. El éxtasis que se consume hoy en España suele
contener un derivado anfetamínico de sustitución (en un 80,1 por 100 de los
casos en nuestra muestra). Pero hay
diferencias en la intensidad de los efectos y la toxicidad entre los diversos
derivados anfetamínicos, de donde arranca la primera diferencia entre unas
pastillas y otras.
Una de cada cinco
pastillas, sin embargo, no contiene MDMA ni ninguno de sus análogos, sino otras
drogas psicoactivas como anfetamina o cafeína (en cerca del 10 por 100 de los
casos), o fármacos del todo diferentes y que fraudulentamente se hacen pasar
por éxtasis . El contenido específico de las pastillas, las oscilaciones de las
dosis, la posibilidad de partidas conteniendo un derivado o productos
intermedios más tóxicos y, en suma, la ignorancia de los usuarios de lo que
realmente toman, así como las amplias lagunas en nuestro conocimiento de los
efectos reales de estas sustancias, tornan la expansión del consumo de éxtasis
en un potencial problema de salud pública.
PROBLEMAS ASOCIADOS AL USO DE ÉXTASIS
Los riesgos y problemas asociados al consumo de éxtasis
conforman un área fundamental de debate respecto a la naturaleza de estas
sustancias, así como a su adecuado status legal. Los datos sobre este aspecto
cobran una especial relevancia en una situación en la que, como hemos visto en
los capítulos anteriores, se combinan tres factores socioculturales de forma,
en gran manera paradójica: el crecimiento exponencial del consumo de una
sustancia cuya manufactura y venta ha sido prohibida, por lo que se fabrica y
distribuye clandestinamente y sin controles ni garantías de calidad, y el
desconocimiento de los efectos de estas sustancias en humanos, pues nunca antes
habían sido usadas por tantas personas en contextos y maneras tan variopintas.
Esa combinación de prohibición, popularización y lagunas
farmacológicas convierte la extensión del éxtasis en un masivo experimento en
el que miles de ciudadanos, la mayoría jóvenes, aportan sus organismos como
elemento de prueba. Por eso es importante ir recogiendo, evaluando y
discutiendo los datos que van apareciendo sobre los problemas sanitarios y
sociales que se asocian más o menos directamente al consumo de estas
sustancias.
Neurotoxicidad y
posibles daños irreversibles
Se ha demostrado
que la MDMA produce una depleción prolongada de los niveles de serotonina o sus
metabolitos en el sistema nervioso central de diversas especies animales
analizadas en laboratorio, incluidos varios primates no humanos (véase Ricaurte
et al., 1985, 1992). Se ha inferido que esa caída indicaría un patrón
neurodegenerativo específico de la transmisión serotoninérgica en esas
especies, aunque hay considerable polémica respecto al significado de esa
depleción serotoninérgica.
Por otra parte, se ha realizado un experimento post-test
comparando a 30 seres humanos que habían tomado MDMA una media de 94,4 veces a
lo largo de su vida con 28 personas que no habían tomado nunca esta droga, y se
observaron significativas caídas en los niveles de ácido 5-hidroxi-indolacético,
el principal metabolito de la serotonina en los usuarios de éxtasis (McCann et
al., 1994). No es posible concluir, sin embargo, que la MDMA sea una sustancia
neurotóxica a las dosis activas usuales a partir de las evidencias con las que
contamos y que han sido seriamente cuestionadas (Grob et al., 1990, 1992).
Dada la importancia de esta cuestión, esperamos que se
reiteren los estudios controlados de esta sustancia. La inclusión de la MDMA y
sus análogos en las Iistas más restrictivas del control internacional de
psicoactivos no favorece el que tales estudios se realicen de forma abierta por
equipos competitivos.
Riesgos para la salud
Se ha comprobado
que la MDMA y sus congéneres puede producir daños físicos y psíquicos
importantes en algunas personas. Un 20 por 100 de los usuarios reconocen, haber
sufrido en alguna ocasión reacciones adversas de cierta importancia tras la
ingesta de éxtasis . En la literatura médica se han descrito diversas
reacciones adversas graves (que requirieron el ingreso del usuario en un
servicio de urgencias o su hospitalización) causadas por la ingesta, a veces de
dosis únicas, de MDMA o análogas. Las más frecuentes han sido las siguientes:
1) Hipertermias malignas, acompañadas de coagulopatías y/o rabdomiólisis y, a
veces, insuficiencia renal aguda (Brown y Osterloh, 1987; Chadwick et al.,
1991; Campkin y Davis, 1992; Henry et al., 1992; Fahal et al., 1992; Screaton
et al., 1992; Watson et al., 1993; Cregg y Tracey, 1993; Milroy, Clark y
Forrest, 1996; Coore, 1996; Iwersen y Schmoldt, 1996; Cox y Williams, 1996;
Fineschi y Masti, 1996; Dimirkiran et al., 1996; Ellis et al., 1996). En
algunos casos estos efectos han llegado a ocasionar la muerte de la persona. 2)
Accidentes cerebro-vasculares: hemorragias, trombosis e infartos cerebrales
(Harries y De Silva, 1992, Gledhill et al., 1993; Hughes et al., 1993; Machanda
y Connolly, 1993; Rothwell y Grant, 1993). 3) Hiponatremias, tanto
dilucionales (a causa de un consumo excesivo de agua), como debidas a una
secreción inadecuada de ADH.
Las descripciones que se han hecho suelen ir acompañadas de
estados catatónicos temporales (Maxwell et al., 1993; Satchell y Connaughton,
1994; Kessel, 1993; Holden yJackson, 1996). 4) Insuficiencias hepáticas agudas. La mayoría requirieron trasplantes
totales o parciales de hígado, y algunas tuvieron resultado de muerte (Henry et
al., 1992; Shearman et al., 1992; Gorard et al., 1992, Ijzermans et al., 1992;
De Mann et al., 1992; Khakoo et al., 1995; Dykhuizen et al., 1995; Muniesa y
Royo, 1995; Ellis et al., 1996; Milroy, Clark y Forrest, 1996; Coore, 1996). La
mayoría de las reacciones adversas que se han producido tienen que ver con una
cierta predisposición de los sujetos que la experimentaron (alergias, lesiones
previas, etc.), consumos excesivos (que podrían calificarse como sobredosis) o
consumos regulares intensivos. Esto no quiere decir que todos los
consumos excesivos o regulares produzcan necesariamente una reacción adversa
aguda. Este tipo de reacciones
tienen un carácter más bien excepcional. Hay bastantes personas que han llegado
a ingerir hasta 20 ó 30 comprimidos de éxtasis en un fin de semana sin sufrir
ninguna de estas reacciones adversas.
Por otra parte,
para algunas personas alérgicas a los derivados anfetamínicos, una pequeñísima
cantidad de éxtasis puede ser suficiente para experimentar una reacción
anafiláctica de graves consecuencias. Al analizar los problemas de salud de los
usuarios españoles hemos comprobado que algunos han sufrido algunas de estas
reacciones adversas. Aunque resulta muy difícil, y a veces es imposible,
demostrar el papel que la MDMA o sus congéneres han podido jugar en el
desencadenamiento de muchas de esas reacciones, no se puede descartar la
existencia de alguna influencia, sobre todo en consumidores regulares e
intensivos.
Parece que uno de
los potenciales peligros del consumo de MDMA y análogas es el riesgo de
alteraciones psiquiátricas en la conducta de algunos individuos. El consumo de
MDMA se ha relacionado con tres tipos de dolencias psiquiátricas: crisis de
ansiedad, trastornos depresivos y alteraciones psicóticas (véanse Camí y Farré
1995, o Bobes et al., 1995, para un repaso de la literatura a este respecto). A
pesar de la reciente introducción de esta droga en nuestro país, hemos encontrado
una decena de casos de usuarios que ya han tenido que ser internados
temporalmente en centros de salud mental a causa de trastornos psiquiátricos
ocasionados o agravados por el consumo de éxtasis.
La patología
psiquiátrica más común entre los usuarios de éxtasis que han experimentado este
tipo de problemas son las crisis de angustia, que en alguno de los casos de
nuestro estudio ha derivado en un trastorno por ansiedad. En varios casos se
les diagnosticaron trastornos psicóticos con síntomas de despersonalización,
desrealización, celopatía y delirios de contenido persecutorio. También hemos
hallado usuarios con trastornos depresivos menores, y en algunos casos con
ideas de suicidio.
Muertes
relacionadas con el consumo de MDMA y análogas
En la literatura
médica internacional se han reseñado al menos 37 casos de fallecimientos
imputados al consumo de MDMA y/o MDEA (Dowling et al., 1987; Dowling, 1990;
Suárez y Riemersma, 1988; Chadwick et al., 1991; Campkin y Davis, 1992;
Screaton et al., 1992; Rohrig y Prouty, 1992; Henry et al., 1992; Harries y De
Silva, 1992; Watson et al., 1993; Cregg y Tracey, 1993; Forrest et al., 1994;
Squier et al., 1995; Milroy, Clark y Forrest, 1996; Coore, 1996; Iwersen y
Schmoldt, 1996; Cox y Williams, 1996; Fineschi y Masti, 1996; Ellis et al.,
1996; Balanzó et al., 1996). Las muertes que se han producido a causa
del uso de éxtasis han sido producto de una reacción alérgica, un golpe de
calor o un fallo hepático agudo.
Aunque no existe una relación comprobada entre el grado de
gravedad de la reacción y la dosis, la intensidad y la frecuencia del uso, cada
vez parece más claro que los usos regulares e intensivos pueden ser causa de
daños hepáticos graves, mientras que los meros consumos episódicos pueden ser
suficientes para que algunos individuos predispuestos experimenten una reacción
anafiláctica idiosincrásica, o para que cualquier persona pueda sufrir un golpe
de calor, sobre todo cuando ingiere la droga en atmósferas con un grado de
humedad y una temperatura elevadas -como ocurre en ciertas discotecas y locales
de baile- y desarrolla una intensa actividad física -por ejemplo, bailar
durante horas-. Por otra parte, en un número significativo de casos, la muerte
podría haberse debido a la ingesta de dosis altas de MDMA o MDEA, ya que en los
análisis toxicológicos realizados a las víctimas se descubrieron
concentraciones en sangre de estas sustancias de hasta 4 mg por litro lo que
podría significar que habrían tomado hasta 2.000 mg de alguna de ellas).
Los datos recopilados en nuestro estudio confirman que en
España se han producido muertes asociadas a intoxicaciones producidas por MDMA
y análogas. Hemos contrastado la existencia de al menos 14 fallecimientos entre
1989 y 1995 de personas que habían consumido MDMA u otros derivados
anfetamínicos de sustitución, la mayoría de las veces en combinación con otras
sustancias psicoactivas, incluidas las bebidas alcohólicas. En 13 de los casos se encontró en los análisis de
fluidos o tejidos de las víctimas restos de MDMA y/o sus congéneres. Seis de
las personas fallecidas eran muy jóvenes, con edades comprendidas entre los
diecisiete y veinte años, y los fallecimientos se produjeron en cuatro de las
regiones donde existe un mayor consumo de éxtasis : la costa levantina
(Valencia y Alicante), Cataluña (Barcelona), la Comunidad de Madrid y las islas
Baleares (concretamente Ibiza). Ninguna había tomado heroína y sólo una de las
seis había ingerido también cocaína. Según los análisis forenses, uno de los 14
fallecidos sólo había consumido MDMA. C\tros dos habían tomado MDEA y alcohol,
y un cuarto había ingerido MDEA, PMMA y alcohol. Estas muertes se produjeron
coincidiendo con el período de vulgarización de este tipo de drogas en España
(1992-1995).
Conducción y
accidentes de tráfico
La mayoría de los
usuarios piensan que existe cierta relación entre el consumo de éxtasis y los
accidentes de tráfico, sobre todo aquellos que se producen durante los fines de
semana. Sin embargo, esta percepción de los riesgos que comporta conducir bajo los
efectos de esta droga no ha hecho que las personas que las consumen adopten
algún tipo de precauciones al respecto. El 75 por 100 declaran haber viajado en
alguna ocasión en un automóvil conducido por alguien que había tomado éxtasis .
Más aún, 106 usuarios de nuestro estudio reconocieron haber conducido ellos
mismos alguna vez bajo los efectos del éxtasis .
También son
mayoría los usuarios que consideran que la conducción es distinta cuando se
está bajo los efectos de esta droga. Para unos pocos la conducción se
vuelve más placentera y, por ello, engañosamente segura. Pero la mayoría
consideran que el éxtasis disminuye las capacidades para una conducción segura:
con la euforia disminuye la sensación de peligro y se toman menos precauciones;
se reducen la capacidad de concentración, los reflejos y la visibilidad;
aumenta el tiempo de reacción; produce luminiscencias y, en ocasiones,
alucinaciones visuales y acústicas; en la bajada, provoca sueño.
A esos efectos directos del éxtasis , que aumentan el riesgo
de conducir tras haberlo ingerido, deben agregarse como factores de riesgo
añadido las condiciones en las cuales suelen conducir las personas que lo
consumen: de noche, cansadas, con el sonido de la radio a todo volumen y en
vehículos muchas veces repletos de gente que pueden distraer al conductor.
Aunque es muy difícil dar una cifra aproximada del índice de siniestralidad
entre los usuarios de éxtasis , sí podemos decir que podría ser bastante más
elevado que entre los no usuarios y que convendría tenerse en cuenta en los
análisis de alcoholemia.
Trece usuarios de nuestro estudio reconocieron haber sufrido
accidentes de tráfico mientras conducían bajo los efectos del éxtasis , y en un
caso pudimos observar in situ cómo uno de estos conductores se salía dos veces
de la carretera mientras conducía bajo los efectos de estas sustancias.
Relaciones
sexuales más arriesgadas
Los usuarios de
éxtasis parecen arriesgarse más en sus relaciones sexuales cuando están bajo
los efectos de esta droga, tomando menos precauciones que habitualmente para
evitar embarazos no deseados o enfermedades de transmisión sexual.
Al preguntar a
las personas que habían tenido relaciones sexuales después de ingerir éxtasis
(53 mujeres y 103 hombres) si habían tomado menos precauciones de las
habituales para prevenir embarazos o enfermedades de transmisión sexual, un 24
por 100, casi un tercio de las personas que respondieron a la pregunta, lo
hicieron afirmativamente. Como en las otras ocasiones en que se preguntó a los
usuarios por los comportamientos sexuales, hubo algunas diferencias
significativas (p = 0,066) en las respuestas de ambos géneros. El porcentaje de
no respuestas fue algo más del doble en los hombres que en las mujeres. Además,
las mujeres que reconocieron haber mantenido relaciones sexuales más
arriesgadas a causa del éxtasis fueron un 10 por 100 más que los hombres. Sin
embargo, sería erróneo inferir a partir de estos datos que las mujeres que
toman éxtasis se arriesgan más en sus relaciones sexuales que los hombres que
consumen la misma droga.
En lugar de esto, lo que estos datos reflejan es la mayor
preocupación de las mujeres por los riesgos que conlievan las relaciones
sexuales sin tomar precauciones, sobre todo para prevenir embarazos no
deseados. Los usuarios de éxtasis masculinos no consideran tan arriesgado como
las mujeres mantener relaciones sexuales sin usar preservativo. Teniendo en
cuenta estas ideas de los usuarios masculinos, cabe esperar que el porcentaje
de personas que practican el sexo con más riesgos cuando toman éxtasis sea
superior al reconocido por los propios usuarios. Las mujeres resultan más
fiables al hablar de estostemas, por lo que el porcentaje de mujeres que
reconocen haber mantenido relacionessexuales más arriesgadas, un 30 por 100,
puede utilizarse como un indicador general probablemente más cercano a la
realidad.
Información obtenida del Plan Plan Nacional Sobre Drogas (Junio 1996)
Links (unos malos y otros peores, se incluyen sólo a título anécdotico):
Plan Nacional Sobre Drogas
Instituto para el Estudio de las Adicciones
(lo más penoso de este sitio que pretende ser divulgativo es el lema:
"Recuerda: El Éxtasis es una droga ilegal y su consumo conlleva serios riesgos para la salud."
¿Por qué no decir que el alcohol y el tabaco (drogas legales que llenan las cuentas bancarias de muchos honrados
ciudadanos) provocan más muertes? ¿Por qué no analizar cuántas de esas muertes están provocadas por la
adulteración y la desinformación del informador, dos males asociados con su ilegalización? ¿Por qué, en definitiva,
se empeñan en promover la desinformación y la demonización del consumo en vez de buscar soluciones? Esto me
recuerda el lema de las campañas de los republicanos norteamericanos para reducir el contagio del SIDA: "No
sex until marriage"...¡Vosotros sí que sabéis, boludos!