Dos textos
de Dietrich Bonhoeffer
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Dios
no es un "tapa-agujeros"
Tegel,
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Veo de nuevo
con toda claridad que no debemos utilizar a Dios como tapa-agujeros de
nuestro conocimiento imperfecto. Porque entonces si los límites
del conocimiento van retrocediendo cada vez más –lo cual objetivamente
es inevitable-, Dios es desplazado continuamente junto con ellos y por
consiguiente se halla en una constante retirada. Hemos de hallar a Dios
en las cosas que conocemos y no en las que ignoramos. Dios quiere ser comprendido
por nosotros en las cuestiones resueltas, y no en las que aún están
por resolver. Esto es válido para la relación entre Dios
y el conocimiento científico.
Pero lo es asimismo para las cuestiones humanas de carácter general como la muerte, el sufrimiento y la culpa. Hoy hemos llegado a un punto en que, también para estas cuestiones, existen respuestas humanas que pueden prescindir por completo de Dios. En realidad –y así ha sido en todas las épocas-, el hombre llega a resolver estas cuestiones incluso sin Dios, y es pura falsedad que solamente el cristianismo ofrezca una solución para ellas. Por lo que al concepto de “solución” se refiere, las respuestas cristianas son tan concluyentes (o tan poco concluyentes) como las demás soluciones posibles. Tampoco en esto es Dios un tapa-agujeros. Dios ha de ser reconocido en medio de nuestra vida, y no sólo en los límites de nuestras posibilidades. Dios quiere ser reconocido en la vida y no sólo en la muerte; en la salud y en la fuerza y no sólo en el sufrimiento; en la acción y no sólo en el pecado. La razón de ello se halla en la revelación de Dios en Jesucristo. El es el centro de nuestra vida, y no ha “venido” en modo alguno para resolvernos cuestiones sin solución. A partir del centro de nuestra vida, determinadas cuestiones desaparecen, e igualmente las respuestas (estoy pensando en el juicio sobre los amigos de Job). En Cristo no existen “problemas cristianos”. Pero basta ya; acaban de estorbarme de nuevo |
Pero volvamos
a nuestro tema. Progresivamente voy centrando mi trabajo en la interpretación
no religiosa de los conceptos bíblicos.Pero, por ahora, veo mejor
el problema que mi capacidad para darle solución.
En el aspecto histórico se trata de una gran evolución que encamina el mundo hacia su autonomía...
¿Dónde queda, pues, un sitio para Dios?, se preguntan ciertas almas acongojadas, y como no dan con ninguna respuesta, condenan toda evolución que les ha acarreado semejante calamidad.. Ya te escribí sobre las distintas salidas de emergencia, que conducen fuera de este espacio que tanto se ha angostado.. Cabría añadir aún el salto mortal para volver a la edad media. Pero el principio de la edad media es la heteronomía en forma de clericalismo. El retorno a este sistema sólo puede ser un acto de desesperación, que únicamente puede lograrse a costa de sacrificar la honestidad intelectual. Y nosotros no podemos ser honestos sin reconocer que hemos de vivir en el mundo etsi deus non daretur. Y esto es precisamente lo que reconocemos… ¡ante Dios!; es el mismo Dios quien nos obliga a dicho reconocimiento. Así nuestro acceso a la mayoría de edad nos lleva a un veraz reconocimiento de nuestra situación ante Dios. Dios nos hace saber que hemos de vivir como hombres que logran vivir sin Dios. ¡El Dios que está con nosotros es el Dios que nos abandona (Mc 15,34)! El Dios que nos hace vivir en el mundo sin la hipótesis de trabajo Dios, es el Dios ante el cual nos hallamos constantemente. Ante Dios y con Dios vivimos sin Dios. Dios, clavado en la cruz, permite que lo echen del mundo. Dios es impotente y débil en el mundo, y precisamente sólo así está Dios con nosotros y nos ayuda. Mt 8,17 (Para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias) indica claramente que Cristo no nos ayuda por su omnipotencia, sino por su debilidad y por sus sufrimientos. Esta es la diferencia decisiva con respecto a todas las demás religiones. La religiosidad humana remite al hombre, en su necesidad, al poder de Dios en el mundo: así Dios es el deus ex machina. Pero la biblia lo remite a la debilidad y al sufrimiento de Dios; sólo el Dios sufriente puede ayudarnos. En este sentido podemos decir que la evolución hacia la edad adulta del mundo, de la que antes hemos hablado, al dar fin a toda falsa imagen de Dios, libera la mirada del hombre hacia el Dios de la biblia, el cual adquiere poder y sitio en el mundo gracias a su impotencia. Aquí es donde deberá entrar en juego la “interpretación mundana”. |
Vivir
sin Dios
Tegel,
16 de julio
1944
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