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LA
VERDAD
DE
LOS MITOS
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Salvemos
nuestros mitos
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EUGEN
DREWERMANN
CLÉRIGOS
PSICOGRAMA DE UN IDEAL
Pag. 140 |
Hace poco un eclesiástico
de alto rango me decía muy orgulloso:
Los
cristianos somos los únicos que tenemos un Hombre-Dios, en el que
-cómo diría yo- Dios mismo se ha encarnado personalmente.
Con la única pretensión de quebrantar un poco aquel bastión
de autosuficiencia, yo le repliqué:
También
hay otras religiones, como el hinduismo, que tienen su Hombre-Dios; de
hecho, los hindúes creen que Visnú, segunda persona de una
divinidad trinitaria, la Trimurti, se encarnó en el Hombre-Dios
Krisna.
Sí
-me contestó-, pero eso no es más que un mito. Nosotros,
en cambio, creemos en un acontecimiento histórico que, a la vez,
es trascendente.
En ese momento, estuve a punto de objetar:
Claro,
eso es lo propio del mito: expresar un acontecimiento trascendente en el
espacio de la historia.
Mi interlocutor sonrió con una expresión de cansancio |
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Siguiendo la línea
del mito del nacimiento del hombre divino a partir de la elección
de una virgen, mito heredado del antiguo Egipto, intentaremos recordar
e integrar las imágenes inmemoriales del misterio de la encarnación,
imágenes que ya tenian una existencia propia y en las cuales ya
se creía muchos siglos antes del cristianismo.
El Evangelio de Lucas, mezclando a los mitos egipcios las
imágenes del nacimiento de Asclepios (Esculapio), el dios de la
luz y el sanador de la mitología griega, con el fin de describir
y de revivir el misterio de la redención humana, ha creado unos
textos que se situan entre el sueño y el estado de vigilia, los
cuales no podemos comprender realmente si no penetramos en el lenguaje
siempre fluctuante de la poesía y del símbolo. |
A
partir de aquí resumo
algunos
textos del libro
De
la naissance des dieux
à
la naissance de Jésus-Christ
de
Eugen Drewermann |
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Nuestra
pregunta
ante el mito
Por ejemplo,
la narración del nacimiento
de un salvador divno |
No es: |
¿De
qué manera esta relato nos dará pruebas de su realidad histórica? |
Es: |
¿De
qué manera comprenderemos la verdad o la realidad auténtica
de un relato como éste? |
¿Acaso la
mejor solución es la del Islam? La eliminación completa de
toda imagen en nombre de un Dios absolutamente invisible? |
¿O
seguiremos manteniendo siempre la oposición entre mito e historia? |
¿O es que
de Dios sólo podemos hablar
con el lenguaje de los hechos històricos? |
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La
teología cristiana, ayer como hoy, se encuentra en grandes dificultades
en el momento de reconocer la significación del lenguaje mítico
y para ella ha sido siempre algo imposible el aceptar la existencia de
mitos en los textos de la tradición bíblica, cuando éstos
estaban relacionados con los dogmas cristianos.
Pongamos
como ejemplo las narraciones de la infancia: de ninguna manera es posible
definir la diferencia entre "cistianismo" y "paganismo" como
la que existe entre el mito (sueño) e historia (realidad).
Por
el contrario, hemos de rconocer que únicamente el mito nos permite
hablar de la historia humana de tal manera que en ella podamos ver la revelación
de Dios.
El
mito religioso no tiene relación alguna con los hechos, pero
sí con la significación y sentido de estos hechos. Y estos
significados y sentidos, puestos a nuestro alcance a través de "imágenes
eternas", crean una realidad para el hombre que busca y espera, una realidad
sin comparación más verdadera y auténtica que el mundo
de la realidad exterior. |
Las
dificultades
de la teología
cristiana |
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Mito
y ciencia |
Tenemos estas dos frases:
Hace
aproximadamente de dieciséis a veinte mil millones de años,
bajo unas temperaturas de más de 1032
grados... se constituyó la materia del universo
Al
principio, Dios creó el cielo y la tierra...
Estas dos frases se refieren a la existencia del mundo, pero cada una
de ellas bajo una perspectiva diferente:
A la primera cuestión responden las ciencias
de la naturaleza o la ciencia histórica
A
la segunda cuestión sólo la religión puede dar respuesta
y ella lo hace
principalmente en el lenguaje de las imágenes simbólicas,
utilizando las formas narrativas de los mitos
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Desde siempre los mitos han intentado traducir
simbólicamente, en el mundo de la experiencia sensible, la realidad
sumergida e innaccesible a nuestros sentidos.
Esta traducción hace uso de los símbolos míticos,
los cuales consisten, esencialmente, en escenas y grupos de temas ya establecidos
y estructurados (arquetipos o modelos originales), que no permiten
ser manipulados a nuestro gusto, a menos que queramos correr el riesgo
de romper el equilibrio del ritmo vital.
Estos modelos originales ya establecidos están constituidos,
como es natural, por las experiencias humanas más intensas: el nacimiento,
la maduración humana, el amor, la muerte, el peligro, la salvación,
la falta, la reconciliación... Y, sobre todo, el mito verá
en los acontecimientos biológicos, como la generación, concepción,
maternidad, infancia, relaciones de parentesco y de descendencia..., las
prefiguraciones simbólicas para dar sentido al mundo y a la explicación
del mismo.
Así, pues, las genealogías míticas y los relatos
míticos sobre la infancia no deben ser comprendidos como biografías,
más o menos fantásticas, sino como evocaciones simbóicas
de la persona. No son el producto de recuerdos de una juventud pasadaa,
sino que esbozan un cuadro de su actitud espiritual interior y de su enrraizamiento
existencial. |
Los
símbolos míticos |
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¿Qué
es
comprender un mito? |
Es superar los antagonismos creados por
un pensamiento racionalista entre sujeto y objeto, entre conciencia y mundo,
entre inmanencia y transcendencia.
El mito no es un juicio hecho a distancia sobre un objeto, sino que
el mito nace de y consiste en la intensificación extrema de experiencias
vivas.
El mito se produce cuando el sentimiento y su representación
alcanzan su más alta intensidad, expresando un estremecimiento interior.
En este momento, el ser del hombre es para él mismo revelación,
una revelación que se remonta a sus orígenes más profundos. |
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Debemos responder que, evidentmente,
las imágenes de los mitos son "subjetivas", pero que esto
no quiere decir que sean arbitrarias o irreales.
La psicología de las profundidades nos muestra que las representaciones
(los arquetipos o modelos originales) de los mitos no sólo
son necesarios desde el punto de vista de la historia cultural, sino que
también eran indispensables para el hombre; y también explica,
iluminando la significación de estas imágenes, su actualidad
y su carácter obligatorio para la vida presente.
Esto quiere decir que nosotos podemos y debemos considerar teológicamente
las imágenes arquetípicas de los mitos como "objetivas",
en el sentido de estructuras ya establecidas, obligatorias y no arbitrarias.
La dinámica de la história de las religiones no consiste
en "inventar" nuevas formas de expresión. Toda religión,
cuando piensa y plasma lo "divino", lo hace desde la luz de unas formas
(arquetipos o modelos originales), las cuales desde siempre son
las mismas.
La verdadera riquesa, lo que es auténticamente nuevo en la
historia de las religiones no son los símbolos, sino la interpretación
de estos símbolos.
Y en este nivel de la interpretación de los símbolos,
el cristianismo ha sbido hacer aparecer una novedad decisiva en el contexto
del símbolo de la filiación divina. |
Estes
imágenes míticas,
son puramente subjetivas? |
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¿Podemos
creer
en los mitos? |
La resposta es sí.
Si en las tradiciones de los pueblos se repiten las narraciones de
nacimientos virginales y de hijos de dios que vienen del cielo para nacer
sobre nuestra tierra para dar a los hombres la salvación y la paz,
nosotros deberemos decir que estas representaciones expresan una verdad
sobre el hombre y sobre Dios que no puede ser comunicada de ninguna otra
manera que bajo la forma de estas imágenes, aunque nos parezcan
muy paradojales.
Y, entonces, todo nuestro problema es intentar comprender lo más
exactamente posible el sentido concreto de estas imágenes. |
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