Definición: Al contemplar una mente artificial que intenta conocer al entorno, imagino un sistema lingüístico muy intrincado dispuesto a asociar sus nodos conceptuales con conocimientos provenientes de los sentidos fisiológicos. Los cinco sentidos, entre ellos tanto el gusto como el olfato, conducen una brecha muy estrecha de información a raudales, Conducen identificadores pero no lo esencial de la materia a percibir. El oído es un sentido basado en una serie temporal de señales sonoras, apta para información en código, pero quizás no tan buena para capturar la esencia en un corto instante. Nos queda el tacto y la visión. En este ensayito se me ocurre señalar que la visión parece ser un caso particular, un caso mejorado del sentido del tacto. El tacto y la visión conducen muy extendidas señales de una trama de datos en paralelo e instantáneos: información entramada o conocimiento entramado. Diferente entonces de los otros tres. El sentido del equilibrio, a veces conciderado el sexto sentido, tampoco se manifiesta con una trama o arreglo. Por lo cual deseo ahora especular que un sentido entramado es necesario si se busca el desarrollo de conocimientos generales acerca del entorno. Todos sabemos del proyecto de los investigadores en IA de búsqueda de mecanismos y dispositivos para reconocimiento de patrones. Sabemos asimismo que la visión no es necesaria para inteligencias de orden muy superior. Nos queda el tacto.
El tacto es el sentido indispensable para nuestra epistemología. Por años le he dado vuelta a la idea referente a que el punto, la línea y la curva incluyen una llave para desentrañar el problema de la epistemología. Solamente con esas geometrículas tan sencillas podemos llegar a conocer el entorno directa e inequívocamente. Desde agosto de 1976 aplicaba esa conjetura a la visión, pero con los años y a esta altura - la visión es demasiado complicada. Admitanme que me refugie en el tacto. Un sentido entramado esencial. Si la trama es sencilla bastan pocos puntos con contenido y con esos puntos las variaciones son muy limitadas.
Durante la infancia el organismo desarrolla cierto conocimiento de las sensaciones originadas en la superficie de su propia piel. Quisieramos empacar todo el input del sensorium en conjunto e imaginar cómo el órgano de control del organismo se podría acordarde su existencia multifacética a lo largo del tiempo. Es obvio que la superficie de la piel es análoga a un entramado o grilla de puntos sensibles. Areas importantes de la piel humana, como la de los dedos, tienen muchos más nervios que otras áreas menos sensibles. Cumpliendo con la regla "cualquier información que puede ser transmitida, puede tambien ser grabada", eso sucede con el tacto. Imaginamos un canal de información alargado que representa cada punto sensible de la piel de un organismo. Tendríamos un sistema espacio-temporal autoorganizante por el cual el organismo empieza a aprender acerca de su sensibilidad en la piel y a partir de ese conocimiento, comenzar a usarlo en su dinámica. Este conocimiento es recursivo, ya que cada parte de nuestro entorno está determinado en términos de otras partes, pero nuestro conocimiento de toda nuestra piel no colapsa en algo unitario sino que bifurca en un enorme número de asociaciones. Cada neurona encaminada hacia la piel es una fibra conductora de datos e información que resultará en conocimiento. Quizás la adquisición infantil del conocimiento e intelecto opera en dos etapas, una relacionada con el tacto y la otra relacionada con la vista.
19.may.1999
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Glosario de Carlos von der Becke.