Todos los sistemas nerviosos se derivan de una lámina simple de células diferenciadas ya en el embrión más temprano que posteriormente se va a proyectar estereotipicamente hacia otras regiones del sistema nervioso central. Mediante técnicas especiales los embriones pueden sufrir la reacomodación de esa lámina simple y el resultado de esa técnica se observa luego en el sistema nervioso central que luego de madurar, va a mostrar cómo se reacomodaron los elementos constitutivos. Por consiguiente, muy temprano en el desarrollo embrionario hay pautas fijas de alineación normal. Mediante técnicas avanzadas el, patrón de desarrollo del sistema nervioso se puede ir identificando con toda facilidad para cualquier especie de vertebrados a partir de las primeras etapas del desarrollo.
En el vertebrado en vías de desarrollo, las primeras sinapsis entre neuronas embrionarias como regla general, nunca quedan en el adulto. En la etapa inicial esas sinapsis son funcionales pero inestables ("Proto-mapa tentativo"). Esas sinapsis juveniles pueden formarse, romperse, realizarse en sitios equivocados, etc. Luego se estabilizan como consecuencia de una compleja maduración. Al final queda fijado un mapa típico de una serie enorme de sinapsis adultas. Las sinapsis adultas son el resultado de un riguroso proceso de selección por la vía de la eliminación por el error. En esa etapa los sitios potenciales de sinapsis se prueban experimentalmente, y las sinapsis adultas solamente permanecen en regiones donde la neurona postsináptica puede ser estimulada convenientemente. Este tipo de mecanismo recibe el nombre de hebbiano (propuesto por Hebb).
Para formar un mapa de las superficies receptoras sensoriales externas, el sistema nervioso central las reproduce con alta fidelidad a través de un proceso en dos etapas.
Hay primero una etapa de construcción de un alineamiento estereotípico (estereo significa espacio).
Esto significa en concreto que un número importante de axones presinápticos eligen hacer sinapsis con alguna neurona postsináptica en la zona donde finalmente existirá el mapa (protomapa). Hay algunas pautas autoorganizantes para esa selección, ya que la búsqueda se ayuda de moléculas membranarias (CAMs) para lograr encontrar conexiones factibles.
Luego le sigue una etapa cuyo logro final es el de lograr punto a punto una fidelidad entre el receptor sensorial externo y la corteza cerebral. Esta selección depende de la actividad de los puntos sensores y se ayuda de otra neuromolécula, la NMDA. Esta compleja maduración es la que implica el buen éxito final.
Martha Constantine-Paton, Activity and Chemoaffinity in the Development of Sensory Maps, en Proceedings of the course in developmental Neurobiology, volumen 1, Fidia Research Foundation, Thieme, 1991.
23.feb.2001
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Colección de lecturas de Biología- Carlos von der Becke.