Muere mucho ganado. Los de la estancia de Areco (actual provincia de Buenos Aires, Argentina)
calientan con él los hornos de amasar y de cocinar. Con limpios huesos
de caballo queman los ladrillos. Fuera de esa utilidad que estos carnívoros
le prestan al país, hacen grandes daños a los corderitos. En cuanto
tienen apenas una semana de edad o siendo más grandes, alguno de ellos
se acuesta o se cae, ya están ahí los cuervos y en seguida se dirigen
a los ojos. Los comen como lo primero arrancándolos de la cabeza.
Frecuentemente he contemplado con compasión en mi majada estos corderos
comidos, a veces aún vivos, sin ojos y el cuarto posterior devorado
hasta el hueso.
23.feb.2001
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Colección de lecturas de Biología- Carlos von der Becke.