COSTOS ENERGETICOS DE RECOLECCION DE ALIMENTOS -
¿Cuánto cuesta
un joule en términos de joules? En la mayoría de las poblaciones naturales,
por cada joule que se gasta en recolectar alimento se obtiene de 2
a 20 veces en términos de energía alimentaria. Esto rige tanto para
animales cuyos gastos son muy altos, como el colibrí, que consume
---330 cal--- por minuto, como tambien para aquéllos cuyos gastos
son muy bajos, como la libélula que consume --- una cal -- por día.
En las sociedades humanas simples no afectadas por la Revolución Industrial,
que utiliza alegremente los combustibles fósiles no renovables - carbón,
petróleo, gas - ocultos bajo tierra, la relación es similar a
la que acabamos de anotar. Los recolectores cazadores recuperan de
5 a 10 joules por cada joule invertido, la primitiva agricultura rotativa,
que no usa fertilizantes, rinde 20 joules por joule. Casi toda la
población adulta participa de la tarea de recolectar alimentos. Esto
ya no es válido para la sociedad post Revolución Industrial ni es
válido para algunas sociedades de insectos (la abeja). En la Argentina
un 20 % interviene en el sistema de provisión de alimentos, con un
2 % de agricultores propiamente dichos y un 18 % dedicado a su distribución
y venta. El 80 % restante se dedica a otras opciones. De la industria
total argentina, un 15 % es industria de los alimentos y bebidas.
Entonces una estimación grosera indicaría que con 2 % de agricultores
se satisfacen los requisitos del 100 % y además se exporta abundantemente.
Así el cociente es de cincuenta o más joules por cada joule. No es
así. Al final del siglo pasado, contabilizando los percherones, trabajo
humano y otros aportes, se obtenía un joule aproximadamente por cada
joule. Con fertilizantes, tractores, combustibles, industrialización
y refrigeración en supermercados, se obtiene 0,1 joule de alimentos
por cada joule invertido en su aprovisionamiento. La cifra no incluye
la preparación culinaria que a veces abarca microondas y cuchillos
eléctricos. Hay mucho margen para aportar mayor eficiencia, pero la
base de esta ineficiencia deriva del bajo costo relativo de los joules
liberados a partir de combustibles fósiles, que están subsidiando
nuestra muy elevada producción de alimentos, así como el resto de
nuestra forma de vida industrial. Por supuesto, otros animales consumidores
no pueden imitar tanto derroche, porque su ingreso energético debe
superar a sus gastos. Lo mismo que esos consumidores, el hombre depende
en último análisis del sol, de la energía solar. Pero hay una importante
diferencia. El ser humano ha conseguido aprovechar la energía solar
almacenada durante millones de año. Nos estamos dando cuenta que
pronto se ha de agotar. Gracias al subsidio de combustibles que no
estarán disponibles para nuestros hijos y nietos, podemos mantener
nuestra forma de vida tan ineficiente en comparación con la de otros
consumidores animales.