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CvdBfábricas quimiosintéticas - Tyler Bonner - lectura 57 -
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LECTURA 57
FABRICAS QUIMIOSINTETICASExaminaremos algunas especies de bacterias que
poseen extraordinaria habilidad para obtener energía de extrañas
reacciones químicas que ellas mismas fomentan. La energía la emplean
para todas sus funciones vitales. Aunque las bacterias quimiosintéticas se
diferencian entre sí por el tipo de reacción química que son capaces de
estimular, en todos los casos el método es basicamente similar. Un
buen ejemplo son las bacterias que habitan en el suelo y queman
amoníaco. Esto significa que promueven la combinación de amoníaco
y oxígeno para formar ácido nitroso y agua. Esta reacción libera
energía que ellas captan y emplean para producir azúcares a partir del CO2 y el H2O. La
bacteria acumula así un combustible de alto valor energético,
esto es, los azúcares. Al quemar este azúcar mediante la respiración, la
bacteria obtiene la energía que necesita para elaborar sus proteínas
y todas las demás sustancias que necesita. Su minúscula máquina
funciona perfectamente mientras tenga azúcares para quemar y elabora
su propio azúcar fomentando la oxidación del amoníaco y viviendo
como parásito de esa oxidación. Estas bacterias, dicho sea de paso,
son muy importantes en el suelo porque fijan el nitrógeno gasesoso
del amoníaco al convertirlo en compuestos nitrogenados, tan necesarios
para la fertilidad de la tierra. El amoníaco no es la única sustancia
que atacan. Existe otra especie, por ejemplo, la que convierte
el ácido nitroso en ácido nítrico y nuevamente capta energía. En muchos
pantanos, especialmente donde el lodo es negro, las bacterias quimiosintéticas
queman el sulfuro de hidrógeno H2S y lo convierten en azufre.,
S. Además pueden oxidar ese azufre para elaborar ácido sulfúrico
y la energía resultante de estas reacciones tambien la usa la bacteria.
Pero quizás la más notable de todas sea la especie que quema gas hidrógeno
H2 formando agua H2O y aprovecha la energía sobrante
de esa sencilla combinación para elaborar los complicados constituyentes
químicos de su protoplasma. Siempre deben estar en las cercanías de
alguna sustancia química que necesitan para obtener energía a partir
de ella, lo cual significa que su posición en el ambiente es estrictamente
limitada.
John Tyler Bonner, Células y sociedades, Eudeba, 1962, p. 167