Después de cuatro años de batallar contra las distintas desviaciones revisionistas de la Liga Internacional de los Trabajadores-Cuarta Internacional (LIT-CI), habiendo terminado el Quinto Congreso Mundial, podemos afirmar que estamos frente a la cristalización del curso revisionista de esa organización. Su dirección, liderada por la Tendencia Reconstrucción (TR), con la cual colaboran y a la cual apoyan la Tendencia Nuevo Curso (TNC) y la Tendencia Trotskista (TT), ha provocado la degeneración política, organizativa y hasta moral de la LIT y sus secciones, llevando a la liquidación de nuestra Internacional y de la mayoría de sus partidos nacionales. Estamos, entonces, en una situación particularmente grave para los trabajadores y su vanguardia revolucionaria (el trotskismo ortodoxo) en la larga y dura lucha que viene librando la Cuarta Internacional por resolver la crisis de dirección revolucionaria.
Sin embargo, la situación objetiva plantea al rojo vivo la disyuntiva "socialismo o barbarie", por lo que la construcción de la dirección revolucionaria internacional que la clase obrera necesita para derrotar a la barbarie capitalista haciendo la revolución socialista sigue siendo la necesidad más urgente de la humanidad. Por eso, a pesar de que sólo somos un puñado de militantes, los trotskistas que seguimos levantando las banderas de la Tercera Internacional de Lenin y Trotsky, de la Cuarta Internacional de Trotsky y de la LIT-CI de Moreno, nos proponemos seguir adelante con la construcción de una organización internacional obrera, revolucionaria y bolchevique, para dar continuidad a esa gigantesca tarea. La Conferencia de la Tendencia Bolchevique Internacionalista (TBI) de julio de 1994 resolvió romper con la LIT-CI de los revisionistas y constituir el Centro Internacional del Trotskismo Ortodoxo (IV Internacional) —CITO (CI)—. Rompemos después de haber dado, con nuestros errores, debilidades y limitaciones, una prolongada y dura batalla política y metodológica para tratar de evitar que el revisionismo degenerara a la LIT-CI. No rompemos porque seamos fraccionalistas y "rupturistas" incurables, como argumentan los revisionistas. Nuestra decisión de romper tampoco responde a que discrepemos con el revisionismo en tal o cual aspecto parcial, por importante que éste sea. La LIT-CI degeneró globalmente, revisó principios fundamentales del trotskismo revolucionario en relación al programa, a la política, al tipo de partido, a su régimen y a la moral revolucionaria; en el desarrollo de su política, el revisionismo ubicó a la LIT-CI en la trinchera de clase equivocada —como en la guerra en la ex Yugoslavia—, y liquidó el carácter bolchevique de la Internacional y sus secciones. Rompemos aplicando un método marxista, objetivo, que nos lleva a la conclusión de que la LIT-CI ha dejado de ser la herramienta que necesita la clase obrera mundial para hacer la revolución socialista.
Rompemos porque la LIT-CI de los revisionistas ya no es nuestra LIT-CI, la LIT-CI de Moreno, sino una organización totalmente diferente. Nos organizamos como Centro internacional del Trotskismo Ortodoxo (IV Internacional) para centralizar las fuerzas de todos los partidos y militantes revolucionarios que estén por dar continuidad a la lucha que por décadas —hasta su muerte— lideró Nahuel Moreno: la de la construcción de una dirección internacional marxista revolucionaria, trotskista ortodoxa.
Moreno decía:
Los avatares de nuestra historia tienen sus motivos más profundos en los grandes hechos de la lucha de clases y la política mundiales. Son estos grandes hechos, que golpearon sobre direcciones generalmente no proletarias y no formadas en la conducción de grandes movilizaciones revolucionarias de la clase obrera, la explicación última de nuestros avances y retrocesos, así como de nuestras divisiones y unificaciones. (1)
La LIT es revisionista porque ha abandonado el Programa de Transición, cuyo método Trotsky definía así:
Es necesario ayudar a las masas, en el proceso de la lucha cotidiana, a encontrar el puente entre sus reivindicaciones actuales y el programa socialista de la revolución. Este puente debe contener un sistema de reivindicaciones transitorias, que partan de las condiciones actuales y de la actual conciencia de amplias capas de la clase obrera y conduzcan invariablemente a un solo resultado final: la conquista del poder por el proletariado. (2)
El revisionismo ha renegado del Programa de Transición y lo ha reemplazado por el programa mínimo y máximo de los reformistas. Dicho en palabras de Trotsky:
La socialdemocracia [...] dividió su programa en dos partes independientes una de otra, el programa mínimo, que se limitaba a reformas en el marco de la sociedad burguesa, y el programa máximo, que prometía la sustitución del capitalismo por el socialismo en un futuro indeterminado. Entre el programa mínimo y el máximo no había ningún puente. Y, realmente, la socialdemocracia no necesita tal puente, ya que la palabra socialismo le sirve sólo para las arengas domingueras. (3)
Este curso socialdemócrata de la dirección revisionista de la LIT-CI ha obedecido a la presión de "grandes hechos de la lucha de clases y la política mundiales", en particular, al curso regresivo en que entró la revolución política después de los primeros triunfos democráticos.
Cuando el imperialismo, a caballo de su contraofensiva económica, política y militar, sale eufórico a proclamar la "muerte del socialismo totalitario e ineficiente" y la superioridad del "capitalismo democrático y eficiente"; cuando las mismas direcciones que se habían encaramado en la lucha de las masas del Este, ahora desde el gobierno, se lanzan a degenerar las libertades conquistadas en la podrida democracia burguesa y a arrebatar a los trabajadores todas sus conquistas para restaurar el capitalismo; cuando los distintos sectores burocráticos levantan la "ultrademocrática" bandera de la "independencia nacional" para desmembrar a los Estados obreros al servicio de sus propios intereses, llegando en múltiples casos a sangrientas guerras interburocráticas; cuando todo esto sucede, el revisionismo capitula al imperialismo y a esas direcciones y gobiernos y a la campaña que dice que "el socialismo fracasó", e inicia un curso que los lleva a revisar y abandonar los principios más elementales del trotskismo ortodoxo.
Por eso se deja de decir a los trabajadores que esos Estados obreros, a pesar de la dictadura burocrática, eran nuestras más gigantescas conquistas, y que había que defenderlos frente al ataque del imperialismo y la burocracia, que buscan destruirlos como conquistas de la clase y volver hacia atrás restaurando el capitalismo. El revisionismo tiene el mismo discurso que el imperialismo, que dice que no eran Estados obreros conquistados a través de revoluciones sino "Estados burocráticos"; que frente a esto las guerras interburocráticas son muy progresivas porque son "de liberación nacional"; que hay que obligar a esos Estados a desarmarse lo más rápido posible reconvirtiendo la industria militar para que la economía pueda ser "eficiente" y "satisfaga las necesidades populares"; que la "democracia" restauracionista tutelada por el imperialismo es un avance frente al Estado obrero burocrático, y que la invasión imperialista es el mal menor en relación a los "nazi-stalinistas".
Esta ruptura con los análisis y la política de clase no se limita al Este:se hace mundial. En nuestro documento fundacional, las Conclusiones de la Reunión Internacional realizada en Bogotá en enero de 1993, denunciábamos que el revisionismo
se aleja cada vez más del método del Programa de Transición y se desliza crecientemente hacia el etapismo [...] El epicentro de todas las desviaciones está en haber abandonado nuestra tradicional definición y método marxista y de clase: el enemigo de la clase obrera mundial, al que tenemos que derrotar para hacer la revolución socialista, es el imperialismo y la burguesía.
Desgraciadamente el revisionismo siguió en esta dinámica. En todos lados abandona el Programa de Transición y lo reemplaza por un programa máximo para el futuro ("el verdadero socialismo") y un programa mínimo para hoy: la democracia burguesa. De esta forma, los revisionistas capitulan a la política central que aplica el imperialismo para frenar y derrotar a las masas: la reacción democrática, con sus elecciones, referendums, pactos, treguas y negociaciones. Y también capitulan a las tácticas militares que el imperialismo emplea crecientemente para imponer esa política: las intervenciones armadas "humanitarias", "contra los genocidios", "contra el hambre", "contra las dictaduras", "contra el narcotráfico", "por la independencia nacional" y "por la paz".
Que ésta es la política y el programa de los revisionistas se ha demostrado en los procesos fundamentales de la lucha de clases a escala mundial en el último período.
El Quinto Congreso Mundial de la LIT-CI votó que su campaña internacional más importante es la de Ayuda Obrera a Bosnia. Culminó de esta manera una política que, desde hace más de dos años, ha colocado a la LIT- CI en el campo político y militar imperialista.
En la ex Yugoslavia se desarrolla una guerra entre las burocracias serbia, croata y musulmana, dividiendo y enfrentando entre sí a la clase obrera, que antes luchaba unida contra esa burocracia. Nuestra corriente definió esta etapa de la guerra como interburocrática, mientras los revisionistas la definen como "de liberación nacional" desde el bando musulmán y croata, y como "expansionista", "genocida" y "nazi-stalinista" desde el bando serbio.
En esa guerra, por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, tropas imperialistas (hoy son más de 30.000 cascos azules) invadieron el territorio de un Estado obrero. Para los revisionistas se trata de "fuerzas sin poder ofensivo, [...] de interposición, [para] mantener el status quo." Para nuestra corriente esas tropas están allí para imponer los objetivos del imperialismo: la restauración del capitalismo y la división de la ex Yugoslavia en "países" semicoloniales. Son el brazo armado de la política de reacción democrática del imperialismo, que en este caso se concreta en la firma de un pacto que institucionalice esos objetivos.
Para ello, el imperialismo se apoya en todas las direcciones y gobiernos burocráticos, sean serbios, croatas o musulmanes, porque todos ellos, mientras pelean encarnizadamente entre sí para defender sus propios privilegios y territorios, al mismo tiempo son restauracionistas y proimperialistas. Por eso todos esos gobiernos y direcciones, incluidos Milosevik y Karadzik (que es el único que hasta ahora no quiere firmar el "plan de paz" imperialista), están de acuerdo en la presencia de las tropas de la ONU, no combaten contra ellas y negocian con el imperialismo bajo esas condiciones.
Frente a esta situación, desde hace dos años hay dos políticas opuestas: los revisionistas dicen que el eje es apoyar a los bosnios musulmanes y también a los croatas contra los serbios para conquistar la "liberación nacional"; nuestra corriente sostiene que el eje debe ser expulsar al imperialismo, combatiendo y derrotando a sus tropas invasoras. Estas dos políticas surgen de dos programas, también opuestos. Los revisionistas levantan un programa etapista, según el cual, para que " mañana [la federación socialista] sea posible, hoy hay que luchar por la independencia Bosnia". Para nuestra corriente, el combate contra el imperialismo es el primer paso para reunificar a la clase obrera de la ex Yugoslavia para que derroque a sus gobiernos burocráticos, tome el poder, evite la restauración del capitalismo y la semicolonización, y recupere la unidad que conquistó la revolución yugoslava a fines de la Segunda Guerra Mundial (y que el imperialismo y las burocracias destruyeron), constituyendo una Federación.
Estas dos posiciones opuestas nos colocaron en trincheras enfrentadas cuando el imperialismo atacó militarmente a los serbios bosnios y éstos respondieron a esos ataques. El revisionismo mantuvo su política, argumentando que eran sólo escaramuzas, no una guerra total (lo cual es cierto). Para nuestra corriente, el problema no era la magnitud del enfrentamiento militar, sino de qué lado debían ubicarse y pelear los trotskistas. Nosotros estábamos junto a los artilleros serbios que dispararon contra los aviones ingleses y norteamericanos; estábamos junto a los soldados serbios que enfrentaron los ataques terrestres de los cascos azules. Los revisionistas estaban junto a los pilotos imperialistas y a los cascos azules.
Con esta posición, los revisionistas traicionaron toda nuestra tradición de que siempre estamos por la derrota militar del imperialismo, independientemente del régimen y el gobierno del país o la nacionalidad atacados. Así se ubicó la LIT-CI de Moreno en las guerras (Malvinas, por ejemplo). Y también en las "escaramuzas": cuando el imperialismo derribó aviones de la Libia de Khadaffi (el accionista de la FIAT, íntimo amigo y socio del imperialismo italiano, con pretensiones "expansionistas" sobre el Chad), en esa "escaramuza" no vacilamos en ponernos en el campo militar de Libia contra el imperialismo.
La culminación de esta política revisionista es la campaña de Ayuda Obrera Internacional a Bosnia, que consiste en enviar convoyes de camiones con "ayuda humanitaria" para los musulmanes bosnios. Esa campaña tiene el apoyo político, financiero y militar del imperialismo. Los periódicos de la LIT-CI han publicado las fotos donde se ve a los cascos azules escoltando a los convoyes para que puedan llegar a destino. La Verdad Socialista , órgano de la sección de la LIT-CI en España, da una pintura acabada de cómo esa campaña es parte de la política imperialista en todo terreno. Comienza informando que "el segundo convoy...dio un importante paso para abrir la estratégica Ruta Norte a Tuzla, al conseguir el permiso de la ONU... Sigue celebrando que el 10 de marzo el Parlamento Europeo aprobó una resolución en apoyo a Ayuda Obrera Internacional". Y termina felicitándose por el apoyo económico que empieza a recibir del "Ayuntamiento de Sant Vicenç dels Horts" y del Ayuntamiento de Arganda, ambos de España. (4) Todo esto significa que la ONU imperialista utiliza al convoy "humanitario" como herramienta político- militar, para "abrir rutas estratégicas"; que el igualmente imperialista Parlamento Europeo apoya políticamente la campaña, y que sectores del imperialismo español llegan incluso a apoyarla financieramente.
Si el imperialismo apoya a la Ayuda Obrera Internacional a Bosnia es porque esta campaña sirve a sus intereses, es el ala "izquierda" y "obrera" de su política de reacción democrática y de su operación militar en la ex Yugoslavia. ¿Qué habría pasado si los serbios bosnios atacaban al convoy, y los cascos azules repelían el ataque? Sencillamente que el imperialismo tendría una colosal bandera "obrera y de izquierda" para seguir mintiendo al movimiento de masas sobre el carácter "humanitario" y "pacifista" de su operativo militar... y que los revisionistas tirarían contra los serbios codo a codo con los cascos azules.
El verdadero carácter proimperialista y reaccionario de esta campaña queda en evidencia en las consignas que levantan los revisionistas, que estaban grabadas en las camisetas que vendían los invitados del WRP británico (el "inventor" de la campaña) y los delegados de la sección británica en el Quinto Congreso Mundial de la LIT-CI: "Ayuda Obrera a Bosnia. Luche contra el fascismo."
También se expresa en el programa que la sección española de la LIT-CI levantó para las elecciones al Parlamento Europeo, cuya única consigna referida a la ex Yugoslavia era: "No al embargo de armas a Bosnia". La capitulación al imperialismo del propio país es total, ya que no se reclama que salgan de la ex Yugoslavia las tropas imperialistas españolas ni se lucha contra la Royal Air Force de Su Graciosa Majestad británica, que atacó a los serbios desde las bases que les suministró el imperialismo italiano. Si la Ayuda Obrera Internacional a Bosnia hubiera exigido el retiro de los cascos azules y el desmantelamiento del operativo militar naval y aéreo de la NATO, no habría tenido apoyo político ni militar de la ONU ni del Parlamento Europeo. Si el partido español hubiera exigido que salieran de la ex Yugoslavia las tropas de su propio país imperialista, no habría logrado un centavo de ningún municipio para su campaña. Este es el vergonzoso papel que juegan los revisionistas de la LIT-CI, al aplicar consecuentemente su programa etapista: "hoy" democracia (imperialista); "mañana", socialismo.
La cuestión de la ex Yugoslavia es particularmente importante por varias razones. En primer lugar, porque la lucha de clases, al provocar enfrentamientos armados entre los serbios bosnios y las tropas de la ONU y de la NATO, puso en blanco sobre negro las diferencias entre el trotskismo ortodoxo de nuestra corriente y el revisionismo de la LIT-CI, entre nuestra claridad estratégica sobre el enemigo de clase y la capitulación de los revisionistas a ese enemigo de clase, entre el programa de transición que nosotros defendemos y el programa democrático burgués etapista que levanta el revisionismo. En segundo término porque en la ex Yugoslavia el revisionismo, con la Ayuda Obrera Internacional a Bosnia, dio un salto cualitativo: de la propaganda proimperialista a la acción proimperialista . Y en tercer lugar porque la ex Yugoslavia es sólo un laboratorio de la política imperialista, un ensayo de lo que intentará llevar a cabo en todo el Este de Europa, y en particular en la ex URSS; la política del revisionismo, es a su vez, la preparación de políticas y acciones similares cada vez que el imperialismo intervenga para acelerar la destrucción de los Estados obreros, su semicolonización y la restauración del capitalismo.
En la ex URSS, el imperialismo y los diferentes sectores de la burocracia se dieron a la tarea de destruir ese Estado obrero, que era la máxima conquista de la revolución socialista mundial, a pesar de su degeneración burocrática. Lo hicieron combinando una serie de políticas.
En primer término, desmembrando a la ex URSS en una serie de países, lo cual significa un retroceso tremendo de las fuerzas productivas y una catástrofe económica pavorosa, dado el alto grado de integración que antes tenía esa economía. Por supuesto, todo esto se hizo tras la bandera democrática de la autodeterminación nacional. Este desmembramiento fue hasta ahora pacífico en algunos casos, pero en otros ha dado lugar a múltiples guerras interburocráticas similares a la de la ex Yugoslavia, con la consiguiente división y enfrentamiento entre sectores del proletariado soviético. Nosotros, los trotskistas ortodoxos, caracterizamos este proceso como regresivo, y levantamos como política actual , opuesta a la del imperialismo:
¡No a las fronteras económicas entre las naciones de la ex URSS! ¡No a los gobiernos y direcciones que nos quieren llevar a guerras comerciales y enfrentamientos militares! ¡No permitamos que nos conviertan en una nueva Yugoslavia! ¡Federación Socialista, democrática y libre de la ex URSS, sin fronteras económicas y sobre la base de la economía nacionalizada, democráticamente planificada y coordinada a escala de Federación por la clase obrera y el pueblo! (5)
En nuestras Conclusiones , decíamos:
[La] Federación Socialista Libre [...] no es una consigna para el futuro; es la consigna más concreta en la situación actual , la única que puede resolver la catástrofe en que han caído los Estados obreros por culpa de la burocracia y el imperialismo: el derrumbe económico y sus consecuencias trágicas para las masas, las guerras entre nacionalidades, el proceso en curso de semicolonización y restauración del capitalismo.
La LIT-CI revisionista, por el contrario, se acopló a la política imperialista-burocrática, celebró con alegría la "destrucción de la cárcel de pueblos", apoyó con un silencio cómplice el establecimiento de esas fronteras económicas y se opuso a levantar como política actual la Federación Socialista Libre. Planteó lo mismo que para Yugoslavia: hoy , "independencia nacional"; mañana , Federación Socialista.
En el terreno económico, la política imperialista-burocrática fue destruir una de las dos bases fundamentales de la economía de transición, el monopolio estatal del comercio exterior, y hoy avanza en la destrucción del otro pilar: la ausencia de propiedad privada de los medios de producción. Los trotskistas ortodoxos respondimos diciéndoles a los trabajadores de la ex URSS que la expropiación de la burguesía y el monopolio estatal del comercio exterior eran conquistas de la revolución obrera y socialista, que había que recuperar y defender. Que había que luchar por reimplantar el monopolio estatal del comercio exterior bajo control obrero, y que había que derrotar las privatizaciones, defendiendo la propiedad estatal de los medios de producción y de cambio, también bajo control de los trabajadores.
La LIT-CI revisionista se negó a luchar por la restauración del monopolio estatal del comercio exterior, haciéndose cómplice directa de una de las herramientas centrales del imperialismo para semicolonizar esos países y restaurar en ellos el capitalismo: el "libre comercio". En cuanto a las privatizaciones, los revisionistas dijeron oponerse a ellas, pero al mismo tiempo negaron que la expropiación de la burguesía fuera una conquista de la revolución obrera y socialista, calificándola como una forma de propiedad privada del "Estado burocrático". Es decir, se sumaron a la campaña imperialista para engañar a los trabajadores e impedirles defender sus conquistas.
En el terreno político, la política imperialista-burocrática fue degenerar las conquistas democráticas logradas en la primera oleada de la revolución política: la autodeterminación nacional se convirtió en múltiples "países" a medida de cada sector de la burocracia, todos más débiles frente al imperialismo y en proceso de semicolonización, y varios embarcados en guerras interburocráticas; las libertades conquistadas por las masas degeneraron en regímenes más o menos democrático burgueses, con gobiernos burocráticos proimperialistas y restauracionistas.
Los trotskistas ortodoxos enfrentamos esta política levantando la toma del poder por los trabajadores, para instaurar la dictadura revolucionaria del proletariado. La LIT-CI revisionista, por el contrario, no reivindicaba el régimen revolucionario de Lenin y Trotsky, y si bien planteaba para el futuro una especie de régimen soviético, para el presente se ubicaba en el mismo campo democrático burgués que el imperialismo y la burocracia, levantando como consigna central de poder la Asamblea Constituyente. En nuestras Conclusiones , criticábamos a la Resolución sobre la ex URSS votada por los revisionistas en los siguientes términos:
La Resolución no dice que la dictadura revolucionaria del proletariado que construya una Federación Socialista libre es lo único que garantizará verdaderamente el derecho a la autodeterminación nacional; no dice que no puede existir verdadera autodeterminación e independencia dividiendo al Estado obrero en múltiples países con direcciones y gobiernos burocráticos restauracionistas y bajo el control del imperialismo. Todo lo contrario: la Resolución plantea que la solución para que la Federación Rusa no vaya al mismo desastre que Yugoslavia, es que la cuestión nacional se resuelva a través de la democracia burguesa, de la Asamblea Constituyente.
Finalmente, en el terreno militar, la política imperialista, como denunciamos en nuestras Conclusiones , consiste en "desarmar a los Estados obreros y a los países atrasados, para detentar el monopolio absoluto del armamento para utilizarlo contra la revolución mundial". Como dijo Clinton, refiriéndose a "la necesidad de ayudar al pueblo de la ex Unión Soviética a desmilitarizar su sociedad y construir instituciones políticas y económicas libres: Ningún asunto de seguridad nacional es tan importante como la cuestión de quién controlará las armas nucleares y la tecnología de la antigua Unión Soviética ." (6) Por su parte, el secretario de Defensa yanqui, William Perry, calificó a "la asistencia [del imperialismo yanqui] a Rusia, Ucrania, Kazajstán y Bielorrusia en la conversión de sus industrias de defensa en producción de productos civiles" como "defensa [de los Estados Unidos] por otros medios". Y añadió que la "motivación" del imperialismo para "ayudar" a esos países a que hicieran "la conversión de sus industrias de defensa en producción de productos civiles" era "simple y directa: eso ayuda a su economía. Nuestros motivos son que remueve uno de los dos elementos que constituyen una amenaza para nosotros. Un proyecto específico se destina a ayudarlos a tomar una fábrica de armamento y convertirla a la producción de casas prefabricadas". (7)
Los trotskistas ortodoxos llamamos a los trabajadores de la ex URSS a luchar contra el desarme. La LIT-CI revisionista, por el contrario, dice exactamente lo mismo que el secretario de Defensa yanqui. En la Resolución sobre la ex URSS , planteaba, para hoy, "una verdadera reconversión del complejo industrial militar. Y en la versión de esa Resolución votada por el Comité Ejecutivo Internacional (CEI) de abril de 1993, dice que, cuando los trabajadores tomen el poder en la ex URSS:
Uno de los problemas más graves, quizás el peor, será [...] la hipertrofia del Sector I y, en especial, de la industria militar. Esto exigirá una amplia y nada fácil reconversión, lo que [...] significará adecuar el aparato productivo del nuevo Estado obrero a las necesidades de las masas.
La capitulación a la reacción democrática de los revisionistas ha llegado a tal extremo que utilizan el mismo argumento que el imperialismo, cuando les dicen a los trabajadores que, para satisfacer sus necesidades, es muy bueno que la Rusia actual y el Estado obrero del futuro se desarmen mientras los yanquis siguen armados hasta los dientes.
En síntesis, respecto de la ex URSS también hay dos programas y dos políticas opuestas por el vértice: el programa de transición de los trotskistas ortodoxos, cuyo norte es enfrentar y derrotar al enemigo de clase imperialista y a sus socios burocráticos, y el programa reformista de los revisionistas, cuyo centro está en acompañar la política imperialista de reacción democrática con un lenguaje "democrático radical".
1
Nahuel Moreno y Mercedes Petit, Nuestra experiencia con el lambertismo,
Colección Inéditos de Nahuel Moreno, pág. 125).
2
León Trotsky, Programa de Transición, Editorial Crux, La Paz,
Bolivia, s / f, pág. 33.
3
Idem, págs. 33-34.
4
La Verdad Socialista, Nº 2, 24-3-93.
5
Sobre la Situación Mundial y Nuestras Tareas, documento presentado por
la TBI al Quinto Congreso Mundial de la LIT, pág. 23.
6
Ciencia Política, Nº 29.
7
Folha de San Pablo, 19-3-94.