Ya desde enero de 1993, en nuestras Conclusiones, señalábamos:
La crisis por la que está atravesando la Internacional es global y se viene profundizando de manera acelerada. Como ya hemos señalado, abarca todos los terrenos: teórico, programático, político y metodológico. Un rasgo fundamental de la crisis es el nacional trotskismo que se manifestó en toda la etapa inicial, con la concepción del partido madre impulsada y desarrollada por la dirección argentina. El nacional trotskismo ahora se expresa en la dinámica federalista que ha adquirido la LIT después del IV Congreso.
También explicábamos las causas fundamentales de esta degeneración:
IV. 1- "La crisis histórica de dirección y la actual crisis"
La muerte de Moreno en enero de 1987 abrió una crisis histórica de dirección en nuestra Internacional. A partir de entonces no hubo dirección probada y con autoridad. La crisis histórica atraviesa como un hilo rojo toda la crisis de la LIT desde 1987.Como toda crisis histórica, sólo era y es posible resolverla en un trabajo largo y duro entre del movimiento obrero y teniendo una política para construir una nueva dirección.
Pero la crisis histórica no tenía por qué conducir fatalmente al curso cada vez más revisionista en que estamos. El primer Congreso -- 1985 -- y las orientaciones adoptadas hasta la muerte de Moreno dejaron, en términos generales, correctamente armada a la Internacional y a sus secciones para seguir interviniendo en la lucha de clases. Aún más, el ascenso y las luchas que se libraron durante los años de 1987, 1988 y 1989 podrían habernos ayudado a avanzar.
No se pueden diluir todos los problemas en la crisis histórica. Tampoco se puede justificar todo con la debilidad de la dirección que quedó. Lo de Somalia no es una debilidad; ¡es una posición política! Hay responsabilidades concretas que nos se pueden eludir. La crisis y la tendencia al revisionismo surgieron después de la muerte de Moreno y no antes. O se nos demuestra que fuimos oportunistas con Vietnam, con Portugal, con Polonia, con Nicaragua, con Malvinas, o el intento de hacer responsable a Moreno por los errores que nosotros cometimos y cometemos es un intento de renegar de nuestra gloriosa tradición.
Guardando todas las proporciones vale la pena hacer la analogía con la crisis histórica abierta con el asesinato de Trotsky. La dirección débil e inexperta que quedó enfrentó muchas dificultades para dar respuesta a los grandes problemas que se presentaron en la lucha de clases en la guerra y la posguerra. Pero apoyándose en el Programa de Transición, en la teoría- programa de la revolución permanente, en el método trotskista, en las enseñanzas de Lenin y de la Tercera Internacional, dio respuesta a todos estos problemas aunque con tardanza. La crisis de dirección abierta con la desaparición de Trotsky se estaba empezando a superar, aunque lentamente, con el proceso de maduración de la nueva dirección. Pero —como dice Moreno—: "Este proceso de superación de la crisis de dirección provocada por el asesinato de Trotsky se corta abruptamente como consecuencia del revisionismo pablista".
En el caso concreto de la LIT la dirección que quedó luego de la muerte de Moreno -- dirección controlada y hegemonizada por la dirección del partido argentino -- jugó desde un principio un rol fundamental en conducir a la Internacional a la actual crisis. Aún más, entre 1987 y 1990 todos los intentos que se dieron parciales y débiles de resistir los errores y equivocaciones de la dirección, en los partidos y en la Internacional, fueron controlados o aplastados con métodos burocráticos y bonapartistas.
A partir de 1990 las condiciones objetivas dejaron de ser tan favorables para la construcción de la Internacional como en el período anterior, las presiones del imperialismo, de la reacción democrática y de la clase media se intensificaron. Pero el rol de la dirección ha seguido siendo fundamental para llevar a la LIT cada vez más a posiciones revisionistas y al abandono del centralismo democrático. Es una dirección que, en lugar de batallar contra esas presiones y armar a la Internacional, cede a las mismas. Esto se ha puesto mucho más claro en el año que ha transcurrido desde el Cuarto Congreso.
IV. 2- "Las causas de la crisis"
La Internacional y sus partidos, con desigualdades, hemos sido sometidos a una fuerte presión por parte del imperialismo, la reacción democrática, el parlamentarismo —y en ciertos momentos por el retroceso del movimiento obrero—. Esta presión se dio en el marco de la crisis histórica de dirección abierta con la muerte de Moreno. Pero esta combinación no lo explica todo. Nuestros partidos y direcciones siempre están sometidos a las presiones de las clases enemigas, pero no siempre ceden a ellas. Tenemos que explicarnos por qué desde 1987 hemos tenido una dirección que le ha cedido sistemáticamente a esas presiones. Hay causas sociales profundas. Detrás de toda desviación oportunista y de todo curso revisionista, siempre hay profundos problemas sociales y de clase.
Moreno decía que la dirección de la cual él mismo era eje, era débil y no probada, porque no había dirigido un partido con influencias de masas ni una revolución. Pero él, al menos, sí había sido probado en la dirección de luchas importantes en el movimiento obrero, en la construcción del partido en la clase y en el desarrollo de nuestra corriente internacional. El resto de la vieja dirección del partido argentino provenía esencialmente de la pequeña burguesía, del movimiento estudiantil; no se hizo en el movimiento obrero y sus luchas sino respondiendo a las necesidades internas del partido. Tenía años de rentada lo que la hacía marginal de la sociedad y actuaba de acuerdo a las necesidades del aparato, elaborando la política desde las oficinas de los locales y funcionaba con métodos burocráticos que impuso en los partidos y en la Internacional. Junto con esto, practicó desde la muerte de Moreno el más aberrante nacional trotskismo.
Hoy, después del V Congreso Mundial, es un hecho cumplido que la dirección de la LIT cristalizó su curso revisionista. Las razones centrales que explican este curso degenerativo son las expuestas anteriormente. Pero a ellas se agregó un elemento material nuevo: el desarrollo de aparatos financieramente independientes en al menos dos secciones fundamentales: la argentina y la brasileña. Esos aparatos, nutridos por las prebendas parlamentarias y / o sindicales, se hicieron autónomos de los recursos que obtenían los partidos por la vía de los aportes de los militantes y simpatizantes y de la venta del periódico. Y esto llevó hasta el final un proceso de burocratización que Moreno ya había detectado y comenzado a combatir en el partido argentino a comienzos de los años 80. Este factor social, combinado con la presión de la reacción democrática, permite entender lo acelerado y global de este proceso degenerativo.
En la lucha por construir la IV Internacional ha sido necesario dar permanentes batallas contra desviaciones revisionistas que de distintas maneras llevaban a la liquidación de la posibilidad de avanzar en la resolución de la crisis de dirección revolucionaria. La lucha librada por la TBI contra el revisionismo que degeneró a la LIT ha sido un capítulo más de esta larga lucha. Como producto de esta batalla hoy es un hecho que aún existe, aunque debilitada, la corriente internacional trotskista ortodoxa construida por Nahuel Moreno; para centralizarla y desarrollarla nos hemos organizado en el Centro Internacional del Trotskismo Ortodoxo (IV Internacional).
La primera corriente revisionista que debió combatir el trotskismo fueron los "antidefensistas". Cediendo a la opinión de la clase media que prefería la "democracia" capitalista al Estado obrero usurpado por la sangrienta dictadura burocrática de Stalin, esta corriente se negaba a defender a la URSS si era atacada por el imperialismo. Trotsky dio una dura batalla contra los antidefensistas, que terminaron fuera de la Cuarta Internacional.
En la posguerra surgió el "pablismo", otra corriente revisionista que, deslumbrada por la expropiación de la burguesía en los países ocupados por el Ejército Rojo en Europa del Este, pretendió liquidar al trotskismo convirtiéndolo en parte orgánica de los partidos stalinistas. Esta política llevó a la traición de la revolución boliviana de 1952 y a la liquidación de los dos únicos partidos trotskistas que habían logrado influencia de masas: el boliviano y el ceylanés. Su máximo dirigente, Michel Pablo, terminó rompiendo con la Cuarta Internacional.
Los triunfos de revoluciones llevadas a cabo por partidos-ejércitos guerrilleros (China, Vietnam y, sobre todo, Cuba) generaron otro proceso revisionista, el de Ernest Mandel, que se plasmó cuando la juventud estudiantil que protagonizó el ascenso de 1968, emblematizado por el Mayo Francés, se hizo maoísta o guevarista. Cediendo a esos sectores juveniles pequeñoburgueses europeos y latinoamericanos que se volcaron a la guerrilla aislada de las masas o simpatizaban con ella, el revisionismo mandelista se hizo pro guerrillero. Capituló a las direcciones de esas revoluciones (Mao, Ho Chi Minh, Castro), a las que calificó de "revolucionarias". Elaboró una teoría antileninista del partido, según la cual éste debía construirse fusionándose con la "vanguardia de masas", es decir con los partidarios de esas direcciones. Para ello, el mandelismo impulsó que las secciones latinoamericanas de la Cuarta Internacional se volcaran a la guerrilla y que la sección portuguesa se volcara hacia los maoístas partidarios del gobierno burgués de los militares que habían encabezado la revolución de 1974. Esto llevó a la liquidación de los partidos que aplicaron esa política (Bolivia y Argentina; esta última, además, rompió con el trotskismo), y abortó las enormes posibilidades de construir un gran partido obrero y revolucionario al calor de la revolución portuguesa.
Las simpatías por el castrismo produjeron otra variante revisionista: la de la dirección del SWP norteamericano encabezada por Jack Barnes. Su resultado fue la liquidación de la sección de más tradición de la Cuarta Internacional, formada personalmente por Trotsky, que se convirtió en un apéndice de la dictadura burocrática de Castro y rompió con el trotskismo.
A partir de la política de "reacción democrática" inaugurada por el imperialismo bajo el gobierno de Carter, todos los sectores del trotskismo, excepto nuestra corriente, comenzaron a capitular a la democracia burguesa. Mandel escribió su Democracia Socialista y Dictadura del Proletariado , en la cual reivindicaba el Estado imperialista "democrático" como superior al Estado obrero burocrático, y renegaba de la dictadura revolucionaria del proletariado; no apoyó a la revolución nicaragüense, y luego apoyó al gobierno burgués de los sandinistas y la oligarquía nacional hasta el punto de respaldar la expulsión de la Brigada Simón Bolívar; terminó apoyando a Gorbachov, a su "perestroika" restauracionista y a su glasnost democrático burguesa. Lambert se convirtió en defensor del gobierno frentepopulista e imperialista de Mitterrand en Francia.
Todos estos procesos condujeron a duras luchas al interior del movimiento trotskista, entre estas corrientes revisionistas y quienes defendíamos el trotskismo ortodoxo. Estas luchas produjeron, a su vez, unidades y divisiones, que deben ser vistas como pasos imprescindibles en la larga lucha por construir la Cuarta Internacional. Nuestra corriente internacional morenista que existió desde 1953 y adoptó distintos nombres, fue la única que se mantuvo siempre en la trinchera del trotskismo ortodoxo: en el Comité Internacional contra el Secretariado Internacional pablista; en la Tendencia y la Fracción Leninista Trotskista contra el mandelismo; como Tendencia y Fracción Bolchevique para seguir la lucha contra el mandelismo y contra las capitulación al castrismo del SWP; en la Cuarta Internacional-Comité Internacional (CI-CI) para combatir el intento de Mandel y Jack Barnes de disolver las secciones centroamericanas en colaterales del sandinismo; finalmente, como Liga Internacional de los Trabajadores-Cuarta Internacional, para luchar contra el revisionismo del Secretariado Unificado y la capitulación a la burguesía imperialista francesa de Lambert.
El Centro Internacional del Trotskismo Ortodoxo surge del combate contra un nuevo revisionismo, el que surgió de nuestras propias filas y liquidó a la LIT-CI de Moreno. Los puntos fuertes, así como los errores y limitaciones de nuestra corriente sólo pueden entenderse con una caracterización correcta de contra quién combatimos para forjarnos.
Cuando afirmamos nuestra total oposición a la "estrategia" revisionista de construir el programa y la política "interviniendo en el 'proceso de reorganización del movimiento obrero'" para "construir una nueva dirección", señalamos que la LIT-CI revisionista empleaba el mismo método vanguardista de Mandel, pero que su política es mucho más de derecha.
Efectivamente, en aquella época Mandel defendió una política guerrillerista y ultraizquierdista, cediendo a la vanguardia castrista y maoísta, que quería hacer una revolución, pero se equivocaba al creer que lo lograría siguiendo a esas direcciones. Los revisionistas de la LIT-CI siguen a sectores que ni son vanguardia ni quieren hacer ninguna revolución, sino vivir en paz con sus conciencias charlataneando sobre un "verdadero socialismo" para el futuro mientras en el presente se acomodan a la hospitalaria democracia burguesa. Su revisionismo se parece mucho más al de Lambert, que Nahuel Moreno caracterizaba así:
Queríamos demostrar que la política de la OCI (U) para Francia es cualitativamente igual a la del SU para Nicaragua pero, en varios aspectos, mucho peor. Es decir, que todo el ataque que llevamos adelante con Lambert, Just y Favre contra la política del SU en Nicaragua es exactamente la misma que la que llevamos a cabo hoy día contra Lambert en Francia, pero con el agravante de que en Francia se trata de un gobierno frentepopulista de un país imperialista que surgió por un proceso electoral. Es decir, no existe la justificación -- de todos modos inadmisible -- que se cedió a una revolución como podría argumentarse en el caso de Nicaragua. Es decir, la capitulación de la OCI (U) es mucho peor; inclusive a los tipos humanos a los que se capitula. Tomás Borge o cualquiera de las grandes figuras del FSLN no tienen nada que ver con ese repugnante gentleman de Mitterrand y sus socios... 9
Los revisionistas que destruyeron la LIT de Moreno no capitularon, como Mandel, a un Tomás Borge que dirigió una insurrección triunfante de las masas. Capitularon a un Lula que llamaba a parar las huelgas contra el plan de ajuste y a dedicarse a hacer campaña electoral. Capitularon a la "opinión pública" pequeño burguesa que respaldó la "Operación Devolver la Esperanza", como cínicamente el imperialismo llamó a su invasión a Somalia. Y capitulan a los "cascos azules" en la ex Yugoslavia, es decir, a las tropas del responsable de los mayores genocidios de que ha sido víctima la humanidad en toda su historia: el imperialismo.
Esa fue la razón de nuestra lucha contra el revisionismo dentro de la LIT- CI, y es la razón del combate que seguiremos dando contra él, presentando a la clase obrera, y también a los militantes trotskistas engañados por el revisionismo, una alternativa de organización revolucionaria.
Las Tesis de Fundación de la LIT-CI decían:
Los distintos problemas subjetivos por los que atravesamos en todo este proceso no tienen nada que ver con meros errores y debilidades, afirmamos que tiene nombre y apellido: se llama revisionismo, que siempre, durante el curso de esta larga marcha, frente a cada gran acontecimiento de la lucha de clases (sobre todo frente a cada gran triunfo revolucionario de dimensiones mundiales), ha motivado en algún sector de nuestro movimiento una tendencia a la adaptación hacia la dirección burocrática o nacionalista de ese triunfo. En esta larga marcha atravesamos distintos procesos revisionistas y distintas adaptaciones, pero estas adaptaciones pueden variar de tamaño, color y forma, lo que no varían son sus consecuencias: son liquidacionistas. Afirmamos que han sido el principal obstáculo subjetivo en la larga marcha hacia la construcción de una dirección revolucionaria internacional.
El revisionismo de la dirección de la LIT-CI también fue liquidacionista. En lo que constituye un gran triunfo para el imperialismo y el frente contrarrevolucionari, podemos afirmar como conclusión: ¡la LIT-CI de Moreno no existe más!, ¡el revisionismo la liquidó!
Pero el revisionismo no logró destruir totalmente al trotskismo ortodoxo. Dar continuidad a la corriente revolucionaria construida por Nahuel Moreno durante décadas de militancia, es una tarea no sólo necesaria sino también posible. Aunque cualitativamente disminuida en cuadros, secciones, inserción en la clase obrera y fundamentalmente en dirección, la existencia de la corriente trotskista ortodoxa aún es un hecho. La Tendencia Bolchevique Internacionalista (TBI), con su batalla al interior de la LIT-CI, logró centralizar un pequeño pero significativo conjunto de partidos, cuadros y militantes que, aunque cometiendo muchísimos errores y con notoria debilidad, garantizaron dar una batalla principista en defensa de la ortodoxia trotskista y de clase, luchando por rescatar a la mayor cantidad de militantes de la LIT-CI de las garras del revisionismo.
A fines del pasado mes de julio, la TBI reunida en Conferencia Internacional y teniendo en consideración el conjunto de los problemas que hemos explicado en este documento, tomó la seria y firme decisión de romper con la LIT-CI del revisionismo para dar continuidad a la lucha internacional por la construcción de una dirección internacional obrera revolucionaria, trotskista ortodoxa.
Responder a la necesidad de construir una dirección internacional revolucionaria constituye la principal tarea militante del momento: al servicio de ella debemos colocar todas las otras tareas.
Somos conscientes de que la clase obrera vive una difícil situación. En el mundo entero el imperialismo, las burguesías y las direcciones traidoras, es decir, el conjunto del frente contrarrevolucionario, desarrollan una brutal ofensiva golpeando las conquistas obreras y populares, profundizando la explotación, la opresión y la barbarie capitalista. Las direcciones burocráticas y pequeñoburguesas despliegan toda su fuerza para llevar las luchas de los trabajadores a la derrota.
También somos conscientes de nuestra profunda debilidad e inexperiencia como alternativa de dirección internacional. Pero como militantes obreros revolucionarios e internacionalistas tenemos una profunda confianza en la capacidad de nuestra clase movilizada y reivindicamos la plena vigencia de los pilares fundamentales de la obra de Marx, Engels, Lenin, Trotsky y Nahuel Moreno .
Consecuentes con lo anterior y al servicio de centralizar las fuerzas dispuestas a asumir la tarea planteada, hemos constituido el Centro Internacional del Trotskismo Ortodoxo-IV Internacional (CITO-CI) , desde el cual llamamos a la realización de un Congreso Mundial para fundar una organización internacional que dé continuidad a la lucha de Trotsky y Nahuel Moreno por la resolución de la crisis de dirección revolucionaria .
Llamamos a los luchadores obreros revolucionarios. Llamamos a los honestos militantes trotskistas que, confundidos, aún permanecen en la LIT. Llamamos a quienes no se han dejado arrastrar por el charlatanerismo democrático burgués, el parlamentarismo y sus elecciones. A los que conservan consecuentemente el odio de clase contra el imperialismo y la burguesía. A quienes buscan cómo dar una batalla consecuente contra las direcciones burocráticas y pequeñoburguesas para disputarles la dirección de la clase obrera.
Llamamos a todos lo obreros, luchadores populares, a los jóvenes y a las mujeres explotadas y oprimidas, que estén por organizarse para dar una batalla perseverante y consecuente contra el hambre y la barbarie capitalista, por la revolución y la toma del poder por la clase obrera —tal como se hizo con Lenin y Trotsky en Rusia— al servicio de la derrota del imperialismo y de la construcción del socialismo en el mundo.
A todos los llamamos a organizarse en el CITO y en los partidos nacionales que adhieren a él, para juntos enfrentar la tarea más urgente: la construcción de una dirección internacional obrera revolucionaria, trotskista ortodoxa.
Secretariado Internacional
Centro Internacional del Trotskismo Ortodoxo (IV Internacional)
Octubre 12 de 1994
9 Nahuel Moreno, Correo Internacional, Nº 3, febrero de 1982.