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Nahuel Moreno

PARTIDO MANDELISTA o PARTIDO LENINISTA

Edición electrónica: Secretariado Centroamericano, Centro Internacional del Trotskismo Ortodoxo. Julio, 2001
Tomado de Grupó Socialista Guérnica, 2001


El nuevo carácter de nuestros partidos


osotros creemos que el origen de las diferencias que tenemos con la mayoría en todos los terrenos -teórico, programático, estratégico y táctico- nace de una fundamental: la que mantenemos respecto al método de construcción de nuestras secciones. Los compañeros de la mayoría, entre los cuales se destacan Mandel y Germain con sus trabajos teóricos, plantean una serie de definiciones y tareas que pretenden cambiar las normas leninistas de construcción del partido. Para ellos, el sector esencial sobre el cual debemos volcar nuestra propaganda y agitación, el que define los rasgos fundamentales de nuestra política, es la "vanguardia de masas", que existe en todo el mundo. Estas afirmaciones se han transformado en un verdadero principio. [ 1 ]

Para asegurarnos el éxito de nuestra estrategia, que consistiría en ganar la hegemonía dentro de la vanguardia, debemos emplear dos tácticas: 1) realizar campañas políticas cuyos ejes estén definidos por las inquietudes de la vanguardia, con la única condición de que dichas inquietudes "no se opongan a la lucha de las masas [ 2 ] y 2) concentrarnos lo más posible para hacer conocer las acciones "ejemplares" de la vanguardia [ 3 ]. Una vez que hayamos ganado a esa vanguardia de masas, la utilizaremos para dos tareas. La primera, ayudar a los obreros avanzados de los sindicatos a luchar contra la burocracia; la segunda, propagandizar y agitar entre estos obreros la necesidad de que se organicen en comités de fábrica y órganos de poder dual para recibir preparados cualquier oleada futura de luchas masivas generalizadas [ 4 ].

Para completar este esquema, Mandel eleva esta concepción, que al principio aparecía como específica de la actual etapa, al terreno general. Ya no se trata de la función de nuestros partidos en esta etapa y para una región, sino de su carácter para todo el mundo y toda la historia [ 5 , 6 ]. Esta concepción no solo se opone a la leninista-trotskista de construcción del partido, sino que no sirve para nada: ni siquiera para ganar a la vanguardia (a lo sumo permitiría que la vanguardia nos gane a nosotros para sus acciones "ejemplares").

Para los bolcheviques, las cosas son de otro modo: el partido revolucionario tiene que ganar la hegemonía política en la clase obrera y el movimiento de masas. Esto se consigue trabajando sobre ellos, con una política que se plantea para que ellos la tomen. Sólo cuando esto ocurre se puede derrotar a la burocracia. Y así solamente el partido gana su derecho histórico a ser considerado el partido revolucionario, la vanguardia de la clase obrera en la lucha contra el capitalismo.

¿Qué es la vanguardia?

Por la forma en que están planteadas las cosas, es evidente que el punto de partida de esta discusión es una definición precisa de lo que es la vanguardia, qué papel cumple y cuáles son sus relaciones con el partido bolchevique. En el trabajo que citamos más arriba, [ 7 ] Mandel, adelantándose a las conclusiones del documento europeo, trató de dar una interpretación teórica sobre el nuevo papel del partido bolchevique y el de la vanguardia. En este cuadro que resume toda su concepción señala que hay tres segmentos fundamentales en la formación de la conciencia de clase: las masas, que avanzan de la acción a la experiencia y de allí a la conciencia; los obreros avanzados, de la experiencia a la conciencia y de la conciencia a la acción; y el núcleo revolucionario, de la conciencia a la acción y de allí a la experiencia:

A continuación, Mandel dice que, invirtiendo este esquema, se obtiene "la siguiente imagen" (?) de la cual se pueden sacar "conclusiones prácticas" (?). He aquí esa imagen reveladora:

Nos detendremos primero en la cuestión de los tres sectores: las masas, los obreros avanzados (vanguardia) y el partido.

En el marxismo utilizado por Marx hay estructuras (las clases) y superestructuras (las ideologías y las instituciones). Las masas están en la estructura y el partido revolucionario en la superestructura. La clase obrera, las masas y la sociedad en su conjunto, tienen superestructuras que son de dos tipos: objetivas y subjetivas. Las objetivas son las instituciones y las subjetivas las ideologías y las conciencias. Un sindicato, un periódico obrero, un partido, un soviet, una publicación nacionalista, son "superestructuras institucionales, objetivas, de la clase o del movimiento de masas. Los partidos comunistas y socialistas también. La conciencia sindicalista y reformista forman parte de la superestructura ideológica, subjetiva, de la clase obrera. Como son ideologías burguesas, son "falsas conciencias" obreras. La ideología trotskista es la "conciencia verdadera" de la clase obrera y forma parte de la superestructura ideológica o subjetiva. El partido trotskista es la forma objetiva de esa ideología y, por lo tanto, forma parte de la superestructura institucional de la clase obrera.

En la lucha por ganar a la clase obrera y al movimiento de masas, todas estas instituciones e ideologías se combaten encarnizadamente unas a otras. Esto es muy claro. Resumiendo, vemos que hay dos segmentos fundamentales: la estructura y la superestructura. 0, dicho de otra forma, las clases por un lado y las instituciones e ideologías por otro. Mandel, que habla de tres, parte de un hecho cierto, evidente: existe una numerosa vanguardia. Pero con nuestro esquema no tenemos dónde ubicarla; no es ni una clase ni una institución. ¿Es necesario entonces revisar el marxismo? Es decir, ¿existe una tercera categoría? ¿O la vanguardia se ubica en la estructura, junto a la clase obrera y el movimiento de masas? ¿O se ubica en la superestructura, junto al partido?

Todo el trabajo teórico de Mandel se debate en este problema irresoluble. Consciente de que tiene que dar una definición que justifique plenamente el descubrimiento de esta tercera "categoría", dice: "La categoría de "obrero avanzado" parte de la estratificación objetiva inevitable de la clase. Es un resultado de su origen histórico distinto, así como de la diferente posición en el proceso social de producción y su diferente conciencia de clase. [ 8 ]

Pero esta definición no soluciona ningún problema. Si el elemento decisivo es la "estratificación objetiva" dentro de la clase, la vanguardia forma parte de ella, vale decir de la estructura.

Y si se define por su "diferente posición en el proceso social de producción", quiere decir que- aunque sigue siendo parte de la estructura, es otra clase. Finalmente, si se define por su "diferente conciencia de clase" forma parte, junto al resto de las conciencias, de la superestructura.

Esta contradicción se agudiza cuando Mandel nos describe al "obrero avanzado" (o vanguardia). Aquí resulta que esta nueva categoría tiene una "esencia" francamente sorprendente. Es aquella parte de la clase trabajadora que se encuentra involucrada ya en un grado más alto que las luchas esporádicas y que ha alcanzado ya el primer nivel de organización" y "lo que la distingue de las masas es el hecho de que ni aun durante el período de calma abandona el frente de la lucha de clases, sino que continúa el combate, por decirlo así, "con otros medios". Intenta solidificar los fondos de resistencia formados durante la lucha en fondos de resistencia permanentes, o sea, en sindicatos. Publicando periódicos obreros y organizando grupos de educación para éstos, tiende a cristalizar y a elevar la conciencia de clase creada durante la lucha. Por lo tanto, ayuda a darle forma al factor continuidad, oponiéndose a la necesaria discontinuidad en la acción de las masas, y al factor conciencia, oponiéndose al espontaneísmo que lleva consigo el movimiento de masas". [ 9 ]

¿Qué tiene que ver todo esto con "orígenes históricos distintos" "diferentes posiciones en el proceso social de producción" y "estratificación de clase"? Un militante sindical de los mineros ingleses cumple parte de los requisitos que le pide Mandel para ser considerado "obrero avanzado ": "ha alcanzado el primer nivel de organización", "no abandona el frente de "la lucha de clases" en los "períodos de calma", "publica periódicos", "tiende a cristalizar y elevar la conciencia", se "opone al espontaneísmo" y "ayuda" al "factor continuidad". Pero no cumple los otros requisitos: no tiene un "origen histórico distinto al de los mineros ingleses, no está ubicado en ninguna "estratificación de clase", ni ocupa una "diferente posición, en el proceso de producción".

A la inversa, los técnicos proletarizados de la industria automotriz norteamericana que sí cumplen estos tres últimos requisitos (tienen un origen histórico distinto al de la clase obrera yanqui, ocupan -relativamente- un papel distinto en la producción social y están particularmente estratificados dentro de la clase obrera), no cumplen los otros, por lo menos en Detroit, donde la vanguardia indiscutido (los "obreros avanzados") han sido los obreros negros, que prácticamente se insurreccionaron hace pocos años. Actualmente ocurre lo mismo con los obreros inmigrantes en la Renault francesa.

Mandel no tiene ninguna forma de salir de esta contradicción, y mezcla lo cuantitativo con lo cualitativo en forma inexplicable. Si la definición es cuantitativa, vanguardia son los obreros "más conscientes", los "más luchadores", los "más inteligentes" de la clase obrera. Vale decir, forman parte de una estructura (la clase obrera) donde se diferencian del resto de sus compañeros por ser "más" en algún sentido. Si la definición es cualitativa, es decir, los que "continúan el combate", los que "publican periódicos", los que "han alcanzado un primer nivel de organización", entonces la vanguardia se ubica en la superestructura. La contradicción es de hierro y no se puede salir de ella por mas que se quiera formular una definición diferente, confirmando así al marxismo en que hay sólo dos categorías, no tres.

Pero, entonces: ¿cómo definir a la vanguardia? Si lo quisiéramos hacer con ayuda de la lógica dialéctica, diríamos que la vanguardia es un fenómeno, no un existente (un ser), es decir que, a diferencia de las clases y superestructuras, no tiene una existencia permanente durante toda una época. Los sectores que en la lucha están al frente, son la vanguardia. Es un término relativo; su mismo nombre indica que existe una retaguardia. En un sentido general, el partido es vanguardia" de la clase obrera; la clase obrera es vanguardia de la sociedad toda. Si vamos a ejemplos concretos, en Francia en 1936 el movimiento obrero fue la vanguardia, pero en 1968 lo fue el movimiento estudiantil. En Argentina, desde 1955 hasta 1966 lo fueron los obreros metalúrgicos, en 1968 los estudiantes, a partir de 1969 los obreros de la industria automotriz. En Perú, bajo la dirección de Hugo Blanco, fueron vanguardia los campesinos; durante la presidencia de Velasco Alvarado lo fueron los docentes.

No es casual que Germain, contradiciendo en cierto modo sus Propias definiciones, se refiera sólo a la vanguardia obrera, porque allí es donde se hace más evidente que ésta no se define por "estratificaciones", ni por niveles de conciencia y de organización, sino por el papel que cumple en una determinada lucha. El carácter de "fenómeno" además, puede manifestarse dentro de una misma lucha: en el Cordobazo el papel más avanzado lo cumplió al comienzo el estudiantado, luego el movimiento obrero y el gremio automotriz En las luchas del proletariado francés después de la Revolución Rusa, hubo una vanguardia como Thorez y Marty que luego, en 1936, se hallaba a la retaguardia. Podríamos decir que cada ascenso o lucha tiene su vanguardia: existió la de los IWW o la del PS norteamericano y también la que dirigió las luchas de la CIO; de la primera surge un Cannon, de la segunda un Farrell Dobs; de la estudiantil del 68 de la que ya hablamos, son Krivine, Dutschke y Cohn Bendit; de las nacionalidades oprimidas, Malcolm X.

Recapitulando, podemos decir que la vanguardia es propia de cada lucha; que en una misma lucha diferentes grupos pueden alternarse en ese papel; que un sector que hoy es vanguardia mañana no sólo puede dejar de serlo, sino que hasta puede convertirse en retaguardia. El destino de las vanguardias es ser absorbidas por la clase o ser asimiladas por la superestructura. Por ejemplo, si alguna de ellas hace permanente su actividad, creando una ideología y construyendo una- organización. Pasa a formar parte de la superestructura. A veces son absorbidas por algunos de los partidos u organizaciones de masas existentes. Thorez se hace stalinista, Reuther burócrata (igual que Lechín en Bolivia o Vandor en la Argentina); Cohn Bendit dedica al cine y Krivine a construir el partido trotskista en Francia. Otros grandes sectores de la vanguardia, al abandonar la lucha, vuelven a confundirse con su clase, con lo cual siguen en la estructura.     

El esquema de Germain, que intenta aprisionar a la vanguardia en una "categoría", en lugar de definirla, hace que se pierda para nuestra comprensión. Al ignorar, los aspectos desigualmente desarrollados que se combinan para dar lugar a este fenómeno, revisa completamente el materialismo histórico. Pero éste no es el único defecto de su invento.

¿Dónde entran las organizaciones reformistas?

Germain no lo sabe. Y, efectivamente, este es otro error y mucho más grave que el anterior. Parece que para Mandel y Germain las organizaciones stalinistas y socialdemócratas no tienen nada que ver con el partido revolucionario; es más, parece que no existen. Esto se debe a que Mandel-Germain cree que nuestra lucha fundamental es contra la falsa y atrasada conciencia de la clase obrera y las masas, lo cual es correcto sólo en un sentido general. Porque la falsa conciencia no está formada simplemente por las ideas incorrectas que tienen en su cabeza la gran mayoría de los individuos miembros de la clase obrera o el movimiento de masas, sino que se expresa en instituciones fortísimas, objetivas, las grandes organizaciones reformistas. Ellas captan y organizan a los trabajadores, los educan en esa falsa conciencia, imprimen periódicos para propagandizarla, emplean métodos burocráticos y gangsteriles para defenderla. Nuestra lucha contra esas falsas conciencias no es una intervención quirúrgica ni una sesión de psicoanálisis para extraer de la mente de cada uno de los obreros las ideas equivocadas. Es una lucha a muerte contra las organizaciones que las sostienen, contra su ideología, contra sus métodos y, fundamentalmente, contra su política.

¿Podemos ignorar estas organizaciones en un esquema de la relación de nuestros partidos con el movimiento obrero y su vanguardia? ¿Existe realmente esa relación pura "partido-vanguardia-masas"? De ninguna manera; nuestra relación con la clase obrera es una relación de superestructura revolucionaria a estructura de clase. Y la vanguardia no es el único mediador, porque entre nosotros y la clase obrera están otras superestructuras, los partidos obreros, los sindicatos y otros organismos de clase, los cuales generalmente son reformistas y a veces ultraizquierdistas. Esto vale también para nuestra relación con el movimiento de masas. Por eso nuestros partidos no pueden darse una política para la clase obrera y para ganar a su vanguardia, sin darse una para los sindicatos, los partidos comunistas, los socialdemócratas, los comités de fábrica. No estamos diciendo solamente que no se puede ignorar a las organizaciones reformistas y burocráticas, si no que hay que destruirlas. Trotsky dijo: "La clase de por sí no es homogénea. Sus diferentes sectores adquieren conciencia por vías distintas y con ritmos distintos. La burguesía participa activamente en este proceso. Crea sus propios organismos dentro de los trabajadores o utiliza los ya existentes oponiendo unos sectores obreros a otros. En el seno del proletariado actúan diferentes partidos . [ 10 ]

Sus tendencias subjetivistas y fenomenológicas llevan a Mandel-Germain a olvidar que uno de nuestros principales objetivos, si no el principal, es barrer a las direcciones y partidos oportunistas de la dirección del movimiento obrero. Como no ve este obstáculo para el desarrollo de la conciencia de clase que son los partidos contrarrevolucionarios, descubre algo asombroso: que lo "que hoy estorba a la clase obrera" para "poder adquirir una conciencia política de clase" es, sobre todo, "la influencia constante del consumo y la mistificación ideológica de la pequeña burguesía y de la burguesía. Y es por eso que, para Mandel-Germain, "el proceso de abrir los ojos hacia la ciencia social crítica puede jugar un verdadero papel revolucionario en el nuevo despertar de la conciencia de clase entre las masas [ 11 ].

¿Así que ahora nuestra lucha principal es contra "la influencia constante del consumo y la mistificación ideológica de la pequeña burguesía" y debemos abandonar la que siempre hemos sostenido contra las direcciones traidoras y reformistas del movimiento de masas? ¿Así que ésta es la mejor manera de que las masas logren una conciencia de clase? Nosotros, arqueotrotskistas, vamos a seguir en la misma, pero además, para combatir a esas direcciones, en lugar de abrir más los ojos "hacia la ciencia social crítica", vamos a usar una política, la trotskista, contra la stalinista y la socialdemócrata.

La verdadera relación entre acción, experiencia y conciencia

Del esquema mandeliano según el cual las masas, la vanguardia y el partido, recorren diferentes y difíciles caminos para llegar a la conciencia, a la acción o a la experiencia, ya hemos eliminado a la vanguardia, dado que por tratarse de un fenómeno su desarrollo no puede seguir ninguna secuencia previsible. Sólo faltaría agregar que, mientras cumple su papel de vanguardia, cualquier sector sigue en ese momento las mismas leyes de desarrollo que el propio movimiento de masas y el partido, aunque en forma contradictoria. Para los marxistas, "lo espontáneo es la forma embrionaria de lo consciente. Es decir que acción, experiencia y conciencia son partes de una totalidad que se da en todos los niveles, desde el partido hasta las masas. El elemento determinante de esa totalidad son las acciones del movimiento de masas.

No vemos por ningún lado esa acción sin conciencia que le atribuye Mandel a la clase obrera y a las masas. Al contrario, creemos que no existe ninguna acción sin conciencia previa. El régimen capitalista e imperialista, con sus infamias, provoca cambios en la conciencia de las masas (odio, rechazo, indignación, etcétera), que son previos a toda acción. Si existiera una secuencia podríamos decir que es la siguiente: la realidad objetiva de la sociedad burguesa hace impacto en la conciencia de las masas y esto provoca sus acciones. Pero esa realidad objetiva impacta a través de una experiencia, la. de sufrir la explotación. Por ejemplo: el patrón explota al obrero (realidad objetiva del régimen capitalista); éste sufre la explotación (hace la experiencia de ser explotado); siente deseos de cambiar su situación (llega a la conciencia de que debe luchar contra el patrón); se lanza a la lucha (pasa a la acción).

De todos modos, esta secuencia no es más que un esquema porque el obrero contemporáneo, por ejemplo, antes de salir a la lucha, va al sindicato; es decir que su experiencia no parte de cero, puesto que se apoya en la de camadas anteriores de obreros y no necesita ni repetir exactamente la de ellos ni reinventar el sindicato ante cada lucha. Ya sabe hasta cierto grado lo que es una huelga, una ocupación, una manifestación, un petitorio y es consciente de esa experiencia.

Mandel podría decirnos ahora que la clase obrera no aprende más que por sus acciones. Esto es cierto, pero no contradice lo anterior; no quiere decir que la clase obrera efectúe acciones sin conciencia. Las acciones del movimiento de masas encadenan distintos niveles de conciencia y experiencia, hacen que cada una tenga siempre como punto de partida un determinado nivel, que desembocará en otro superior, el cual -a su vez- será punto de partida de nuevas acciones.

Dentro de la conciencia de la clase obrera y las masas explotadas, hay una lucha entre concepciones falsas y verdaderas. Por ejemplo, un obrero socialdemócrata que odia al fascismo, lo considera su peor enemigo y quiere la unidad obrera para luchar contra él, pero, al mismo tiempo, confía en su dirección burocrática y reformista. Respecto al fascismo tiene una conciencia verdadera; respecto a su dirección, y por consiguiente a la forma de luchar contra el enemigo, una falsa. Aquí, como en todo conocimiento, el papel de la práctica es decisivo. Sólo la práctica puede afirmarlo en su conciencia de clase o atacarle su falsa conciencia; sólo la práctica podrá permitirle superar lo falso y afirmar lo verdadero, para llegar a un nuevo nivel de conciencia, que- tendrá nuevas contradicciones siempre superables a través de nuevas acciones. Pero decir que la práctica es el factor determinante en el camino hacia la conciencia de clase, no quiere decir que el camino comience por allí.

Mandel podría insistir en que, de todos modos, estamos de acuerdo con él en que la acción es la única que lleva a la conciencia de clase y que, por lo tanto, respecto a este punto no tenemos diferencias. No es cierto- tenemos dos y fundamentales. La primera es que Mandel habla de un nivel de conciencia desconocido y nosotros de la conciencia de clase, que todos sabemos lo que es. Para él, cada sector llega a un diferente nivel (por ejemplo, la vanguardia a una conciencia "empírica y pragmática") y sólo el partido revolucionario llega a la conciencia de clase (que para Mandel es científica y no política). La segunda diferencia es que para nosotros la conciencia de clase se logra justamente a través de un factor superestructuras, el partido revolucionario, y no a través de las meras acciones y experiencias del movimiento obrero.

Las masas no llegan automáticamente a la conciencia de clase, a la conciencia universal e histórica. Podríamos decir que el movimiento de masas se acerca a ella asintóticamente, es decir que en cada etapa está más cerca de ella, pero nunca la alcanza por sus propios medios. El partido es el único que puede hacer que esas dos líneas, cada vez más cerca una de la otra, dejen de ser asíntotas; que el movimiento de masas se confunda con la conciencia política de clase.

La concepción mandelista es la posición típica de los intelectuales anticonformistas existencialistas y fenomenólogos europeos de la posguerra, uno de cuyos clásicos exponentes es Sartre. Significa la negación del hombre y, en este caso, del carácter humano del movimiento de masas y de la clase obrera, porque el hombre se distingue de los animales por ser consciente, en distintos grados, de sus acciones.

El partido cumple con las mismas leyes que el movimiento de masas pero a un nivel cualitativamente superior. La conciencia del partido revolucionario no es más que la experiencia histórica del movimiento obrero y de masas. En vez de arrancar de una conciencia y experiencia parciales y limitadas, el partido arranca de la conciencia y experiencia históricas y universales. Para extraerlas, utiliza una serie de ciencias combinadas en una -el marxismo-, las eleva a conciencia histórica, universal y abstracta, y la transforma en un programa, político marxista.

¿Conciencia científica o política?

Para Mandel, "la categoría de partido revolucionario surge del hecho de que el socialismo marxista es una ciencia, que, en último análisis, puede ser asimilada completamente sólo en forma individual y no de manera colectiva [ 12 ]. Y esto es así porque "El marxismo constituye la culminación (. . . ) de por lo menos tres ciencias sociales: la filosofía clásica alemana, la economía política clásica, y la ciencia política francesa clásica (el socialismo y la historiografía franceses) [ 13 ] y "su asimilación presupone, por lo menos, un entendimiento de la dialéctica materialista, del materialismo histórico, de la teoría económica marxista y la historia crítica de las revoluciones y del movimiento obrero modernos [ 14 ].

Esto quiere decir que elevarse a la conciencia de clase es llegar a la comprensión teórica, científica y global del marxismo como ciencia; manejar la dialéctica, la sociología, la economía y la historia marxistas. Por eso sólo puede ser asimilada en "forma individual y no colectiva"; es decir, por eso sólo una ínfima minoría científica puede llegar a ella. Es la concepción más derrotista que nos podamos imaginar; es en realidad una tarea imposible de cumplir para el movimiento obrero. Si pretendemos expulsar de la conciencia de los trabajadores toda la basura ideológica acumulada por la burguesía y la burocracia, y reemplazarla por la "ciencia marxista" (la "ciencia social crítica") no debemos construir un partido, sino pedirle al imperialismo que nos subvencione una universidad con capacidad para cientos de millones de trabajadores de todo el mundo, con becas para que todos puedan concurrir. Como Mandel ve que esto es imposible, se conforma con decir que sólo una pequeña minoría de individuos puede elevarse a la conciencia de clase.

Esto le crea el problema de qué hacer con esas masas que son incapaces de adquirir la conciencia de clase. Mandel-Germain "resuelven" este problema liquidando al partido como partido político revolucionario y dando gran importancia, en su lugar, a un sector social específico, la "intelectualidad técnica". Ella tendría, según Germain, "la posibilidad de su participación masiva dentro del proceso revolucionario y en la reorganización de la sociedad", que llevará a "los estratos desesperados y críticos de la clase obrera lo que ellos no pueden llevar a cabo, debido al estado fragmentado de su, conciencia: el conocimiento científico y la conciencia que les posibilitará reconocer la verdadera faz de la escandalosamente velada explotación, y de la opresión disfrazada a que son sometidos". Es decir que esta intelectualidad, que se vuelve revolucionaria como sector social, no como parte de la militancia del partido, tiene en sus manos la tarea de despertar la conciencia de clase. Y la principal tarea del partido revolucionario, puesto que la fundamental quedó en manos de la intelectualidad, será la de asesorar teóricamente a esa intelectualidad técnica, dándole cursos de "ciencia social crítica" mandeliana. Con lo cual el papel de esta "ciencia social crítica" es decretar la muerte del partido bolchevique. Con esto Mande 1, entre otras cosas, da argumentos a la acusación que permanentemente hace la burguesía al movimiento de masas revolucionario: que es una masa inconsciente arrastrada y engañada por un puñado de agitadores que ocultan sus fines políticos.

Para Mandel, la clase obrera no puede reproducir en forma masiva ningún conocimiento y esto equivale a decir que la sociedad en su conjunto no avanza en el conocimiento. El cree que así como, sólo los individuos asimilan él socialismo científico, sólo los individuos son capaces de asimilar y reproducir los conocimientos acumulados por la humanidad desde la prehistoria hasta nuestros días. Lo que está haciendo Mandel es confundir la parte concreta de los conocimientos (es decir, los resultados) con su elaboración. Pero la sociedad (o la clase obrera o cualquier otro sector de ella) avanza incorporando los resultados científicos, no los métodos de investigación que llevaron a esos resultados. Negar esto sería lo mismo que decir que un individuo que no ha estudiado medicina y farmacopea no sabrá utilizar la aspirina. Sin embargo, hace muchos años que la humanidad hace uso de la aspirina para quitarse el dolor de cabeza con buenos resultados.

Lo que hace Mandel es elaborar dos tipos de conciencia: la de la vanguardia, que es "empírica" y "pragmática" y la conciencia de clase que es "científica global", o sea la de la "comprensión teórica". Esto significa que la conciencia política, el programa, no existen en esta moderna fenomenología de la clase obrera. Para Mandel el hecho de que el obrero esté o no de acuerdo con el programa del partido revolucionario, no tiene nada que ver con su nivel de conciencia; no significa que se haya elevado a la conciencia de clase. Para Trotsky, en cambio, "no se pueden formular los intereses de clase de otro modo que por medio de un programa, como tampoco se puede defender un programa de otro modo que creando un partido.

"La clase, tomada en sí, no es más que terreno para la explotación. El rol del proletariado comienza en el momento en que de clase social en sí, deviene clase política para sí. Esto sólo puede lograrse por medio de un partido. El partido es esa herramienta histórica con la que la clase adquiere su conciencia...

"El desarrollo de la conciencia de clase, es decir, la construcción de un partido revolucionario que arrastre tras de sí al proletariado, es un proceso complicado y contradictorio". [ 15 ]

Como vemos, para "Trotsky "el desarrollo de la conciencia de clase" es un proceso objetivo.

La categoría de partido revolucionario surge del hecho de que el marxismo, como partido, es un programa. Imaginemos un supuesto partido integrado por grandes intelectuales que manejan a la perfección los aspectos científicos del marxismo, pero no se preocupen por formular un programa político, ni por trabajar con 61 sobre el movimiento de masas. ¿Es ése un partido revolucionario? No. Un partido revolucionario es, evidentemente, aquél en el cual algunos compañeros entienden a fondo el marxismo y colaboran con la inmensa mayoría de trabajadores que militan en él, para formular un programa político correcto y llevarlo a la práctica.

Entre el programa del partido y la ciencia marxista hay una relación dialéctica: sin teoría (ciencia) marxista no se puede elaborar un programa revolucionario. También hay una relación dialéctica entre ese programa y las acciones de las masas: si no parte de las acciones de las masas, el programa no puede ser revolucionario. Y también hay una relación dialéctica con la actividad del partido: sin un partido que lo lleve a la práctica ningún programa es, por sí mismo, revolucionario. Todos estos elementos confluyen para lograr esa realidad concreta que es el partido revolucionario con su programa. Y este partido es "el más alto grado de desarrollo de la conciencia de clase proletaria", como diría Mandel. Por eso décimos que Mandel, al magnificar una parte esencial del partido revolucionario, la ciencia marxista, cae en una desviación cientificista intelectual acerca del papel del partido y de la conciencia de clase. La conciencia de clase es la transformación de la "clase social en sí, en "clase política para sí" según Trotsky. Para Mandel, siguiendo su razonamiento, la conciencia de clase debería ser la transformación de la clase obrera en conciencia científica y no en conciencia política, como para Trotsky. Y esto es una barbaridad. Es suficiente con que sectores masivos de la clase obrera apoyen políticamente al partido marxista para que se hayan elevado a la conciencia de clase. Es suficiente con que individuos o sectores de la clase se incorporen al partido y acepten su programa y estatutos, para que sean la máxima expresión de la conciencia de clase. Esto es así aunque las masas que apoyan políticamente al partido y los individuos 0 sectores que se incorporan a él aceptando sus estatutos y programa, no sepan ni una sola palabra de filosofía, economía o sociología marxista, es decir que no hayan asimilado "completamente" al marxismo como "ciencia". Este fue el criterio clásico de Lenin y Trotsky. Como vemos, mucho menos exigente que el de Mandel.

La conciencia de clase significa que los obreros sepan que la sociedad sufre un cáncer, el régimen capitalista e imperialista, y que el único remedio" para ese cáncer es nuestro programa y nuestro partido. Este conocimiento, como lo señalaba Trotsky, puede y debe ser adquirido en forma masiva y no individual por el movimiento obrero y de masas. Y el movimiento obrero y de masas adquiere este conocimiento confrontando en el transcurso de sus acciones las diferentes políticas que le plantean los distintos partidos que existen en su seno. Si existe un partido revolucionario que da la política correcta (es decir, la que responde a los intereses históricos e inmediatos de la clase obrera) en cada una de las luchas, el movimiento obrero y de masas lo reconocerá como su Partido Y se habrá elevado a la conciencia política de clase. Si este partido no existe, no podrá hacerlo. El papel de marxismo "como ciencia" es transformar los intereses históricos e inmediatos de la clase obrera en un programa de movilización, vale decir en una respuesta política para cada lucha real del movimiento de masas, que tienda a elevar esa 1ucha hacia la toma del poder. Y de esta manera ganar a. las masas para nuestro programa y nuestro partido, liquidando a sus direcciones traidoras y oportunistas.


Notas:


[ 1 ] Estas son algunas de las citas taxativas:

"La opción prioritaria de conquistar la hegemonía política en el seno de la nueva vanguardia masiva. . . " en La construcción de los partidos revolucionarios en la Europa capitalista, ob. cit. , p. 16.

". . . la tarea central para los marxistas revolucionarios en la etapa abierta en 1967-68 consiste en conquistar la hegemonía en el seno de la nueva vanguardia con carácter de masas, a fin de construir organizaciones revolucionarias cualitativamente más poderosas que las de la precedente etapa, así como en pasar del estadio de grupos revolucionarios de propaganda al estadio de organizaciones políticas revolucionarias en vías de implantación en el proletariado, " (ldem, p. 15).

[ 2 ] ”. . . la organización de campañas políticas nacionales, elegidas cuidadosamente, coincidiendo con las inquietudes (necesidades) de la vanguardia, sin ir en sentido contrario a las luchas de las masas, y demostrando una capacidad de iniciativa eficaz, aunque sea modesta, por parte de nuestras secciones". (Idem, pp. 42-43).

[ 3 ] centralizar sus fuerzas a nivel regional y nacional con el propósito de romper el muro de silencio y de indiferencia que rodea a determinadas luchas obreras ejemplares y "salvajes" y comenzar acciones solidarias". (Idem, p. 43).

[ 4 ] ". . . la orientación fundamental de los trotskistas europeos debe ser la de implantarse en la clase trabajadora, usar el peso de la vanguardia de masas para modificar la relación de fuerzas entre la burocracia y los trabajadores avanzados de los sindicatos, fábricas, oficinas y en la calle, así como concentrar su propaganda y, cuando esto sea posible, su agitación en la preparación de estos trabajadores avanzados para la aparición de los, comités de fábrica, de los órganos de poder dual, a la altura de la próxima ola de luchas generalizadas de masas, huelgas masivas y huelgas con ocupación de fábricas" (Germain, Ernest; "En defensa del leninismo, ¡en defensa de la IV Internacional", ob. cit. , p. 113).

5 ] "Ahora, en vez de decir que el propósito del partido es el de perfeccionar la conciencia política de clase de los obreros, la fórmula se vuelve mía precisa: la función de la vanguardia revolucionaria consiste en desarrollar la conciencia revolucionaria en la vanguardia de la clase trabajadora. " (Mandel, Ernest, La teoría leninista de la organización, Ediciones Combate, Pasto, s/f. , p. 40.

[ 6 ] "De acuerdo con el concepto leninista de la organización, no existe una vanguardia autoproclamada. Más bien, la vanguardia debe ganar su reconocimiento como vanguardia (o sea el derecho histórico de actuar como vanguardia) a través de sus intentos de establecer contacto con la parte avanzada de su clase y su verdadera lucha. " (Mandel, Ernest: La teoría leninista de la organización. Ediciones del Siglo, Buenos Aires, p. 15. ) Nótese que en estas últimas dos citas Mandel utiliza el término "vanguardia" corno equivalente de "partido" y de "la parte más avanzada de la clase obrera".

[ 7 ] Nos referimos al citado trabajo, La teoría leninista de la organización.

[ 8 ] Idem, p. 15.

[ 9 ] Idem, pp. 14 y 19

[ 10 ] Trotsky, León: "El ultimatismo burocrático", en La lucha contra el fascismo en Alemania, ob. cit.  Tomo I, p. 112. "

[ 11 ] Mandel, Ernest: La teoría leninista de la organización, ob. cit. , pp. 6061,

[ 12 ] Idem, p. 17.

[ 13 ] Idem.

[ 14 ] Idem.

[ 15 ] Trotsky, León: "El ultimatismo burocrático", en La lucha contra el fascismo en Alemania, ob. cit. , pp. 111 y 112.


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