Donostia-San Sebastián Deporte y aventura
Mírala bien, es una de las bahías más bellas de la tierra. Su visión ha deslumbrado a poetas, estadistas y reyes, y sigue admirando a quienes se paran a contemplarla.
Pero afortunadamente Donostia-San Sebastián es mucho más que su Bahía. Es una de las cuidades más modernas del País. Con los servicios de una gran urbe y la tranquilidad de tenerlo todo a mano. El trazado rectilíneo y horizontal de sus calles y el cuidado entorno medio ambiental que la rodea hacen de esta ciudad una referencia obligada para conocer.
En San Sebastián hay muchas opciones para elegir, un baño en la playa o, si la temporada así lo aconseja, en un moderno jacuzzi con vistas al mar en unas sensacionales instalaciones de talasoterapia ; ir de compras descubriendo ese gran escaparate de estilo y toque personal que es San Sebastián; disfrutar de las incontables posibilidades de aventura, deporte o espectáculo que esta maravillosa ciudad siempre ofrece: cine, jazz, hípica, golf, surf, ciclísmo, azar..., todas tienes su cita con San Sebastián.
El Hipódromo, que con una temporada larguísima de primavera, verano e invierno mantiene viva la afición. El veterano Festival de Jazz, que llena de color y sabor musical las noches de Julio.
La Clásica San Sebastián-San Sebastián, que reúne en agosto a los grandes ases del pedal. Y en septiembre, como cada año, vuelve a levantarse ese hermoso telón que es el Festival de Cine... Y así, mes tras mes, infatigablemente, San Sebastián traza la estela incomparable de ciudad donde perderse y donde vivir de forma diferente.
San Sebastián es la ciudad donde todo guarda una apacible proporción, su paisaje, sus calles y sus jardines, sus edificios... todo excepto la gastronomía. Porque no es lógico que de 62 estrellas Michelin repartidas por la geografía española, una sexta parte se encuentran en esta ciudad de 175.000 habitantes. Una genial desproporción que le ayudará a disfrutar aún más de esta hermosa ciudad.
Como también le ayudarán a disfrutar de unos días inolvidables las muestras de arte e historia que San Sebastián ha ido recopilando a lo largo de siglos: las Iglesias de San Vicente (s.XVI) y Santa María (s.XVIII); el Museo de San Telmo, antiguo convento de Santo Domingo, que conserva el claustro renacentista y la Iglesia de cruz latina en donde se pueden admirar los impresionantes lienzos de José Mª Sert; la Plaza de la Constitución, porticada, de cuya utilización como coso taurino aún conserva la numeración de los balcones.
O el Boulevard, zona ajardinada en el límite de la parte vieja.
De épocas más recientes, y en el corazon de la ciudad, la Catedral del Buen Pastor, de estilo neogótico (cuyo Organo tuvo la particularidad de haber sido el mayor de Europa en el momento de su instalación), que, junto al Centro Cultural Koldo Mitxelena y el Edificio de Correos, dos obras de principios de siglo, forma una concurrida zona peatonal.
Mirando al mar, San Sebastián ha visto levantar edificios singulares, como el Palacio y el Parque de Miramar. El actual Ayuntamiento, inaugurado como casino en 1897, y los jardines de Alderdi Eder. El Club Náutico, construido en 1920, es uno de los edifcios combre del Gatepac espacial. El palacio del Mar-Aquarium, museo oceanográfico y naval, inaugurado en 1928. El Peine de los Vientos, conjunto arquitectónico y escultórico de Luis Peña Ganchegui y Eduardo Chillida.
Tres puentes, de gran belleza y originalidad, unen las dos orillas del río Urumea en su misma desembocadura la mar:
El Puente del Kursaal, acusando en su estructura los acosos del
mar, destaca por el decorado que le proporcionan sus farolas esféricas.
El Puente de Santa Catalina, de 1877, de estilo neoclásico.
El Puente de María Cristina, inspirado en el parisino puente de Alejandro III con sus cuatro templetes de los extremos y los grupos escultóricos que los coronan.
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